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Bloodstained Doll por carina_mew12

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Notas del capitulo:

hola xD

ándala, casi un mes d abandono... gomen, se me apagó la imaginación xD pero por fin les pude traer el capi ne :3

espero q lo disfruten, no vemos abajo...

6. Trust me

- oi, Luffy, ¿en verdad no recuerdas nada?- preguntó por enésima vez el pecoso mientras veía al menor devorar todo lo que podía. El pequeño no hizo más que negar con la cabeza y seguir con lo suyo, un poco molesto por la insistencia de su hermano- ¿nada? ¿Seguro?

- déjalo ya, Ace- habló Law después de darle un largo trago a su botella de agua- por ahora basta con que esté bien

- pero…

- lo mejor sería llevarlo a un hospital. Aunque no estoy seguro si servirá de algo- Zoro y el pecoso le miraron desconcertados- lo que ocurrió anoche definitivamente no fue normal. Nadie escuchó nada, Luffy desapareció y había sangre por todas partes, pero ninguno de nosotros está herido, ¿no es extraño?- se tomó unos momentos para acabarse lo que tenía en la mano y siguió hablando- además, de haber sido un animal salvaje, la comida no estaría aquí…

- entonces… ¿qué crees que pasó anoche?- intervino Ace en su explicación

- no lo sé- sin que nadie se percatase, miró el muñeco que descansaba en las piernas del peliverde y luego regresó la vista al pecoso- lo mejor será irnos y asegurarnos de que todos estamos realmente bien

- ¡pero aun no hacemos nada divertido!- reclamó el menor tras tragarse lo que tenía en la boca

- lo siento Luffy, será en otra ocasión- los cuatro siguieron comiendo en silencio y, al terminar, empacaron sus cosas para regresar a casa.

*******************************

El primer lugar que visitaron fue el hospital. Todos los doctores a los que consultaron les aseguraron lo mismo; los cuatro gozaban de perfecta salud, por lo que decidieron regresar cada quien a su respectivo hogar.

- abuelo, estamos en casa- anunció Ace nada más al pasar el umbral de la entrada, cargando a su dormido hermanito en su espalda.

- ¿tan pronto?- preguntó el hombre, asomando su cabeza desde la entrada de la cocina- pensé que regresaban mañana

- surgió algo y tuvimos que regresar antes- sin dar más explicaciones, el pecoso subió hacia su alcoba y recostó al menor en su cama.

Paseó sus dedos entre los cabellos del más joven en  una suave caricia; mas al hacerlo inevitablemente recordó lo sucedido la noche anterior; varias imágenes de su hermanito gimiendo su nombre bombardearon su cabeza, por lo que se apartó de Luffy, aterrado… ¿cómo había sido capaz de ponerle una mano encima a su hermanito? Pero él había comenzado, ¿no?... si se detenía a pensar un momento, el pequeño no parecía realmente consciente de lo que hacía, sin mencionar el hecho que no recordaba nada de lo ocurrido… ¿sonambulismo?

- Ace…- murmuró Luffy entre sueños mientras se acomodaba en la cama, sacando al mayor de su charla interna- Ace… ayúdame… no quiero...- las palabras del más joven desconcertaron al mayor, y más cuando algunos sollozos escaparon de sus labios

- Luffy- levantó cuidadosamente a su hermano y lo recostó sobre su pecho, intentando que su mal sueño desapareciera por el simple contacto con él. Lo estrechó cuidadosamente, procurando no despertarlo, y lo besó en la frente- todo está bien, descuida…

******************************

Mientras, en casa de Zoro…

Ni siquiera se molestó en desempacar. Lo primero que hizo el peliverde al llegar a casa fue dejar sus maletas en el piso y meterse en el baño. Se deshizo rápidamente de sus prendas y abrió el grifo del agua, dejando que las gotas heladas cayeran sobre su cuerpo. Unos segundos después, el agua comenzó a aclimatarse hasta quedar en una temperatura más alta, llenando el baño de vapor. Zoro tomó el jabón, cerró los ojos y empezó a lavarse el cabello tranquilamente…hasta que algo, o mejor dicho, alguien, le abrazó por la espalda.

