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Cartas desde el mundo por Mai_Kusakabe

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Notas del capitulo:

Aquí traigo el capítulo 2 :D Las actualizaciones serán los martes a no ser que pase algo. E, incluso si avanzo escribiendo, no voy a acelerarlas. En este fic no.

Leed la nota del final.

Capítulo 2: Días de frío

Trafalgar Law tenía las manos apoyadas en el frío cristal de la enorme ventana de la habitación de hotel, que se alzaba casi desde el suelo y hasta alcanzar el techo y le daba una vista espectacular del cielo de Alaska, donde las impresionantes luces del norte bailaban en una danza de luz y color que parecía salida de un mundo de fantasía, cautivando al espectador con sus hermosos movimientos y haciendo que faltasen las palabras para describirlas.

Law sonrió tristemente, sintiendo la presa que se había instalado semanas atrás en su pecho apretándose alrededor de su corazón, agudizando el inmenso vacío de soledad que lo acompañaba y haciendo que no pudiera evitar pensar en cuán diferente debería haber sido aquel momento.

Hacía frío, muchísimo frío, las temperaturas del enero de Alaska siendo las más bajas que jamás había experimentado a pesar de que, como le habían dicho varios lugareños, aquel invierno estaba siendo bastante suave. Aunque la habitación estaba muy bien aislada y con la calefacción puesta podía estar hasta sin zapatos, siendo los calcetines de lana lo único que separaba sus pies de la moqueta del suelo, el frío se veía en cada rincón del exterior, y Law podía imaginar perfectamente unos brazos rodeándolo, como habían hecho cada día frío de los últimos meses.

--

A Trafalgar Law no le gustaba el frío.

A poca gente le gusta el frío, pero Law en especial sentía un profundo desagrado por él, en especial por su facilidad para resfriarse, y aquella era una de las razones por las que en cuanto el frío hacía los primeros amagos de aparecer Law llevaba su adorado gorro blanco con motas negras a todas partes.

Ese día en concreto era de los que a Law menos le gustaban: estaban a mediados de noviembre, pero desde hacía un par de días había entrado una ola de frío siberiano y las temperaturas podrían pasar perfectamente por ser de mediados de febrero, y, además, llovía a cantaros desde antes de amanecer, haciendo que el suelo fuera de un deprimente y oscuro color gris a pesar de no ser ni las tres de la tarde.

Así que al despertar y ver por la ventana el tiempo que hacía, Law sintió cómo se iba poniendo de mal humor. Ese día habían quedado con Penguin, Shachi, Bepo y Killer para ir al cine, y la sola idea de tener que ir desde el coche hasta el cine y, muy probablemente, tener que hacer cola bajo el paraguas, porque ese fin de semana habían estrenado varias películas, era motivo de sobra para ponerse de mal humor.

-No pongas esa cara: lo he cancelado.

Law se destapó lo suficiente para ver a Kid en la puerta, y sonrió al ver que llevaba la mesita portable con varios platos en esta.

-¿Te encuentras bien hoy? –Preguntó, recordando que Kid llevaba dos semanas sin cocinar ni moverse demasiado porque no se había encontrado muy bien.

Kid le dedicó una amplia sonrisa.

-De maravilla. Me he recuperado justo a tiempo para poder pasarme el día metido en la cama contigo follando.

Law se rio.

-Suena como un buen plan.

Law se sentó en la cama y Kid se acercó, colocándole la mesita sobre las piernas y sentándose en el colchón a su lado. Law volvió a sonreír al ver que había un plato lleno de tortitas, un bote de nata, una jarrita de caramelo casero y otra de chocolate líquido.

-¿Qué hora es? –Preguntó, cogiendo la nata y cubriendo con ella la primera de las tortitas.

-Las nueve –respondió Kid, haciendo lo mismo con el caramelo.

Law cortó un trozo de tortita y se la llevó a la boca, asintiendo distraídamente. Entonces Kid lo cogió de la barbilla y le hizo girar la cara, besándolo y pasando la lengua por sus labios para hacer que abriera la boca, robándole parte de la tortita en el beso.

Al separarse, Law le sonrió con picardía.

-Puedes coger del plato, ¿lo sabes?

Kid le devolvió la sonrisa.

-Es que gustan más así.

Riéndose, Law cortó otro trozo y esta vez llevó el tenedor a la boca de Kid, quien la abrió con ganas y cogió la comida que le ofrecía. Entonces fue Law quien lo besó y siguieron así, compartiendo lo que quedaba de esta entre besos.

-Ahora me apetece chocolate –murmuró Kid, lamiendo un poco de nata que había quedado bajo el labio inferior de Law.

Sin perder la sonrisa, Law hizo lo que le había pedido y volvió a ofrecerle un trozo de tortita.

Pasaron toda la mañana metidos en la cama, desayunando perezosamente durante más de una hora antes de dejar la mesita, ya sin comida, en el suelo, y pasar a hacer exactamente lo que Kid había dicho: hacer el amor sin prisa una y otra vez, tumbándose abrazados cuando no lo estaban haciendo para hablar de esto y aquello.

