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Bloodstained Doll por carina_mew12

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Notas del capitulo:

hola a todos xD

ya sé, tarde como siempre, pero llegué y eso es lo que cuenta

no sé qué decirles, así q vamos directo al capi, nos vemos abajo

14. Curiosity Killed the Cat   Part. 2

- tienes que irte a casa- le había dicho de pronto Zoro al rubio- llamas mucho la atención; además, creo que Law comienza a sospechar de ti

- ¿Law?- aun cuando había pronunciado el nombre suavemente, se podía notar el odio en su tono de voz

- si te estoy contando esto es porque confío en ti y en tu promesa de no lastimar a mis amigos de nuevo. Sólo haz lo que te digo, ¿sí? Espérame en casa, en unos cuantos días más saldré del hospital y…

- no- le interrumpió sorpresivamente el rubio- no quiero alejarme de ti

- Sanji…

- tú también quieres deshacerte de mí, ¿verdad?- su mirada comenzaba a empañarse por el llanto- quieres deshacerte de mí… porque soy un monstruo…

- Sanji, eso no es…

- joven Roronoa –llamó amable una de las enfermeras antes de abrir la puerta- es hora de su medicamento…- pero la mujer calló de inmediato al ver a aquel joven rubio en la habitación de su paciente- lo siento, no sabía que tenía visitas…

- no importa, ya se iba de todos modos- el peliverde miró a Sanji; tenía la tristeza reflejada en los ojos, pero tenía que sacarlo de ahí antes de que alguien se diera cuenta de lo que era

Sanji entendió la indirecta y decidió irse pacíficamente, mirando al peliverde una última vez antes de salir de la habitación. Se quedó mirando un rato la puerta antes de girarse para abandonar el hospital; mas al ver la puerta 314 frente a él, se detuvo nuevamente… era la habitación donde estaba Law…

***************************

La enfermera acababa de llevarle una mochila con ropa limpia; después de tanto tiempo, al fin podía volver a casa. Law colocó la mochila sobre la cama y la abrió, sacando de ella una sudadera amarilla con mangas y gorro color negro, unos jeans azules con manchas negras, una camisa negra y zapatos a juego, calcetines y ropa interior limpia. Dejó la ropa sobre la mochila y comenzó a desabrocharse la molesta ropa del hospital, notando hasta ese momento que la enfermera seguía ahí, mirándole atenta

- ummm… ¿le importaría dejarme solo?- pidió el moreno

- ¡ah! Sí, discúlpeme –la sonrojada chica hizo una reverencia y salió apresurada de la habitación.

El pelinegro suspiró con una sonrisa, no podía estar enfadado cuando acababan de decirle que sería dado de alta. Se quitó lentamente aquella molesta ropa de hospital y comenzó a vestirse; primero se puso la ropa interior, luego el pantalón, la camisa y por último la sudadera; mas esta última prenda le costó un poco más, pues se había perdido dentro de ella, no sabía por dónde salían los brazos o la cabeza. Mientras le buscaba el derecho y el revés de su sudadera, pudo distinguir una silueta a través de la tela, seguramente la enfermera había regresado a ayudarle

- ya le he dicho que me deje solo, estoy bien –se quejaba mientras sacaba los brazos a través de las mangas y al fin lograba sacar la cabeza de la sudadera. Mas su sorpresa fue enorme al ver que, frente a él, no tenía a una enfermera, sino a un joven rubio que le miraba divertido- hola Sanji -le saludó mientras terminaba de acomodarse la sudadera y se ponía los calcetines- ¿puedo ayudarte en algo?

- ¿te gustó el espectáculo de anoche?- preguntó burlón, entrelazando sus manos detrás de su espalda- parecías disfrutarlo mucho, ¿te masturbaste mientras nos veías?- aun con su morena piel, el sonrojo de Law era evidente- ¿cuántas veces lo hiciste? ¿Tres, cuatro?

