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Cárcel de Amor por TokiitaNaruLoveBK

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Notas del capitulo:

Bueno, hoy ando corta de tiempo! Pero vine a actualizar como les prometí!!

Recuerden que la proxima actualización es el Lunes, y ¿Qué se me olvidaaaa~? Ah! Pasen al Face de mi XD 

 

www.facebook.com/UchihaNaruYaoi 

Y quien guste ya sabe: 

saliet_sasoni-van_dofier@hotmail.com

 

En el face hay fotos que explican ciertas cosas del fic y creo que eso es todo! Contestare los RW más tarde, casi ya en la noche, así que... nos vemos y espeor que les guste ;D

Cárcel de amor
UchihaNaru

 

No importa si afuera esta por acabar el mundo, yo solo quiero estar a tu lado

 

Día dos “Zorro/Kyuubi”

 

A media noche, la luna estaba esplendida, la luz que emanaba era tanta que llegaba a ser hermosa, su esplendor era cautivador para él, quien se había despertado hace unos minutos y no se le había ocurrido nada más que hacer que salir y sentir la calidez de la noche.

 

Aquellas zonas eran desconocidas aun para aquel chico, sin embargo, y con grandes esfuerzos de por medio, había logrado llegar a lo que era el patio de la prisión, en donde al estar ahí quiso husmear con la mirada, encontrándose para su sorpresa, un patio en muy buenas condiciones, pues más que una sección de la prisión parecía un campo deportivo.

 

Estaban lo que eran las canchas, dos de básquet y otras dos de voleibol, era un espacio enorme, tanto que incluso incluyeron un campo para los reos que preferían el futbol, a los alrededores de las canchas –específicamente a su derecha-, el césped cubría hasta pegar contra las grandes paredes de concreto duro y firme, a su lado izquierdo no pudo identificar que había por la falta de iluminación, pero esto lo tuvo sin cuidado.

 

-¿Consideran esto un infierno?... Después de lo que viví haya fuera, esto es el paraíso –Su voz en forma de susurro se combinó con el sonido del viento, el menor caminó hasta la parte con césped y se tumbó esperando que el sueño no lo tomara desprevenido, sus enormes luceros azules miraron el cielo estrellado y oscuro, una sonrisa se posó en sus labios, pensando que lo que muchos llamaban infierno sería el mismísimo cielo para él, sin embargo, pronto recordó lo que hace unas pocas horas había sucedido con su hermano.

 

Aun cuando ahí tuviera tranquilidad por las noches y ninguna preocupación de tener que estar alerta en todo momento, había algo que nunca lo dejaría estar tranquilo por más que ese lugar evitara todo lo que afuera le provocaba dolor de cabeza, y eso era Deidara.

 

Su hermano nunca lo perdonaría, tampoco esperaba que lo hiciera, siendo sinceros ¿Le importaba? No. ¿El por qué? No lo sabía, incluso le parecía extraño que eso no tuviera un peso sobre él, pero eso no le quitaba lo molesto que le iba a resultar esa mirada de decepción y enojo que su hermano de seguro le brindaría, esa que sin importar que no estuviera dándole importancia, estaría molestándolo hasta que terminara de pudrirse en aquella prisión.

 

Estos pensamientos arruinaron la tranquilidad que había comenzado a disfrutar nuestro rubio niño. Después de un rato, Naruto, ya cansado y con el sueño asomándose, decidió que era mejor volver, echó una última ojeada a su alrededor, proponiéndose ir a ese lugar por las noches cada vez que su cabeza necesitara un tiempo de paz y tranquilidad, así, se dio media vuelta, y se fue por donde había venido.

 

De camino a su celda era inevitable tener que pasar por la de su hermano, bueno, podía evitarlo, pero el camino hacia su celda por esa ruta era exacto, cuando salió de aquel lugar cometió el error de preferir pasar por otro camino antes de tener que cruzar por la celda de Deidara, y terminó perdiéndose, así que era mejor evitarse ese tipo de escenas de nuevo.

