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INOCENTE CORAZON por Butterflyblue

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Notas del capitulo:

Hola les dejo un nuevo capitulo espero les guste, esperare con ansias sus comentarios, saludos y Gracias por leer

PERDIDO

 

Seiya no logro concentrarse en la cena de aquella noche, mil veces se excusó para ir al baño y poder llamar a su Shuny, el teléfono siempre salía apagado, sabía que el chico no llegaría a Nueva York sino hasta la mañana siguiente, pero sentía la necesidad de hablar con su primo, se maldijo de muchas formas por haberlo dejado ir solo, a alguien que apenas sabia salir de su casa, Julian entro al baño y lo encontró aturdido mirando el espejo del baño, - Seiya te pasa algo? Has estado actuando raro toda la noche…- el castaño no podía poner a su novio al tanto de lo que ocurría, por más que confiara en él, no sabía si Julián no los delataría, y si Ikki se enteraba de todo eso, Shuny sería el más perjudicado.

 

-No es nada Jul solo estoy algo nervioso por conocer a tus padres…- pero la mentira le costó a Seiya un castigo, cuando los padres de Julian se fueron este secuestro a su novio, le quito el teléfono y lo llevo a su departamento, lo sedujo haciéndole el amor toda la noche sin que Seiya pudiera hacer nada para evitarlo. 

 

Cuando el avión aterrizó en el aeropuerto, Shun esperaba impaciente poder desembarcar, pero al salir al bullicioso lugar se quedó paralizado entre el susto y la fascinación, tal fue su inquietud que su cuerpo no resistió haciéndolo padecer nauseas, el chico corrió al baño y descargo su estómago quedando débil e indispuesto, largos minutos después salió del pequeño cubículo y lavo su rostro tratando de recobrar el aliento.

 

Se sentó en la sala de espera para tratar de recobrarse del malestar, veía a la gente pasar, el bullicio, todo le llamaba la atención, y fue esa curiosidad lo que lo hizo relajarse, recordó las palabras de su primo y saco su teléfono para llamarle, pero solo consiguió hablar con la contestadora de un Seiya que estaba profundamente dormido, “ Seiya ya estoy en Nueva York… es increíble primo, el aeropuerto es enorme, iré a buscar un taxi para que me lleve a la universidad, espero encontrar a Milo pronto… ya quiero verlo, quiero decirle lo del bebe y que podamos celebrar juntos… te quiero primo gracias por ayudarme con esto”, después de dejar el mensaje , guardo su teléfono en el pequeño bolso y camino a la salida del aeropuerto.

 

No fue difícil conseguir un taxi, a pesar de las múltiples advertencias que le hizo Seiya, Shun abordo el primer taxi que le ofreció llevarlo, - Es impresionante- decía Shun mientras miraba el desfile de rascacielos que pasaban frente a él, gente, enormes edificios, miles de autos, y sonidos de todo tipo embelesaron al chico, que sonreía y suspiraba con emoción, se imaginaba recorriendo aquel hermoso lugar de la mano de su novio, se imaginaba su sonrisa, no veía la hora de volverlo a ver y abrazarlo.

 

-Milo apúrate no voy a esperar todo el día por ti…- el interior de su dormitorio en el campus Milo suspiraba preguntándose en qué momento su vida se había convertido en un infierno, de repente sonrió al mirar un tesoro que guardaba celosamente, eran un mechón del brillante cabello de su pequeño ángel, estaba sujeto con una delicada cinta dorada, Shun lo había cortado para el regalándoselo en un pequeña bolsita de terciopelo, aun recordaba sus dulces palabras          “ siempre dices que te gusta mucho mi cabello, te regalo este pedacito de mi para que te acompañe cuando estés solo” acarició con amor el hermoso mechón – ¿Porque no me quede contigo mi pequeño ángel?, ahora sería más que feliz, seguro debes pensar que soy un mal nacido, seguro ahora me odias…-.

 

 Los gritos de una mujer lo sacaron de sus pensamientos – MILO MALDITA SEA APURATE…- solo suspiro diciendo antes de salir – tenías razón Camus soy un imbécil, no me merecía un ángel como ese, me merezco a la bruja que me espera ahora…- Milo había recibido una no muy grata sorpresa al llegar a Nueva York, una de sus conquistas estaba en cinta y la chica era hija de una familia adinerada que lo tenía entra la espada y la pared obligándolo a un compromiso, ese día iría a conocer a sus futuros suegros.

