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Dormir es mejor por Aminora Thens

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Notas del capitulo:

¿Quien no ha tenido un sueño humedo?

Jajaja amor amor 

 

 

Surimi caminaba directo al recibidor, le avisaría a Rau que saldrían de compras para que preparara la limosina, en un instante recordó que Seto estaba ahí y tal vez traía su propio transporte le preguntaría si no había inconveniente en usarlo.

 

Dio la vuelta para regresar a su sala y cuando estaba a punto de preguntarle su cara se volvió un enorme signo de interrogación y sorpresa. No podía creer lo que sus ojos le mostraban, Seto Kaiba, ¡El mismo Seto Kaiba que conocía! Estaba encima del rubio de ojos miel, lo sostenía con gran fuerza, podía notar su enfado y la cara de shock de Joey, estaba a punto de meterse para quitárselo de encima, pero escucho unas palabras…

 

- Escúchame bien perro, te lo diré una sola vez, ¡Yo soy tu amo! Solo de mi puedes recibir regalos, no quiero que te acerques a ese imbécil o lo matare- ¡Wow! era la única palabra que podía formularse en su cabeza, jamás pensó que Seto fuera tan posesivo y qué decir de los celos se notaban en todo su rostro.

 

Al parecer esto era una “riña amorosa”, decidió dar media vuelta lo mejor sería que fueran en su limosina pues un Seto enfadado podría ser un peligro en las calles, se preguntaba ¿Cómo fue que llego sin una lesión a su casa?                                                     

 

Los dejaría solos para que arreglaran su pequeño problema de “amo celoso porque alguien quiere acariciar a su cachorro, la última palabra hizo que una risita saliera de su boca sí que se divertía con esta situación.

 

###################################################################

 

Vainilla, si podría definir el aroma de Joey seria vainilla, su piel tersa como una perla y ese cuello tan provocativo que lo llamaba, nunca había tenido tan cerca al rubio sentía esa explosión en su cuerpo, el calor aumentar cada vez, sentía que en cualquier momento arrastraría al rubio a la primera habitación que encontrara y tocaría ese cuerpo que lo llamaba a gritos.

 

Joey no podía creerlo simplemente era imposible, trataba por todos los medios de que Kaiba lo soltara, pero al parecer el mayor no lo escuchaba “¡Kaiba, Kaiba, Kaiba…!” decía una, otra y otra vez, pero nada, cuando estaba llegando a la desesperación un roce en su cuello lo hizo detener el forcejeo, podía sentirlo era algo que aspiraba su cuello una punta lo tocaba, abrió los ojos y pudo notar que la cara de Kaiba estaba hundida en el hueco entre su cabeza y su hombro.

 

Lo sintió de nuevo y una corriente eléctrica corrió por todo su cuerpo, jamás había sentido algo así, definitivamente había olvidado todo, ¿Quién era?, ¿Dónde estaba?, ¿Con quién?, no importaba, nada importaba.

 

-Kaiba por favor…- le costaba hablar, su garganta estaba vacía, no podía decir nada.

 

-Por favor ¿Qué? - la respuesta tan provocativa del mayor no ayudaba en nada a tremenda escena que se estaba dando en la sala de una casa donde vivían alrededor de 10 personas que en cualquier momento podían encontrarlos.

 

 

Eres todo lo que anhelo
Eres el regalo que cayó del cielo
Quiero estar siempre a tu lado
hasta tus defectos me han enamorado…

 

 

-Detente… estas actuando raro, solo porque Axel…- y el encanto acabo, en cuanto el dragón escucho ese nombre su cólera volvió y soltó de manera brusca al rubio.

 

- ¡Axel, Axel, Axel!, ¿¡Que no tienes otra cosa que decir!?, bien si tanto te gusta, ¿¡Por qué no corres detrás de él como buen perro que eres!?- Las cosas se estaban saliendo de control, de tan solo imaginarlos juntos se le revolvía el estómago, decidió marcharse se iría y dejaría que Yukiro se encargara de lo demás él no era niñera de nadie.

 

- ¡No soy ningún perro! -  pero al parecer la conversación aun no terminaba.

 

- ¡Y si!, AXEL es un tipo muy lindo tal vez acepte su invitación y…-

 

-No me interesa lo que hagas, ni con ese cantantucho ni con nadie- interrumpió.