 

Justo estaba a punto de cruzar la celda y dejarla atrás cuando la puerta fue abierta, por inercia volteo a ver de reojo a sus espaldas, el tipo que se encontraba parado mirándolo con suma atención, no era su hermano, ni a miles de kilómetros podría confundirlo con él, aquel sujeto tenía el cabello negro y largo, lo tenía amarrado a una cola baja y sus ojos eran del mismo color oscuro, sus facciones le parecían conocidas, podía jurar que de algún lado lo conocía pero la falta de luz a esas horas en los pasillos no dejaba que lo reconociera en su totalidad.

 

-Han pasado tres años y medio desde la última vez que te vi, en ese entonces tenías 12 años, a pesar del tiempo, no has cambiado nada… Kyuu-chan Su voz le hizo estremecer, escuchar ese nombre con aquella pronunciación hizo que los recuerdos golpearan su cabeza, lo recordaba, sabía quién era ese sujeto y no podía creerlo.

 

-¿Itachi-sama? – Naruto se acercó al susodicho, una vez que pudo estar lo suficientemente cerca como para verlo con más claridad, fijó su vista en la sonrisa cálida que el mayor le estaba regalando, miró sus ojos y sin duda era él –No puedo creerlo, todo este tiempo buscándote ¿Y tú aquí? ¿Por qué nunca pude enterarme? ¡Todos mis hombres estaban tras de ti! – A Naruto no le importó alzar la voz un poco, estaba seguro que nadie podía escucharlos, el concreto de las celdas era lo suficientemente grueso como para hablar sin ningún problema.

 

-Lo sé, tarde más de tres meses en poder comunicarme con uno de mis hombres, le pedí que te contactara, le di la información necesaria para que te encontrara pero lo asesinaron antes de poder llegar a tu zona, me entere de esto después de varios meses cuando uno de los tuyos me encontró, sin embargo para ese entonces, había encontrado algo que me retenía a este lugar y no quería salir –Naruto no comprendía ¿Qué podía ser lo que hizo que Itachi decidiera condenar su vida? ¿Había algo tan importante como para hacer aquello? Su confusión era demasiado evidente y esto Itachi solo le causó ternura, Naruto definitivamente no había cambiado nada –Tenemos mucho de qué hablar, quiero saber… ¿Qué ocurrió? Te conozco lo suficiente y tú no eres ningún principiante, sabes moverte y cuando me fui, tenías todo controlado, no dabas un paso sin haber investigado antes sobre cada cosa que te intrigaba, así que me niego a creer que la razón por la que estás aquí, haya sido un descuido tuyo – Naruto suspiró, por unos minutos no dijo nada, sabía que tenía que responder la pregunta que el mayor le había hecho, pero tener que recordar lo necesario para responder, no era de su agrado.

 

-Te equivocas Itachi-sama, cometí un error, ¿Recuerdas a Suzuki? – Naruto apoyó su espalda contra la pared de la celda de Itachi, el mayor por otro lado, caminó para quedar de frente hacía el rubio.

 

-Claro, Suzuki trabajaba para mí, cuando estuviste a mi cuidado lo puse como tu guardaespaldas porque no podía estar contigo todo el tiempo, cuando decidiste estar por tu cuenta, le dije que se fuera contigo para cuidarte y así mantenerme al tanto de ti –Itachi le había encargado a ese sujeto estar al lado de Naruto en todo momento, había confiado en él ya que lo conocía de años, pero algo dentro de él le decía que ese chico había sido el responsable de que Naruto estuviese ahí, lo cual le hacía enojar. 

 