Después se levantaron, sin molestarse en vestirse pues tenían la calefacción a la suficiente potencia como para escandalizar a más de una asociación ecologista, y Law se sentó en la mesa de la cocina mientras Kid les preparaba la comida a ambos. El pelirrojo tenía unas habilidades culinarias bastante impresionantes que a Law le gustaba disfrutar siempre que podía.

En vez de sentarse a comer en la mesa, pusieron los platos en una bandeja y se la llevaron al salón, sentándose en la alfombra a comer viendo la tele y compitiendo por ver quién podía hacer el comentario más mordaz o humorístico con respecto a la programación.

Finalmente, con la bandeja y los platos vacíos ya en la cocina, se fueron al sofá en el sofá, Kid sentado en los cojines y Law en su regazo, la cabeza apoyada en el pecho del pelirrojo con una mano de este acariciándole la espalda mientras veían una película.

Aunque Law ciertamente odiaba los días de lluvia, aquel día era uno de los que recordaba con más cariño de todos los que había vivido. Por una vez, había querido que siguiera lloviendo al día siguiente.

--

Law apoyó la frente en el cristal, sin apartar la vista del espectáculo de luces en el cielo, recordando una de tantas veces que habían pasado el día encerrados en casa, solo disfrutando el uno del otro, porque él odiaba salir cuando hacía frío, y comenzó a imaginarse cómo habría sido esa noche, o cualquiera de los otros momentos que había pasado allí, de estar Kid con él.

Seguramente el pelirrojo se habría burlado de él por la impresionante cantidad de ropa con la que se tapaba cada vez que salía a dar una vuelta o a ver alguno de los pocos lugares cercanos a los que se podía acceder con ese tiempo, mucha más que la gente del lugar o incluso que los pocos turistas que había allí además de él mismo. A pesar de ello, sabía que habrían caminado con Kid abrazándolo por los hombros y atrayéndolo hacia su propio cuerpo, y que cada vez que parasen se aseguraría de que estuviera bien y no tuviera frío.

Y entonces, cuando volvieran a la habitación a pasar la noche, Law habría puesto la calefacción tan alta como fuera posible, tal como estaba ahora, y Kid habría protestado por ello: pero en vez de bajar la potencia, el pelirrojo se habría quitado ropa y entonces, cuando ya se encontrara a gusto, habría comenzado a quitársela también a Law, bajo el pretexto de que solo de verlo así vestido le entraba calor.

Law se pasó una mano por la mejilla, imaginando que era algo que Kid haría para callarlo cuando comenzara a protestar, y comenzó a bajarla, despacio, por su cuello, recorriendo su pecho sobre la ropa al tiempo que bajaba.

“No seas tan quejica, que ya te caliento yo.” Podía imaginárselo diciéndole, con aquella sonrisa juguetona suya, justo antes de lamerle el contorno de la oreja al tiempo en que le metía la mano, tal como la del propio Law hizo, por debajo de la ropa para acariciarle el pecho, subiendo hasta sus pezones y apretando uno juguetonamente, después el otro.

Kid se reiría cuando Law gimiera, y comenzaría a besarle la piel expuesta del cuello, diciéndole lo mucho que lo excitaba escucharlo gemir así.

Entonces una mano del pelirrojo se colaría dentro de su pantalón y rozaría su hombría antes de comenzar a quitarle la prenda, aprovechando el gemido del moreno para meterle dos dedos en la boca e instarlo a que los lamiera, a lo que Law respondería con ganas, envolviéndolos en el calor de su boca, recorriéndolos con ansias con la lengua, gimiendo contra ellos por los movimientos de la mano del pelirrojo en su polla, hasta que Kid los retirase y les bajase hasta su entrada.

Pero el pelirrojo no los metería, porque Law lo conocía demasiado bien y sabía que primero querría escucharlo suplicar.

“¿Quieres que pare?” Preguntaría, y haría el amago de meter uno de ellos para romper un poco más las barreras.

-N-No…

Y, riéndose, Kid metería ambos dedos dentro de Law, con fuerza, moviéndolos inmediatamente en busca de la próstata del moreno, apretando su cuerpo contra el frío cristal de la ventana, masturbándolo y golpeando repetidamente su próstata hasta dejarlo al borde del orgasmo, para entonces detener los movimientos de ambas manos y reírse con ganas cuando Law protestara. Sacaría los dedos de su interior y le haría girarse, besándolo y tragándose en ese beso el fuerte gemido que dejaría escapar Law cuando Kid lo penetrase en una sola embestida, tomándolo con fuerza pero sin brusquedad allí mismo, moviéndose dentro de él, volviendo a envolver su erección con la mano y masturbándola a la par que lo penetraba, hasta que el cuerpo de Law fuese recorrido por temblores y el moreno se vaciase con fuerza sobre la mano de su compañero y sobre el cristal, arrastrándolo con los espasmos de su cuerpo al orgasmo antes de perder la fuerza en las piernas.

