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Muñeca Rota por Fai_in_Slumberland

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Notas del capitulo:

¡aqui toi de vuelta! :D pa que no crean que no escribo nada, espero les guste como va todo esto...y bueno... ¡espero tener otro capítulo pronto! ¡es que estoy en plena uni y me cuesta un tanto escribir!

 

gracia spor todos los reviews, me animan a mejorar la historia :)

 

y muchas gracias nodita :) 

 

disfruten!. 

Capítulo II.

Veljko Novak

No supo con qué acopio logró llegar a la secundaria e incluso en plena clase de historia universal, el solo recordar esa noche hacía que su corazón se acelerara y sus manos temblaran como si estuviese desnudo en medio de un campo nevado. En ocasiones se encontraba así mismo taciturno reviviendo una y otra vez la escena de esa noche como un mal sueño que no dejaría de acecharle…

Estar escondido tras el árbol mientras el asesino se acercaba paso a paso y se escuchaba algo desenfundándose hizo que su corazón se desbocara ¿sería él la próxima víctima? Estuvo a punto de serlo de no ser por una pequeñísima ardilla que había salido en ese momento cerca de los arbustos donde se escondía. Tras ello el asesino hizo una pausa y chasqueó la lengua dándose la vuelta y Kielo, respiró igual que lo hace un nadador que se ahogaba al recibir una bocanada de aire. 

Su corazón latía con tal fuerza que le dolía pero sus ojos intentaban salir de sus cuencas para observar lo que estaba sucediendo tras ese sauce. Tragó saliva y con el cuerpo tembloroso se giró lentamente hasta asomar su rostro por detrás del tronco, observando con tanta fascinación como miedo.

A pesar de las copas frondosas de los árboles había una cantidad de luz considerable e incluso a su distancia podía divisar la silueta del asesino: parecía joven, incluso presumiría que era alguien de su edad pero encontraba ridícula su suposición ¿por qué un adolescente cometería tales crímenes? Parpadeó y asomó un poco más notando la espalda ancha y los brazos torneados cubiertos en un sweater oscuro y bajando su línea de visión más allá de la espina dorsal dio con sus glúteos y piernas. Tragó saliva. Era alguien atlético sin lugar a dudas.

Clavando sus uñas en el tronco y con una tensión que le hacía querer devolver su estómago continuó observando, ordenando mentalmente que el atacante girara el rostro para poder observarle pero lo siguiente que sucedió fue aún mejor. Se separó un poco del cadáver y camino alrededor de este hasta dar con el maletín de cierre negro, el cual abrió con cuidado de par en par, mostrando una cantidad considerable de herramientas que jamás había visto.

Pero Kielo ignoró las herramientas y sus ojos grises ascendieron hasta dar con el rostro el cual estaba cubierto por una mascarilla de tela. Maldijo en sus adentros por ello pero no le detuvo en su voyerismo, no, apenas comenzaba.

El asesino con la dedicación de una madre, levantó cuidadosamente la cabeza de la victima para colocar una tela debajo de esta, cubriendo el pasto para prever que cayesen residuos de lo siguiente que haría; buscó una especie de cepillo para barrer las impurezas del rostro y aplicar una delgada capa de polvillo sobre este. Aunque se detuvo por unos segundos para acariciar a su víctima con su mano enguantada, desde la mejilla hasta los labios y acercar levemente su rostro.

Dio un vuelco creyendo que tendría un infarto en cualquier segundo pero la morbosidad de la escena solo le hizo tensarse con expectación ¿estaba a punto de besar a un cadáver? No importaban las implicaciones morales, Kielo quería que lo hiciera pues observar el rostro del atacante parecía ser  la única cosa en la que podía pensar en esos momentos.

Como deseó, la máscara fue removida y un rostro que jamás atribuiría a un psicópata fue lo que se reveló: Su perfil era fuerte y de nariz algo prominente, pero agradable, similar a un emperador romano y con el cabello y ojos oscuros tenía cierto aire misterioso que le hacía verse sumamente atractivo. Kielo dejo de observar casi al mismo tiempo que el asesino había terminado el beso, entendiendo que algo ciertamente estaba mal consigo mismo al considerar el atractivo de alguien que besaba a un cadáver.