La universidad era enorme, no había palabras para describirla,  ahora entendía las palabras del anciano chofer del taxi – fíjate por donde vas hijo aquí es fácil perderse-  ¿ cómo iba a encontrar a Milo en aquel enorme lugar?, lo único que tenia de su novio era su nombre y apellido,  suspiro y sonrió,  no iba a perder la esperanza, camino y camino preguntado a todos los que veía si conocían a  Milo Antzas, después de casi una hora alguien lo ayudo, un compañero de clases de Milo lo llevo hasta el dormitorio del campus donde se quedaba el joven, el edificio era grande y jóvenes entraban y salían de él, después de tocar varias veces en la habitación de su novio y no recibir respuesta decidió caminar un poco, se sentía cansado , hambriento, y no quería alejarse mucho por miedo a perderse.

 

Se sentó en un pequeño banco en las afueras del lugar  y espero,  ya casi anochecía cuando un auto se detuvo frente al edificio, Shun temblaba de frio, pero sonrió con alegría al ver a su novio descender de aquel auto, por un segundo fue feliz, la larga espera había valido la pena solo por verlo una vez más, iba a llamarle pero el nombre de su amor murió en sus labios cuando una chica descendió del auto también, abrazándose al joven con dulzura y besándolo con pasión,       - Dile chao a tu papi bebe…- dijo la chica acariciando su vientre,  Milo sonrió, después de aquella tarde con su futura familia y viendo que era mejor enfrentar su responsabilidad, había decidió aceptar su destino, acaricio el vientre de su ahora prometida y lo beso diciéndole a su hijo   – Nos vemos mañana bebe… papa te ama…-.

“ Papa te ama”  solo esas palabras resonaron en la mente de Shun, estaba tan cerca, tan cerca y tan lejos, ya nunca podría estar con el, quizás nunca había tenido oportunidad,  “ por eso te fuiste…” pensó mientras recogía su pequeño bolso, un grupo grande de jóvenes salió del edificio  y mientras Shun caminaba alejándose, escuchaba con dolor muchas risas y felicitaciones para la pareja que ahora se besaban sin notar siquiera al triste joven que se alejaba,  por un breve segundo Milo creyó ver, “ ¿Shun? ” pensó al ver el brillante cabello que tanto le gustaba, pero su prometida llamo su atención y el joven solo sonrió apartando el pensamiento de su mente, Shun no podría estar allí, él estaba muy lejos, “ Deja de pensar en el Milo” pensó mientras abrazaba a su novia y bromeaba con sus amigos.

 

Camino como sonámbulo por horas, cuando volvió en sí, la oscuridad de la noche lo sobrecogió,  ya no eran enormes edificios, ni calles iluminadas por múltiples luces de neón, ahora eran edificaciones abandonadas y gente extraña que lo miraban como si fueran depredadores y él una presa, camino tan rápido como sus piernas se lo permitieron, - ¿A dónde vas tan apurado pequeño príncipe?- un enorme hombre de oscuro cabello y un rostro lleno de cicatrices lo intercepto, Shun quiso correr pero el extraño fue más rápido y lo apresó entre sus brazos amenazándolo con una navaja, - veamos que tienes aquí – dijo mientras revisaba el pequeño bolso de Shun, dinero, el teléfono, su identificación y hasta el cambio de ropa que llevaba le fueron arrebatados.

 

Estaba tan asustado que no podía ni hablar, por un momento quiso estar en casa, cobijado entre sus sabanas, seguro, de pronto muchos hombres llegaron, le gritaban al que lo mantenía cautivo, todo sucedió tan rápido, gritos, golpes, mas gritos y sangre, sangre por todos lados, no supo cómo, pero logro salir casi ileso de aquel infierno, una herida en su brazo derecho larga pero no profunda, y su tobillo dolía terriblemente haciéndolo cojear, pero aun así no se detuvo, y cuando se dio cuenta estaba de nuevo en una bulliciosa calle, y a pesar de ser casi de madrugada mucha gente aun caminaba por el lugar, una cabina telefónica llamo su atención , cuando estaba dentro pensó con tristeza que ya no tenía su teléfono, no sabía el teléfono de casa, ni el de Ikki, mucho menos el de Seiya - ¿Cómo puedo ser tan inútil?- se reprochó mientras lagrimas amargas lo embargaban, cuando levanto el teléfono la operadora lo hiso confundirse más, no tenía dinero para llamar, no sabía a donde llamar, ni siquiera sabía dónde estaba, Shun se echó a llorar cuando salió de la cabina telefónica, estaba hambriento, tenía  frio, estaba solo en una ciudad que no conocía y tenía el corazón roto ¿Qué más podría pasarle?.

 

El pequeño príncipe que en casa lo tenía todo, se metió aquella madrugada en un oscuro callejón y durmió como pudo acurrucado dentro de una gran caja de cartón que por lo menos le proporcionaba algo de calor, lloro por horas aferrado a su vientre, lloro por él, por su bebe, por lo que había perdido, por lo que nunca había tenido, lloro evocando la sonrisa de Milo, sus besos, sus caricias, lloro y lloro hasta que el cansancio se compadeció de su pequeña alma sumiéndolo en la inconciencia.