- el hospital no es un lugar para hacer esas cosas- decía como excusa el pelinegro, mirándole avergonzado

- entonces fueron más, eres un pervertido

- mira quién lo dice -ahora era él quien le miraba de arriba a abajo, llevaba encima una ligera playera azul y unos shorts blancos; no llevaba ningún tipo de calzado y lo más probable era que no trajera ropa interior- ¿y qué haces aquí? ¿vienes a deshacerte de mí?

- ¿por qué dices algo tan espantoso?- decía con indignación fingida- ¿qué razón tendría yo para matarte?

- no lo sé, ¿la tienes?- se miraron intensamente a los ojos, ninguno estaba dispuesto a bajar la guardia… o al menos eso pensaba Law, pues había caído en la trampa del demonio en cuanto le miró a los ojos.

Sintió un “click” en su cabeza y de pronto todo se desvaneció; no podía pensar o usar cualquiera de sus cinco sentidos, era como si hubiera perdido la consciencia, pero su cuerpo aun seguía de pie. Sanji pasó la mano frente al moreno; sus ojos permanecían abiertos, pero no era capaz de verle… su alma permanecía suspendida en alguna parte mientras que el rubio tomaba control de su cuerpo.

- ¿ah? ¿qué dices?- decía el rubio, rodeando su oreja con una de sus manos mientras se acercaba más a Law, como si éste acabara de decirle algo que no había logrado escuchar- ¿qué sucede? ¿no soportas la idea de que un desconocido abusara de ti? ¿quieres morir? – dio una vuelta alrededor del chico antes de abrazarle por la espalda- pero Law, el suicidio no es la respuesta… aunque…- sonrió mientras sus ojos se volvían carmesíes- aunque si quieres quitarte la vida… no te detendré…- le dio un ligero empujón en la espalda, haciendo que el pelinegro comenzara a caminar lentamente hacia la ventana de la habitación. Abrió la ventana de lado a lado y, sosteniéndose del travesaño, subió el primer pie para saltar.

“Confío en ti”

El cuerpo de Law se detuvo en cuanto Sanji recordó esas tres sencillas palabras. El rubio se mordió el labio inferior e hizo una señal moviendo ligeramente su cabeza y Law siguió avanzando, pero al poco rato volvió a detenerse… no, no podía traicionar la confianza de Zoro. Con un ligero movimiento de mano, hizo que el moreno se apartara de la ventana y despertara de aquel extraño trance, como si nada hubiese pasado.

- ¿pero qué demo…?- Law estaba confundido, ¿en qué momento se había acercado a la ventana?

- tienes suerte mocoso- habló el rubio, haciendo que Law mirara hacia atrás- si tan sólo no fueras amigo del marimo…

- ¿disculpa?- estaba casi seguro que había tenido algo que ver con lo que acababa de sucederle. Justo iba a pedir explicaciones cuando el rubio le dio la espalda y se dirigió hacia la puerta, mas al abrirla, se encontró de frente con una enfermera.

- ¡joven, de nuevo usted!- le saludó la chica con una sonrisa- ¿también es amigo del joven Trafalgar?- pero el rubio ni siquiera la escuchó, pasó junto a ella sin decir nada y salió de la habitación- ¿ah? ¿dije algo malo?

- descuide, así es él- le consoló el moreno- ¿me necesita para algo?

- ¡ah, es verdad!- con lo del rubio había olvidado por completo a qué había ido- ¡joven Trafalgar, le tengo una excelente noticia!

- me han dado de alta, ya me lo habían dicho. Justo ahora estaba terminando de…

- le felicito- interrumpió la mujer- pero no había venido a hablarle de eso, sino del incidente que lo metió a este hospital- la mujer estaba claramente contenta- han capturado a su atacante…

- ¿qué?- quizá no había escuchado bien

- esta mañana el criminal fue al departamento de policía de la ciudad y confesó todo. Es una lástima, siendo tan joven y cometiendo ese tipo de delitos- negó con la cabeza mientras pensaba

- ¿usted sabe cómo es ese criminal?

