-¡¡¡Marshall Lee!!!
-Fiona, amor ¡cálmate!
La rubia arrastraba al príncipe flama cerca de donde se hallaban el dulce príncipe y la mágica minina conversando. El sonido del caliente y humeante café corriendo en la cuenca del río se vio interrumpido por los fuertes gritos de la heroína y las incesantes e inútiles súplicas que el joven monarca del reino de fuego intentaba articular para calmar la furia de su novia al enterarse del trato que él y el vampiro habían tenido que aceptar.
-¡¿Dónde está Marshall?!- Preguntó la ojiazul con ira en su voz al mirar a Gumball.
-No lo sé, no soy su niñera.-Respondió con el mismo tono de molestia con el cual Fiona se alejó entrando al castillo.
-¿Qué le pasa?- Cake observaba confundida el rostro con ceño fruncido del príncipe.
-Supongo que ya se enteró de lo que Marshall y su novio planean.- La felina suspiró y se puso de pie para seguir a su hermana.- ¿A dónde vas?
-A evitar que Fiona maté a tu vampiro.
Gumball se levantó igual de rápido que Cake.- Ya no es “mi vampiro” y aunque me fascina la idea de ver a Fiona dándole una paliza, ella no puede matarlo.
-Sabía que aún lo amabas.- Mencionó Cake con el tono burlón que siempre utiliza cada vez que los imagina a él y al vampiro juntos.
Gumball negó con la cabeza.- Lo digo porque es inmortal, pero puedo ayudarla a hacerle daño.- Avanzó hacia la puerta del castillo y Cake lo siguió de cerca por si debía detenerlo.
Se podían escuchar gritos dentro de la habitación de los príncipes desayuno. Marshall les había explicado a los príncipes todo lo sucedido desde la batalla con los zombies y los esqueletos, hasta los tratos que él y Gumball tuvieron que cerrar, esperando que ellos lograran pensar en alguna idea para solucionar todo lo ocurrido. Fiona había entrado en ese justo momento, la mirada de “lo siento” del príncipe flama provocó que Marshall volviese a enfadarse con él.
-¿Quieres explicarme cómo piensas que yo voy a casarme contigo?- Los príncipes desayuno retrocedieron debido a la cara iracunda de la rubia.
-“Gracias”.- Articuló el vampiro hacia el príncipe flama sin emanar voz alguna.
El dulce príncipe llegó a la entrada de la habitación junto con Cake y se apoyó en el marco de la puerta cruzando los brazos, para regocijarse en el regaño que recibía Marshall de Fiona.
-¡¿Alguna vez piensas?! ¡¿Usas tu cerebro además de para ver revistas de adultos del espacio grumoso?!- La rubia soltó por fin al príncipe flama y se acercó al vampiro para señalarlo con su dedo índice.
-Yo también me he preguntado lo mismo.- Dijo casi en susurros el dulce príncipe, pero con la suficiente fuerza como para que Marshall lo escuchase.
-¡Oh! ¡Miren quién se dignó a volver!- Atacó Marshall con su ironía.
-Si estoy aquí es para disfrutar el cómo Fiona te va a destrozar.
-¡¿Tú sabías de esto Gumball?!- La rubia volteó para mirar al dulce príncipe.
-Al igual que tú, me acabo de enterar.
-¡Eres un maldito desalmado!- Fiona le dio una bofetada a Marshall que hizo que su rostro girara. Gumball intentó no mirar, le dolió lo que la rubia había hecho, pero en el fondo sabía que el vampiro se lo tenía merecido y que él también quería golpearlo.- ¿Olvidas lo que “casarse” significa para la señora del mal?- Fiona derramó algunas lágrimas y continuó.- No quiero quedar atrapada en la Nocheósfera, no quiero condenar demonios, no quiero ser inmortal y no volver a ver a Cake y a este pedazo de idiota.- Pateó al príncipe flama que aún continuaba en el suelo.- Además, ¿tomaste en cuenta a Gumball?
El dulce príncipe suspiró, sabía desde el principio todo aquello y que aun así Marshall tomase la decisión a la ligera.- Imbécil.- Susurró de nuevo.
El vampiro gruñó.- ¿Y lo que tú hiciste principito?- Marshall miraba con furia a Gumball.- Quieres matar a mi madre y a Simone. Yo no pienso casarme con Fiona, de hecho ya tengo un plan para eso, ¿pero tú? Dime, ¿aún piensas matarlas por salvar tu rosado trasero?- Gumball no dijo nada y continuó mirándolo de la misma manera.- Eso pensé.
-¿Y cuál es tu brillante plan? Si es que tienes uno.
Marshall rio.- ¿Eso importa? Anda, ¿por qué aún no has ido a arrancarle la cabeza a Simone?
-Porque no soy tan despiadado y cabeza hueca como tú.
El azabache se incorporó y caminó hacia donde estaba el príncipe, mientras Fiona continuaba llorando.- ¿Entonces no piensas asesinarla? Porque si no lo haces el condenado eres tú. –Llegó a la puerta y Gumball bajó sus brazos.- Podría ahorrarle el trabajo a la muerte y ahorcarte ahora mismo.
-Quiero ver que lo intentes niñito de mami.- La voz de Gumball se intensificó gracias a su enojo.
-Afeminado idiota.- Marshall levantó un puño para golpearlo.
-Gótico cobarde y tarado.- Gumball dio un paso hacia adelante esperando el puñetazo.
-¡Ya basta!- Gritó Cake y se interpuso entre ambos para separarlos.- Hasta lo que sé, Gumball tiene 48 horas para entregarle la reina helada a la muerte.
-¿La reina helada se llama Simone?- Preguntó el príncipe flama y todos lo miraron cómo si eso fuera lo más obvio del mundo.
Cake prosiguió.- Nos dividiremos para evitar lo que AMBOS provocaron. Nadie matará a nadie y nadie se casará con nadie.- La minina se dirigió a Marshall.- Te acompañaré a la Nocheósfera para realizar tu plan, mientras tanto los demás pensarán en algo y evitarán entregar a la reina helada. ¿Entendido?- Cake mostró sus pequeñas pero afiladas garras amenazando a los presentes y parando el llanto de su hermana. Tomó la mano del vampiro para arrastrarlo con ella y salieron de la habitación.