 

- UN MALDITO MES… ¿ES QUE ACASO ESTOY RODEADO DE INUTILES?... ¿COMO ES QUE NO PUEDEN ECONTRARLO?...-

Ikki había envejecido diez años en esos treinta largos días, Seiya lloraba en silencio entre los brazos de su prometido, contarle todo a Ikki fue lo más difícil que había hecho en su vida, pero cuando no pudo contactarse con su primo, la angustia se apoderó de él y no tuvo más remedio que hablar, ahora un mes después, todos estaban aterrados de lo que le hubiese podido pasar a Shun.

 

- El maldito ese sigue de luna de miel, no hemos podido hablar con el, los padres de la chica insisten en que su yerno no tiene nada que ver con Shun y no quieren darnos el teléfono del imbécil, todavía faltan dos semanas para que vuelva de no sé dónde – Ikki caminaba de un lado a otro su corazón a punto de explotar, dejaba salir las palabras como un rio tratando de serenarse - ¿ De qué me sirve tanto poder, tanto dinero, sino puedo encontrar a mi hermanito?... ¿ de qué me sirve?...- Ikki cayo de rodillas en el suelo llorando con tristeza e impotencia “ ¿Dónde estás mi pequeño príncipe? … ¿dónde?”.

 

Muy lejos de allí en un callejón de la enorme ciudad de Nueva York, ya la noche había extendido su manto, dando paso a las criaturas nocturnas a salir de sus escondites, unas pequeñas manos hurgaban en la basura de un restaurant, los hermosos ojos verdes observaban cada cosa que sus manos sostenían poniendo en una pequeña cesta aquello que pudiera servirle, los primeros días habían sido terribles, cuando el hambre había sido insostenible, mendigo por comida, feas miradas, duras palabras, e incluso hasta agresiones recibió la frágil criatura, una noche cuando con la boca rota y ahogado en llanto trataba de comer un pedazo de pan, vio como uno de esos tantos seres anónimos hurgaba en la basura y consiguió restos de comida que engullo al instante, Shun observo por días la misma situación repetirse en varios lugares de comida, así había aprendido a conseguir alimento sin ser agredido por las despiadadas personas que no sentían compasión por nada ni por nadie.

 

En la calle aprendió a cambiar sus horarios, dormía en el día escondido en callejones y salía durante la noche a conseguir comida, de la inmaculada y blanca piel solo quedaban vagos vestigios, él se colaba en fuentes en las noches para lograr asear su cuerpo, pero debía hacerlo rápido pues siempre la policía lo corría, el que había vestido prendas de finas telas, con delicados bordados, ahora llevaba un sencillo pantalón raído y sin color definido y una camiseta llena de hoyos que dejaban ver su desnutrida figura, en las noches cuando ya había conseguido su provisión, se sentaba en un banco frente al imponente puente de Mahattan, viendo el circular del rio este, mientras ojeaba una revista que se había robado de un Kiosko, la revista llamo tanto su atención que paso días planeando como robarla, ahora la cuidaba como su tesoro, acaricio su vientre hablándole a su bebe - ¿Cuándo vas a crecer pequeño?...- la revista hablaba de embarazos, había imágenes tanto de chicas como de jóvenes como el, hablaba de las primeras etapas del embarazo y Shun la leía todas las noches y observaba sus imágenes, imaginando como seria cuando él estuviera así.

 

Dos meses más,  aquella noche despertó sobresaltado, gritos, disparos, sirenas, a pesar de su extrema delgadez ahora su vientre se notaba, pequeño, una curva incipiente, pero allí estaba su bebe haciéndose notar, se cansaba con más facilidad, así que salía más temprano a buscar comida y regresaba a su refugio temporal en un edificio abandonado para poder descansar, esa noche apenas le alcanzo el tiempo para recoger algunas de sus cosas, la policía hacia una redada en el edificio donde también vivían algunos maleantes, corrió cuanto pudo al escuchar los disparos, la revista y varias ropas que había conseguido quedaron atrás en su huida, sentado ahora en su banco frente al rio, lloro, lloro como hacía tiempo que no lo hacía, la calle le había endurecido el corazón, la calle le había robado la inocencia y aquella noche por un momento la recobro y lloro, - Ikki…¿ porque me abandonaste hermano?... Seiya… alguien… alguien que me escuche… quiero volver a casa… ya no quiero estar más aquí… ayúdenme por favor… por favor, quiero ir a casa…-.

