15. Zoro must Die
Después de algunos días más internado en el hospital, Roronoa Zoro fue dado de alta. Lo primero que hizo el peliverde fue regresar a su vida escolar, pero con la ayuda que le brindó Nami a cambio de una “módica cuota”, no le costó mucho trabajo.
Ese día de escuela, los cuatro jóvenes comían tranquilamente en la azotea de la escuela cuando, repentinamente, una pregunta inusual salió de la persona menos esperada…
- ¿disculpa?- aquella pregunta le había caído extraña no solo por su naturaleza, sino también porque era Zoro quien le había preguntado
- ¿los demonios pueden convertirse en ángeles?- volvió a preguntar el peliverde con el rostro rojo y desviando la mirada, seguramente se veía ridículo que el escéptico del grupo preguntara ese tipo de cosas. Al igual que Ace, Luffy y Nami le miraban expectantes, incluso el más joven se había tallado los ojos para asegurarse que no estuviera soñando
- no… no lo sé…- el pecoso aun intentaba acostumbrarse a la inusual conversación- se sabe que algunos ángeles se convirtieron en demonios al traicionar a Dios y ser desterrados del cielo, pero…- Ace se quedó pensativo un momento- supongo que… si esos mismos demonios logran obtener el perdón de Dios, pueden ser ángeles de nuevo…
- ya veo- era la primera vez que Zoro le prestaba tanta atención a las palabras de su amigo- [[¿tendrá algo que ver con sus alas?]]- se preguntaba
- a todo esto, ¿por qué quieres saber algo así? Pensé que no te interesaban este tipo de cosas
- curiosidad- respondió con evidente nerviosismo, por lo que tuvo que distraer la atención de sus amigos con otra cosa- Law está retrasado, ¿dónde estará?
- seguramente con Kidd - respondió Ace de lo más normal mientras tomaba un emparedado- desde que esos dos comenzaron a salir juntos, se la pasan buscando cualquier rincón para hacer cosas pervertidas
- ¿cosas pervertidas?- habló inocentemente Luffy
- sí, son las cosas que haces con tu pareja- explicaba Nami lo más lento y simple posible para que Luffy entendiera- son cosas que te hacen sentir bien, como besos, caricias… y algo más…
- ¡oh, ya entiendo! ¡Ace y yo hacemos cosas pervertidas todas las noc…!- pero antes de terminar su frase, su hermano le embutió su emparedado en la boca, mas era tarde, los otros dos habían escuchado. Tanto Zoro como Nami estaban rojos hasta las orejas, mirándolos
-b…bueno… yo…
- no son más que unos pervertidos- se quejaba la pelirroja tras un largo suspiro- necesito conocer más personas…
- ¿y por qué tanta curiosidad con los ángeles y los demonios?- Ace usaba la misma técnica que había usado Zoro hace poco, desviar la atención a otro tema
- es verdad. ¿Por qué ese interés eso tan de pronto?- le cuestionó ahora la pelirroja
- ya les dije que es curiosidad. No hay algún motivo en particular- trataba de sonar lo más convincente posible
- es raro que tu sientas curiosidad por algo así…
- lo… lo vi en un programa de televisión y me llamó la atención, es todo…
- ¿tu mirando cosas sobrenaturales en la televisión?
- ah, ya sé lo que pasa- analizó suspicazmente Ace- debe ser porque Sanji…- estaba a punto de decir que a Sanji le gustaban las cosas paranormales, y ya que Zoro era su pareja, debía querer inmiscuirse en los gustos del rubio, pero no había terminado ni la primera oración cuando, alterado, el peliverde se levantó de pronto, sujetándose de la malla alrededor de la azotea del edificio.
Pero algo inesperado sucedió. Tanto la red metálica como las vigas comenzaron a doblarse con el peso de Zoro hacia el lado contrario en donde estaban ellos, y de pronto, el peliverde ya no estaba ahí… había caído… y justo después, se escuchó un estruendoso ruido de algo rompiéndose. Aterrados, Ace y compañía gritaron su nombre mientras se asomaban hacia abajo, esperando que estuviese bien… en la parte inferior se escuchaban gritos mientras los alumnos corrían de un lado a otro, y en el suelo… trozos de vidrio estaban desperdigados por todas partes… no había más que terror, pero no había rastro de sangre… ¿en dónde estaba Zoro?
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Tras recibir un fuerte golpe, Zoro abrió los ojos mientras se sobaba su dolida cabeza… estaba en el piso, con algunos trozos de vidrio clavados en su piel y polvo del mismo esparcido por sus ropas; y sobre él, Sanji le abrazaba con fuerza, con sus alas, ahora difuminadas de blanco a negro, envolviéndole delicadamente
- ¿estás bien?- pronunció preocupado el rubio al alzar la mirada
- unos cuantos rasguños, pero nada grave- le afirmó mientras lo apartaba gentilmente de su pecho y lo sentaba sobre sus piernas. No estaba muy seguro de lo que había pasado, había sido muy rápido, pero todo indicaba que acababa de caer del techo del edificio al vencerse la malla de seguridad con su peso, y en un intento de que no se matara en el proceso, Sanji le había salvado al cambiar a su forma humana y meterlo por la ventana- gracias- le dijo en un tono gentil al rubio, no muy usual en él, y le besó la frente.
