Epilogue
- vamos Luffy, deja de llorar- le animaba Ace mientras le abrazaba- si sigues así no podrás despedirte
- ¡pero no quiero despedirme!- lloraba el menor desconsoladamente, restregando su cara en su antebrazo- ¡no quiero que Zoro se vaya!
- vamos Luffy, que no me voy para siempre- el peliverde soltó sus maletas y le revolvió el cabello con una mano- sólo estaré dos años en el extranjero. Además, papá me ha dado permiso de visitarles en las vacaciones
- pero Zoro…- Luffy se abrazó a él sin detener sus lágrimas- ¡aun falta mucho tiempo!
- verás que el tiempo pasa rápido. Ahora deja de llorar, todos te están mirando- pasó sus ojos discretamente por el lugar; era cierto, había atraído la atención de más de medio aeropuerto, y es que, aun llorando, Luffy derrochaba ternura; incluso algunos se habían unido a su dolor y lloraban también.
- te vamos a extrañar Zoro- Ace también le abrazó; le conocía desde hace mucho, y el que se fuera le dolía tanto como a su hermano, pero él disimulaba mejor sus lágrimas. Cuando se apartó, procuró quitar también a su hermano, Zoro aun debía despedirse de los demás
- estaré guardando tu deuda para cuando regreses- le decía una sonriente Nami- si olvidas escribirnos aunque sea un solo día, comenzaré a cobrarte intereses
- tks
- espero que las clases de inglés te hayan servido de algo- le decía Law con una sonrisa- aunque te la hayas pasado durmiendo la mayoría de las clases
- ¿a caso vinieron a burlarse de mí?
- cuídate Roronoa- le dijo por último Kid, estrechando su mano. Aunque le conocía muy poco, se podía decir que, muy en el fondo de él, le agradaba.
- los extrañaré chicos- les dio un último abrazo grupal, excluyendo al pelirrojo, que prefería mantenerse al margen de las cosas cursis y sólo les miró a distancia- bueno, tengo que irme o perderé el vuelo- levantó sus maletas y comenzó a alejarse
- ¡procura no perderte en el camino!- le gritaron al unísono los cinco chicos
- ¡déjenme en paz!- respondió sonrojado mientras daba grandes zancadas por los pasillos; hasta en su despedida no dejaban de molestarle.
Pero aun así les quería, eran sus amigos después de todo. Se quedó de pie, mirando a la nada; aun no podía creer que ya hubiese pasado un año desde que conoció a aquel demonio debajo del puente; ese que se convertía en un simpático muñeco de trapo con ojos de botón… el que al principio le causó problemas, pero al final había terminado amando. Aun no se explicaba el por qué sus amigos no recordaban nada de Sanji; aunque todo lo que pasaba alrededor del rubio no tenía explicación… quizá su existencia sólo se había evaporado.
“Todos los pasajeros del vuelo 51 con destino a Canadá, favor de abordar por la puerta 6”
Zoro miró su boleto, ese era su vuelo. Miró los letreros y preguntó un par de veces antes de dirigirse a la puerta indicada. Esquivó a varias personas antes de llevar a la puerta 6, en donde la gente comenzaba a formarse, con boleto en mano, para abordar.
De pronto, un llanto tremendamente familiar le hizo voltear a su izquierda; una mujer de cabello largo y oscuro intentaba agacharse para recoger la sonaja de trapo que su hijo acababa de tirar. Zoro se acercó a ella y levantó la sonaja, entregándoselo a la mujer
- muchas gracias joven- le agradeció la hermosa mujer, entregándole el muñeco al bebé que llevaba en brazos, quien enseguida dejó de llorar.
- no fue nada- un hombre se acercó a ella y cargó las maletas para entrar en su andén, al parecer era su esposo. El pequeño, que hasta ese momento había permanecido oculto entre las cobijas en las que iba envuelto, se asomó por encima del hombro de su madre, mirándole.
Tenía un par de meses de edad seguramente; llevaba cabello negro al igual que su madre, que resaltaba más entre su blanca piel. Sus ojos, grandes y expresivos, eran de un bello color azul, y entre sus manitas sostenían la sonaja que su madre acababa de darle. El pequeño sonrió ampliamente sin dejar de verle, hasta que, tanto él como sus padres, se perdieron entre la multitud.
Zoro sonrió ligeramente antes de ver el letrero del andén donde se había dirigido la familia “Puerta 4, Luxemburgo”, tenía que procurar no olvidarlo. Se volvió a escuchar su vuelo por el altavoz, por lo que regresó a su fila. Después de revisar su equipaje y su boleto, Zoro subió a su avión y miró por la ventana, viendo cómo otro avión acababa de despegar.
- nos vemos pronto, Sanji…- murmuró con una enorme sonrisa antes de recargarse el asiento y esperar el despegue. Tardaría mucho, pero le encontraría… después de todo, era una promesa…
The End