-Confié demasiado en él, Itachi-sama… Convenció a mis espaldas a algunos de mis hombres para atacarme, y los que intentaron ayudarme, los mató, sin embargo uno de ellos, Kaito, se infiltró entre los que me traicionaron y me ayudó a escapar, de alguna manera Suzuki se enteró y me tendió una trampa, yo fui a buscarlo y sin saber nada de su plan, lo asesine, pero cuando salí, la policía me acorraló por un callejón – Naruto cerró los ojos, su voz era seria y no mostraba ningún signo de burla o tristeza, los sentimientos sobraban en aquella conversación, pero si de algo estaba seguro el menor, era que Itachi estaba enojado, Suzuki había sido uno de sus hombres más cercanos a él y de seguro no podía creer lo que decía, pero era la verdad e Itachi no lo iba a contradecir, por suerte, confiaba en él más de lo que alguna vez confió en aquel sujeto –Antes de que me condenaran, tuve la oportunidad de hablar con Kaito, al parecer Suzuki fue arrestado por un tiempo, en ese tiempo, le dieron la opción de entregarme o tener cadena perpetua, y el decir que eligió esta de mas, para su mala suerte no contó con que yo mismo lo degollara –Suzuki había sido una persona muy importante para Naruto, era su mano derecha y siempre le demostró apoyo… Él le había confiado todo, su pasado, sus miedos, sus debilidades, ¡Todo! Y no podía creer que aquel sujeto, lo traicionó –Recuerdo que desapareció una vez, como por dos meses, cuando regresó, me dijo que había recibido información de que te encontrabas en Tokio y había querido investigar si era verdad antes de decírmelo, inventó una historia entera y yo me la tragué por completo… Él nunca estuvo en Tokio, había ido a prisión, sabía que no iba a investigar si lo que me decía era verdad o no porque confiaba en él –Itachi suspiró, estaba procesando la información que Naruto le había dado, tenía muchas cosas que preguntarle, pero se preguntaba si Naruto quería darle respuestas, si algo recordaba del rubio, era que no te resolvía todas las dudas, inclusive, muchas veces no te dejaba preguntarle nada, con el tiempo y dependiendo de las circunstancias, él sacaba el tema y te decía lo que querías saber, tal vez porque le convenía o porque estaba mental y sentimentalmente listo.

 

-¿Puedo preguntar más? –Naruto no contestó, por lo cual Itachi tomó esto como un tal vez, Naruto le respondería si la pregunta que le haría era lo suficientemente buena como para responderla en ese momento –Te condenaron de por vida… Cuando te conocí, habías matado a 16 personas, solo tenías 12 años… ¿A cuántos más asesinaste, Naruto? ¿A quiénes y Por qué? – Naruto se lo pensó ¿Le convenía responder? La verdad era que no le afectaba, pero Itachi era ese tipo de personas que sobreprotegía a sus seres queridos, cuando estaba con Itachi, nunca le dejó mancharse las manos aun cuando casi le imploraba por ello. Le decía que él era muy joven, que no debía cargar con esas muertes, que ya había matado a suficiente gente y que mientras estuviera con él lo único que tenía que hacer era disfrutar su juventud. En parte, la razón por la que, poco tiempo después, se alejó de Itachi, fue precisamente para poder mancharse las manos de nuevo.

 

-Solo te diré que son más de los que puedes imaginar, la verdad es que yo tenía la condena de muerte, pero mi abogado convenció al juez de un trato y, si yo me declaraba culpable, me darían cadena perpetua y me mandarían a la comisaría de Tokio –Itachi miró como Naruto miraba la puerta de su celda, estaba pensando en Deidara, era obvio –Si hubiera sabido que no cumplirían su palabra… Si hubiera sabido que de todas formas me traerían aquí, no me hubiera importado morir–Su  mano se alzó sola, había actuado sin pensar, Itachi le había dado una cachetada a Naruto, el menor sintió su mejilla arder, su miraba estaba en el suelo, pero lentamente la movió hacía Itachi, sus ojos no demostraron nada, ni enojo, ni tristeza, en ese momento los sentimientos desaparecieron y solo quedo su seriedad, Naruto ya había visto venir aquel golpe pero no tenía caso reclamar por aquel acto, sabía porque Itachi le había pegado y discutir el tema le era aburrido.

 

-Odio cuando dices estupideces –Itachi se pasó la mano por el rostro, estaba enojado, pero no le había gustado aquella situación, no le gustaba tratar de esa manera a Naruto, pero en verdad había sido un impulso –Será mejor que te vayas, ya es tarde, hablaremos después –El menor miró como Itachi caminaba hasta la puerta de su celda, lo miró de reojo, encontrándose con su mirada azul, después, Itachi desapareció al entrar por la puerta; de nuevo se encontraba solo y para su desgracia, el sueño se había ido.

