Benjamin llegó a aquella de campo después de la hora del almuerzo, estaba agotado físicamente, ya no era un joven cito para hacer esos viajes tan largos, bajo del carro y asintió hacia Roderick que llegaba prácticamente al mismo tempo que él, se veía igual de agotado, le abrazó agradecido porque le ayudara en esa situación tan difícil. La casa no era tan grande y era lúgubre, estaba en perfectas condiciones, aún recordaba cuando la había visto por primera vez, llena de huecos y de polvo por todas partes, caminaron hasta el pórtico que tenía nuevas tablas de madera, tocaron a la puerta siendo recibidos por una mujer que conocían muy de tantas visitas a la casa, una al mes.
-El joven está en el estudio, señor-informó la mujer guiándoles pese a lo innecesario que era.
La casa era pequeña, los tapices tenían motivos en negro y el fondo era gris quitando le mucha luz a la casa, los muebles también eran de colores apagados y el pasillo era algo estrecho, finalmente vieron una luz natural al final del pasillo, era una ventana abierta.
Entraron en el despacho viendo al joven que levantó una mirada fría y calma, con movimientos claramente medidos colocó el separador y bajó el libro acomodándose para verles, puso en perfecta simetría el tintero, el cuaderno de cuentas y el libro. Cuando les miró a los ojos percibió el rechazo de manera inmediata, cosa que aumentó su enojo, se obligó a respirar calmada mente para no perder la imagen que les mostraba, tenía que pensar con la cabeza fría como sabía que hacían los hombres que tenia enfrente.
-Lord Benjamin-se dirigió al mayor con una sonrisa falsa-¿Reconsideró usted las cosas?
-únicamente puedo darte una parte de lo que me pides-le vigilaba serio y atento, tenía las manos apretadas en forma de puños a los lados de su cuerpo.
-¿Parte?-frunció el entrecejo con fuerza-¡Es mi derecho tenerlo todo!-se exaltó levantándose un poco y respiró volviéndose sentar peinando un cabello fuera de su lugar.
-¡No es tu derecho!-reclamó Benjamin en el mismo tono.
Roderick puso una mano en el hombro de su hermano para que se calmara, no era bueno que hiciera esos corajes y menos con esa persona, tras la tensión la calma volvió a apoderarse del rostro de ésa persona, la peor pesadilla de Benjamin. Rebuscó en los bolsillos de su chaqueta lo que había estado preparando desde que se había enterado del caso.
-Tenemos una contra propuesta-habló rápido Roderick-Aquí está todo-le dio una carta sellada con cera y el impreso familiar, escrita por su puño y letra-Saldrás privilegiado-prometió seriamente.
El chico estiró la mano para recibirla y con un gesto paciente comenzó a leer lentamente para provocar les, efectivamente todo lo que estaba ahí escrito le convenía por donde se le viera, tomó una pluma y papel pero sin firmarlo aún, tenía una excelente idea.
-Quiero que los tres hagamos una copia de esto, cada uno con su propia letra-dijo serio dándole al mayor la pluma y papel antes de ofrecerles asiento educad amente.
Benjamin se dispuso a copiar aquel contrato avalado únicamente por ellos tres, tenía la tranquilidad de que si él cumplía con su parte su familia estaría en paz, le afectaría económicamente un poco pero la tranquilidad de sus parientes lo valía, agradecía mentalmente a su hermano por la ayuda que le daría, también sacrificaría un poco de su paz.
Firmaron.
Ahora era un contrato completamente legal, con derechos, obligaciones y consecuencias que llegarían más lejos de lo que ellos podrían imaginar en aquel instante, muchas más y más graves.
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Loren no paraba de revisar documentos junto con algunos libros, tenía que estar muy bien preparado para heredar la firma de la familia ya que su primo, para desagrado de su tío, había estudiado algo distinto a derecho y no le interesaba heredar el mérito de los Pevensie, ahora todo le correspondía él, lo último que había sabido de Fred era que buscaba una esposa aún sin éxito.
-Joven amo-llamó una voz dulce que casi le detuvo el corazón-Su madre me pidió que le informara sobre la llegada de su amigo Lord Harry.
-Ah, muchas gracias-se levantó ordenando los papeles con gestos algo torpes y rápidos tirando un par que el doncel se apresuro a recoger-Gracias-lo tomó evitando sonrojarse como un adolescente.
El doncel miró embobado a su rubio amo, sentía el rostro sonrojado, sentía como si le quemara la piel y debajo de ella la carne, intentaba respirara calmad amente para que no se notara el subir y bajar de su pecho en el escote. Camino delante de él gracias a que el Lord era un caballero, sentía las piernas temblarle por los nervios, nunca antes le había hablado al Lord.
Loren por su parte evitó quedarse mirando al doncel, no entendía porqué se había fijado de esa manera en el chico, su corazón estaba acelerado y hacía un esfuerzo por caminar con la espalda recta y todo lo que correspondía a su posición social.
-¿Está todo listo, a que hora llegará?-interrogó al doncel en la entrada.
-Sí, amo todo está listo, llegará a las dos junto con su padre-informó con la cabeza un poco baja.
-¿Qué habitación prepararon para él?-quiso saber.
-La más cercana al despacho por órdenes de su padre, amo-dijo en tono sumiso.
-Bien-asintió de acuerdo con eso, hacía un par de meses que él también se había mudado a la habitación más próxima para poder estudiar sin molestar a los demás al volver a su habitación a altas horas de la noche.