 

-Entonces te voy a pedir, no te voy a ¡Exigir! ¡Que no te metas en donde no te llaman! - dicho esto el rubio salió directo al recibidor donde Surimi lo esperaba.

 

-Joey te estaba esperando ¿Dónde está Seto? - decía como siempre aparentando no saber nada, aunque por la cara del rubio imaginaba que las cosas no habían terminado muy bien.

 

-El señor “Soy dueño del mundo”, tiene cosas que hacer y no nos acompañara- la cólera se notaba en sus palabras definitivamente lo quería lo más lejos que pudiera de su persona.

 

-Oh, ¿enserio?, pero si ayer me dijo que tenía el día libre- Surimi trataba de aligerar la furia del rubio, pero al parecer solo lo empeoro.

 

-Pues ya sabes cómo son los niños mimados dicen una cosa y después hacen otra- la ganas de ahorcar al ojiazul eran extraordinarias, ¡Imbécil!, ¡Idiota!, ¡Estúpido gato del demonio! Y un sin fin de apelativos se formaban en la cabeza de Joey, si el sentimiento de odio había disminuido, ahora en ese momento estaba igual o más que antes.

 

-Te equivocas, no tengo nada que hacer, como Yukiro lo dijo tengo el día libre- Salió de la mansión con su aire de superioridad.

 

El rubio solo podía fulminarlo con la mirada, ¿Qué era retrasado? ¿Dónde estaba ese cerebro tan desarrollado? No captaba que no lo quería ni a 100 metros de él.

 

-Bien al parecer no hay problema es hora de irnos- Surimi salió de la mansión seguido de un furioso Joey y un indiferente Kaiba.

 

En el trayecto a la parte central de la ciudad, Surimi hablaba o con Joey o con Kaiba, pues ninguno se miraba, ni siquiera se mandaban miradas al parecer el pleito había sido más fuerte de lo que había pensado, ya lo averiguaría después.

 

Durante la tarde estuvieron en todo tipo de tiendas, compraron varios uniformes para Joey, más zapatos y aún más ropa, útiles que el rubio necesitaría. Surimi y Kaiba hablaban de que era bueno y que no, Joey solo veía como las bolsas aumentaban y entre ellas muchos libros de mercadería, diseño, calculo, administración de empresas y demás, el ojimiel estaba preocupado jamás había visto tanto libro en su vida, y eso que los de la escuela le resultaban demasiados.

 

Pasadas las 4 se detuvieron en un café, estaban exhaustos.

 

-No puedo creer que las chicas hagan esto todo el tiempo, las compras me resultan fastidiosas- mientras se masajeaba la cabeza pues el rubio no estaba acostumbrado.

 

-Bueno eso es porque a las mujeres les encantan estas cosas, no creo que les guste estar jugando videojuegos todo el tiempo- reía Surimi.

 

Kaiba simplemente observaba al rubio, recordando lo sucedido en la mañana y es que le resultaría difícil olvidar su aroma lo tenía impregnado en su nariz. Además de eso estaba el detalle de las flores y ese tal Axel que de solo recordarlo le daba migraña.

 

-Buenas tardes ¿Qué desean? - pregunto el camarero del café.

 

Joey fue el primero en pedir.

 

-Quiero un café-helado y un pastel de crema por favor- de tan solo imaginar el manjar al rubio se le hacía agua la boca.

 

-Yo quiero lo mismo- Pedía Surimi pues la cara de antojo de Joey también había surtido efecto en él.

 

-Solo un café- tan frio como siempre.

 

Mientras esperaban el café el rubio miraba la montaña de bolsas que había a un lado de él, sentía extraño todo este procedimiento, aun no procesaba bien la situación.

 

- ¿Joey? - una extraña voz lo había llamado.

 

El ojimiel se giró a ver quién estaba detrás, unos cabellos negro y aretes de dados le habían dado la respuesta rápidamente.

 

- Duke, ¡qué bueno verte!, ¿Cómo estás? - Joey se había levantado de su lugar para saludar a su amigo y el culpable del apelativo canino que llevaba en su persona.

 

-Bien, aunque un poco… extrañado- la mirada se dirigió al dragón de ojos azules que simplemente lo ignoraba.

 

- ¿Extrañado?, ¿Por qué? - preguntaba confundido Joey.

 

-Bueno es que me parece imposible que tú y Kaiba estén compartiendo una mesa sin que se estén tratando de matar- una risa salió de su boca. El rubio solo lanzo una risita nerviosa.