 

-Ahora que lo pienso, Itachi y ese chico, son bastante parecidos- Naruto se sorprendió a sí mismo pensando en el azabache que le tocó como compañero de celda, rápidamente lo comparó con Itachi y descubrió ciertas similitudes, aunque esto era claramente imposible, cuando conoció a Itachi, él le había dicho que no tenía familia, que sus padres lo habían corrido de casa y que su hermano tenía años de haber muerto… Si Sasuke fuera algo de Itachi ¿Él lo sabría, no? –Aunque no me sorprendería descubrir que alguien más me ha mentido –El tono de voz de Naruto fue de resignación, era mejor no volver a encariñarse con Itachi de nuevo, tenía que mantener una distancia prudente, incluso era mejor si la comunicación entre ellos era muy poca, a esas alturas él ya no quería hacer lazos con nadie, ya no poseía de convicción para poder confiar en los demás. 

 

Naruto se separó de la pared y decidió irse a su celda, después de todo, tratar de dormir era mejor que quedarse parado ahí, sin hacer nada. Naruto caminó por el pasillo que lo llevaría a donde él quería ir, al estar frente a la puerta de su celda, procuró abrirla con todo el silencio posible, la cerró y caminó hasta su cama, se sentó en el borde y esperó unos minutos en total silencio.

 

-Ni una gota de sueño – Naruto se subió por completo a la cama, y recargó su espalda en la pared con la vista hacía Sasuke y, tomando en cuenta que no había otra cosa que mirar, sus ojos azules analizaron aquel rostro. Tenía que admitir que ese sujeto era atractivo, era increíble apreciar esa tranquilidad con la que dormía, a pesar de ser un delincuente, ese chico no cargaba con la pesadez de sus delitos –Que envidia – Naruto se rió de sí mismo, a pesar de ser alguien que disfrutaba matar, robar y hacer sufrir, tenía sueños que le hacían perder la cabeza, no había noche en la que pudiese dormir con tranquilidad, sus recuerdos lo torturaban entre sueños.

 

En fin, pensar en esas cosas era una pérdida de tiempo, Naruto se acostó, esperando quedarse dormido lo más pronto posible…

 

Las horas pasaron, el día llegó y, desde dos horas antes de que el sol saliera, se rindió. Era la primera vez que sentía el sol matutino tan destructivo, Naruto al final no pudo conciliar el sueño, justo en ese momento, se encontraba en el comedor, al lado de una ventana mientras se tapaba la cara con sus manos, no había nadie, el cocinero de la prisión era su única compañía desde los últimos 20 minutos y él ya llevaba más de una hora ahí.

 

Cuando salió del cuarto, dos horas atrás, se fue a dar una ducha, quería aprovechar que tampoco había nadie y se tardó por lo menos un poco más de media hora, cuando salió, el sol todavía no salía y los pasillos de la zona especial aun estaban desiertos, con grandes esfuerzos, Naruto encontró el comedor, tardo como 15 minutos en hacerlo, y desde entonces… Ahí estaba.

 

-¡Oye! – La voz del cocinero le hizo alzar la vista y quitarse las manos de la cara, el sol lo cegó por unos segundos, pero pudo concentrar su vista en el hombre que estaba en la cocina, detrás de la mesa del bufet, que en ese momento se encontraba casi vació -¿Quieres algo de desayunar? No hay nadie, así que puedo prepararte lo que quieras, aunque deberás terminártelo antes de que llegue alguien, tengo prohibido hacer comida especial –El cocinero le sonreía con amabilidad, sus ojos eran grises, el cabello era castaño, el cocinero era alto y fornido, de seguro estaba entrando a los 30 y tantos, pero no pasaba de ellos, sus brazos estaban completamente tatuados y en la parte derecha del cuello tenía escrito algo así como: The Angel.

 

-No quiero meterlo en problemas, Señor –Naruto se paró de su lugar y se acercó al cocinero, entre más se acercaba, podía ver que en verdad era alto, casi estaba en los dos metros de altura, para él era deprimente estar junto a ese sujeto, él apenas y entraba en el estatus de una estatura promedio.