Justo estaban por unir sus labios cuando escucharon ruido en la bodega de suministros de limpieza al lado suyo y luego se abrió lentamente la puerta, dejando ver una mirada grisácea y ojerosa asomándose hacia afuera…
- ¿Zoro?- la puerta se abrió completamente, dejando salir a Law y a Kidd del armario, ambos sorprendidos por verle- ¿qué haces ahí? ¿estás bien?
- umm… sí, eso creo… - respondió calmado el peliverde. Sanji había vuelto a su forma de muñeco antes de que la puerta se abriese, por lo que no le habían visto- ¿qué… estaban haciendo ahí?- pero la respuesta era más que obvia con sólo verles a ambos; llevaban el uniforme mal acomodado, respiraban agitados y en sus rostros se podía percibir un tenue sonrojo
- b… bueno… nosotros…- el moreno se acomodaba su cabello mientras trataba de explicar
- estábamos follando- respondió el pelirrojo sin reparo ni pena, ganándose un golpe en el estómago por parte de su pareja, haciéndole toser en busca de aire
- bueno, lo que hacíamos no importa. ¿qué sucedió Zoro?
- creo que me caí de la azotea, la malla se dobló…- explicaba tranquilo mientras se sacudía sus ropas- pero de alguna forma logré entrar por la ventana antes de caer de lleno al piso…
- déjame revisarte- aun era estudiante, pero estaba aprendiendo algo de medicina de los libros y de su propio padre cuando tenía oportunidad. Kidd les miraba con cierto enojo, aun cuando era para revisarle, no le agradaba que el moreno tocase a otros.
Pronto la gente llegó a donde estaban, incluidos un par de paramédicos, quienes habían llegado con una ambulancia tan rápido como se les dio aviso de la situación. Mas el afectado, Roronoa Zoro, estaba en perfectas condiciones, exceptuando algunos cortes en brazos, espalda y dos más en la cara… algo muy extraño como para haberse estrellado de lleno contra una ventana.
El personal de mantenimiento de la escuela revisó la malla de la azotea; su base estaba completamente oxidada, como si tuviera décadas de estar expuesta a la intemperie, y es por eso que se había vencido con el peso del peliverde… todo sonaba lógico hasta ese momento, lo que nadie se explicaba era por qué la malla tenía tal grado de oxidación cuando apenas se había cambiado un par de meses atrás, al inicio del año escolar…
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Habían llevado a Zoro al hospital sólo para cerciorarse que no hubiese pasado algo más grave; le sacaron radiografías y le hicieron pruebas, buscando algún trozo de vidrio o metal que pudiese haberse enterrado en su cuerpo, pero no encontraron nada, por lo que le mandaron a casa a descansar.
- gracias Sanji- le repitió el peliverde al muñeco mientras caminaba, quitándole los trozos de vidrio que habían terminado encajados en su pequeño cuerpo, asegurándose de no romper ninguna de sus costuras. Algunas personas le veían, un joven de su edad con un muñeco de trapo en manos era algo que no se veía a diario, pero no le importó, quería agradecerle al rubio.
“Parece que tu amigo Law encontró con quién divertirse” –decía Sanji a través de su vínculo mental, con cierto aire cómplice en sus palabras –“así no se meterá en nuestros asuntos”
- sí, es una cierta ventaja- hablaba en voz alta, sin importarle el lugar en donde estaban- supongo que te dejará en paz un tiempo- una vez que terminó de arreglarle, guardó al muñeco en la bolsa de su camisa y siguió andando hacia su hogar. Se quedó de pie en una de las esquinas, esperando a que el semáforo cambiara a rojo y a que los autos se detuvieran para poder cruzar…
- ¡Cuidado chico!- escuchó una voz gritándole y enseguida volteó a su izquierda… uno de los autos iba a toda velocidad por la carretera y no parecía que fuera a detenerse.
De un salto, Zoro logró apenas esquivar el auto, viendo cómo se estrellaba aparatosamente en la tienda que estaba en la esquina. Sin embargo, justo cuando creía que estaba a salvo, el poste de luz que había alcanzado a golpear el auto antes de estrellarse comenzó a caer en su dirección… irónicamente, fue otro automóvil el que le salvó, pues el poste calló sobre él, haciéndole un espacio lo suficientemente amplio como para permitirle quitarse de ahí.
Era la segunda vez en un día que el peliverde terminaba dentro de una ambulancia… los paramédicos le reconocieron al instante; era el mismo chico que justo acababan de dar de alta en el hospital.