Miró los alrededores fugazmente y realizó lo estúpido que resultaba tener pudor en una situación como aquella, nadie le estaba viendo. Se giró nuevamente para observar con atención; notando ahora como el asesino reforzaba la capa de polvillo y colocaba una especie de máscara (o cajetilla a los ojos del albino) y esperaba unos segundos antes de separarla y colocarla en el maletín de cierre con sumo cuidado. Luego de ello Se inclinó sobre las herramientas y buscó un bisturí que pareció centellar como una estrella por unos microsegundos a la luz de la luna, con este comenzó a delinear con parsimonia el contorno del rostro hasta finalmente hundirlo en la piel creando un fino hilo de sangre que cayó en la tela antes colocada. Terminado su trabajo con sus dedos alzó un pedazo de la piel comenzando a retirarla, o eso parecía, Kielo no soportó seguir mirando o vomitaría.

Tembló detrás del sauce y cubrió sus labios con su mano ante el asco y el horror de lo que estuvo a punto de ver, lágrimas llenaron sus ojos por el miedo. Intentó tragar saliva y dejar de temblar o temía que pudiese encontrarle. Cerró los ojos intentando que el asco se desapareciera pero el ruido de plástico crujiendo le hizo salir de su ensimismamiento, en lo que pensaba sería la última vez volvió a asomarse solo para observar al asesino cargando en sus brazos el cadáver cubierto por una bolsa de plástico negra (¿o era la tela impermeable de hace rato?) Se colgó al hombro el cuerpo e inclinó levemente para tomar su maletín ahora cerrado.

Después de ello caminó adentrándose en el bosque haciendo que el sonido de sus pasos sobre el pasto y las hojas secas retumbaran en los oídos del albino escondido.

Sonido que prontamente no tardo en convertirse en el repiqueteo de campanillas para dar comienzo a la hora de descanso en su escuela secundaria…Kielo había revivido los sucesos de esa noche y las horas parecían haberse escapado como agua entre sus dedos.


-“Kielo, ¿te encuentras bien?”- Aurel Steinmeier había chasqueado sus dedos frente a él. Detrás de ellos Vered Dupont tenía un rostro de genuina preocupación.

Acostumbraba sentarse con sus compañeros bajo un enorme roble en el patio de la escuela, donde Vered solía colocar un mantel beige perfumado a rosas y Aurel traía toda clase de dulces europeos para compartir después de degustar la comida de la cafetería. Normalmente a Kielo le molestaba no tener nada que ofrecerle a dos betas ricos pero hoy sus pensamientos estaban tan desfasados que ignoró ese hecho y comió de forma mecánica sin quejarse.

-“has estado distraído todo el día, Kielo…”- continuó Aurel; un rubio de ojos claros con rostro demasiado agradable y redondeado a pesar de tener descendencia anglosajona y linaje de león–“¿sucedió algo?”

-“no…”- susurró levemente mirándoles de reojo, pero su tez pálida y ojerosa delataba su preocupación. Vered, un oso beta, que no debía pasar el metro sesenta y de cabello pelirrojo que a veces parecía ser rosa  le abrazó como si tuviese miedo de que se cayese.

-“estamos preocupados por ti, Kielo”

El aludido tragó saliva y les miró a ambos, meditabundo. ¿Debería decirles? ¿y qué posiblemente podrían hacer al respecto? Lo normal al presenciar un desollamiento humano sería correr a la estación de policía y explicar los hechos pero el caso había sido totalmente diferente para el hurón que en su lugar lo único que hizo fue regresar a casa y echarse en el sofá con la imagen de la piel del cadáver siendo desprendida poco a poco.

-“he dormido mal”- fue todo cuanto pudo decir borrando aquella imagen y esbozando la sonrisa sutil que le caracterizaba. Sus ojos fueron hasta un pastel de fresa que había traído Aurel –“¿podría comerlo?”