 

-¿Señor? ¡Ja! Es la primera vez que alguien me trata de usted, dentro de este lugar, todos son unos igualados, ¿Estás seguro que no quieres nada en especial? –Naru negó y el cocinero comenzó a servirle la comida típica del lugar, Naruto recibió el plato y continuamente se sentó en una mesa cerca de la cocina –Los que llegan aquí… Son cada vez más jóvenes ¿Cuántos años tienes, chico? – Naruto comía despacio, no quería hacerse de amistades, pero tampoco podía quedarse callado e ignorar a la persona que le daría de comer todos los días, por lo menos debía ser agradecido pero con el cuidado de no crear una relación amistosa.

 

-16 años, Señor –El cocinero chifló sorprendido, era la primera vez que alguien con esa edad pisaba el suelo de esa cárcel, normalmente, primero los llevaban al tutelar de menores y al cumplir los 18, los traían ahí, si a ese chico lo habían traído a tan corta edad era porque realmente era peligroso.

 

-Naruto Namikaze ¿No? – El menor lo miró extrañado de que supiera su nombre, aunque después de unos minutos no le extraño, estaba en la cárcel, las noticias volaban en ese lugar.

 

-Uzumaki, en realidad, pero creo que da igual – Naruto siguió comiendo, el mayor solo sonrió y se adentró en la cocina, pronto los demás reos llegarían y él tenía que poner la comida en las bandejas, además, los otros cocineros que le ayudaban a servir también llegarían en cuestión de minutos.

 –Bueno, déjame decirte algo… En este comedor se dicen muchas cosas, Naruto, tu hermano es Deidara Namikaze, lo conozco bastante bien, seis años aquí han sido suficientes como para que él me tuviera la confianza de contarme su vida –Naruto fijó su mirada en la comida, repentinamente las ganas de seguir comiendo desaparecieron, aquel sujeto estaba vinculado con Deidara ¿Lo juzgaría por romper su promesa con su hermano? ¿O su hermano no le habría contado sobre aquello? Aunque, suponer que no era tonto, era obvio que Deidara le había contado –Un día llegué a la cocina como siempre, me fije en el comedor y ahí estaba él, sentado en una de las meses del fondo, solo, justo como tú –Naruto hizo a un lado la comida, definitivamente el apetito se había ido –Le ofrecí de comer, hablamos, y al poco tiempo, se le volvió un habito venir todos los días más temprano que los demás, para poder hablar conmigo, me decía que extrañaba a su pequeño hermanito, que lamentaba no haber sido el hermano que todo niño esperaba, pero que aun así no lamentaba el haberte dejado, pues te había dejado en buenas manos, Deidara admira a su tío y era sorprendente como hablaba sobre él, me contó sobre una promesa… El prometió nunca olvidarse de ti y tú le prometiste vivir en libertad por los dos –Culpabilidad, Naruto deseaba con todos sus fuerzas sentir un poco de culpabilidad, pero en vez de eso, enojo y frustración fue lo que sintió, el que le recordaran el hecho de que Deidara adoraba, quería e idolatraba  a su tío más de lo que alguna vez lo quiso a él, le enfermaba, le hacía sentir… un hueco en el corazón –Cada año, el día en que tú naciste, Deidara viene y me pide que le prepare un pequeño pastel, se lo lleva a su celda y con una pequeña vela, canta feliz cumpleaños como si tu estuvieras ahí con él, hasta ahora él ha cumplido con su promesa ¿Y tú? –La voz de aquel sujeto era severa, dura, la amabilidad con la que lo había saludo había quedado atrás, Naruto sonrió sarcásticamente, y miró desde su lugar hacía la cocina, en donde claramente pudo ver al cocinero preparar la comida del día.

 

-¿Te parece que lo he hecho? –Su voz daba miedo, era profunda y fría, sus ojos azules dejaron esa gentileza de niño bueno que tenían –Si pretendías hacerme sentir culpable, que mal por ti, porque no te has acercado ni un poco, no hables como si me hubieras conocido de toda la vida, tal vez Deidara te contó todo sobre él, pero durante los seis años que ha estado encerrado, él no estuvo ahí para saber lo que yo tuve que vivir, lo que tuve que soportar para cumplir esa estúpida promesa –Naruto se dio media vuelta, sería mejor si se iba de ahí, nadie tenía porque recriminarle nada, no tenían el derecho.