- eso es lo más sorprendente de todo joven Trafalgar. Fue uno de sus amigos el que se entregó a la policía… debí esperarlo de un pelirrojo con pinta de maleante

- ¿pelirrojo con pinta de maleante?- sólo conocía a un chico que encajaba en esa descripción- ¡tengo que irme!- se calzó rápidamente los zapatos y prácticamente corrió hacia el departamento de policía donde seguramente tendrían al sospechoso- [[ese idiota, ¿qué está pensando?]]- hablaba consigo mismo mientras corría por las calles hasta que logró conseguir un taxi.

Nada más al estar frente a la estación de policía, Law bajó rápidamente del taxi, arrojándole el dinero en la cara al conductor sin fijarse siquiera que acababa de pagar de más. En cuanto se presentó en recepción, un oficial le llevó a una sala donde estaban su padre y dos oficiales más interrogando al sospechoso; sentado frente a una mesa con una lámpara, estaba Eustass Kidd, el joven que acababa de confesar haber abusado de Trafalgar Law. Todo se quedó en silencio en cuanto le vieron entrar, estaban verdaderamente sorprendidos

- Law, ¿qué estás haciendo aquí?- le reprendió su padre, tratando de sacarlo del lugar- deberías estar descansando en casa

- descuide Dr. Trafalgar, esto tomará sólo un minuto- intervino el que parecía ser el jefe de policía- sólo tiene que reconocer a su agresor y todo habrá terminado. Joven Trafalgar- tomó al recién nombrado por los hombros y lo giró hacia la izquierda, sentándolo en una silla de frente al pelirrojo- dígame, ¿reconoce a este chico?

- sí- respondió el moreno, mirando al otro joven- es uno de mis compañeros de clase

- y también es quien abusó de usted, ¿cierto?

- yo…- su voz temblaba, estaba demasiado nervioso. Kidd le miró unos instantes antes de bajar la mirada- él… él me…

- llévenselo- no necesitaba escuchar más, era claro que el chico era culpable. Lo levantaron de la silla y pusieron sus brazos tras su espalda, colocándole unas esposas mientras lo llevaban hacia afuera

- ¡esperen, no pueden llevárselo!- la voz de Law detuvo a los oficiales y, nuevamente, las miradas se posaron en él- no pueden llevárselo… porque… [[¿Law, qué estás haciendo?]]- se debatía mentalmente- [[ese tipo te violó, ¿por qué quieres protegerle? Es una enorme estupidez]]- todos estaban a la expectativa de lo que diría- no pueden llevárselo porque… ¡porque yo le pedí que tuviéramos sexo!- las quijadas de todos se desencajaron mientras que el rostro de Law cambiaba a un escandaloso rojo

- ¿de qué estás hablando Law?- su padre le miraba confundido- ¿estás insinuando que tu…?

- ¿trata de defender a su agresor, joven Trafalgar?- el jefe le miraba serio, no se creía aquella historia- creí que no recordaba lo que había sucedido

- dije eso para encubrir a Kidd… no quería que mi padre se enterara que me había acostado con un hombre

- ¿qué hay del sujeto que mencionó el joven Roronoa? Usted le dijo que alguien le seguía cuando llegó a su domicilio

- así fue. Después de que salí de casa de Zoro me dirigí a mi casa, pero volví a toparme con ese hombre; me siguió todo el camino y luego me atacó, pero Kidd llegó a ayudarme. Le dio rápidamente su merecido y el sinvergüenza huyó del lugar… y en agradecimiento le dije a Kidd… le dije que tuviéramos sexo…-no se creía que estuviera mintiendo por él- es un poco salvaje, pero no quería lastimarme…

- ¿y usted joven Eustass, por qué no lo mencionó?