Sus dos amigos se miraron divertidos y asintieron. –“siempre rechazas nuestros dulces…”- comentó Aurel con simpleza, extendiendo la mano hasta un pastel de profiteroles, retirando la crema una cucharilla de plata de su juego de comedor portable, bastante bonito y con repujados de girasoles –“¿no hay dieta hoy?”

Hay que aclarar que la frase de Aurel había sido proferida porque Kielo constantemente rechazaba los dulces que llevaba para compartir y el albino no consumía alguno, no porque no le gustaran si no que consideraba más importante mantener la apariencia de que todas las cosas ostentosas que mostraban sus amigos le traían sin cuidado.

-“hoy tengo hambre, es todo…”- respondió Kielo con la misma simpleza y quitó la fresa con el tenedor: del juego de cubiertos ofrecido por la escuela claro está. Sonrió levemente divertido con la mención de dieta, el ya era delgado y aunque su vanidad no le permitiese estar pasado de peso era lo que menos le preocupaba en esos momentos. En realidad después de lo que había visto consideraba estúpidos todos los esfuerzos injustificados por mantener una apariencia espléndida ¿Para qué? Esa noche podrían toparse con un asesino que clavaría un fino bisturí en el rostro que tanto se habían preocupado por cuidar. Kielo distraído pensó en la victima: si su rostro fue retirado y el asesino no pudo contener sus deseos de besarle probablemente habría de tratarse de una mujer hermosa…

Una mujer muy hermosa, ¿Sería feliz? ¿Tendría una pareja? ¿Tendrá familiares angustiados preguntando por su desaparición? ¿Hijos llorando? ¿Quizás un amante escondido? ¿Qué hacía en la noche cerca de ese bosque? Había hoteles cerca y bien podría tratarse de una prostituta o una dama de alcurnia teniendo un amorío…Escenarios, miles de posibilidades pasaban por su mente como destellos mientras escuchaba las trivialidades de Dupont y Steinmeier. Tenía una mejor historia en sus manos que cualquier cosa que pudiesen contarle.

No tardo en despedirse de sus acompañantes pues la campana de inicio de clases había sonado y todos se retiraban a sus salones en sus respectivos horarios. Para él era química y lo que en algún momento le parecía asqueroso, ahora disecar una rana no sonaba tan mala idea después de una noche como esa.

Colocó su bata blanca de laboratorio y sus lentes como en trance y tomó asiento, mirando a su lado al compañero de clase que le acompañaría en esta ocasión por descarte. Al parecer el siempre resultaba ser la última opción del resto y cambiaba cada semana de “afortunado”. En esta ocasión era un alfa de Búho, con cabello azul grisáceo y ojos grandes, centellantes y amarillos. Kielo se sorprendió a si mismo observándole pues no negaría que era atractivo…

Pero al mirar su perfil no podía evitar recordar al asesino. Negó con la cabeza y cayó en cuenta que eran demasiado diferentes, siendo el asesino más apuesto claro está.

 -“¿estás bien?”

Escuchó a su lado y casi dio un salto por la sorpresa, asintió nervioso y continuó mirando en otra dirección en silencio, clavando sus ojos grises en los bisturíes que habían dejado para abrir a los anfibios.  Su compañero parecía no haber saciado su curiosidad con esa respuesta y continuó observándole esbozando una leve sonrisa divertida.

-“Pareces enamorado…”

Kielo tensó sus hombros y no respondió. Simplemente entornó sus ojos hasta él enviando una orden silenciosa de que guardara silencio. El chico sonrió muy levemente y tomó uno de los bisturíes y prestó atención a la explicación del profesor –“lo siento, media descendencia de guacamayo…”- no solo eso explicaba lo cotilla si no el porqué del cabello azul.

De cuenta nueva el hurón no respondió  mas al notarle realizar su tarea con tal calma y dedicación, fijó su atención en él. Su trabajo resultaba hipnótico; como la cuchilla se hundía justo encima del pecho y mostraba el pequeño corazón aún latiendo. Del anfibio, su mirada fue hasta las manos de dedos delgados de su acompañante, quien le notó de nuevo mirándole y solo atinó a sonreír de una manera que Kielo no supo interpretar.

