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Protectores Celestiales por Anle Ruma

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Notas del capitulo:

Aqui esta otro capitulo, disculpen que sea corto, pero estoy corta de inspiracion y he tenidos algunos contratiempos.

Al día siguiente Julián Wheleer fue hasta Kaiba corp. Esperaba poder entrevistarse con el mayor de los hermanos, para preguntar directamente, por aquella carta.

Alguien en el cielo estaba de su parte, por que justo cuando pensaba pedir que lo anunciara, el menor de los Kaiba apareció

—Señor Wheleer

—Joven Kaiba

— ¿Qué hace aquí?

—Vine a ver a su hermano, tengo algo que preguntarle directamente a el

—Entiendo acompáñeme.

Así ambos subieron hasta la oficina de Seto.

 

Mientras Seto miraba la ventana, su ángel Shin había tenido que salir, por una extraña llamada que recibió, suspiro mientras miraba la ciudad. Había pasado por muchas cosas, que el hecho de ver a un ángel o varios ángeles, le indicaban que en verdad los duelos que había tenido apoyando a Yami, habían tenido frutos, ya creí todo esas estupideces de la magia, en este caso de ángeles.

La puerta de su despacho se abrió dejando ver a dos personas, una era su querido hermano Mokuba y detrás de él, el padre de su enemigo jurado

—Buenas tardes señor Kaiba, venia a preguntarle algo, si me lo permite

— ¿Qué desea saber?

—Pues, iré al grano, tiene a ojos rojos ¿verdad?

A ciencia cierta, no era una pregunta era un afirmación, cosa que sorprendió a los hermanos Kaiba

— ¿Por qué piensa eso?—cuestiono a la defensiva Seto

—Ayer que regrese a mi casa, descubrí que la habitación de Joey había sido saqueada, lo mas interesante es que no se llevaron nada de valor, el dinero estaba en su lugar, lo único que faltaba era la baraja de Joey y mi hijo me dijo que esa baraja no tenia valor, las únicas carta que tenían valor, eran el reloj ese y el dragón, ambos sabremos que el reloj, mejor conocido como el mago del tiempo lo tiene Yugi, pero no el dragón, no se por qué, pero creo, no estoy seguro que usted tiene ese dragón.

—Interesante deducción, pero no es así

— ¿Por qué mi hijo me mentiría?

— ¿Qué quiere decir?—intervino por primera vez Mokuba

—Durante esa semana, Joey, me dijo que Yugi había sido el primer dueño de tiempo, como él le llamaba, pero que nunca en su vida le regresaría a ojos rojos a su primer dueño, ya que no supo cuidarlo, pero que no había muchas opciones para el, estaba esa tal May, pero que no lograría contener, ni entender al dragón, así que la ultima opción era nada mas ni nada menos que el dueño de tres dragones blancos, en pocas palabras usted

—Supongamos que lo que dijo es cierto, ¿Qué quiere?

—Nada, si mi suposición es cierta, no quiero nada, solo que cumpla con lo que Joey pidió, estoy seguro que ojos rojos estaría mejor con usted que Yugi o conmigo.

Nadie dijo nada, pero el silencio era todo lo que el padre de Joey necesitaba, sabia que entre alguna de las extrañas peticiones era no mencionar quien tenia al dragón y ese joven frente a él, lo estaba haciendo.

Suspiro mientras miraba al joven observarlo detenidamente, aquel joven era guapo no lo podía negar, como tampoco el hecho de que su hijo lo amaba mas que a nada en el mundo y por eso sufría, por amarlo y no ser correspondido, sonrió con tristeza, su hijo prefería conformarse con “odiarlo” a dejar de hablarle, la semana de su desaparición fue un dolor terrible para su hijo ya que lo ignoraba.

—Bien he venido a sacarme la duda, ahora que lo he hecho me retiro

— ¿Le dieron permiso en su trabajo para entrar tarde?

—No, me despidieron ayer, solo por querer un días libre y poner en orden la situación de Joey, así que tendré que buscar un trabajo

— ¿En que trabajaba señor Wheleer?

—Computadoras, he tomado un pequeño curso, así que puedo defenderme, pero mis años como alcohólico, me impiden tener buenos trabajos, no me quejo yo me busque este destino, con permiso jóvenes.

Ambos jóvenes lo miraron partir, pero Seto meditaba las palabras y las acciones, ese hombre sabia que el tenia al dragón, pero lo protegería manteniéndose al margen de dicha información.

 

 

Mientras en aquellas áreas oscuras de Egipto un hombre esperaba ansioso la llegada de la baraja del joven Jono, ahí debería estar aquel dragón, al fin y al cabo el poder de aquel chico era lo suficiente como para tener bajo su poder varios monstruos poderosos.

Se recostó en su sillón esperando sentir la magia de los antiguos monstruos, pero algo sucedió, uno toquidos lo sacaron de sus pensamientos, al dar la  autorización. Se sorprendió al ver como sus dos fieles servidores llegaban.

— ¿Trajeron la baraja?—pregunto de forma tranquila, tal vez el joven había escondido su mayor tesoro

—Si señor—respondió uno de ellos, provocando desconcierto en la cara de Genezi—aquí esta

Genezi tomo la baraja y grande fue su sorpresa al encontrar que eran cartas, reviso la baraja y no había nada

Sin mediar palabras salió al calabozo donde Joey estaba y ahí, lo azoto a la pared

— ¿Dónde esta tu baraja?—pregunto furioso

—La… la tienes en la mano

—Imposible—murmuro—tu tienes un gran poder y resulta que tienes esta baraja tan mediocre, ¿Dónde esta ojos rojos?

—No lo se, no se donde esta, no quien lo tiene, me robaron la carta hace años

—Mientes Jono, si fuera así, no habrías tenido la ampolleta con sangre, te lo preguntare por ultima vez ¿Dónde esta ojos rojos?

—No-lo-se y aunque lo supiera nunca se lo diría, nunca obtendrán a ojos rojos

—Estas cavando tu propia rumba Jono, ¡dime donde esta ojos rojos!

— ¡NUNCA! Deberás matarme antes de que te donde esta ese dragón

—No me tientes Jono no me tientes

Joey se atrevió a escupirle en la cara, lo que provoco el enojo de Genezi, quien comenzó a torturar, golpeándolo, lanzándole extraños hechizos, que hacían al joven retorcerse de dolor, ma no grito, no mostraría en ningún momento debilidad, no supo por que pero en ese instante pensó en Seto y en que si salía con vida, cosa meramente imposible, le dirá sus sentimientos sin importar si este los correspondía o no.

Apretó sus labios para evitar gritar, se estaba lastimando, pero no permitiría que ese demonio le sacara algún quejido.

 

Lejos de las sombras de Egipto, en Japón, un chico se abrazaba, de pronto comenzó a sentir dolor.

*Seto ¿Qué pasa?*

—Me duele Shin, me duele

*¿Qué? ¿Qué te duele?*

—To…do…co…mo… si me…golpearan…

*Tranquilo, aquí estoy, tranquilo*

Dijo mientras lo abrazaba con ternura, tratando de mediar un poco el dolor que siente, pero al tenerlo entre sus brazos se da cuenta que el dolor no es físico, sino espiritual, algo le esta mandando una sensación de dolor a Seto, la pregunta que ronda en su mentes es

*¿Quién?

 

Notas finales:

Nos vemos la proxima semana, espero comentarios.


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