- estaba… estaba arrepentido de haberle lastimado…- decidió seguirle el juego al pelinegro- al ver que se me había ido un poco de la mano, huí, tenía miedo. Cuando supe que estaba en el hospital por mi causa, decidí entregarme…

- pero el joven Trafalgar le pidió tener relaciones con él, ¿cierto?- ambos chicos asintieron- y los dos estuvieron de acuerdo- volvieron a dar la afirmativa- en ese caso, no hay crimen que castigar… caso cerrado. Quítenle las esposas

- aun no -intervino otro oficial- primero tenemos que encontrar al agresor del joven Trafalgar, y además a quien atacó al joven Roronoa- tomó su libreta de notas y se acercó al moreno- dígame joven Trafalgar, ¿cómo era ese hombre?

- no lo recuerdo bien, estaba algo asustado –no se había detenido a pensar en ese asunto- sólo recuerdo que era un gordinflón de cabello negro

- ¿qué me dice usted joven Eustass?- le preguntó otro oficial- por el testimonio del joven Trafalgar, tuvo que, al menos, verle de espaldas… ¿cómo era ese hombre?

- era…- recordaba haber visto un criminal en las noticias que encajaba con la descripción que había dado Law- era un hombre gordo y espantoso, seguramente pasaba de los cuarenta. Le faltaban algunos dientes y llevaba muchas joyas encima- Law le miró cómplice, acababa de darse cuenta de dónde sacaba aquella descripción.

- ¿por qué no sólo explicaste eso, Law?- le decía su padre mientras se lo llevaba del sitio

- interroguémoslos por separado- ordenó el oficial- no se preocupe Dr. Trafalgar, en un rato le devolveremos a su hijo.

Pasaron el resto del día en el departamento de policía, siendo interrogados una y otra vez. Para suerte de los muchachos, sus historias concordaban a la perfección, por lo que la policía no dudó en su testimonio. El principal sospechoso de aquellos crímenes era un sujeto llamado Marshall, buscado por asalto a mano armada e intentos de violaciones tanto a jovencitas como a jóvenes.

Una vez señalado el sospechoso, dejaron ir al par de jóvenes a sus hogares. El padre de Law les había estado esperando afuera todo ese tiempo, descansando en el interior de su auto. Los dos jóvenes entraron en silencio en el vehículo; Law en el asiento del copiloto y Kidd en la parte trasera.

- ¿cuál es tu dirección muchacho?- le preguntó el mayor al pelirrojo, había decidido llevarle a casa para conocer un poco más de ese chico.

- dé vuelta en la siguiente esquina- se sentía intimidado por el padre del moreno, le costaba mucho hablar, pero de alguna forma le había logrado guiar a su hogar. El mayor le miró de mala manera por el retrovisor, indicándole que bajara, así que Kidd no tuvo más remedio que hacerlo.

- voy a despedirme- avisó Law saliendo también del auto, alcanzando al pelirrojo en frente a la puerta y se puso de espaldas al auto para evitar que su padre le viese el rostro

- tu padre nos está mirando- le dijo Kidd observando al moreno y luego al padre de éste.

- ya lo sé- atrapó el rostro del otro entre sus manos y lo atrajo hacia sí, pegando su frente con la de él- así no podrá saber de qué hablamos

- ¿por qué me ayudaste?- había tenido atorada esa pregunta desde hace ya un buen rato- me aproveché de ti, merecía ir a la cárcel…

- ya lo sé, pero… tenía la curiosidad de conocerte, y no podría hacer eso si estás tras las rejas

- ¿conocerme?, ¿por qué querrías conocerme?

- es sólo que… me llamas un poco la atención. Llámalo, curiosidad, morbo o como le quieras llamar, pero cuando supe que te encarcelaban, algo dentro de mí me ordenó ayudarte…

- quizá Síndrome de Estocolmo* sea más apropiado… dime, ¿te has enamorado de mí?