 

En cuanto él salió del comedor, los reos comenzaron a llegar, los susurros sobre él no se hicieron esperar, para nadie era un secreto que un nuevo reo había llegado, además, estaba seguro que a esas alturas muchos ya sabían que era el hermano menor de Deidara. Lo mejor que pudo hacer, fue ignorar a cada uno de los delincuentes que pasaban a su lado mientras se abría camino hacía el patio de la prisión.

 

Una vez ahí, no le resulto extraño que algunos reos ya se encontraran jugando, las canchas de básquet se encontraban ocupadas y la única cancha de futbol estaba siendo peleada, Naruto miró lo que la noche no le permitió percibir, a su lado izquierdo se encontraba una sección de entrenamiento, pues ahí tenían pesas de todos los tamaños, era una parte de concreto puro, también pudo ver más a lo lejos una puerta enorme, se preguntaba a donde llevaría aquella puerta.

 

-Buenos días, querido Naruto-kun – El menor se sobresaltó al sentir una mano desconocida posarse sobre su hombro, la apartó con un solo movimiento y le dio media vuelta a su cuerpo parar encarar a la persona que se había atrevido a tocarlo –Tranquilo, no te hare daño –Naruto miró al hombre que se postraba ante él, su cabello era negro y lo tenía suelto, era evidente que lo tenía maltratado y un olor raro se desprendía de él, su piel era de un color peculiar, era tan pálida que se confundía con un tono morado, los ojos eran de un color miel, sin embargo, la forma de la cornea era la de un reptil, lo cual le pareció sumamente extraño –He escuchado mucho sobre ti, Naruto-kun –El sujeto tenía una voz horrenda, el rubio tenía que alzar un poco la cabeza para poder mirarlo a los ojos, como era evidente, era más alto que él… No le sorprendería saber que TODOS en esa maldita cárcel, eran más altos que él.

 

-¿Quién eres tú? ¿Qué sabes de mí? –Su voz era amenazadora, no solo porque era normal el desconfiar de un sujeto como ese, sino también por la familiaridad con la que era tratado, Naruto decidió apartarse un poco más del hombre raro, el susodicho se dio cuenta de esto y su reacción no fue precisamente tranquilizante, la pequeña sonrisa que había mantenido se habían ensanchado por su acción, ahora no sabía si sentía desconfianza o asco por aquel sujeto.

 

-Mi nombre es Orochimaru –Una mano fue tendida hacía él, una que no estrecho amistosamente, Naruto se dijo así mismo que no estaba loco como para tocar a ese lunático, después de unos segundos en los qué Orochimaru se convenció así mismo de que Naruto no le daría la mano, volvió a bajarla, pero sin dejar de sonreír –No quiero ser tu enemigo, a pesar de estar encerrado en este lugar en ningún momento me desconecte del exterior, los oficiales hablaban de vez en cuando sobre un chiquillo que había asesinado a uno de los socios del senador, esto me pareció interesante y decidí indagar un poco sobre el tema, un oficial de esta cárcel trabaja para mí y me dio una copia del expediente criminal que tienen de ti –Naruto miró como Orochimaru sacaba unas hojas de entre sus ropas, en la primera hoja había una foto de él de cuando tenía 14 años, era borrosa y el color rojo de la sangre le manchaba casi toda la cara, pero se podía ver que era él, seguramente se la había sacado uno de los tantos reporteros que arriesgaban su pellejo con tal de conseguir alguna foto del asesino del momento–Huiste de casa seis meses después de que tu hermano fue encarcelado, mataste a tu tío, la única familia que tenían y el único hombre que admiraba tu querido Deidara –Hablar sobre eso era peligroso, Naruto miró para todos lados, nadie los había escuchado, pero no podía dejar que ese hombre siguiera hablando, no debía arriesgarse.

 

-¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué tanto interés en mi? –Orochimaru le dio los papeles a Naruto, el menor los sostuvo sobre sus manos y los leyó rápidamente, en aquel documento solo se leía que había matado a su tío, pero no decía las razones, solo eran pequeños pedazos de su vida, nada concreto, era un expediente incompleto .

