Me desperté con pereza al escuchar el sonido del despertador, me levante de la cama viendo que el reloj marcaba las seis de la mañana, me estire y camine al baño para lavar mi cara y cepillar mis dientes, me mire al espejo mientras las gotas de agua caían por mi rostro descuidadamente, mi pelo castaño con gotas de agua me daba un aire sexi que me hiso sonreír con cierta arrogancia.
Salí del baño con una toalla cubriendo solo lo necesario, me acerque al guardarropa y me vestí para luego bajar a desayunar, desde que había cumplido los 18 años me había independizado y ahora vivía en un pequeño apartamento. Termine de desayunar, me encamine a la universidad a paso lento, qué importaba si llegaba un poco tarde, fácilmente podría ponerme al día, no era difícil para mí, y eso era lo que más me molestaba.
Light Yagami, 20 años, cursando cuarto año de universidad, era quizás el mejor estudiante de Japón, un prodigio en su facultad y el mejor de criminología, era un joven respetado y admirado por muchos otros, con una gran cantidad de admiradoras y admiradores en todas partes del campus, vivía solo desde los 18. Podía resolver incluso grandes casos sin problema en segundos, pero ¿eso estaba bien para él? Incluso con el poder que tenía para llegar a ser un dios, de qué le servía si en algunos años todo sería igual.
Llego a la universidad con antelación, pese a que creía que llegaría tarde, camino por el campus, se acercó a las canchas de tenis donde el equipo practicaba desde temprano, siempre pedían su ayuda cuando el campeonato se acercaba, este año no sería la excepción, y con este sería el cuarto año consecutivo en que la Universidad de Tokio ganaba el campeonato.
-¡¡¡Light!!!
Una voz chillona acompañada de un fuerte abrazo le hiso voltearse para ver a la dueña de esta, una joven rubia vestida toda de negro le miraba sonriente mientras el solo ansiaba poder desaparecer de la paz de la tierra. Misa Amane, su peor pesadilla vuelta realidad estaba frente a él.
-¿Qué quieres Misa?-pregunto suspirando de resignación, no podía con esta chica.
-vine a saludarte apenas te vi-dijo sin dejar de sonreír.
-si es eso ¿podrías soltarme de una vez?-que le estuviera abrazando de esa manera le molestaba en extremo.
-pero-hiso un puchero-, no te veía en mucho tiempo, light.
-misa, no nos vemos desde ayer en la tarde.
-pero-se abrazó más a mí, yo solo quería desaparecer-, fueron doce horas sin verte, fue como un infierno para mi Light.
-el que sufre un infierno soy yo-pensó-, misa, necesito ir a mis clases, hablaremos en otro momento-me zafe de su agarre corriendo hacia la edificación.
-¡te veo más tarde Light!-me grito cuando ya iba lejos, yo suspire agotado, esa chica era irremediable.
La había conocido hacía dos años y desde ese entonces se había pegado a mi como un chicle, por más que la rechazaba ella no se alejaba de mí y hasta parecía enamorarse aún más, era estresante tener que escuchar sus gritos todos los días en la universidad, casi me rompe los tímpanos en una ocasión.
-se está haciendo esto cada vez difícil, Light.
Alce la mirada observando al shinigami con molestia, era cierto, se hacía cada vez más difícil. Pero era preferible tenerla de ese modo, sin recordar nada y sin ese molesto shinigami Rem a su lado amenazándome con matarme si la hacía llorar alguna vez.
Si…yo no era un humano normal ahora, eso quizás era lo único que me atraía para seguir viviendo, que al morir iría a la nada...
