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Protectores Celestiales por Anle Ruma

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Notas del capitulo:

Aqui esta el siguiente capi.

Aqui veremos el rostro desconocido del padre de Joey, espero que les guste.

El fin de semana pasó.

En la cas de la familia Wheleer, el padre de Joey: Julián Wheleer se levantaba.

Miro el despertador, aun era temprano, pero no lograba dormir de nuevo, así que decidió levantarse y prepara el desayuno de su hijo.

Ya tenia casi tres semanas de haber de dejado de tomar y todo al encontrar una foto de el con Joey con solo meses de edad, junto a ellos un doctor.

Aquella fotografía tenia un escritura en la parte trasera, al leerla recordó el motivo por el cual comenzó a beber.

Desde ese día había estado en paz con su hijo e incluso había logrado un empleo sin que este lo supiera, por ese motivo era que había alimento para el desayuno de aquel día.

Termino de preparar el desayuno, pero aquella sensación de intranquilidad que le había nacido después de que su hijo llegara ocho días antes llorando y pidiendo refugio en sus brazos continuaba.

Miro el reloj ya era la hora de que su hijo se levantara y no llegara tarde a su trabajo, así que decidió llamarlo

—Joshep el desayuno esta listo, Joshep—mas no escucho ruido, cosa que lo intranquilizo, así subió a la habitación que hallo vacía—debe estar con su amigo Yugi, él dijo que estaría con el, esta con el y por eso no llego a casa anoche

Murmuro tratando de convencerse así mismo.

Así partió al trabajo donde ponía todo el empeño para poder ganar el dinero que necesitaba, mas también en su mente estaba el hecho de no saber de su hijo, tal vez llegaría tarde a casa y se disculparía por no avisarle, esos eran sus pensamientos, pero aquellos cambiaron al ser llamado ante su jefe

— ¿Me llamo?—interrogo mientras veía a unos policías con su patrón— ¿sucede algo?

—no te preocupes Julián, los oficiales vinieron hablar contigo.

—Fuimos a su casa y nos indicaron que en este lugar trabajaba, queríamos saber si reconoce esta mochila—exclamo mostrándola— ¿le es familiar?

—si es de mi hijo Joey

— ¿Dónde se encuentra?

—en la casa de un amigo suyo, señor

—bien, posiblemente alguien quiso jugarle una mala broma a su hijo robándole la mochila.

—Si, es posible—exclamo mientras tomaba la mochila…

 

Mientras en preparatoria de domino.

Las clases habían comenzado y todo el alumnado se hallaba en aquel salón, pero pasada la primera hora la ausencia de un alumno rubio, que era el entretenimiento debido a sus peleas con el CEO de Kaiba Corp. no había llegado, aunque en una época aquellas ausencias eran comunes, no evitaba ser preocupante para sus amigos. Más para los dueños de ojos azules y los dioses egipcios.

Aquellos jóvenes habían tomado la decisión de ir terminadas las clases a la casa de su amigo, para averiguar el porqué de su ausencia, mas dicho plan no se llevo a cabo gracias a la cantidad de tarea que se le había dejado para el día siguiente.

 

 

Julián Wheleer había terminado temprano su trabajo por lo cual había logrado salir horas antes, regreso a casa con la mochila de su hijo y se sentó en el sillón, solo esperaba que Joseph llegara pronto, la sensación de ansiedad, así como la preocupación lo estaban llevando a dieciséis años en el pasado.

—tres días, igual que aquella vez—murmuro a la nada

*****Flash Back***

Un hombre rubio escuchaba impactado la información que el director del hospital donde su esposa se había aliviado le daba.

Durante un extraño apagón, loa enfermera en turno se había llevado a su hijo recién nació, estaban haciendo todo lo posible para encontrarlos.

Tres días de angustia, tres días de miedo, tres días de no saber nada de su pequeño.

Pasado los tres días fueron llamados por el director, un hombre había encontrado al niño y a la enfermera, donde descubrieron que esta había recibido ordenes de un desconocido.

Durante los meses siguientes aquel suceso no pudo quedar en el olvido, hasta que se mudaron.

*****Fin Flash Back***

Salió de sus pensamientos, al escuchar el teléfono

—Residencia Wheleer… no, no se encuentra ¿Por qué?... ¿no llego a trabajar?....