-“pareces ser bueno en esto…”
- fue todo cuanto pudo decir el albino forzándose a no mirarlo y rebuscando sus apuntes para continuar con la clase.

-“tengo practica…”

Kielo se quedó paralizado y le miró. Mordió sus labios y se vio tentado a querer preguntar en qué practicaba pues a la distancia en que había presenciado ese asesinato  bien podría haberse confundido un poco con el perfil y por otro lado estaba convencido que se trataba de alguien de su edad con una contextura atlética parecida a la de ese chico.

-“Nykanen, Novak, si no han terminado les aconsejaría que no hablaran”

El hurón volvió a la realidad al darse cuenta que estaba pensando que un compañero de su clase podría ser un asesino ¿qué clase de ridiculeces eran aquellas? Y aunque el fuese el culpable ¿por qué le hablaba a alguien tan potencialmente peligroso? Estaba paranoico, era todo.  Suspiró cansado y continuó con la clase esperando ansioso la hora de salida por primera vez desde que empezó a estudiar en esa escuela.

Al tocar la campana se dirigió a su residencia, tomando un desvío cerca del bosque donde había presenciado todo. Con pasos lentos revisó el lugar y se sorprendió al no ver a la policía ¿si caminaba adentrándose al bosque vería al cadáver?  Se detuvo y dio la vuelta, era mejor que fuese a su residencia y no se arriesgara a buscar un cadáver desfigurado en medio del bosque.  Pero buscarlo no quería decir que dejaría de pensar en ello.  Una sonrisa comenzó a formarse en su rostro gradualmente mientras caminaba a su madriguera. La imagen que se formaba era perfecta: una familia feliz rota por la muerte de una amiga y esposa, niños llorando o mejor, huérfanos. Técnicamente sería mejor ser huérfano a tener la maravillosa familia que tenía…

Al abrir la puerta de su casa y dejar su abrigo, notó que su madre estaba en la sala tejiendo distraída y abrió sus ojos rojos como platos al notarle tan temprano. Se acomodó en su bata gris y no le dirigió palabra hasta pasados unos minutos –“Kielo, aún es temprano…”- comenzó con cuidado y le miró por encima de su hombro mientras el chico rebuscaba debajo del armario de las escaleras sus libros–“Quizás podrías…comprar pan…”

Kielo dejo de rebuscar y sacudió sus manos para acercarse a ella cruzado de brazos, esperando a que terminara de hablarle –“¿algo más?” – dijo en tono neutro y luego extendiendo su mano para esperar que le diese el dinero para los víveres

-“Queso estaría bien…”- dijo ella levantándose con pesadez buscando en su bolso el dinero no sin antes toser un par de veces –“si sobra bien puedes comerte algo dulce…” –depositó el dinero en su mano y miró con ojos cansados –“pero no le digas a…”

-“lo que menos quiero es decirle a Heino que logré comer algo decente hoy”- se dio la vuelta al tomar el dinero,  agarró su abrigo gris y bufanda blanca y rebuscó sus guantes en la mesa de la entrada pues el frío comenzaba a ser molesto. La mujer le miró en silencio y habló luego:

–“habrá una... un día de campo en la empresa ION”- comenzó y Kielo sonrió levemente, entendiendo el  porqué la condescendencia de su madre de dejarle comer algo dulce.

-“y hace falta que vayamos juntos como una familia unida y amorosa…”- completó terminando de colocar sus guantes –“después de todo hay que mantener la impecable reputación de trabajador honesto y padre adoptivo honorable con su pobre hijo becado…” -La mujer abrió sus labios intentando replicar pero Kielo salió con prisa prácticamente dando un portazo.