Hace casi tres años, cuando aún estaba cursando tercero de preparatoria, vivía un vida mucho aburrida que esta, cada día era la misma monotonía de siempre, lo mismo se repetía incontables veces, los asesinatos, la violencia y la maldad eran nuestro pan de cada día, era molesto con solo abrir los ojos. Pero una tarde eso cambio por completo, solo con tomarla entre mis manos sabía que era diferente a todo lo que había en el resto del mundo: la death note. Un cuaderno de la muerte perteneciente a un shinigami de nombre Ryuk; solo con escribir el nombre y conocer el rostro de una persona esta moriría en 40 segundos, podías especificar los detalles de la muerte, desde la hora hasta la forma en que moriría. Era un instrumento maléfico de gran poder, no debía caer en las manos equivocadas. Para ese entonces era demasiado infantil, consideraba que la vida de las personas eran solo un juego más que debía ganar, salir de mi aburrimiento y crear un nuevo mundo sin maldad en el que yo fuera su dios, considerando que yo era la unica justicia que debia prevalecer en el mundo, pero logre detener lo que había empezado antes de que llegara a mayores. Los asesinatos pararon al igual que la investigación, el asesino llamado Kira por el mundo desapareció tan rápido como apareció, pero aún seguían sus poderes, nunca me aleje de la death note, renunciar a ella era correr el riesgo de que el shinigami la entregara a otro humano para divertirse con lo que podría hacer, ese cuaderno era al amenaza más grande de la historia pero solo pocos sabían de su existencia. Él, el shinigami Ryuk, y L, el detective que lo busco pero al final no pudo encarcelarlo, sin pruebas era imposible determinar quien era Kira, y el jurado no creería que un cuaderno era el que cometía los asesinatos. Quizás esa era la única derrota del detective que nunca conoció, el que se ocultaba bajo una simple letra.
Al terminar las clases de la universidad se retiró del edificio antes de que Misa le viera y le insistiera de salir en una cita, suspiro al no verla cuando salía de la universidad. Ryuk molestaba pidiendo manzanas, en murmullo le decía que fuera paciente pero el shinigami solo parecía impacientarse aún más. Se detuvo frente a una tienda y le compro las dichosas manzanas al shinigami para después regresar a su apartamento.
Trabajaba medio tiempo en la jefatura de policía ayudando a resolver casos de delitos menores o asesinatos relativamente fáciles, su padre no le daba a mas pero no se quejaba, en ocasiones resolvía algunos y los enviaba de manera anónima para matar el aburrimiento, sin embargo, eso no le llenaba, sentía que su vida era un vació que necesitaba ser llenado con algo, pero la cuestión estaba es que no lograba hallar ese “algo”.
-eh Light-le llamo el shinigami.
-¿Qué quieres?-dije despojándome de la chaqueta.
-hay un paquete para ti.
Me volteó y me dirigió hasta donde indicaba el shinigami, en efecto, había un paquete que traía además un sobre adjunto, no tenía remitente pero estaba dirigido a él, la curiosidad me gano y comencé a abrir el sobre con cuidado. Cuando lo abrí descubrí una nota, esta a su vez tenía una foto de una K gótica acompañado de un documento extraño escrito en inglés. Comenzó a leerlo sorprendiéndose por el contenido. La nota era una invitación a una reunión secreta, pero no cualquiera podría entrar, solo un grupo seleccionado. Él había sido elegido y denominado como K por una organización llamada la Wammy House, el líder de la misma era el mismísimo L.
“te hemos seleccionado entre muchos por tu indudable inteligencia y capacidad analítica te he estado observando, eres admirable, he de reconocerlo. Te necesitamos para una causa mayor, puede que incluso se la más grande en tu vida. Te estaremos esperando en el Teito Hotel el 5 noviembre a las 20: 05 pm, al llegar al hotel sube al último piso habitación 502. Esperamos que asistas”.
L
Releí la nota varias veces pero aun no podía creerlo, esto era justo lo que estaba esperando, la señal de que por fin algo llenaría el vacío que sobrellevaba dentro. 5 de noviembre…eso era justamente el día de hoy. Mire el reloj de la sala, eran las 18:59. El hotel Teito no estaba lejos de donde vivía, corrí directo al baño para darme una ducha rápida y vestirme para volver a salir, el shinigami reía comentando que parecía un niño, no era para menos, hacía años que no sentía mi corazón emocionarse por algo. Tome mis llaves, algo de dinero y salí de la casa nuevamente. No podía dejar de pensar en eso todo el viaje en metro. ¿Qué ocurría? ¿Para qué L me solicitaba? ¿Tenían que ver las repentinas muertes de esos mandatarios y líderes de organizaciones en esto? Fuera lo que fuera aceptaría sin dudar lo que me dijeran.