Kid lo habría sostenido en pie, no lo habría dejado caer de rodillas al suelo como en ese momento, y el rostro de Law habría mostrado una sonrisa satisfecha, no habría estado cubierto de silenciosas lágrimas mientras el hombre temblaba encogido en sí mismo, deseando que hubiese podido ser la polla de Kid la que lo tomara en vez de sus propios dedos, deseando que hubiese sido la fuerte mano del pelirrojo la que lo arrastrara al orgasmo al tiempo en que lo penetraba. Deseando que sus fuertes brazos lo hubiesen mantenido en pie cuando él no pudo hacerlo.

En ese momento, Trafalgar Law deseaba con todas sus fuerzas que Eustass Kid hubiera estado allí, burlándose de él por estar llorando desconsoladamente al tiempo en que le limpiaba las lágrimas con ternura y lo abrazaba, diciéndole que todo iba a estar bien.

********************

Eustass-ya,

He debatido mucho acerca de cómo comenzar esta carta, pero al final me he decidido en contra del típico “querido” porque creo que daría un ataque de risa al ver una carta mía empezada de esa forma. Nunca utilizamos apodos cariñosos, así que la mera posibilidad de empezar a hacerlo ahora resulta, simplemente, absurda. Por eso he decidido comenzar de la misma forma en a que solo yo te he llamado, ya que, en cierto modo, es como parte de nuestros apodos, ¿no es así?

Finalmente he llegado a Alaska, el primer destino de nuestro viaje.

El viaje en avión fue interminable. Treinta horas entre aviones y aeropuertos hasta Anchorage, pero ha sido, al mismo tiempo, una experiencia espectacular. La helada Groenlandia, o las infinitas montañas nevadas de Canadá, son algunas de las imágenes que he tratado de inmortalizar lo mejor que he podido con mi cámara desde la ventanilla del avión, y mientras las fotografiaba no he podido evitar imaginarme las exclamaciones asombradas que habrías hecho al verlo. No es lo mismo, pero te mando las fotografías, para que al menos en parte puedas ver lo mismo que yo. Para eso me he traído una impresora detrás, después de todo: para poder ir mandándote las fotografías de los sitios por los que paso, haya o no algún lugar donde imprimirlas en ellos.

Probablemente te habrías reído al verme, ya que en mi estancia aquí en un solo día llevo puesta más ropa de la que me pongo al salir durante un mes entero de invierno en casa, pero por mucho que la gente de por aquí digan que están teniendo un invierno muy cálido, para mí cualquier cosa que cae por debajo de 0ºC me parece una aberración.

En el largo camino por carretera, que gracias a las “altas” temperaturas está en bastante buen estado y no me encontré con contratiempos, vi algo que, aunque se considera muy típico de la zona, por alguna razón no esperaba realmente ver. Alces. El autobús que cogí para salir de Anchorage tuvo que detenerse varias veces para no atropellar a algún alce que se había metido en la carretera. Podía imaginarte perfectamente riéndote a mi lado por lo absurdo de la situación.

Las vistas son espectaculares. Durante el trayecto pude ver ríos y lagos completamente helados, así como gruesas capas de blanca nieve que no esperarías ver ni en una película navideña. Y, debido a la gran cantidad de horas de noche que hay en esta época, casi todo el día, en el cielo está, para quien quiera verlo, el espectáculo más mágico que jamás haya podido ver: la aurora boreal, las míticas luces del norte, bailando en el cielo, atrayendo mi atención durante horas sin que me canse de verlas. No es algo que pueda describir, no me veo capaz de hacerlo, así que he recurrido a mi única otra herramienta y he sacado tantas fotografías como he podido, y te las mando con la esperanza de que puedas ver tanto de este espectáculo mágico como sea posible.

Apenas he pasado aquí un par de noches, pues con este clima tratar de realizar la mayoría de excursiones sería un suicidio, pero de todas formas ha sido una visita espectacular.

Mañana me vuelvo a Anchorage para coger el siguiente vuelo.

Te echo de menos, Kid, no sabes cuánto. Daría cualquier cosa por tenerte a mi lado, abrazándome en la cama del hotel y riéndote de mí por lo friolero que soy.

Te escribiré pronto,

Law.

Continuará

Notas finales:

¿Qué os ha parecido?

Bien, quería pediros una cosa: tengo una lista de lugares para que Law visite, algunos son fijos (muchas veces tienen hasta el flashback decidido) mientras que otros están a ver qué pasa, pero me faltan destinos, así que… ¿sugerencias? :D Puede ser un sitio que hayáis visitado, uno que esté por donde vivís o,simplemente, uno que os guste ^^ Yo prometo hacer los deberes antes de escribir cada capítulo para que la cosa suene, como mínimo, pasable.


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