- no digas tonterías- se sonrojó un poco ante el comentario, y más al ser consciente de la cercanía que tenía con el pelirrojo

- tu padre nos está viendo- repitió, mirando fugazmente hacia el auto del mencionado- creo que sospecha de nosotros

- no me sorprendería, siempre ha sido muy suspicaz

- deberíamos hacer algo para que crea nuestra versión de la historia

- ¿cómo qu…?- pero antes de terminar su pregunta, Kidd le calló con un beso en los labios. El pelirrojo se separó segundos después, mirando su incrédulo rostro, y antes de que el moreno pudiera reclamar algo, volvió a besarle, esta vez más profundamente. Se introdujo rápidamente en su boca y comenzó a enredar la lengua de Law con la propia; algunos gemidos se escuchaban por parte de ambos, pero, a pesar de estar sorprendido y un poco en desacuerdo, Law se dejó hacer. Se concentró tanto en aquel beso que no notó una mano deslizándose por su anatomía hasta que ésta se agarró fuerte a sus nalgas, haciéndole romper el beso. Para suerte del pelinegro, su padre comenzó a sonar la bocina del auto, anunciando que era hora de irse- te… te veo luego…- tartamudeó un poco al separarse y tropezó más de una vez cuando fue hacia el auto; estaba un tanto entorpecido, ¿a caso era culpa de aquel pelirrojo? ¿en verdad había despertado sentimientos en él?

***********************

A la mañana siguiente…

Al final, Zoro había dejado que el rubio se quedase con él en el hospital; ¿la razón? Le había prometido protegerle y estar a su lado en todo momento, y además, Sanji no tenía a dónde ir. Ese día, Sanji le miraba atento mientras desayunaba; la comida de hospital apenas y tenía sabor, pero era lo único que tenía para comer…

- ¿y tú no comes?- le preguntó el peliverde al otro mientras mordía su sándwich- no está muy bueno, pero llena el estómago

- sabes que no como eso- respondió el rubio

- ahora que lo mencionas, no te he visto alimentarte estos días… no estás ocultándome nada, ¿cierto?

- creí que confiabas en mí- Zoro bajó su vista, avergonzado- si te lo estás preguntado, no, no he lastimado a nadie. La última vez que me alimenté fue de tu sangre…

- ¿y estás bien?

- sí, me siento normal. A decir verdad, ni siquiera tengo hambre- ahora que lo meditaba, era un poco extraño; hace días que no comía, pero estaba perfectamente, incluso aquellos horribles dolores habían desaparecido

- joven Roronoa- llamó una enfermera desde afuera de la habitación- tiene visita- al escuchar la perilla girarse, Sanji regresó a su forma de muñeco y Zoro lo tomó rápidamente, colocándolo sobre la cómoda al lado de su cama.

En cuanto la puerta se abrió, Zoro se quedó pálido como el papel… en el umbral de la puerta, además de la enfermera, estaba su padre. Era físicamente igual a Zoro, sólo que con facciones más maduras, el cabello en un verde más oscuro y de mayor altura que su hijo. Tenía una expresión mortalmente seria, era claramente un padre estricto, malhumorado y de rigurosa disciplina.

- ¿dónde está mi madre?- preguntó Zoro apenas la enfermera se fue

- se ha quedado a atender unos asuntos- su voz era incluso más profunda que la del menor- ¿qué haces aquí Zoro?- se cruzó de brazos y lo miró severo

- el médico debió contártelo ya, me hirieron cuando…

- no te pregunté qué te sucedió, te pregunté qué haces aquí- el menor arqueó una ceja, no entendía la diferencia- si eres realmente mi hijo, no estarías metido en un hospital. Sabía que dejarte vivir por tu cuenta era mala idea, te has vuelto un debilucho inútil- Zoro apretó los puños con fuerza, tenía que soportar las palabras de su padre- ¿y qué es eso? ¿un muñeco?- dijo refiriéndose al pequeño muñeco de cabellos dorados y ojos de botón que descansaba junto a él

- es… es un regalo…

- no necesitas regalos como éste -tomó al pequeño muñeco y lo apretó con su mano- son sólo basura…-le arrojó con violencia al piso y comenzó a pisarle; no toleraba ni una sola muestra de debilidad

- ¡basta papá!- era realmente malo, si Sanji se enfadaba…- ¡haré lo que quieras!

