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Hasta mi final por Chris Yagami

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Notas del capitulo:

lamento... esto ya se lo saben xD

Espero les guste la continuacion.

Capítulo 5.- La calma antes de la tormenta.

Anoche fui suyo de nuevo, después de más de tres meses de no llegar más lejos que solo besos, anoche de nuevo me hizo el amor. Pero no puedo dejar de pensar que lo hizo por lástima, no se si me quiere todavía o me mantiene a su lado por puro orgullo. Desde ese día en el que le confesé que esperaba un hijo suyo me ha dicho muchas veces que me ama y yo ya no puedo saber si es verdad. No veo en sus ojos al joven de quien me enamoré, veo a un hombre arrepentido de nuestra convivencia, veo su lastima y cada vez que intentó tratar el tema con él sobre la perdida de nuestro hijo, se cierra y sale corriendo. El terapeuta me ha dicho que lo lleve a las sesiones de grupo que hemos tomado, pero no me hace caso, no se a que le teme.

Esas terapias me han servido mucho, escuchar el testimonio de otros padres que pasaron por lo mismo y saber que después del dolor han podido rehacer sus vidas, que el amor de pareja los sacó adelante y ahora algunos han tenido hijos, otros que están en espera y muchos que lo están intentando. Pero yo no tengo el animo de mi esposo como los demás, tengo el apoyo de mis amigos y mi hermano, pero quiero que Hyoga me ayude, que asista conmigo y escuche de aquellas buenas personas palabra alentadoras. No se si realmente le afectó la perdida de nuestro primer hijo, lo sentí lamentarse las primeras semanas y siempre me pedía perdón, pero no se si lo hacia por mi hijo o por mi.

La noche anterior quise hablarlo, pero en lugar de ello me llevó a la cama y me hizo el amor. Fue tierno y a pesar de seguir asustado por su trato, me entregué completamente sintiéndome amado por él. Soñé con los primeros días de nuestro matrimonio, cuando las cosas no iban tan mal, salvo en la intimidad, nunca fue tierno ni cuidadoso conmigo, era muy brusco y mi primera vez no fue como yo la había esperado. Yo esperaba amor y caricias tiernas, pero el me dio pasión y furia, lo veía en sus ojos. Me asusté esa noche, cada una de ellas.

Ahora, después del desayuno como siempre me encargo de la cocina, de la casa en general. Repaso cada rincón todos los días sabiendo que es mínimo lo que puedo hacer. La casa esta siempre ordenada gracias a mí. Quiero sentir que al menos puedo mantener en orden esto aunque no pueda hacerlo con mi matrimonio.

Llegado el medio día me preparo para salir, le he dicho a Hyoga que quiero almorzar con mi hermano y no me ha dicho que no está de acuerdo, aunque puedo ver que le molesta pero quiero ver a Ikki, él y mis amigos me han ayudado demasiado desde que mi bebé no está, a pesar de que yo me alejé de ellos mucho tiempo volvieron a mi cuando supieron que los necesitaba y agradezco eso. No puedo estar más agradecido.

Camino a la habitación que comparto con él me detengo en la habitación del bebé. No he entrado ahí en dos meses, pero sigue a medias como hace mucho, solo es la habitación con una pequeña cuna y una silla donde se supone lo mecería, algo de ropa para él y nada más. No quiero deshacerme de todo eso todavía, no me sentiría bien pero tampoco quiero volver a verlos, solo deseo que se mantengan en ese lugar.

Al salir del baño y tras arreglarme espero pacientemente en la sala de casa, Ikki pasará por mi en unos minutos, eso hace siempre, no quiere que camine demasiado hasta el restaurante y sabe que no tomaré un taxi para un recorrido que puedo hacer en veinte minutos caminando. Yo dejo que me sobreproteja, y parece que a él le nace hacerlo, me encanta pues es como cuando estábamos en el orfanato y no nos separábamos, cuando todo era mucho mas sencillo y él podía resolver mis problemas con una sonrisa. Quisiera que esos días volvieran.

Después de unos minutos alguien llama a la puerta y me sorprendo al ver a Seiya frente a mí cuando ya he abierto, no debería caminar tanto, si quería verme debió decírmelo y yo iría a su casa. Se ve precioso, su vientre ha crecido demasiado y casi no puede moverse, se encuentra en la mitad del segundo trimestre y me ha dicho que son dos bebés, eso me hace muy feliz por él, pero aun así no puedo evitar sentir un nudo en el pecho cuando veo su embarazo, pues también recuerdo que mi hijo estuviera a punto de nacer.

-Buenas días- saluda tomando una galleta del recipiente que esta en el centro después de sentarse en el sofá- ¿Cómo estás hoy?