 

-Bueno no creas que es tan fácil- mientras miraba con odio al ojiazul.

 

-Si ya lo veo- 

 

Surimi tosió un poco al verse completamente ignorado.

 

Joey miro al ojivioleta, lo había olvidado por completo, como siempre cuando estaba con Kaiba todo se le olvidaba.

 

-Duke, te presento a mi nuevo gran amigo Yukiro Surimi- mientras lo señalaba Surimi se levantaba de la mesa para saludar al chico dado.

 

-Mucho gusto- extendió la mano cortésmente.

 

-El gusto es mío, mi nombre es Duke Devlin- mientras le respondía el saludo.

 

-Al parecer algo raro está pasando aquí- en la cara del rubio se notaba la sorpresa y en la de Surimi una risita mal disimulada, Kaiba por su parte seguía muy tranquilo.

 

-Pero mañana nos veremos en la escuela y créeme…- se acercó al oído del rubio.

 

-No te salvaras del interrogatorio- mientras se alejaba del rubio y se despedía cortésmente de los otros dos presentes.

 

Joey solo tenía una mueca de preocupación, las cosas se complicaban.

 

-Ese amigo tuyo es muy interesante- hablo Surimi.

 

-Si, Duke es… estrafalario- reía penosamente el rubio.

 

Volvieron a tomar asiento, después de 5 minutos el mesero llegaba con los pedidos, en los ojos de Joey se notaban estrellitas pues realmente tenía hambre.

 

Una vez el mesero se marchó Joey rápidamente comenzó a devorar el gran pastel que le habían llevado.

 

Surimi lo miraba encantado, el ojimiel era demasiado adorable, en cambio el ojiazul tomaba con gran indiferencia el café. Ambos eran tan distintos, uno era demasiado frio el otro demasiado cálido. Definitivamente polos muy opuestos, pero precisamente esos polos eran los que más se atraían, tal vez era por la misma razón que se necesitaban, en su interior sentía tanto alegría como nostalgia pues él nunca había sentido algo así por alguien y aunque era complicado uno siempre necesitaba del amor.

 

No podía negar que desde que conocía a Joey su vida era más alegre y la sentía más llena, pero el rubio era como un pequeño hermano al que sentía debía proteger y querer, sonrió, como tenía razón la filosofía humana, entre más tienes más quieres, y en el inconsciente fondo de su corazón anhelaba a quien amar… 

 

Tienes que saber qué es lo último que pido 
que estoy desesperado y según mis latidos 
no me queda mucho tiempo a mi favor…

 

Y antes de perder de vista mi camino 
quiero mirarte un poco y soñar que el destino 
es junto a ti mi amor
.

 

Quédate un segundo aquí a hacerme compañía 
y quédate tantito mas quiero sentirte mía 
y abrázame... y abrázame... y abrázame… y abrázame… 

 

 

Al terminar de comer, se dirigieron a la mansión y conversaron un poco de quien acompañaría al rubio a partir de ahora, Surimi estaba más que dispuesto a ponerle una escolta a Joey lo que no gusto nada al ojimiel pues si lo que querían era discreción una gran ola de hombres de negro obviamente llamaría la atención de toda la ciudad.

 

Esta vez le tocaba perder al peligris, pero como era de esperarse no cedería tan fácilmente a lo que pidió (casi exigió) que Joey fuera llevado todos los días por Kaiba, sabía de antemano que el rubio preferiría a todos los guardaespaldas del mundo antes que, a Seto, sobre todo por lo sucedido en la mañana, pero era la mejor opción y la que más les convenía a ambos.

 

Y antes de que pudieran decir algo Surimi había dado por terminada la discusión quedando en acuerdo que Seto dejaría a Joey algunas cuadras antes de llegar a la preparatoria para evitar habladurías, ninguno de los dos pudo decir nada, aunque en el exterior demostraban molestia por dentro las ansias crecían.

 

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-Son demasiados libros- el rubio estaba mirando la montaña de libros que se encontraba en su cama, una gota bajaba por su cien mientras se deprimía, odiaba los libros y ahora pasaría la mayoría de su tiempo con ellos, que paradoja.

 

Mientras suspiraba tocaron la puerta.

 

-Joey ¿Puedo entrar? - ese era Surimi que por supuesto averiguaría que era lo que había sucedido en la mañana ¿Porque esa pelea? si las cosas iban muy bien.

