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ciel phanthomhive in a little trouble por nofynoky

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Notas del capitulo:

las votaciones están cerradas!!! apenas pueda cambio este capi y de paso actualizo ^^

MATTA NE A TODAS!!! Y GRACIAS POR TODAS LAS QUE DEJARON SUS REVIEWS! DE VERDAD SON UN GRAN APORTEE! :D NOS VEMOS!

 

como lo prometido es deuda... aquí está el capi nuevamente editado... no es de lo más emocionante pero al menos no lo odiarán jajajajaja

continuaré la historia y recuerden que tendré un final alternativo!!! ^^

espero lo disfruten de todas formas!!!

NOTA: aquí está el capi alternativo que les prometí... a las que no son team Sebastian xD 

http://amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=76087

atte. Nofy Noky ^^

Conexión ilusoria

-          Aah!... – gritó Alois con un alarido de dolor mientras se llevaba las manos a la garganta y se dejaba caer de rodillas.

-          ¡No! ¡No otra vez…! – dijo Ciel entrando en desesperación al ver a Alois retorcerse en el suelo.

Ciel se acercó velozmente, no tenía idea de lo que le sucedía a Alois, pero estaba seguro de que tenía que ver con ese estúpido demonio que tenía que haberse cruzado en sus vidas. Alois había comenzado a emanar una extraña luz amarilla y sin pensarlo dos veces, Ciel se lanzó de rodillas a su lado.

En el preciso instante en que lo tocó para darlo vuelta y poder ayudarlo, recibió algo parecido a una corriente eléctrica que lo recorrió desde la mano hasta cada extremidad de su cuerpo. A diferencia de los toques eléctricos que sentía cada vez que se rozaban, ésta sensación era desagradable y horrible. Las imágenes comenzaron a agolparse en su cabeza, sumergiéndolo en una especie de ilusión… eran recuerdos, recuerdos de Alois.

Al comienzo vio todas las veces que estuvieron juntos desde la primera vez que se conocieron, todo era una cámara rápida sin frenos. Las imágenes y los sonidos pasaban a toda velocidad, de vez en cuando se veía a sí mismo desde los ojos de Alois.

De pronto todo se detuvo en un momento, las cosas comenzaron a pasar lentamente, desde el momento en que le dio ese último beso antes de que se lo llevaran… vio la oscuridad, pudo sentir en carne propia el dolor que sentía Alois en esos momentos… claro que era una sensación mucho más amortiguada a lo que fue en realidad para el rubio… pero no dejaba de ser doloroso, precisamente ese pensamiento de sentir tan sólo una milésima parte de lo que fue era lo que más le estremecía, saber que por todo lo que él pasó fue mucho peor.

Sintió el miedo y la soledad recorrer cada una de sus venas al ver cómo su vida se le iba, más bien la de Alois, pero todo se sentía como si le estuviera sucediendo a él mismo.

De pronto todo se volvió oscuro y frío… conocía esa sensación… era el momento en que Alois había muerto, entonces… ¿cómo es que se encontraba vivo frente a sus ojos?  

De pronto se sintió abriendo los párpados lentamente… no, no era él, aún estaba dentro de los recuerdos de Alois y éstos continuaban. Estaba en un lugar oscuro y húmedo, el frío le carcomía cada hueso, sin embargo Alois no le ponía atención a eso.

Intentó moverse y unas cadenas lo tenían atado fuertemente, forcejeó hasta el punto de que sus muñecas y tobillos sangraron. Un demonio horrible apareció al poco rato, desesperadamente intentó soltarse nuevamente al ver cómo esa bestia se acercaba con malicia.

La tenue luz hacía que las sombras se alargaran y todo tomaba un aire aún más temible… Ciel conocía esa expresión en la cara del demonio, lo había vivido en carne propia… no quería creer lo que venía a continuación… una tortura interminable.

El monstruoso ser llevaba consigo un enorme y afilado cuchillo, el cual pasó lentamente sobre la piel de Alois que fue cortada con tanta facilidad que parecía tan frágil y delicada. Ciel simplemente no quería seguir observando, no tenía idea de cómo salir de esa pesadilla tan lívida de la cual Alois había sido el protagonista.

Un dolor agudo le atravesó de un extremo a otro, la tortura de Alois había comenzado… no bastaba con quemarlo con fierros al rojo vivo… ni con una serie de cortes por todo el cuerpo… si no que cada vez, al terminar con la tortura, lo remataba atravesando sus entrañas con una enorme espada… removiéndolo por dentro sin ninguna compasión. ¿Para qué hacía aquello? Al parecer su intención era que lo viera.