-Bien- susurró mirando por la ventana- estaba esperando a mi hermano- no me siento bien estando a su lado, amo a sus bebés, y amo a Seiya pero no me va bien saber de ese embarazo aunque no se lo digo, pero siempre termino llorando en cama cada vez que lo veo- ¿Cómo está Shiryu?

-Bien, el pobre se vuelve loco, no lo dejo dormir conmigo- contesta riendo bajito- me molesta demasiado y necesito la cama para mi solo- de repente se detiene con una mueca de dolor acariciando su vientre pero solo dura segundos, inmediatamente después vuelve a sonreír- y creo que a los bebés tampoco les parece que lo mande a dormir al sofá.

Miro a Seiya parado un poco alejado de él. Cuando me dijo que estaba de encargo un enorme sentimiento de furia me invadió, no se porque sentí que el universo se estaba burlando de mí y solo pude llorar días enteros maldiciendo mi suerte. Seiya no volvió a casa después de que solo le diera la espalda después de la noticia y aunque me arrepentí de eso no volví a buscarlo sino hasta hacia unas semanas para disculparme por mi grosería, fue que me dijo de los dos bebés. Aun maldigo mi suerte ¿El universo le da dos hijos a él y a mi me quita mi razón de ser? Pero Seiya no tiene la culpa de eso, la culpa la tengo yo por amar a Hyoga.

-¿Puedo?- pedí caminando hacia él con la intención de acariciar su vientre y Seiya se sorprendió por eso, normalmente trato de mantenerme apartado.

-Adelante-dio su consentimiento con una gran sonrisa en su rostro, sería la primera vez que tocaría su vientre. Retiró las manos y yo me arrodillé frente a él.

Con cuidado lleve mis dedos a ese lugar y toqué con cuidado buscando el movimiento de los niños. No sentí nada al principio pero después de unos minutos en silencio sentí un golpecito suave contra mi palma, no pude evitar sonreír y derramar un par de lágrimas por la sensación. Me acerqué a su vientre y coloqué mi mejilla en él para escuchar.

-Luka- susurré contra ese refugio y un escalofrió recorrió mi espalda erizando los vellos de mi nuca, me aparté de inmediato mirando asustado los ojos de Seiya que también estaban sorprendidos- perdona- susurré cubriendo mi boca con mis manos, no podía creer lo que acababa de decir, mi hijo murió hacia mas de un trimestre.

El llanto acudió a mí de inmediato, cerré mis ojos negando con la cabeza repetidas veces. No lo podía creer de mí, se suponía que la terapia de grupo ayudaría a superarlo pero no logro avanzar, sigo estancado en mi depresión. Tal vez por eso Hyoga no me ha vuelto a tocar, de seguro los estoy cansando a todos al tener que ver por mí todo el tiempo, soportar mis desplantes. Pero no quiero quedarme solo, los necesito.

-Tranquilo- me susurra llegando a mí para abrazarme- está bien, Shun, descuida.

-No lo dije con mala intensión, Seiya, por favor perdóname- me aferré a él en mi llanto, no quiero que se ofenda por lo que acabo de decir, sé que son sus hijos, pero extraño tanto al mio.

-Sé que no fue con mala intensión, vamos, Shun, no llores- sus sollozos acompañan a los míos, pero no puedo apagarlos, cada vez que lo veo me siento tan vacío.

Después de unos minutos llorando abrazados me aparté de él, pero no podía sonreírle, aun me siento avergonzado por lo que dije. Seiya acaricia mis mejillas tratando de consolarme pero últimamente no encuentro consuelo en nada ni en nadie. Finalmente solo suspiro tratando de alejar mi sensación de vacío aunque fuera un poco pues Ikki está por llegar y no quiero que me encuentre así.

Seiya y yo hablamos de muchas cosas, principalmente de nuestro pasado, sonrío con esos recuerdos y me hace sentir mejor hasta que la puerta suena de nuevo, me acerco para abrirla y no es solo a mi hermano a quien veo, sino también a Shaka, el amigo de la universidad de Ikki, creo que tienen algo, cuando mi hermano viene a verme Shaka está con él. Me da gusto por Ikki si a él le gusta, pero yo recuerdo a ese rubio como un seductor en la universidad, solo espero que no esté jugando con él.

-Buenas tardes- saludo a ambos con una sonrisa.

-Hola, hermano- se acerca a mí y me da un abrazo suave seguido de un beso en la mejilla- ¿Cómo estas hoy?- ahora está preocupado, ha notado mis ojos un poco hinchados, eso lo se, pero solo niego con la cabeza con la mejor de mis sonrisas para lanzarme a sus brazos.