De a pasos agigantados fue hasta el pueblo. Era increíble pensar que una frase emitidas por Ilma de Nykanen hiciesen que todo su buen humor se viniese abajo. En su ofuscamiento olvidó lo del asesino y las maravillosas historias  y no supo cómo es que logro dar con la panadería donde compró lo que le pidieron sumado a un pan de frutas dulce que se dedicó a disfrutar en la soledad de una banca en una acera vacía. Pero ni siquiera el azúcar le hacía olvidar la rabia que corría dentro de sí al ser la “perfecta fachada” de su “padre” Heino Nykanen para justificar su incompetencia al procrearse. Resopló elevando uno de los mechones blancos que caían en su rostro e intentó ver el lado “razonable”,  al ser la fachada le pagaban la escuela y el solo tenía que sonreír y ser amable a pesar de todos los comentarios jocosos con respecto a ser “un hombre beta” ¡qué no podía ser peor! Era algo normal sí, en su tarjeta de registro civil lo decía pero eso no quitaba que a algunos les hiciese gracia formar parte del “tercer sexo”. Hombres con capacidad de reproducirse, hombres con rasgos delicados y finos y un pene aparentemente decorativo.

Les dije que este mundo era peculiar y a Kielo no le hacía gracia en lo más mínimo estar en medio.

El hurón cerró sus ojos intentando llevar sus pensamientos por algo agradable, algo cómo que en algún lugar una familia entera sufría más que el ante la muerte de un ser querido. Mientras ese asesino siguiera suelto habrían personas en peor estado que él lo cual daba un cierto ¿alivio? ¿Felicidad? Era imposible para el hurón explicarlo y  no pueden juzgarle por ello ¿o sí?

-“el enamorado…”

Escuchar esas palabras hizo que el chico prácticamente diese un brinco en su asiento  para luego enfocar al frente: Novak, su compañero de clase, le miraba enigmático y sonriente, por lo que Kielo tragó saliva levemente paranoico ¿no podía ser que le había seguido? ¿Verdad?

-“¿qué haces aquí?”- fue todo cuanto dijo, el chico de cabello azul abrió ampliamente sus ojos y le señaló con la cabeza lo que estaba a espaldas del albino: La estación de policía.

-“mi padre…es detective…”- Mostró entonces en sus manos una cajetilla de rosquillas de la pastelería y dos cafés humeantes en una base de plástico –“y a mí me tienen de mensajero”

En una especie de camarería y condescendencia Kielo mostró la bolsa de pan. El chico rió asintiendo levemente  -“sí, sí…una verdadera molestia que siempre seremos niños…”- comenzó –“¿y?”

Kielo parpadeó sin entender –“¿y? ¿qué?”- ladeó su rostro y le miró frunciendo levemente el ceño, el chico hizo simplemente un ademán

-“lo lamento, es que si estabas sentado aquí…con esa cara, creí que tenías algo que decirle a la policía”- Le miró –“es decir, pareces enamorado pero también estás tenso… ¡casi das un grito de aquí al cielo cuando te hable!”

Kielo se quedó de piedra mirándole y luego desvió el rostro. No había nada peor que un animal intuitivo y cotilla. 

-“¿no?”- El chico ladeó ampliamente su rostro –“sabes la policía no va a morderte…”

-“no creo tener nada que decirle a la policía”- dijo, intentando demostrar indiferencia y levantándose de la banca para huirle a esa urraca.  Novak no se ofendió en lo absoluto, solo le miró algo enigmático por unos largos minutos mientras el chico quitaba el polvo de su abrigo –“me senté aquí por pura casualidad, así que ya me retiro…”

-“quizás en alguna ocasión…”- comenzó mirando las tapas de los cafés para llevar –“pueda invitarte algún café”

-“quizás” –lo que para Kielo significaba un no rotundo. Intentó alejarse pero el chico le cortó el paso mirándole directamente a los ojos

-“y quizás puedas hablarme de lo que viste que te enamoró tanto…”

Kielo dio pasos largos alejándose de él y dándole la espalda, Novak profirió una última frase con un tono tan aterrador como animado:

-“¡y yo podría hablarte de mi trabajo!”

Notas finales:

:D recuerden que si les gustan dejen review wiii!. 


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