Podía escuchar los alaridos de dolor, sentir la desesperación que cada vez iba en aumento, su cuerpo al completo estaba cubierto por sudor, podía sentir la muerte inminente para volver a despertar nuevamente en la misma pesadilla interminable.

Ciel ya no podía seguir con eso, o perdería la razón de un momento a otro, la infinita tortura se repetía una y otra vez, con métodos cada vez más siniestros que los anteriores… ahora lo comprendía, Alois había sido revivido y asesinado cuantas veces se le antojó a aquél demonio… únicamente para torturarlo una y otra vez hasta la muerte.

Al fin la terrible pesadilla terminó y Ciel fue liberado jadeante de los recuerdos del rubio, no aguantó ni un segundo y apenas volvió en sí, se inclinó a un lado y vomitó todo lo que tenía. Ya iban dos veces en su vida en que vomitaba por presenciar algo tan impactante, pero aquello no tenía comparación… incluso había podido sentir la milésima parte de la tortura de Alois y aun así creía haber salido del mismo infierno.

¿Cómo Alois podía ser tan fuerte? No se explicaba cómo es que podía pasar por todo ello una y otra vez y luego actuar como si nada hubiese pasado frente a él.

Una vez recuperado se volvió hacia Alois que tenía los ojos apretados por el dolor.

-          Es… es Claude… el contrato se ha… roto. – intentaba explicar con mucha dificultad el rubio, apenas si podía pronunciar las palabras, sin embargo Alois las comprendió. Habían matado a Claude y lo que probablemente estaba sintiendo Alois era el sello rompiéndose.

Se sentía completamente inútil, no tenía idea de qué hacer… Alois se removía intentando reprimir los gritos, era consciente de cómo estaba Ciel y no quería empeorar las cosas. Un hilo de sangre le corrió por entre los labios apretados, el contrato le estaba haciendo pedazos la lengua y no podía hacer nada.

Ciel no podía resignarse a que todo aquello estuviera sucediendo… Alois, siempre era él quien salía sufriendo… realmente ya no le parecía algo real, su vida se había vuelto un completo caos…

El ambiente era muy tenso, Alois llevaba un rato con ese dolor que no disminuía y Ciel no hacía más que observarle impotente, no quería volver a tocar a Alois por miedo a volver a compartir esos horribles recuerdos.

Se sentó a su lado, abrazándose las piernas con sus brazos, era todo lo que podía hacer. Intentó concentrarse en sus pensamientos para poder distraerse un poco, al mismo tiempo no quería encontrarse a solas con su mente… no quería recordar el momento en que se llevaron a Alois, ni el momento en que le dijo la verdad de lo que había hecho… ni mucho menos quería verlo sufrir.

¿En qué momento de su vida todo se había vuelto tan melodramático y tan lleno de problemas? Tal vez siempre había sido así, desde la muerte de sus padres y la suya propia… pero quizás estos sucesos le afectaban más que los otros… ¿de qué demonios estaba hablando? ¡Le afectaban mil veces más!

Todos esos pensamientos lo llevaron a uno en especial… Alois había muerto, de hecho había muerto una y otra vez con ese demonio que no le dejaba respiro alguno. Estaba seguro de que volver a la vida tenía su precio y aquél demonio monstruoso no era lo suficientemente amable como para darle siquiera un precio razonable… seguramente todo era parte de su estúpido juego.

De pronto Ciel salió de su propio ensimismamiento, Alois se estaba levantando, pero parecía diferente, sus movimientos no eran fluidos ni demasiado naturales… parecía estar debatiendo consigo mismo en un tira y afloja.

Ciel hizo lo mismo que el otro mirándolo con desconfianza.

-          ¿Alois? ¿Qué sucede?

-          Ciel… corre – fue una forzosa respuesta por parte del rubio… ¿correr? ¿Por qué haría eso? Recién había llegado corriendo y ahora que estaba con Alois éste le pedía lo mismo. – corre antes de que no pueda detenerlo.

-          ¡¿de qué… estás hablando?! – casi le gritó, no quería ninguna sorpresa más.

-          Él puede controlarme… y está enfadado. – le dijo Alois volviéndose forzosamente.

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Sebastian y Hannah caminaban bastante rápido, ellos dos habían ido juntos a buscar a Ciel por un lado del bosque y por el lado contrario habían ido los trillizos. Al demonio se le hacía imposible detectar a su amo y deberían buscarlo a pie.