-No es nada, hermano- cuando no me ve dejo de sonreír, es tan difícil hacerlo cuando todo dentro de mí está muerto- me alegra que pudieras venir.

-¿Qué dices?- me aparta de su lado y me toma de los hombros- eres más importante que mi trabajo- asiento con una nueva sonrisa para dirigirme a Shaka esta vez.

-Me da gusto volver a verte, Shaka- él me agrada, es una persona muy tranquila y sencilla, el único defecto que le encuentro es ese pasado, pero la gente puede cambiar en dos años.

-Igualmente- asiente con la cabeza y es cuando se dan cuenta de la presencia de Seiya.

-¿Qué haces aquí, vaquita?- el rostro de Seiya estuvo a punto de mostrar una sonrisa, pero apenas escuchó el sobre nombre se levantó indignado tan rápido como pudo.

-Eres un pesado, no estoy tan gordo- Ikki sonrió y se acercó para darle un abrazo.

-Que delicado- beso sus mejillas y luego se dirigió de nuevo a nosotros que seguíamos en la puerta- vamos al parque, esta tarde tengo ganas de un simple helado y sentarme en una banca- a mi hermano no le gusta el helado, pero a mi me encanta, sé que lo hace por mi.

-Yo quiero ir al restaurante de Milo- reniego cruzándome de brazos, sé que ahí podemos encontrar mas variedad para comer, no tienen que hacer algo a la fuerza solo para complacerme.

Después de argumentos de las dos partes, de Seiya e Ikki para ir al parque y de Shaka y mías para ir al restaurante, fuimos finalmente a visitar a nuestro amigo. En ese lugar siempre nos atienden bien, Milo dice que su jefe es un patán y un lunático esquizofrénico, pero todos sabemos que no se lleva bien con cualquier figura de autoridad que se le presente, entonces es normal que reniegue de todos ellos.

Comimos tranquilamente, Ikki y Shaka a veces conversaban entre ellos y yo hablaba con Seiya de cosas sin importancia nuevamente. Llegó un momento en el que Ikki se tuvo que disculpar para hablar por teléfono, también Seiya se fue al baño y quedé a solas con Shaka, nunca había sido así, no sé de que hablar con ese hombre que me imagino pronto será mi cuñado. Él tampoco me dice nada, y nervioso comienzo a jugar con mis manos.

-¿Te gusta mi hermano?- fue lo primero que se me ha ocurrido, nunca hemos estado solos y creo que puedo aprovechar esta oportunidad para averiguar sus intenciones, o eso es lo que creo yo.

-¿Ikki?- interroga sorprendido, pero inmediatamente después una sonrisa aparece en sus labios- no, solo es un gran amigo, pero no es mi tipo de pareja.

-¿Y cuál es tu tipo?

-No sabría decirte con claridad- un sonrojo aparece en sus mejillas y yo me avergüenzo, soy un impertinente.

-Lo siento, no quería incomodarte.

-Pierde cuidado- Ya no le dije nada mas. Shaka es un buen hombre, me lo dicen sus ojos pero me siento muy incomodo con su presencia e Ikki insiste en traerlo cada salida con nosotros.

-Si no son pareja ¿Por qué siempre estás con él?- el sonrojo de nuevo, debería arrancarme la lengua.

-Es solo que… a veces me siento perdido, pasé dos años en Grecia y aun no termino de adaptarme- habla muy rápido, se nota que está muy nervioso.

Mi hermano regresa inmediatamente después, se sienta a mi lado e informa que debemos irnos, se le nota tranquilo entonces simplemente esta cansado. Me quedo blanco al ver la hora, son casi las siete de la tarde, Hyoga está por llegar a casa y debo hacer la cena. Me levanto de prisa y camino al baño para ir por Seiya.

Me pasé intranquilo todo el trayecto, si Hyoga llega y no está la cena lista no quiero pensar en lo que puede pasar, no me ha tocado un cabello desde hace mucho, pero por su carácter se que puede explotar en cualquier momento.

Me despido de mi hermano y de los demás para casi correr arriba. Ya me siento mejor de salud, puedo hacer casi todo lo que hace antes pues me he recuperado por completo, pero el primer mes tenían que ayudarme a todo, para bañarme, vestirme, incluso para caminar pues hacerlo me tomaba mucho trabajo.

Casi corriendo llego a la puerta de nuestro departamento, pero me detengo cuando un hombre pelirrojo se encuentra recostado contra esta y sonríe de lado apenas me ve.

Notas finales:

¿Quien es el pelirrojo? ñ_ñ yo se que saben muajajaja!!!

Nos leemos despues ;D

Saludos.


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