CAPITULO 2 “ESTRELLAS”
Una luz blanca le dio de lleno en las pupilas despertándolo por completo de su letargo, por un momento se sintió terriblemente confundido trato de incorporarse pero su cuerpo no le respondía, lo sentía adormilado
- Señor Rukawa ¿Puede oírme? ¿Cómo se siente? – escucho primero como en un eco que se fue haciendo claro, se giro hacia donde provenía la voz, un hombre de bata blanca le miraba tranquilo, se dio cuenta entonces que se encontraba en una cama de hospital
- Doctor Marcos – le reconoció de inmediato
- Valla susto que nos has dado muchacho, sobre todo a la pobre Norma hubieras escuchado con que tono de desesperación me llamo diciendo que te habías desmallado en la cocina – le dijo mientras le tomaba la muñeca con cuidado para tomar su pulso – Te he revisado y estas bien solo fue un poco de anemia, seguro que no has estado comiendo bien de nuevo, parece que mis regaños no son efectivos con tigo …- pero Rukawa no lo escuchaba mas, en su mente una batalla incesante había comenzado, quería recordar como demonios había terminado en ese lugar pero por alguna razón estaba bloqueado - … tengo que atender una emergencia, la señorita July esta afuera esperando para verte, llama a la enfermera si necesitas algo – termino de decir el risueño Doctor mientras se retiraba tan apresurado que no noto la ausencia mental de Rukawa.
- Hola Kaede – poco después de que Marcos se retiro una mujer alta y esbelta de cabello castaño y mirada intensa cruzo la puerta, observo que el pelinegro no había ni siquiera notado su presencia, demasiado ensimismado en sus pensamientos, por lo que confirmo sus temores, se acerco cuidadosamente a la cama y con un suave movimiento poso su mano sobre el sedoso pelo negro.
- Kaede me lo ha dicho la señora Norma, tú conocías a ese joven ¿verdad? –
- ¿Eh? – la mente de Rukawa se despejo de golpe, un doloroso y cruel golpe, las palabras Hanamichi Sakuragi y suicidio se juntaron de pronto en su perturbada cabeza, se cubrió el rostro con ambas manos mientras se recargaba sobre sus rodillas flexionadas, un sentimiento de total angustia le invadía, pero habría de confirmar si eso no se trataba solo de una pesadilla.
- El esta … muerto verd.. – las palabras se le atoraron en la garganta
- Lo siento mucho mi niño, pero no puedo mentirte – le confirmo mentras unas gotas le resvalaban por las mejillas
El sintió morirse, no sabia como reaccionar cuando inconcientemente aun esperaba despertar del mal sueño, asi que lo hiso de la única manera que sabia hacerlo cuando se enteraba de una noticia como esa, con violencia.
- Largate – le dijo con frialdad a la chica
- Kaede por favor escúchame – le dijo con tristeza
- ¡No quiero oírte, no quiero oír a nadie! Lárgate¡– contesto alzando la voz
- No ganaras nada poniéndote así, déjame ayudarte – le suplico ella
Una bandeja con medicamentos salió volando de el estante junto a la cama golpeándola en un costado dejándola asustada y perpleja ante el comportamiento del pelinegro.
- ¡SOLO DESAPARESE DE MI VISTA! - los ojos azules se clavaron asesinos sobre July
- Me voy Kaede pero estaré fuera esperando que quieras hablar, soy tu manager pero sobre todo tu amiga y no puedo abandonarte en un momento como este – le dijo y salió de la habitación con una calma magistral.
El silencio cubrió la habitación pero en su mente la tormenta continuaba y el era incapaz de acallarla, durante las próximas horas el descargo de su rabia fue sobre dos enfermeras que habían tratado de limpiar las medicinas rotas y de llevarle la cena respectivamente, al final cuando la noche cubrió el cielo el por fin se quedo dormido completamente exhausto.
- Kaede, Kaede – alguien le llamaba pero ¿Quién?