 

- ¡Si claro! - contesto con un gran ánimo, pues había notado que su amigo estuvo un poco distraído en la tarde, algo que desde que lo conocía era muy inusual.

 

-Buenas noches, ¿interrumpo? - mientras se acercaba al rubio.

 

-No para nada- contestaba con su sonrisa.

 

- ¿Estás bien? - pregunto Joey una vez sentado Surimi.

 

Este lo miro extrañado.

 

- ¿Por qué esa pregunta? -

 

-Bueno es solo que esta tarde te note un poco distraído algo que no es usual en ti- Lo miraba con un poco de nerviosismo no quería ponerlo incomodo.

 

-La verdad es que si- termino “pensativo”.

 

-Lo que pasa es que se me hizo extraño, que tú y Seto no se hablaran en todo el día- ahora se daba cuenta que el rubio también podía ser perspicaz y muy atento a las cosas a su alrededor, claro que Joey seguía siendo muy ingenuo a su lado ya que él se escapó de la pregunta del ojimiel preguntando una cosa muy distinta y más interesante…

 

-Bueno eso- si antes estaba nervioso ahora se encontraba temblando, ¿Por qué preguntaría algo así?

 

Solo podía reír nerviosamente y sobar su cabeza.

 

-Bueno tú me conoces y también a Kaiba, no nos llevamos muy bien y además es difícil estar tan cerca sin querer ahórcanos- fue todo lo que pudo decir, su cabeza trabajo a mil para poder formular una respuesta tan elaborada.

 

Por supuesto no tan buena para que Surimi la creyera, y más por lo que había visto, en su cabeza se formulaba un sin fin de opciones, pero era imposible comprobarlas ya que no sabía nada y obviamente el rubio no cooperaria, pero él tenía sus métodos y tarde o temprano se enteraría.

 

Lo mejor era dejar descansar al rubio, mañana sería un nuevo día nuevas cosas pasarían y si no pasaban él sabía la forma de hacer que “pasasen”.

 

-Tienes razón, olvidaba ese pequeño detalle- el rubio sintió un gran alivio pensando en que había logrado zafarse de esa pregunta, aunque se sentía un poco culpable por mentir.

 

-Bueno te dejo que mañana hay que levantarse temprano, es tu primer día de clases como el dueño de dos grandes empresas- mientras lo decía con gran naturalidad, el rubio sentía su aura muy deprimida.

 

Surimi salió de la habitación de Joey pensando en lo que tendría que hacer para que estos dos se hablaran como “normalmente” lo hacen (gato del demonio, perro de callejón).

 

Mientras el rubio derrotado subió a la cama quedando profundamente dormido.

 

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-Hueles muy bien, siempre me ha gustado tu aroma- ¿Quién? ¿Quién lo llamaba?

 

- ¡Me encantas!, todo tú me encantas…- esa suave y a la vez tan sexy voz que le susurraba en el oído, ahora no importaba quien o de donde venia, esa simple frase lo había hecho enloquecer en segundos.

 

-Déjame tocarte por favor…- su suplica era tan desesperada que lo extasiaba.

 

-Hazlo, no lo pidas solo hazlo- contestaba el rubio de una manera tan seductora.

 

-Cachorro, mi cachorro- susurraba mientras sus manos delineaban su blanco cuello, Joey solo podía dejarse hacer, sus ojos cerrados y las sensaciones que sentía, jamás había experimentado algo así.

 

Lentamente comenzaba a deslizar sus dedos por el pecho del ojimiel, tocando la piel de una manera única y tan experta, como era posible que un desconocido le hiciera sentir tantas emociones en unos pocos segundos.

 

Un calor invadió su rostro y no era el sonrojo que presentaban sus mejillas, era otra cosa.

Una respiración, que succionaba todo su aire, los labios tocaban su rostro, y de un momento a otro un demandante beso se hizo presente.

 

Ambos locos por probar el sabor del otro, con movimientos rudos y caricias explosivas, la falta de oxígeno los izo separarse y entonces el rubio abrió los ojos, unos zafiros azules le miraban.

 

- ¿Kaiba? - y este sonrió.

 

-Quiero hacer el amor contigo… - mientras volvía a tomar sus labios.

 

Aunque esto sea un sueño,

Soy feliz de que tú y yo soñemos lo mismo,

Porque incluso en nuestros sueños

Deseamos estar juntos...