Ya no escuchaba a aquel hombre que se decía jefe de Joey, en el restaurante.

Joey no había ido a trabajar aquel fin de semana ni tampoco se había presentado aquel día, soltó el auricular para subir las escaleras, todo estaba como lo había encontrado en la mañana.

Busco por todas partes, el dinero estaba en el lugar de siempre con aquella libreta donde Joey apuntaba sus gastos, así como su ahorro, la ropa estaba completa, solo faltaba el uniforme que se había llevado el viernes, el sistema de duelo en su lugar y en la baraja solo faltaban dos cartas: el dragón negro de ojos rojos y el mago del tiempo.

Reviso la cama ahí se hallaba una libreta que le servía a Joey para apuntar algunos contactos y pasajes de su vida, algo así como una agenda y un diario a la vez.

Abrió la libreta y al leer la última pagina, busco la dirección de Yugi.

—Tiene que estar con Yugi, tiene que estar ahí…

Exclamo mientras salía a la casa-tienda del mejor amigo de su hijo.

 

 

Yugi ya tenia una hora en su casa, realizando las tareas o eso intentaba ya que su mente estaba en otro lugar.

—Yugi ¿sucede algo?—interrogo un chico muy parecido a Yugi

— ¿eh? Nada Yami, no sucede nada—respondió este

—Yugi

Yami conocía muy bien a su protegido, como para saber que algo anda mal con el, así que mirando directamente Yugi, hablaría

—Estoy preocupado por Joey, no llego al colegio

—Tal vez se quedo dormido, sabes que le suele suceder, pero sé que algo te perturba ¿Qué es?

— ¿Recuerdas el miércoles que vino?—interrogo teniendo una respuesta afirmativa con la cabeza del Faraón— ¿no sentiste extraña su visita?

Yami se quedo en silencio recordando lo que había sucedido, así recordó que se había enfrentado a un duelo con su amigo, que hablaron de los viejos tiempos, pero tal vez lo que le extraño fue su despedida.

—parecía que se estaba despidiendo

—yo sentí lo mismo toda la semana pasada, ¿crees que Joey intentaría hacer algo extraño?

—No, Joey no es de esas personas, además tu lo escuchaste su relación con su padre estaba mejorando.

—soy un tonto por pensar así

—no, solo estas preocupado por tu amigo

Reino el silencio en aquella habitación, mientras que dos seres traslucidos también meditaban las acciones de aquel joven de ojos verdes.

 

Mientras aquella platica se daba, el padre de Joey llegaba a la tienda

—buenas tardes señor, soy Julián Wheleer, el padre de Joey, ¿se encuentra Yugi?

—claro, ahora lo llamo

El anciano camino a la puerta donde la mercancía, no había hecho preguntas, algo le decía que no era el momento, había visto ansiedad, preocupación y miedo en los ojos del hombre, eso solo podía significar una cosa: algo pasaba como el mejor amigo de su nieto.

Intentaba concentrarse en sus deberes, cuando su abuelo lo llamo, mencionando que el padre del dueño de ojos rojos lo llamaba, ante dicho suceso, ambos jóvenes bajaron.

Al llegar a la tienda vieron al hombre caminando como león enjaulado.

—buenas tardes señor Wheleer—llamo la atención del hombre

—Yugi ¿verdad?—exclamo teniendo un asentimiento como respuesta—Joey, ¿esta contigo?

—No señor, ha Joey no lo he visto desde viernes, dijo que tendría un fin de semana ajetreado con su trabajo en el restaurante, que por eso no lo veríamos

—No puede ser—murmuro, la esperanza que tenia se había esfumado

— ¿Sucede algo?—interrogo el anciano

—Joey me dijo que pasaría el fin de semana con ustedes, que no volvería hasta hoy en la tarde.

Después de aquellas palabras, la angustia que sentía aquel hombre se había contagiado a las demás personas.

Yugi llamo a sus amigos y así comenzaron a buscar a Joey por todas partes, ya entrada la noche se habían reunido para dar a conocer lo averiguado.

Nadie había visto a Joey, no fue hasta que Yami se hallo con una anciana que dijo que había visto al joven rubio que se había marchado con unos extraños y que parecía asustado.

Con esa información el padre de Joey no pudo evitar sentirse completamente devastado.

