LA CABEZA DE SLYTHERIN
Por fin pude huir de todo el alboroto que se formó en salón de maestros por culpa del sorpresivo regreso de un grupo de mis Slytherin, como si el simple hecho de cumplir con mi deber de proteger a mis estudiantes hubiese sido algo tan extraordinario, lo mejor de todo fue ver sudar de enfado a todos esos tontos Gryffindor al quedar ahora en desventaja numérica y posteriormente ver entrar a Victor Krum y luego ser seleccionado en nuestra casa, es algo que no me habría perdido por nada, lo que más me satisface es ser nuevamente el jefe de mis serpientes, y ver el rostro desencajado de Slughorn al ser relegado, bueno creo que si hay algo mejor, la cara de cólera que tenía la sabelotodo de Granger al descubrir que su “amigo” está comprometido con la señorita Parkinson, ni siquiera Harry con lo despistado que es podría haber dejado de notar que conocer esta noticia fue para esa muchacha un mal trago, disfrutar del desanimo de los leones ayudó en parte a pasar la incomodidad que me provocó el que mi ex compañera de casa se haya empecinado en sentarse a mi lado y constantemente interrumpir mi cena, Lucinda Talkalot(1) se comporta como si hubiésemos sido amigos íntimos durante nuestro tiempo de estudiantes, definitivamente será un incordio su presencia si continúa con esa actitud tan amigable.
Siempre pensé que algunos hechizos que Albus creó durante su extensa vida eran realmente estúpidos e inservibles, pero debo confesarme que el “enthüllen vor mir”(2) es bastante práctico sobre todo ahora que comienzan las clases, he descubierto cosas muy interesantes durante todo el día, eso sí, hubiese sido muy ventajoso poder contar con el durante mi época de espía ya que es un hechizo permanente el cual con una pequeña palabra puedo ponerlo en funcionamiento, pero ese viejo tramposo solamente me legó el conjuro en la carta que dejó para mi cuando mu…., bueno eso no viene al caso, lo que si me molesta es que me habría encantado saber debido a qué está creado en alemán y no en latín y aprenderlo bajo su tutoría, no como el tonto hechizo para replicar caramelos de limón que se empeñó en enseñarme, definitivamente ese anciano tenía un gran problema de adicción, pero bueno mejor dejar de pensar en todas las cosas extrañas que llenaban la cabeza de Albus y voy a dar de comer a mi emplumada amiga para luego recibir a mi muy ilustre invitado.
¡Merlín!, tal parece que el tiempo ha hecho que Potter aprenda algunas reglas de etiqueta, pues en cuanto me giro puedo ver que Harry ya se encuentra frente a mi puerta, aunque por lo visto aún no se ha animado llamar, se arregla la ropa como tratando de borrar alguna arruga inexistente para luego tratar de peinar su cabello, ahora que lo lleva mucho mas largo ha perdido gran parte del parecido que tenía con el inmaduro y ególatra de su padre, definitivamente se ve mucho mejor, aunque con unas bastante notorias ojeras cubiertas por un muy buen glamour, nadie que lo viera en estos momentos pensaría que ese muchacho de aspecto frágil es quien pudo salvarnos a todos, ahora es cuando se puede apreciar lo joven que es y toda la carga que ha llevado sobre sus hombros desde que nació.
- Señor Potter, hasta que por fin comprende lo valioso de la puntualidad -en cuanto abro la puerta lo miro observándome con mucha atención y muy descaradamente recorrerme de pies a cabeza, solo sonrío ante su total falta de sutileza en tal acto- ha llegado en exactos 9 minutos y 20 segundos.
- Profesor….yo ¿cómo supo? -casi de forma mecánica entra a mis aposentos ante un simple gesto de mi parte para que pase cerrando tras de el mientras se quita la capa dejándola con algo de nerviosismo en un sofá cercano.
- Albus no era el único con el poder de ver bajo ese harapo que usted acostumbra a utilizar para burlar las normas de esta institución -en cuanto termino de hablar su rostro se torna rojo hasta la punta de sus orejas, se ve realmente adorable con esa expresión de sorpresa y vergüenza ante mis palabras, seguramente está pensando en todas las veces que utilizó la capa y que supuestamente yo debí haber sabido, aunque no fuese así, después de todo no tiene por que saber que solo hace un par de horas me decidí a realizar dicho hechizo, pero el no tiene por que saberlo- en todo caso no lo he citado para hablar de mis conocimientos mágicos, deseo que me explique a que viene todo eso.