Llegue al hotel Teito a cinco para las 20:00, diez minutos de anticipación, suspire con cansancio, no quería esperar, camine hasta el elevador y marque el último piso, la espera fue estresante, Ryuk no dejaba de reír desde que habíamos salido del apartamento, llegue al último piso y comencé a buscar la habitación 502, como espere se trataba de la suite presidencial, L no estimaba en gastos. Toque la puerta varias veces, pero nadie me respondió, observe mi reloj de pulsera, faltaba 1 minuto para la hora acordada, espere un momento más y cuando marco la hora, no tuve ni siquiera que golpear de nuevo, la puerta se abrió dejándome ver un anciano vestido en traje que me decía que pasara.
Camine por la habitación hasta llegar a la mitad de esta, no estaba solo, otras personas más estaban todas reunidas en el medio de la habitación, hombres y mujeres jóvenes, la gran mayoría no debía superar los 30 años, me fije incluso que había una chiquilla de secundaria con un oso de felpa, no estaba seguro si era aquí o había sido una broma de mal gusto, pero ese pensamiento se desvaneció cuando en la laptop situada en el medio de la habitación se prendió dejando ver la insignia de L. todos los presentes captaron sus atención a la voz distorsionada que salía del aparato.
-es un placer conocerlos a ustedes, las 26 mentes más brillantes aparte de mí. Soy L-se presentó-. Muchos de ustedes deben tener una idea de porque están reunidos todos aqui cuando deberían permanecer en el anonimato, la razón de eso es que ha aparecido un caso cuya dificultad obstaculiza su resolución, incluso para mí. Por esa razón los he llamado; la paz mundial pende de un hilo al verse desamparada, perdió sus principales líderes por circunstancia extrañas que parecen guiar al suicidio, pero yo no lo considero así, es obra de un asesino en masa que quiere ver el mundo en un caos sin precedentes.
Hubo un silencio repentino en la habitación tras callarse L, todos allí se miraban analizando a sus futuros compañeros en ese caso tan complicado causando una leve tensión en el ambiente. El anciano presente se situó cercano a la laptop con un maletín, L volvió a retomar la palabra haciendo que todos le prestaran atención de nuevo.
-Watari les entregara una placa con la cual podrán entrar a cualquier sede policial en Japón sin problema alguno, por el momento nos haremos pasar por el FBI investigando lo reciente en este país-se explicó-, cada una está marcada con un nombre falso del que les recomiendo acostumbrarse, mientras colaboremos les sugiero no presentar su verdadera identidad a los demás integrantes, o a cualquier otra persona, a no ser que deseen morir. Para evitar controversias, también me he tomado la molestia de borrar de los archivos internacionales todas sus informaciones personales, ninguna computadora actual tiene información sobre ustedes, pero esto es solo una simple protección, en cuanto sea arrestado el criminal, devolveré toda la información.
-no lo veo justo, L-hable situándome a unos metros de la laptop-, tu sabes quienes somos nosotros al ver nuestros expedientes e informaciones confidenciales, pero ni siquiera te dignas en aparecer personalmente ¿Cómo quieres que confiemos en ti y colaboremos contigo de esta manera?
Varios murmullos comenzaron a escucharse en la habitación, tenía un punto a mi favor, desde que había sido Kira nunca confié del todo en L a pesar de que lo considera el único “apto” para saber el secreto de la Death note.
-ciertamente –coincidió-, sin embargo, eso no será por mucho tiempo, luego de dos días estaré en Japón y me reuniré personalmente con ustedes, hasta ese momento, Watari les proporcionara todo lo que necesiten si desean comenzar con su propia investigación, nos veremos muy pronto-y se cerró la comunicación.