 

-Mi querido Naruto-kun, el preguntar porque tengo interés de ti, es tonto –El mayor le pasó una mano por la mejilla lentamente, a Naruto se le crisparon los nervios y un recuerdo fugaz lo invadió, apartó la mano de inmediato, sintiendo repentinamente unas ganas enormes de vomitar, por un momento… Había creído que ese sujeto era su tío, una clara alucinación de su mente –Si te niegas, le contaré a tu hermano que has asesinado a la persona más importante para él –Orochimaru sonrió con astucia al ver que el pequeño había dado un pequeño respingo en cuanto había dicho lo anterior –Piénsalo zorrito, pero no demasiado, mi paciencia tiene un límite de una hora –Orochimaru le alzó la barbilla para acercarlo a su cara, la expresión de Naruto era de un enojo enorme, el ojimiel se apartó y se fue de lo más tranquilo de ahí, caminaba con lentitud hacia la puerta, en donde sus ojos se posaron en las personas que en ese momento entraban al patio de la prisión.

 

Esas dos personas eran Deidara e Itachi, el mayor se había percatado de que Orochimaru había pasado justo al lado de ellos y lo que no lo dejó tranquilo era esa sonrisa estúpida que tenía en la cara, miró a su alrededor y pudo ver que Naruto estaba ahí, sus ojos se fijaron en Deidara, pero ya era demasiado tarde para evitar lo inevitable, el rubio ya había visto a su hermano.

 

-Deidara, creo que será mejor que regresemos a la celda –Sus palabras fueron ignoradas, Deidara ni siquiera pensó en sus actos y se dirigió hasta Naruto, quien no se había movido ni un centímetro desde que lo había visto, su cabeza seguía gacha, sus ojos eran tapados por el flequillo, en ese momento le daba la espalda pero podía ver unas hojas que agarraba con furia, algo había pasado, su instinto de hermano se lo decía, aun más al ver como el menor alzaba su mano a la altura de su rostro para tallarse los ojos casi con desesperación.

 

Por otro lado, Naruto había sentido que alguien lo miraba desde lejos y al mirar de reojo, pudo ver que eran Itachi y su hermano, en el momento en que vio a este último, su cuerpo tembló y fue cuando sus ojos comenzaron a nublarse. El pelinegro, quien veía todo desde lejos, también sintió que algo andaba mal, Naruto había entrado en un estado de shock, o por lo menos eso parecía, el pelinegro caminó hasta Deidara y le tocó el hombro para darle a entender que no se moviera de ahí, se acercó al rubio menor y antes de lograr tocarle, este dio un paso hacia delante, alejándose de él.

 

-No necesito la lastima de nadie, Uchiha –El menor respiró hondo, sentía que su mundo se caía a pedazos, él… no quería que su hermano se enterara de lo que había pasado, pero tampoco quería hacer lo que ese sujeto quería, si Orochimaru tenía esa información en su poder, podría usarla en su contra las veces que le fuese necesario, Naruto no quería sufrir lo mismo una vez más, porque esta vez… Ya no tendría a donde escapar –Si no tienen nada que decirme, me retiro –Naruto pasó a un lado de Deidara con la mirada gacha, su hermano lo había visto de reojo y algo le causó sorpresa, había visto que una lágrima surcaba la mejilla de su hermano, estaba seguro que no había sido su imaginación, una parte de él quiso detenerlo y acurrucarlo en sus brazos como cuando era un niño, pero la otra parte que le decía que tenía que castigarlo, no le dejó moverse de su lugar, cuando vio que su hermano cruzaba las puertas para regresar a su celda se arrepintió de no haberle preguntado que le había sucedido. 

 

Sin embargo, las cosas estaban mejor así, Naruto había tomado una decisión, así que Deidara no tendría que preocuparse por saber qué era eso que había provocado que su hermano llorara, pues al regresar a su celda… Encontraría las respuestas que tanto esperaba.

 

Continuara…

Notas finales:

Espero que les haya gustado, los quiero los amo y adoro! XD Dejen RW ;D Y nos vemos el proximo Lunes ;D


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