- …. -en cuanto hago que se gire para que mire mi escritorio su rostro denota la sorpresa, pero por lo visto aún no comprende de que se trata todo- ¿qué tengo que ver con esos exámenes?
- No son exámenes señor Potter -¿cómo podría tener exámenes en mi escritorio si ni siquiera han comenzado las clases formalmente?, tal parece que para el en lo único que pienso es en mi trabajo- esos pergaminos son todas las misivas con las que usted me invadió todos estos meses.
- Yo…bueno… -definitivamente tiene mas coraje cuando se trata de enfrentar a Lord’s oscuros que al hombre al cual le pregona en cada carta su profundo amor.
- Siempre tan locuaz ¿no Harry? -me giro haciendo ondear mi capa, siempre supe que causaba asombro en mis alumnos con tal acto, varias veces vi a Sinistra tratando de hechizar la suya para reproducir tal efecto, pero nada es mejor que el original, en cuanto tomo en mis manos la primera carta que me envió lo veo ponerse rígido está tan asustado que aún ni siquiera se ha percatado que lo he llamado por su nombre- no sabe lo cansador que resultaba recibir a su lechuza diariamente, usted se ha comportado como un acosador cuando yo solo deseaba que… -luce tan aterrorizado que incluso ha comenzado a respirar agitadamente.
- Por favor no….por favor se lo ruego no diga nada, por lo que mas quiera -no se en qué momento salió de su ostracismo y tomó mi mano para que soltara la carta y puso mi rostro entre ellas para que lo mirara de frente, gesto que me deja algo confundido y no atino a reaccionar- sé que no tenía derecho de hablarle de lo que siento, si no hubiese sido por la profesora McGonagall jamás me habría atrevido a incomodarlo con mi presencia, nunca pensé en regresar a Hogwarts -sus palabras suenan casi como un pequeño susurro, debe estar utilizando toda su fuerza de voluntad para poder hablar- realmente no pensaba poner un pie en Inglaterra -no se por qué ahora viene con esa tontería de no haber tenido intensión de regresar ¿acaso pensaba seguir de parranda indefinidamente?, ¡está bien!, debo aceptar que esos falsos reportajes constantemente me han incomodado, racionalmente tengo muy claro que no son reales, pero cualquier persona con un mínimo de sangre en sus venas se molestaría- olvide todo lo que esas cartas dicen.
- ¿Por qué habría de hacer eso? -sé que he sonado algo duro, pero aún me enfurezco cuando esas imágenes vienen a mi mente, me afirmo sobre el escritorio quedando sentado en el y cruzo mis brazos para poner atención a la tonta excusa que va a darme, aún a pesar de mis movimientos Harry no suelta mi rostro.
- Son solo las fantasías de un loco enamorado -sé que no son totalmente ciertas sus palabras, pero lo dejo desahogarse, da unos pasos alejándose de mi y dejando una extraña sensación de vacío al perder su contacto tan cálido- por lo que mas quiera en este mundo piense como si nunca le hubiesen llegado, prometo no incomodarlo -sus ojos ya comienzan a notarse algo rojos al tratar de impedir derramar las lágrimas que tanto desean salir- ya hice todas las averiguaciones para que nada afecte el funcionamiento normal de Hogwarts -lo veo mover su mano en dirección al lugar en donde se encuentran nuestras cartas, las cuales desaparecen con un simple gesto de su mano- así que solo durante tres meses compartiremos el mismo techo y luego no tendrá que volverme a ver.
- ¿A qué te refieres con que solo serán tres meses? -rápidamente me acerco y lo tomo con muy poca sutileza del brazo para impedir su huída- y ¿por qué lo haz hecho?, eran mías no tenías derecho de arrebatármelas.
Aclaraciones:
(1) Lucinda Talkalot: estudiante de Slytherin era la capitana del equipo de quidditch en 1976.
(2) Enthüllen vor mir: literalmente significa “quita el velo frente a mi”.