- ¿Dónde estás? – pregunto por inercia
- Pero qué demonios dices zorro dormilón estoy aquí justo frente a ti –
- ¡Sakuragi! - el corazón le salto como loco – no te veo dime donde estas por favor- suplico desesperado al no poder divisarlo en esa oscuridad
- Valla que eres tonto zorro como no ves algo que está frente a ti, bueno tal vez no quieres verme somos enemigos después de todo –
- No, te equivocas, quiero verte, quiero verte, no sabes cómo te eh extrañado estos años – se encontraba cada vez más desesperado
- No es verdad este tiempo seguro ni te has acordado de mí, pero está bien, sabes yo si te he extrañado un montón sobre todo lo dormilón y pesado que eras jeje- su vos tenía un dejo de tristeza
- Sakuragi –
- Bueno solo vine a despedirme tengo que irme ya zorrito –
- ¿Qué, que dices? No te atrevas, no te atrevas, no me dejes ¡SAKURAGI! – manoteo en la obscuridad buscando su contacto pero sin éxito
- Adiós zorr… no adiós Kaede- alcanzo a escuchar como un susurro lejano
- ¡HANAMICHI! – despertó jadeante todavía con su nombre en su boca, sudado y exhausto se dejo caer en la almohada tratando de recuperar el aliento
Una vocecilla cuyas palabras no entendió le hiso erguirse nuevamente, en la puerta apenas entreabierta diviso una pequeña silueta de lo que seguro era un niño
- ¿Que quieres? Pregunto con desgano
- Te escuche gritar, estoy en la habitación de alado – se mostro por completo, no podía tener más de 6 años, el cabello castaño claro le cubría la frente, una piyama verde de lana y unas pantuflas sencillas lo cubrían mientras entre sus manos sostenía un conejo de peluche, no pidió permiso se acerco con rapidez a la cama del moreno – tenias una pesadilla ¿verdad? – pregunto mientras trataba de verlo en la alta cama
- No es de tu incumbencia, vuelve a tu habitación- le ordeno categórico pero el pequeño no se inmuto
- Yo también las tengo a veces, pero tengo un secreto para calmarme ¿quieres saber cuál es?-
Kaede se le quedo mirando, pensó en echarlo como había hecho con todos, pero cuando vio esa mirada inocente observándolo sin temor no pudo evitar recordar a alguien – si – dijo bajito mientras se hundía en su tristeza.
- Subo a la terraza sin que nadie se dé cuenta para mirar las estrellas, iba para allá ahora, así que puedes venir con migo si quieres –
No supo ni cómo pero cuando se dio cuenta ya era llevado del brazo por el pequeño con dirección a la terraza, en el sofá de la sala de espera vio completamente dormida a July, había cumplido su promesa de quedarse allí para esperarlo, no pudo evitar sentirse culpable. Cuando por fin llegaron se sentaron sobre una banca de metal sin respaldo y como dijo el niño contemplaron las estrellas por un buen rato en silencio.
- ¿Cuáles son tus favoritas? – pregunto el pequeño de pronto
- … supongo que esas más brillantes – le dijo solo por responder
- Pues las mías son las de color rojo, sabes, un amigo me dijo una vez que esas eran estrellas extintas ya hace cientos de años, pero su luz todavía nos llega, es increíble verdad –
El se quedo atónito, por alguna razón esas palabras le sonaron conocidas y lejanas
- Antes también eran tus favoritas, no, Kaede –
Rukawa se levanto de golpe, el sabia su nombre sin decírselo y además, además…
- Tomoe –
- Al fin me recuerdas, y yo que pensé que lo arias de inmediato -
- Esto no puede ser tu, estas…-
- Lo estoy sí, pero no soy un sueño ni una ilusión, estoy aquí contigo –le dijo observándolo con dulzura – Rukawa dime, ¿Amas a esa persona de nombre Hanamichi?-
El corazón se le rompió al escuchar su nombre, aquello era demasiado y ya no podía contenerse más, cayó de rodillas con el rostro cubierto de lagrimas, por primera vez en años estaba llorando otra ves
- Si lo amo pero él se ha ido, igual que tu, igual que todos a los que he querido – le dijo desesperado
El pequeño sonrió tranquilamente y se inclino también para verle el rostro
- No te preocupes estoy aquí para darte otra oportunidad, pero dependerá de ti como la uses –
- ¿Una oportunidad? – pregunto confundido
- Si una oportunidad para salvar tu amor, una oportunidad para salvar a Hanamichi Sakuragi -