 

- ¿Vas a volver a Nueva York?- le pregunto Seiya a su primo mientras este caminaba por la sala, Ikki lo miro con tristeza respondiéndole – Voy a ir a la embajada, tratare una vez más que me ayuden,  no puedo estar más aquí… no puedo… los detectives que contrate están buscando por todo el país y yo quiero estar allá, necesito saber… así… así sea… que me digan… que esta… que está muerto... no puedo seguir aquí…- Seiya lo abrazó despacio y en un susurro le dijo – Ire contigo…-

 

-¿Milo otra vez vas a salir?-  la chica lo miro con molestia, él ni siquiera le respondió, silencioso salió a la calle una vez más, dos meses llevaba buscándolo desde que Ikki lo había golpeado hasta casi matarlo, culpándolo por la desaparición de su hermanito,  en cada calle, en cada rostro que veía, hizo con su foto un anuncio, “se busca joven desaparecido”, pero no era el único, había muchos de aquellos carteles de personas desaparecidas, en una enorme ciudad, en donde la gente no tenía rostro, su mirada triste y sus pasos vacilantes, cuando entraba en las morgues una vez cada semana, deseando no encontrarlo allí, Shun y su bebe estaban perdidos y el los lloraba todas las noches, se sentía culpable, su pequeño ángel había venido tras él, iba a darle la noticia de que serían padres, era una pesadilla cada día sin saber nada de él.

 

Un mes más, ya tenía cuatro meses en la calle, bien podrían ser cuatro años, cuando duermes en donde te agarra la noche y comes de la basura el tiempo deja de tener sentido,  en un mullido nido de plantas y árboles frondosos, vivía un ángel, Shun encontró en un costado del Central Park, su particular refugio, estaba aislado de la gente que visitaba  el parque, protegido de las miradas de extraños y de aquellos que quisieran dañarlo, era una pequeña cueva vegetal que le brindaba refugio y calor, salía en las noches en busca de comida, despacio, su andar reducido a pequeños pasos, su pequeña barriguita de cinco meses, las huellas de las luchas que había tenido que pelear por su alimento, marcas en su brazos y manos e incluso en sus piernas, porque el siempre protegía su preciado vientre.

 

Ahora ya no comía de la basura en las noches alguien le esperaba en la parte trasera de un pequeño restaurant, todo había pasado por una casualidad, quizás la vida quiso darle un respiro, pues el pobre chico había luchado por su vida con las uñas y se había ganado una pequeña ayuda, esa noche como muchas veces, recogía de la basura lo que le serviría de cena cuando escucho una voz suave y paternal – Eso no debería pasarle a alguien tan bonito como tu…- soltó lo que llevaba recogido presto a defenderse, pero el anciano frente a él no parecía amenazarle – No voy a hacerte nada pequeño… soy un pobre viejo… no quiero dañarte…- Shun lo miro con suspicacia y mantuvo su distancia, y el hombre solo le sonrió, - espera aquí ya regreso- Shun estuvo tentado a marcharse, pero cuando iba a hacerlo el anciano salió con unos envases llenos de comida, Shun los miro con reservas y el hombre le dijo – Es comida buena niño, será buena para ti y para tu bebe- desde ese día Shun volvió cada noche y su buen amigo lo esperaba con mucha comida y postres, después de mucho tiempo Shun volvió a sonreír y escuchaba a su anciano amigo relatarle miles de cosas, pero la suerte no duro mucho tiempo y un ataque al corazón le robo a Shun la amistad y el cobijo que le había ofrecido el anciano.

 

Esa noche cuando fue a buscarlo como todas las noches el hombre nunca apareció, fueron varias noches en las que Shun iba y lo esperaba por horas, con pesar abrió el contenedor de basura porque tendría que volver a comer de allí, porque la vida una vez más le había abandonado.

 

- Hey tu sucio mendigo deja de sacar la basura… yo tengo que recoger eso después… sal de aquí… sal…-  Un gran hombre lo atacaba, no supo de donde salió, Shun trato de defenderse pero el hombre era más grande y más fuerte, y cuando el chico lo mordió para que lo soltara, el hombre le dio un fuerte golpe en el rostro lanzándolo al suelo,  el hombre fue detenido por otros que miraban la escena, Shun logró escapar entre el alboroto.

 

En la oscuridad de la noche caminaba por el vacío parque dirigiéndose a su refugio, despacio, muy despacio, sus labios sangraban, su mejilla estaba hinchada, su tobillo nuevamente se había lesionado haciéndolo cojear, pero más que el dolor de su cuerpo, le dolía el alma, le dolía el corazón, se sentía solo, abandonado, ya no le quedaban fuerzas para seguir luchando, ya no le quedaban esperanzas, cuando logro recostarse en la delgada sabana que le servía de cama, lloro, pero no fue un llanto silencioso, eran sonoros sollozos de frustración, de miedo, de protesta,  acariciaba su vientre que también le dolía, y cuando sintió algo húmedo escurrir por sus piernas, lloro con dolor, pues supo que también su bebe le abandonaría.


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