- …- el hombre le miró y dejó de torturar al pequeño muñeco- ¿incluso dejar esta ciudad?- Zoro se quedó en silencio- vendrás conmigo, estudiarás lo que yo te diga y en donde yo te diga y te harás cargo del negocio familiar… todo sin poner objeción alguna…

- de… de acuerdo…- su vista estaba donde el rubio, estaba preocupado

- bien, en cuanto salgas de este lugar y termine tu semestre, vendré por ti. Y en cuanto a los gastos del hospital… me pagarás cada centavo con tu sudor y sangre- advirtió el hombre antes de salir de la habitación.

Zoro observaba con rabia aquella puerta; su padre siempre se las ingeniaba para controlarle a voluntad. Pero aquel odio desapareció de pronto cuando sintió el ambiente ponerse pesado de pronto; se le formó un nudo en la garganta y le costaba respirar… esa sensación, sin duda, provenía de Sanji. Se levantó de la cama tan rápido como le fue posible, pero sus piernas flaquearon y terminó arrastrándose a donde estaba el rubio. No supo en qué momento Sanji había regresado a su forma humana ni cuándo habían aparecido sus alas, tampoco se dio cuenta cómo fue que todo a su alrededor terminó destrozado, sólo sabía que tenía que llegar a él.

- cálmate Sanji- podía escuchar aquel lastimoso llanto, que para muchos otros era aterrador- Sanji…- lo abrazó con fuerza contra su pecho- todo está bien Sanji, no van a separarme de ti… no dejaré que lo hagan…- el otro parecía no escucharle; el temor comenzaba a invadirle al igual que el odio, la desesperación  y todos los sentimientos negativos que el rubio despedía- no dejaré que te aparten de mí, no solo por la promesa que te hice… me quedaré contigo porque… te amo…- tras esas dos sencillas palabras, el odio y la sed de sangre desaparecieron en un parpadeo, dejando en su lugar una habitación destrozada donde, en su centro, estaba Zoro, mirando gentilmente a un sonrojado rubio

- Zoro…- las lágrimas comenzaban a acumularse en su azulada mirada- ¿lo… lo dices en serio?

- tonto, por supuesto que lo digo en serio- enmarcó el fino rostro del rubio con sus manos y le miró a los ojos- te amo Sanji- repitió antes de besarle con tanta ternura que hizo estremecer al otro. Sus labios se fundían lentamente mientras sus cuerpos se estrechaban cada vez más; seguramente Sanji debería tener una preciosa expresión en esos momentos y Zoro quería ser testigo de ella. Abrió lentamente sus ojos, pero lo que menos notó fue el rostro del rubio, pues vio otra cosa tan sorprendente que incluso deshizo el beso- Sanji… ¡Sanji, tus alas!

- ¿eh?- sin soltar al peliverde, Sanji movió sus alas para poder mirarlas… las plumas que nacían desde la espalda y hasta poco más de la mitad de las alas eran negras, las demás comenzaban a perder su color, desvaneciéndose hasta convertirse en un puro y bello blanco…

Continued…

____________________

* El Síndrome de Estocolmo “es un estado psicológico en el que la víctima de secuestro, o persona detenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador”. A lo que Kidd se refería era que Law había desarrollado simpatía por él, y por eso lo había ayudado; cualquier duda me avisan xD

Notas finales:

hasta aquí terminamos por hoy

no sé si sea buena o mala noticia para ustedes, pero este fic está en su recta final... no pregunten cuánto falta porque no sé en realidad xD pero les aseguro q no pasa d tres capis más

-w- y bueno, si disfrutaron el fic, espero q m dejen sus reviews

ah! y antes de irme, acabo de subir un fic nuevo, se llama El Ático, es un Kid x Law... ojalá puedan leerlo

m retiro, pórtense bien y Alessa-sama les traerá más fics *w*

chau!!


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