 

Los dragones, aunque alejados uno del otro, sus mentes se conectaban en una ilusión más allá de la fantasía.

 

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Lunes

 

La alarma sonaba con un sonido estridente, los ojos miel despertaban pues sus oídos le taladraban el cerebro para que terminara con el horrible sonido que estaban escuchando, con mucha lentitud guio su mano al buro donde se encontraba el objeto de su tortura matutina, lo tomo y miro marcaba las 7:00, muy temprano para su gusto, aunque ya estuviera acostumbrado.

 

Cuando apago el despertador lo volvió a poner en su lugar, y se tapó nuevamente con las grandes y calientes cobijas de su cama… “déjame tocarte por favor” … impactado por esas palabras abrió de golpe los ojos, y en su cabeza los fragmentos del sueño de apenas unas horas atrás se hacían presentes.

 

Como si regresara una película que acaba de ver, su cara presentaba más de un color a la vez, su corazón empezaba a acelerarse de una manera increíble de solo recordar lo que le había contestado...

 

Hazlo, no lo pidas solo hazlo…”- si definitivamente esas palabras habían causado un gran estrago en su cabeza y en una parte más abajo de su cadera.

 

Y solo una pregunta se presentaba en su cabeza… ¿Por qué?

Un ruido lo saco de sus pensamientos, provenía de la puerta.

 

-Joven Wheeler, el desayuno estará listo en unos momentos- Nina como de costumbre atendiéndolo.

 

-Si gracias en un momento bajare, ¿Surimi ya despertó? - pregunto a la empleada.

 

-Sí, creo que ahora está ablando por teléfono con el señor Kaiba- la sola mención del dragón le erizo la piel por lo que prefirió no preguntar nada más.

 

-Gracias Nina, tomare un baño y enseguida estaré listo- fue todo lo que contesto y escucho los pasos de la ama de llaves alejarse de la puerta, con los nervios de punta bajo de la cama y se dirigió al cuarto de ducha, solo cuando estuvo en el agua tibia se dio cuenta que su parte baja estaba más que despierta se maldijo a sí mismo por esa debilidad que empezaba a tener por Kaiba y también por esa sensación de placer que ahora experimentaba al mover su mano de arriba hacia abajo.

 

Estuvo así por un rato hasta que su cuerpo expulso ese placer que el mismo se había provocado, y en entre su mente cansada surgió un único pensamiento...

 

… Seto…

 

Después de salir de una ducha tan placentera, se dirigió a la enorme cama que tenía enfrente aún no se acostumbraba pero ahora eso no importaba mucho, con la toalla seco su cuerpo, tomo la crema y comenzó a aplicarla, después se dirigió al gran mueble de madera en donde se encontraba su nuevo uniforme, un poco extrañado por el olor de la tela y la suavidad de esta, comenzó a ponérselo siempre estuvo acostumbrado al deshilachado de sus camisas y qué decir de los uniformes, tanto este como el de gimnasia que siempre habían sido regalados o semi-nuevos.

 

También de una caja saco zapatos de vestir, que, aunque tenía planeado utilizar los que Surimi había le había comprado grande fue su sorpresa al ver el enorme berrinche que este le hizo al rechazar la idea de un par más, así que resignadamente a lo mucho compraron 5 modelos diferentes. 

 

Se miro en el espejo, peino un poco el rebelde cabello rubio, unto un poco de gel en él y trato de aplacarlo, aunque al parecer sería imposible, con una sonrisa para sí mismo salió con gran ánimo de la habitación y se dirigió al comedor para desayunar, algo que realmente amaba de toda esta situación.

 

Bajo la escaleras brincando como un niño pequeño, por primera vez en mucho tiempo se sentía tan libre de tantas preocupaciones y tantas cargas, pero lo que más le agradaba era compartir una casa con tantas personas, pues siempre había sentido esa soledad a pesar de encontrarse con sus amigos, las aventuras que habían vivido juntos serian inolvidables pero ahora todo era distinto y el realmente estaba tomando a todos los que habitaban la mansión como su nueva familia, un acelerado corazón le indicaba que se encontraba feliz por todo lo sucedido y también muy feliz de tener a alguien que viera por él y lo procurara tanto, Surimi era su nueva familia y por lo tanto el también pondría todo de su parte para que el peligris se sintiera lleno de felicidad pues aún seguían en su cabeza las imágenes del día anterior y aunque no lo dijo en ese momento había notado un deje de tristeza en su mirada lo que lo preocupo, ahora que lo meditaba Surimi también estaba solo había perdido a su familia, Joey sabía lo que era pasar por eso y entendía los sentimientos de su amigo.