- ¿podemos seguir con lo que dejamos inconcluso en el río, marimo?- pidió melosamente el rubio mientras sus manos se paseaban por el pecho del peliverde

- aun no me lo has dicho- el rubio detuvo todos sus movimientos- lo de la chica en la nieve, el pequeño siendo ahogado, el puente… todo lo que ha contado Ace, ¿es cierto?- lo único que sofocaba el mortal silencio era el chocar el agua contra el piso

- no necesitas saber- Sanji se aferró con más fuerza al cuerpo del moreno

- hicimos una promesa

- muchos lo han hecho, y siempre terminan igual… no quiero que pase lo mismo contigo; es mejor así…- el peliverde deshizo bruscamente el abrazo y se dio media vuelta, sujetando al rubio por los brazos antes de besarle.

- ya te he dicho que soy un hombre de palabra- aseguró Zoro en cuanto sus labios se separaron de los del otro. Sanji parpadeó sorprendido un par de veces antes de sonreír

- los humanos tienden a exagerar las cosas- habló de pronto el rubio mientras cerraba la llave del agua- cada vez que cuentan algo, rebuscan cada vez más la historia para hacerla más interesante, hasta que termina siendo una distinta…- salió de la ducha secándose con una toalla, Zoro no tardó en seguirle. Ambos llegaron a la habitación del marimo y se acomodaron en la cama; Sanji se sentó frente al peliverde e inclinó la cabeza, dejando que el otro secara su cabello con la toalla- ciertamente, lo que has escuchado es en parte verdad… he sentido la muerte 100 veces, por eso soy como ahora…

- ¿qué hay de las visiones?

- son mis vidas pasadas, aunque no todo es verdad. Es cierto que mi padre me ahogó cuando supo que no era sangre de su sangre, pero el muñeco no fue un obsequio de cumpleaños, es más, no tuve ese muñeco sino hasta que morí… fue sepultado conmigo- el peliverde dejó la toalla en los hombros de Sanji y se dedicó a escucharle atento- esa fue mi centésima muerte... la muerte que viste en la nieve fue la novena. La chica era mi hermana, éramos gemelas. Un día, mientras preparábamos la cena, tomó un cuchillo y me apuñaló; luego me arrastró fuera de la casa... cavó un hoyo entre la gruesa capa de nieve y me sepultó en ella… aun cuando lloró mi muerte, se hizo pasar por mí y se casó con mi prometido…

- ¿también has sido mujer?- interrumpió Zoro

- he sido muchas personas, la que estás viendo ahora fue mi trigésima segunda muerte. Era el hijo de un exitoso empresario, por lo que fui la presa perfecta para una banda de secuestradores; ellos pidieron rescate, pero mi padre se negó a pagar y eventualmente terminé muerto… todas mis historias terminan así, siempre soy traicionado…

- ¿cómo terminaste convertido en el muñeco?

- ni yo mismo lo sé. Cuando me di cuenta, veía todo a través de los ojos del muñeco, podía ver la carne de mi cuerpo podrirse, y aunque quise escapar, no podía moverme. Un día mi tumba fue saqueada y al fin pude salir… al muñeco le crecieron alas mientras el alma que residía en él se liberaba, y cuando tomé una forma humana, los que me vieron enloquecieron y se suicidaron, volví a ser un muñeco y esperé a que alguien me liberase de nuevo, cada vez tomando la forma de una de mis vidas pasadas… pero no importaba qué tan bueno fuera con ellos, terminaba siendo usado y desechado, incluso trataron de deshacerse de mí… pero al final, siempre era yo quien me deshacía de ellos…- sus alas brotaron de pronto de su espalda y se abalanzó contra Zoro, quedando sobre su cuerpo mientras las alas cubrían ambos cuerpos desnudos- entonces… ¿también te desharás de mí?

- no seas ridículo, cejas afeminadas- dijo el peliverde calmado, aunque por dentro tuviera algo de miedo- no podría hacer algo como eso

- ¿qué harás entonces?