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Después de varias horas, los alumnos finalmente salieron de clases, cada uno tomando su rumbo. Nami, Ace, Luffy, Law y Kidd habían decidido ir a ver a Zoro al hospital, pero el peliverde no estaba ahí, pues sus heridas no habían requerido hospitalización…
- ¿y ahora qué hacemos?- se preguntaba el mayor de los hermanos D.- ¿vamos a ver a Zoro?
- dijeron que estaba bien- la pelirroja se alzó de hombros- quizá sólo necesite descansar un poco, y si vamos sólo molestaremos
- pero dijeron que le trajeron dos veces- Law sonaba genuinamente preocupado para molestia de su pareja- espero que no sea nada grave
- tengo una idea- el pecoso se acercó un poco a los demás, formando un círculo entre ellos- podemos turnarnos para hablarle cada tres horas, sólo para asegurarnos que se encuentre bien- los presentes asintieron sin dudar y dejaron a la suerte quién tendría que llamar a Zoro y a qué hora.
- ¡yo pido el último turno!- se adelantó Nami, levantando la mano- tengo cosas que hacer esta tarde y seguramente estaré demasiado ocupada como para llamarle
- ¿y qué harás Nami?- preguntó curioso el menor de los hermanos
- voy a tener una cita- dijo alegre la sonrojada chica- bueno, se hace tarde y aun debo irme a cambiar, ¡nos vemos!- se despidió y prácticamente se alejó corriendo
- no sabía que Nami estaba saliendo con alguien- analizaba Law
- no sabía que un chico soportara salir con Nami- un zapato llegó de alguna parte y se impactó directo en la cara de Luffy
- ¡¡Luffy!!- el pecoso se apresuró a quitar el zapato de la cara de su hermano y a levantarlo, pues el impacto había terminado por tirarlo
- bueno, nosotros también debemos irnos- habló el moreno, tomando la mano de Kidd
- ¿harán cosas pervertidas?- preguntó curioso el menor
- ¡¡Luffy!!- le reprendía su hermano
- sí, eso haremos- respondió el pelirrojo como si fuera lo más normal del mundo- le haré el amor hasta dejarle afónico y sin fuerzas para siquiera levantarse- esta vez el rostro de Kidd fue atacado por el furioso puño de Law, pero el pelirrojo le había esquivado con facilidad, y aprovechando su cercanía, echó al moreno sobre su hombro y se despidió con un ademán antes de alejarse cargando a un más que furioso y sonrojado Law.
- bueno, será mejor irnos igual- el pecoso le sonrió a su hermano y comenzó a avanzar con rumbo a su hogar
- Ace, ¿estás molesto?- preguntaba un preocupado Luffy, dándole alcance a su hermano mayor
- no Luffy, no lo estoy- respondió secamente el mayor sin siquiera voltear a ver a su hermano
- ¿entonces por qué vienes así?- el pequeño se cruzó de brazos, infló sus mejillas y frunció el ceño en clara señal de molestia- ¿es por lo que dije en el almuerzo?
- no Luffy- el mayor suspiró antes de girarse hacia su hermano y dirigirle una sonrisa
- pero todos hacen cosas pervertidas- reclamaba el menor- no tienes por qué avergonzarte… ¿o a caso no te gusta hacerlas conmigo?- su dulce mirada entristeció
- no Luffy, no es eso. Es sólo que no debes decir esas cosas en voz alta
- ¿por qué no? Kidd lo hace
- no debes escuchar lo que haga o diga Kidd, ¿entendido?
- ummm…. Bien…
- perfecto, ahora vamos a casa. Tengo curiosidad por lo que preguntó hoy Zoro en el almuerzo…
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Para esos momentos Zoro ya debería estar acostumbrado a que las cosas imposibles pasaran frente a sus ojos, pero aun así, no pudo ocultar su sorpresa al ver a Sanji, ya en su forma humana, sin una sombra debajo de él. Miraba a su alrededor; la luz entraba por la ventana y la sombra de todo en el interior se reflejaba en el piso… menos la sombra de Sanji.
- ¿en dónde está?- fueron las únicas palabras que la incredulidad del peliverde le dejó articular
- detrás de ti…-respondió el rubio, a lo que el otro miró hacia atrás- ¡no literalmente, cabeza de alga! ¡Me refiero a que te está persiguiendo!
- ¿a mí? ¿Por qué?
- por esto- desplegó sus alas y tomó una de ellas con sus manos, acariciándola con sus manos- se supone que, una vez que te conviertes en demonio, debes quedarte como tal. El que mis alas estén cambiando es una clara muestra que estoy dejando de ser un demonio, y, al parecer, eso no le gusta a mi sombra. Quiere que me quede en la oscuridad con ella, y para eso, debe eliminar a la causa de mi cambio…
- ¿te refieres… a mí?- el peliverde tragó saliva al ver al otro asentir
- lo que te ha pasado el día de hoy no fue un accidente, me di cuenta al ver que mi sombra se ha ido. Está manipulando todo a tu alrededor para matarte…
Continued…