 

“Haré todo lo posible por que seas feliz… lo prometo.” Dijo en su mente al momento que entraba en el comedor donde el ojimorado lo esperaba como siempre echando una ojeada al periódico matutino.

 

-Buenos días Surimi- saludo con una gran sonrisa mientras se sentaba a un lado de él en la gran mesa de madera.

 

-Buenos días Joey, ¿dormiste bien? - pregunto cuando el ojimiel se sentó.

 

-Bastante- riendo por la pregunta.

 

-El uniforme te sienta bastante bien, es bueno usar ropa de tu talla- dijo más atento al atuendo de Joey.

 

-Bueno es que toda mi ropa, la mayoría es regalada- mientras reía apenado.

 

-No te preocupes por eso, no hay nada de malo en que te la hallan regalado, eso dice que realmente se preocupan por ti- el rubio estaba sorprendido por sus palabras, Surimi realmente era una persona increíble, él como agradecimiento le dedico una mirada llena de afecto, realmente se estaba convirtiendo en una persona indispensable en su vida.

 

Después de unos minutos Nina llegaba con el desayuno, uno que olía muy bien según la nariz del rubio, el rato que estaba pasando era muy agradable mientras Joey comía Surimi lo miraba realmente asombrado pues la paz que le emanaba no la podía describir.

 

-Joey ¿puedo pedirte un favor? - el rubio lo miro.

 

-Claro lo que sea- muy sonriente jamás le negaría algo.

 

-Me gustaría que trataras de llevarte mejor con Seto, ahora estarán mucho tiempo juntos, tanto en la escuela, como en la empresa y qué decir de las horas de clase que te dará- al rubio se le revolvió el estómago de solo pensar en eso y por primera vez preferiría negarse a una petición así pero era imposible, aunque lo intentaría solo claro esta porque era precisamente el ojimorado quien se lo pedía.

 

Dio un gran suspiro.

 

-Está bien tratare de llevarme un poco mejor con él, aunque te confieso no sé si Kaiba quiera llevarse bien conmigo- mientras recordaba su actitud altanera, lo que siempre había odiado de él.

 

-Bueno eso es otro asunto, con que tú lo intentes basta- pero Surimi sabía perfectamente cómo convencer a Seto de llevarse “bien” con Joey, los celos eran poderosos.

 

Mientas sonreía para sí mismo al pensar en la estrategia que planearía para juntar a esos dos, jamás imagino que esta situación le divirtiera tanto, además ambos se necesitaban y eso era más que suficiente para él.

 

-Bueno será mejor que te apresures, Seto llegara en cualquier momento- de solo pensar que Kaiba llegaría por él se le quitaron las energías que tenía hace un momento, pero trataría, trataría.

 

-Sí, solo un bocado más y terminare-

 

Y si precisamente 5 minutos después de ese comentario Nina avisaba que la limosina del Dragón blanco se encontraba en la puerta advirtiendo que solo esperaría a el rubio 5 minutos.

 

Al parecer Seto estaba de mal humor algo de lo que Surimi se dio cuenta inmediatamente, rápidamente Joey se levantó de la mesa estaba a punto de salir corriendo por la puerta pero la ama de llaves lo detuvo, al parecer planeaba salir olvidando la mochila, al ver esto Surimi soltó una gran carcajada pues había previsto que este incidente sucedería por lo que advirtió a Nina pidiéndole que subiera a la habitación de Joey mientras este desayunaba y prepara lo necesario para que no tuviera que correr el por las cosas.

 

Se imaginaba la escena y la cara de fastidio de Seto por la tardanza del ojimiel y también una pelea segura por parte de ambos.

 

Era bueno adelantarse a las cosas mientras volvía a reír y miraba como el rubio salía disparado a la entrada donde la limo lo esperaba.

 

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En la entrada de la mansión Yukiro un malhumorado Ceo esperaba a que unos ojos mieles se dignaran a aparecer puesto que él siempre era muy puntual esperaba lo mismo de los demás y Joey Wheeler no era la excepción.

 

-Ronald si no aparece en un minuto arrancas- al parecer su mal humor aumentaba y no era precisamente por el “retraso” del rubio, si no por cierto sueño erótico con el que había despertado en la mañana.