Dieciséis años, habían sido dieciséis años en los que había tenido aquel tesoro y que había desperdiciado por culpa del alcohol.

Después de aquella información los demás jóvenes se retiraron, quedando solo los habitantes de la casa-tienda y el padre del rubio. Por algunos minuto el silencio reino en aquella casa.

—Hay que avisarle a Serenety—exclamo Yami

—Yo lo hare—murmuro el hombre— ¿me permite?

—Claro, con confianza—respondió Solomon

—Bueno Serenety… si soy yo… me temo que si… si… cálmate pequeña, Joey desapareció… cálmate, estoy en la casa de Yugi Moto… bien entonces hasta mañana—exclamo mientras colgaba—llegaran mañana por la mañana ¿espero que no le moleste?

—Al contrario—exclamo el anciano mientras revisaba la correspondencia— Yugi es carta para ti, de Joey

Yugi tomo la carta, todos con la esperanza de obtener algo de información:

“Querido Yug:

No se cuando recibas esta carta, solo sé que para ese momento ya no estaré, no se si seguiré vivo o no, solo te puedo decir que voy a cumplir con un destino que me estaba preparado y que no conocía.

Haberte conocido fue lo mejor que me pudo haber pasado, gracias a eso supe lo que era la verdadera amistad, contigo y con Yami, viví aventuras que solo en la imaginación se pueden tener.

Gracias, gracias de corazón por  darme tu amistad.

Dile a Yami que le agradezco que me permitiera ser su amigo, a tu abuelo que lo quiero como si fuera mio, a Serenety que la quiero mucho, a mi mama también aunque nunca comprendí por que no me quería y a mi padre…

A mi papa dile que lo amo, que le agradezco estas tres semanas donde pude tener de nuevo mi refugio en sus brazos.

Te pediré un favor amigo, cuídalo mucho, por favor cuídalo mucho.

Gracias de nuevo, por todo.

Atte. Joey”

 — ¿Qué significa esto?—se pregunto el dueño del rompecabezas

—Yugi, llama a Mokuba, hay que hablar con el para que no ayude

 Dijo Yami mientras miraba la carta de duelo que se hallaba en el sobre, aquella carta era el mago del tiempo…

 

Mientras en una lujosa mansión se hallaba el dueño de los ojos azules, junto a su hermano mirando televisión.

Eran de los pocos momentos en los cuales podían distraerse, mas el mayor de los Kaiba, aquella distracción no servía, ya que se preguntaba por el perro.

Esta preocupado, pero mañana se le pasara

Había escuchado una voz, pero pensó que era su imaginación así miro el televisión, minutos después un sirviente entraba entregándole una carta

— ¿de quien es? Hermano—pregunto con curiosidad el niño

—que extraño, es de Wheleer

— ¿de Joey?

—si

— ¿Qué dice?

“Queridos Hermanos Kaiba:

Muy pocas personas pueden jactarse de conocer a los Kaiba y no que decir que son amigos.

Pero yo puedo gritar a los cuatro vientos, que soy amigo de ambos, si Kaiba aun que tu no lo quieras somos amigos.

Agradezco la amistad de ambos que muy  a su manera me dieron, les agradezco que me permitieran acompañarlos en sus aventuras.

Deben saber que los quiero, que ha sido un honor conocerlos y que espero que en su futuro haya mucha felicidad.

Cuídense mutuamente, por que solo ustedes se tienen, no peleen por tonterías y se llegan a decir palabras hirientes, procuren pedir perdón.

Gracias por todo, que la felicidad les llegue y colme por completo.

Por ultimo Seto Kaiba, te entrego mi tesoro mas preciado, cuídalo, protégelo, si alguien pregunta tu no lo tienes, si lo ven no sabes como llego a ti, pero, si e algún momento pone en peligro a Mokuba, destrúyelo.

Por favor.

Adiós.

Atte. Joey”

 

Ante la extrañeza de la carta, Mokuba reviso el sobre para hallarse una sorpresa, dentro del sobre se hallaba nada mas ni nada menos que la carta favorita de Joey: El dragón negro de ojos rojos.

 

 

Notas finales:

Aqui el capi espero que les guste.

Ahora, respecto a las actualizaciones, las hare todos los miercoles sin falta, me tienen castigada con un solo dia de internet.

Aclaraciones, dudas, sugerencias o demas son bien recividas.


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