Revisó su reloj de bolsillo, faltaban unos minutos para las dos, el tiempo le parecía detenido cerca de ése chico, estaba nervioso y tenía miedo de cometer cualquier error estando en su presencia. Le miró de reojo aún esperando, notaba el delgado torso seguramente comprimido por un severo corsé que realzaba un pecho casi inexistente, su mente divagó un poco ,el cabello no estaba muy adornado pero sí muy cuidado, por alguna razón quiso tocarlo y tenerlo entre sus dedos. No detectó ningún perfume proveniente del chico pero era una distancia considerable y más si no era un perfume de alta calidad como los de su primo o su madre.
Escuchó el ruido de caballos acercarse y se puso atento para ver llegar el carro, esperó a que bajaran y sonrió abiertamente a aquel hombre que conoció siendo niños. Saludó a ambos y dedico un abrazo fuerte a su amigo de infancia mientras reía feliz de volver a verle.
-Cuánto tiempo sin verte-sonrió Harry-¿Cómo te ha ido?-le palmeó el hombro revisando le de pies a cabeza.
-Bien-respondió el Lord-Sigo estudiando después de graduarme.
-A eso vengo también-ladeó un poco el rostro torciendo la boca como si estuviese decepcionado-Es muy amable de tu padre aceptarme en la firma.
Loren sonrió encantado, subieron al despacho junto con Roderick que sonreía a los chicos, firmarían la nueva sociedad inmediatamente, el hombre comenzó a rebuscar entre los papeles ordenados por dificultad del caso y orden alfabético.
-Aquí tienen algunos casos con los que pueden comenzar, repartan los como quieran, aquí están marcadas las citas-les tendió una agenda-Les recomiendo que comiencen a revisar los casos más próximos y respondan todas sus dudas.
Salió de inmediato dejando a los chicos callados y extrañados, parecía estar muy molesto o muy preocupado por alguna razón. Loren tomó un bon che de papeles y su amigo otro, siempre era bueno tener compañía, sobre todo en un lugar tan callado como lo era el despacho de esa casa.
-¿Cuál es la próxima cita?-revisó la agenda-Duque Gilbert... ¿Lo conoces Loren?
-Sí, es amigo de la familia hace mucho-torció un poco la boca-No tienes idea de lo que ha pasado, supongo que es un caso difícil.
-Entonces comencemos con ese-propuso tomando el archivo para comenzar a leer.
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11 de Febrero 1851
Benjamin llegó muy noche a casa, estaba agotado física y emocionalmente de estar todo el día con aquel hombre, su hermano no podía ayudarle más de lo que ya lo hacía, le alegró no estar completamente solo en eso.
-Buenas noches-dijo entrando a la habitación.
-Buenas noches-respondió el doncel pasando la hoja de su libro.
El Lord notó la seriedad excesiva de su pareja, le miró de reojo por el espejo del tocador mientras desanudaba su corbata y aflojaba la camisa. George ya estaba en su camisón de seda y leía algo sin preocuparse por nada de lo que hiciera su marido.
-¿Cómo te fue?-preguntó insistiendo con la mirada.
-Bien-dijo seco-¿A ti? Tardaste mucho.
-Estoy agotado amor, este cliente vive muy lejos y está un poco... amargado-pensó como definir lo, era aún alguien joven.
-Sí, supongo-no le prestaba mucha atención a lo que él creía eran mentiras.
-¿Qué hiciste hoy cielo?-tomó su ropa observándole.
-Fui a comer con Andrei, creo que está preocupado por Prince-comentó.
-Oh que bien, ¿Cómo está Prince?
-Hermoso como siempre-dijo pasando a la siguiente hoja-Se parece mucho a Stan.
El Lord terminó de ponerse el pijama y se metió en la cama con su doncel, le tomó la mano notándola fría y algo sudada, era evidente que no llevaba mucho tiempo en la cama, quizá ni siquiera en la casa, eso no le gustó nada, pasar tanto tiempo fuera de casa no era de un doncel decente. Se re acomodó en la cama un poco incómodo por la luz de la vela que su esposo utilizaba `para leer, hacía mucho que no le veía desvelarse, exactamente desde la boda de su hija hacia dos años ya.
-¿Qué sucede? Parecer muy preocupado amor.
-No es nada-dijo cerrando el libro y con un soplo delicado apagó la llama.
Benjamin no quedó tranquilo con eso, recorrió la cama buscando hasta encontrar la cintura del doncel y jalar le hacia él, la prueba definitiva de la molestia fue cuando le empujo nada suave. Se levantó para encender una vela y mirarle extrañado, esperó pacientemente a que el doncel le mirara.
-George Pevensie te exijo que me digas qué pasa.
-Estoy cansado, y si te lo preguntas sí, también estoy enojado Benjamin, así que dejame tranquilo.
-Pero dime qué es lo que te molesta, no te entiendo si no hablas-regañó el hombre.
-¡Vete del cuarto!-ordenó enrojeciendo y cayeron unas lágrimas-¡Vete!
-¡Dime qué sucede!-se exaltó también al verle llorar y reclamar de esa manera.
El doncel volvió a recostarse en la cama, para él era evidente, llegaba tarde ése día del mes en especial, en lugar de llegar a abrazarle y besarle como un par de meses atrás simplemente se ponía la pijama y se dormía sin decir palabra, lo más ofensivo de todo era la manera en que le había recortado el presupuesto y decía que los negocios iban a la mar de bien.
Con un sentido de impotencia, el Lord le veía llorar, quería decirle que todo iría bien pero no podría asegurarle nada hasta que se recuperara por completo del golpe económico que había recibido por su asunto, salió en silencio prefiriendo dejarle pensar que tenía una amante a revelar le una verdad que le dañaría mucho más. Mandó a arreglar una de las habitaciones sin estar seguro de cuánto tiempo sería esa su habitación ¿La noche, la semana? Quizá más...