 

Si, al parecer su mente le había jugado una mala pasada durante la noche, aun recordaba las palabras tan “sexys” por así decirlo que el rubio le había dedicado.

 

La forma en que tocaba su cuerpo al delinearlo con sus manos, su olor y suavidad, sus caderas lo habían vuelto loco y qué decir de su boca, se había dado cuenta que ese perro sabía mucho más que solo ladrar.

 

El enredo de sus piernas, el subir y bajar, todo había sido tan excitante y delicioso, pero para su desgracia el reloj despertador había interrumpido el sueño más  húmedo que había tenido en toda su vida.

 

Al darse cuenta de la situación en que se encontraba solo pudo salir furioso de la cama entrar al baño abrir el grifo y meterse en la regadera de agua helada, pues se negaba a masturbarse solo por la causa de un simple sueño, aunque uno muy…

 

Placentero.

 

Lo único que quería en este momento era desaparecer con Wheeler, tomarlo, disfrutar de ese cuerpo con el que había soñado y por el cual poco a poco estaba perdiendo la cordura.

 

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Joey corría a toda velocidad para evitar que Kaiba se fuera sin él, era su primer día en este cambio y no quería empezarlo con el pie izquierdo, pronto llego a la entrada faltaban exactamente 2 minutos de los 5 que le habían advertido, para su suerte Nina le tenía lista la mochila, un mal hábito que nunca lograba superar y por el cual había llegado tarde muchas veces a la preparatoria.

 

Rápidamente vio como la reja era abierta y como rayo llego a la puerta de la limosina abriéndola de golpe.

 

- ¡Lo siento!, buenos días- saludaba torpemente y muy agitado el rubio al Ceo, que, de solo verlo así, prefirió voltear la cara para evitar las ganas que tenía de él.

 

-Tardas demasiado, que no sabes que cuando tu amo te llama debes venir enseguida… perro- las palabras de Kaiba llevaban un muy doble sentido que Joey no noto por la furia que se estaba acumulando en su interior.

 

 

“Me gustaría que trataras de llevarte mejor con Seto”

 

 

 Rápidamente las palabras de unos momentos atrás llegaron a la cabeza del rubio, le había prometido a Surimi que trataría de llevarse bien con el engreído, y por mucho que en estos momentos quisiera matarlo tenía que aguantarse más por Surimi que por nada.

Así que con todas las fuerzas que pudo reunir entro en la limosina y se sentó lo más lejos que pudo.

 

Kaiba tomo el intercomunicador indicando a Ronald que podía arrancar, el trayecto en si seria 20 o 25 minutos hasta llegar a la escuela, decidió que aprovecharía el tiempo para poder saciar, aunque fuera un poco esas feroces ganas que tenia de comer cachorro.

 

Suavemente y aprovechando la distracción del rubio que miraba por la ventana se acercó lo más que pudo y entre más cerca estaba el olor a vainilla volvía y con ello las escenas del rubio sonrojado y sediento de placer. No pudiendo evitarlo más con los fuertes brazos tomo la cadera del menor y la pego a su cuerpo.

 

El ojimiel distraído no pudo reaccionar a tiempo y cuando se dio cuenta ya estaba apresado en los brazos del Ceo. Extrañado solo pudo voltear con cara de ¡¿Qué rayos te pasa?!  Aunque por la cara de Kaiba se daba cuenta que no le respondería.

 

No podía descifrar lo que sentía pues rápidamente la colonia del Dragón invadió su nariz y lo hizo perderse unos momentos, su corazón se aceleraba, su respiración comenzaba a fallar, otra vez las mariposas envolvían su estómago ¿De verdad? ¿Esto era de verdad? Y entonces sintió una de las manos de Seto recorrer su cuello, ¡si definitivamente era real!

 

-¿Qué haces? - preguntaba confundido y excitado a la vez.

 

-Jugar con mi mascota, ¿Qué no puedo hacerlo? - mientras lo miraba con una sonrisa de satisfacción llena de ego.

 

- ¡Yo no soy tu masco…-

 

Pero no pudo terminar porque el mayor lo giro rápidamente y tomo sus labios en un demandante beso.

 

-Claro que lo eres y ahora mismo te lo demostrare- empezando a desabotonar el uniforme.

 

 

 

 

Notas finales:

¿A quien aman mas?

Yo aun no se ...

Besitos.


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