- ayudarte

- no sabes cómo

- lo haré

- eres muy extraño

- ya me lo habías dicho- Zoro miró al rubio unos instantes antes de seguir hablando- pero lo que no me has dicho es cómo ayudarte…

- me temo que eso tendrás que averiguarlo tú solo

- tramposo

- soy un demonio, después de todo- un inesperado ruido proveniente del estómago de Zoro interrumpió su conversación- vaya, creo que tienes hambre…- habló burlón, paseando su mano por el vientre del moreno

- deberíamos comer algo- sugirió Zoro

- yo estoy bien

- ¿es que a caso no comes?- el peliverde enarcó una ceja- porque no recuerdo haberte visto comer ni una sola vez

- yo no como, me alimento. Y sólo lo hago cuando es necesario

- ¿y de qué te alimentas exactamente?- de nuevo el silencio se hizo presente. Zoro suspiró hondamente y sujetó al rubio por l mentón, clavando su intensa mirada en la del otro- oi, no puedo hacer nada por ti si sigues ocultándome cosas- el rubio extendió sus alas, cubriendo al peliverde y a sí mismo, dejando todo en penumbras

- pensé que a estas alturas, te habrías dado cuenta ya- sus ojos se encendieron en un intenso rojo, era lo único que podía verse entre la oscuridad impuesta por sus bellas alas- soy un demonio, ¿recuerdas?- su voz resonaba fuertemente en los oídos de Zoro mientras esa profunda mirada carmesí permanecía atenta a él-… y para los demonios, no hay manjar que se iguale a la sangre humana...- podía sentir el desbocado palpitar del corazón de Zoro, su miedo. Estaba listo, si el peliverde se atrevía a traicionarle acabaría como muchos otros…

- ¿tienes hambre ahora?

- ¿q… qué?- sus ojos volvieron a su habitual tono azulado y sus alas se contrajeron, deshaciendo la oscuridad que formaban. Aun no se creía lo que ese humano le decía, una parte de él le decía que mentía, la otra quería creer firmemente en él, quería creer que realmente quería ayudarle- ¿estás tratando de engañarme?- Zoro no respondió en palabras, sino con acciones. Se llevó el antebrazo a la boca y lo mordió hasta que la sangre comenzó a brotar de las pequeñas heridas. Levantó su brazo y lo puso frente al rubio, invitándole a probar su sangre- eres realmente molesto- apartó el brazo del peliverde y se inclinó hasta alcanzar sus labios. Sus lenguas comenzaron a chocar insistentemente mientras sus cuerpos se pegaban aun más, como si quisieran fundirse en uno- [[eres un idiota…]]- pensaba Sanji- [[aunque quisiera, no puedo alimentarme de ti o seguramente terminarías muerto…]]

*****************************

Al lunes siguiente…

Faltaban unos pocos minutos para que la primera clase de ese día iniciara. Law leía en silencio, esperando a que, de un momento a otro, apareciera el único compañero que le hacía falta en el salón de clase, y justo unos minutos después, Ace entró corriendo y se sentó en su pupitre junto al moreno

- vaya, lo lograste- mencionó el moreno sin despegar su vista del libro; un par de segundos después, la campana sonó- ¿cómo está Luffy?

- igual que siempre- respondió Ace una vez que recuperó el aliento

- no pareces muy animado con eso

- hay algo que me inquieta- cruzó los brazos tras su cabeza, se recargó en el respaldo de la silla y miró hacia el techo, pensativo

- buenos días- saludó el profesor al entrar; sus alumnos respondieron débilmente y tomaron asiento. El profesor dejó sus cosas sobre el escritorio y se acomodó las gafas con una mano- bien, chicos, hoy se unirá a nuestra clase un nuevo compañero- los alumnos voltearon por inercia hacia la puerta- pasa, por favor…- tras la petición, un chico alto y de alborotado cabello rojizo entró al salón- ¿por qué no te presentas?- pidió el profesor

- Eustass Kidd- dijo de mala gana el recién llegado

- ¿Que tal si le cuentas algo de ti a tus compañeros?- pero el chico no contestó- bien… ¿alguien quiere preguntar algo?- los jóvenes se miraron entre sí, nadie se atrevía a decir nada, pues su penetrante mirada intimidaba a más de uno- en ese caso, empecemos la clase. Eustass, busca un asiento vacío- el pelirrojo guardó sus manos en sus bolsillos y caminó hasta el fondo del salón donde había un lugar disponible

- [[¿qué diablos le pasa a ese sujeto?]]- pensó el moreno cuando Kidd pasó a un lado suyo. Escuchó cómo el nuevo alumno halaba la silla de una banca y se sentaba en ella, justo detrás de él.