Hannah iba delante del demonio, la había visto luchar y había escuchado todas las escalofriantes historias acerca de ella. No podía creer que la demonio frente a sus ojos fuera la misma maldita y despiadada de la que todos sabían… se decía que unos simples humanos habían logrado cambiarla, ése era el motivo por el cual todos creían que se había degradado…  que había caído en un pozo sin fondo, del que jamás saldría.

Esos humanos habían sido su perdición… una sonrisa curvó sus labios al sentirse identificado, Ciel era su propia perdición… y no le importaba en lo más mínimo.

Se habían visto una que otra vez anteriormente, no obstante nunca habían hablado, desde que había escuchado acerca de la decaída de ella… le había tenido compasión, se había caído desde el pedestal más alto hasta el fondo de la jerarquía, pero ahora lo comprendía. A Sebastian no le importaría caer más bajo que cualquier perro rastrero del mundo, siempre y cuando su bochan estuviera bien.

Hannah era fuerte, poderosa y poseía una belleza bastante peculiar… ella había sido el ejemplo de todos los otros demonios por años… sin embargo dejó todo para cuidar del conde Trancy.

La veía caminar frente a sus ojos y no podía evitar pensar en lo importante que era Alois para ella y sin embargo estaba muerto… él no podría siquiera concebir un mundo sin su bochan. Caminó con paso más decidido, debía encontrarlo lo antes posible.

La ansiedad por rencontrarse nuevamente con su joven amo hacía que se pusiera demasiado nervioso, nunca se había percatado de ello… pero desde que lo conoció, desde todos esos años que se habían conocido, nunca se separaba de su lado.

La rabia le recorrió el cuerpo, ¡¿cómo ese asqueroso demonio se atrevía a separarlo de su amo?! Sebastian jugueteaba con sus manos sin saber nada de nada, por primera vez el demonio no tenía idea de qué hacer… la espera por verlo le estaba afectando en todos los sentidos…

Sólo había un ser en el mundo capaz de hacerle sentir aquello y su nombre era Ciel Phanthomhive, el de ojos zafiro.

 Hannah se detuvo y en seguida se agachó a mirar unas marcas en el suelo… él también podía reconocerlas, eran de perros… no de cualquier tipo, eran bestias demonio. No suponían mucho riesgo para un demonio como ellos, pero los humanos eran bastante vulnerables.

Esos desagradables caninos no eran muy fuertes, sin embargo siempre andaban a las faldas de sus amos y obedecían en absolutamente todo, tenían la capacidad de controlar las mentes de los humanos… por eso odiaba tanto a esos animales… eran unos simples arrastrados y sin dignidad propia.

Sebastian se acercó hasta donde se encontraba Hannah para asegurarse de que esas huellas no eran de animales comunes y corrientes. En efecto… eran esos perros que tanto odiaba. Sin dudarlo ni un segundo se levantó de un salto y corrió a gran velocidad.

Sin poder creérselo recordó que su querido bochan no se encontraba ahí… y que estaba absolutamente solo en ese peligroso bosque, tanta tranquilidad no le había permitido asimilar lo que eso significaba.

Esas huellas le recordaron a la extraña habilidad de su amo para meterse en problemas y para ser secuestrado… no tenía idea de a donde se dirigía, sólo tenía claro que debía correr.

Porque nunca dejaría a su amo… así como sabía que jamás completaría el trato… lo había decidido hace ya bastantes años, además se le hacía imposible olvidar todos los momentos que había pasado con su joven bocchan. Y estaba decidido a hacerle olvidar al rubio a como dé lugar.

¿Cómo saber a quién le pertenecía realmente su corazón? Aquella duda lo embargó durante todo el camino… los sentimientos de su joven conde eran todo un enigma para él… y estaba seguro de que también lo eran para el mismo Ciel.

Tenía muy bien en claro que daría su inmortal vida por su querido Ciel… sus ojos zafiro y sus miradas altaneras… Estaba completamente vuelto loco por él y eso no era de demonios…

Pero… ¡¡al diablo con todo!! Nada en el mundo importaba más que Ciel… su humano. El único capaz de domar a un demonio como Sebastian.

Corrió a toda velocidad… hasta que lo encontró.

Tal como había predicho… su amo era un imán para los problemas.

Sebastian quedó impactado por un momento… Alois estaba vivo… y a punto de matar a su Ciel…

Notas finales:

ok... les gustó el cambio??? jajaja sé que no es mucho pero apenas pueda subiré el siguiente capi!!! y estoy segura de que ése estará más interesante :D

cualquier cosa que quieran... siempre responderé sus reviews!!! 

 ^^ pero DEJEN REVIEWS!  jajajajajaja

chau chau a todas ^^ las quiere y adora... Nofy Noky :D 


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