La clase dio inicio, el profesor comenzó a escribir en el pizarrón mientras los alumnos hacían lo propio en sus cuadernos. Habían pasado cerca de veinte minutos cuando Law sintió cómo el chico de atrás pateaba su banca; pensó que ignorarle era lo mejor, mas el pelirrojo era tan insistente que terminó por voltearse y mirarle con odio… Kidd le sostuvo la mirada unos instantes y luego miró hacia la ventana, por lo que el moreno regresó su vista hacia el profesor. Otro rato más y el pelirrojo volvió a molestarle, esta vez golpeando su cabeza con la punta de su lápiz; Law hacía uso de todo su autocontrol para no levantarse y darle lo que se merecía… mas toda su ira desapareció en cuanto sintió una mano rozándole la retaguardia…

- [[¿me… me está… tocando el trasero?]]- un escalofrío le erizó cada bello de su cuerpo mientras su rostro enrojecía considerablemente, tanto que su profesor alcanzó a distinguirlo

- ¿pasa algo, Trafalgar?- le preguntó su profesor, a lo que todos sus compañeros voltearon a verle

- ¿puedo salir un momento?

- ¿se siente mal?- Law no pudo hacer otra cosa que asentir- bien, vaya entonces- el moreno salió tan pronto como pudo del aula y prácticamente corrió hacia el baño a refrescarse un poco. Sin embargo, tuvo que detener su carrera cuando vio a cierto peliverde vagar por los pasillos con su muñeco de trapo entre sus manos

- Zoro- le llamó, atrayendo la atención del nombrado- ¿te perdiste de nuevo?- dijo conteniendo las ganas de reír.

- ¡no estoy perdido!- se apresuró a responder Zoro- buscaba el baño- dijo en voz baja, desviando su mirada.

- yo también iba hacia allá- el moreno comenzó a caminar con el menor siguiéndole a distancia. Al llegar, ambos se fueron directo a lavarse la cara, uno por el sudor que perlaba su rostro al correr por todos lados, el otro sólo deseaba aclarar sus ideas un poco.

Zoro dejó al pequeño muñeco en el lavadero y colocó su cabeza justo debajo de la llave de agua, empapando su cabello y cara por igual. Law sólo juntó un poco de agua en sus manos y se mojó el rostro con ella; después de secarse, su vista se quedó fija en el muñeco al lado suyo. Aprovechando que el peliverde seguía en sus asuntos, el moreno se aventuró a levantar aquel muñeco de trapo y lo observó con detenimiento y de todos los ángulos posibles, deteniéndose en una parte en especial, la espalda… ¿por qué tendría dibujadas unas alas negras? Un punzante dolor le acalambró la mano, por lo que dejó caer el muñeco y miró su palma… estaba sangrando…

- ¿qué diablos…?- la herida parecía profunda, sin mencionar el terrible dolor que sentía y que no paraba de sangrar

- ¿qué le pasó a tu mano?- inquirió Zoro en cuanto levantó la mirada

- no sé. Mejor voy a que revisen esto- el moreno apretó su mano herida con la otra y caminó a la salida- tu salón está a la izquierda, cuatro puertas adelante- después del típico gruñido de molestia por parte del peliverde, se marchó. Law no dejaba de mirarse la mano mientras se dirigía a la enfermería, era imposible haberse herido de esa manera sin notarlo- ese muñeco…

Continued…

 

Notas finales:

y ustedes se preguntarán "y q pinta Kidd en esta historia??" quieren saber?? ¬w¬ investíguenlo!!! sadasadas ok no ._. si quieren saber, dejen sus reviews para activar mis neuronas yaoicescas d nuevo y poder actualizarles xD

hasta el siguiente capitulo!!! -o fic, lo q ocurra primero-

bye bye ^^


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