- . Para mi sorpresa, él me cortó, se echó hacia tras de un impulso.
- N-No puedo... Hacer esto...
- ¿Qué pasa? – pregunté algo asustado. – Espera... no me digas que es porque soy un tío... Lyo... Yo no soy nadie para decirte cómo debes amar, y más importante aún, a quien... Créeme, para mi tampoco ha sido fácil, yo huyo del amor, y para colmo, escribo novelas románticas, ¿no es irónico? Pero sé diferenciar, cuando es la realidad y cuando es ficción, y ahora es el momento, esto es real, te has enamorado de un chico, y si no es así, no entiendo que es lo que haces aquí... – A la vez que pronunciaba esas palabras, notaba cómo mi corazón se volvía a hacer pedazos, no podía aguantarlo.
- A-Aceptarlo... – tartamudeó.- Es algo muy difícil... Es cierto, ¿qué hago yo aquí?
- Lyo..., mis principios en el amor fueron desastrosos, tuve una novia, la cual me dejó tirado por el dinero, yo estaba muy enamorado de ella, acabé destrozado, es más, mis primeros libros eran tragedias y dramas románticos... Pero pasados 8 años, puedo decir que estoy experimentando otra vez lo mismo, y me duele, he vuelto a tropezar con la misma piedra...
- ¡Yo no quiero hacerte daño! Pero es que... No puedo amar a un hombre, está en contra de mis normas... Hiro y Suichi, mis padres, no quiero defraudarlos....
- ¡Esas reglas te las pones tú, eres el dueño de tu destino! Eres el único que sabes lo que quieres... Desde aquí no puedo hacer mucho, así que tienes que encaminarte tú solo, toma la decisión que creas que es mejor para ti.
- Así que es esto lo que llaman sufrir por amor... – dijo Lyo entre sollozos.
- No todo en el amor es sufrir, también hay partes muy buenas, el período de enamoramiento es lo mejor que hay, esos momentos de pique entre nosotros, por ejemplo...
- Eso es pasado... Lo nuestro solo era un juego, eso es, ya lo he entendido – aseguró.
- ¿Qué estás diciendo? ¡Eso no! Lyo, no pienses eso, ni se te pase por la cabeza, tú no lloras por un juego, yo no llego hasta tal punto por un juego. Lyo, no pienses en los demás, piensa en ti, en lo que quieres para ti, abandona por una vez lo mejor para los demás, ¿piensas que estando con una chica que no quieres vas a ser feliz?
- Y, ¿qué es ser feliz? Yo soy feliz en el escenario, con mis fans, la gente del público que me adora, las chicas que se mueren por tocarme o simplemente por una mirada, si estoy contigo eso no va a ser lo mismo, será lo contrario, y yo no quiero eso... – dijo retrocediendo.
- No puedo negarlo... Perdóname, ha sido un error pensar que sentías lo mismo que yo por ti, lo siento.
- M-Me tengo que ir... Adiós. – Y cerró la puerta y se fue, supuse que allí acababa mi relación con Lyo, parecía muy seguro de sus palabras, pero sus ojos me demostraban lo contrario. Estaba claro, yo no podía hacer nada. Esa había sido su decisión y yo la respetaba por encima de todo, incluidos mis sentimientos.
Yo seguidamente le mandé un mensaje a Allen diciéndole: ‘Ven a verme’. Supuse que al principio pensaría que el mensaje sería alguna trola, que me habrían robado el móvil para mandar el mensaje, ya que solo yo sabía donde estaba la llave que abría el candado que cerraba uno de los cajones donde guardaba mis pertenencias más preciadas mientras estaba en el hospital, para evitar que no me robaran nada.
Y allí apareció Allen, exactamente a los diez minutos de mandar el mensaje, estaba exhausto y respiraba muy rápido, parecía que acababa de correr 100 metros a la velocidad de la luz.
- ¿¡Yuuto!? – exclamó ansioso.
- ¡Allen, amigo mío! – dije sonriendo. – ¿Te alegras de verme?
- Oh, Dios, estúpido, pues claro, ¿qué iba a hacer sin mi escritor? – preguntó abrazándome.
- Vaya, es la primera vez que dices mi nombre...
- Es verdad, bueno, ¿tienes hambre?, ¿te duele algo? ¿Sed, quizá? ¿Cómo te sientes?
- Tranquilo Allen, estoy perfectamente...
- ¿Cuándo te has despertado? Vaya, qué alegría, de que me hayas mandado un mensaje a mi primero, antes que a tu familia.
- Me he despertado sobre las 2 de la mañana, estaba Lyoner aquí, gracias a él he despertado – respondí triste.
- ¿Qué te pasa, estás bien? ¿Qué te ha dicho? – insistió.
- Me ha rechazado, Allen... Vuelvo a estar destrozado, como con...
- No la nombres, no lo recuerdes, volverás a caer en la misma depresión de hace unos años... Oh, no, son casi las 10, ya tienen que estar aquí los...
- Bueno días Yuuto Takashi... V-Vaya con que estás despierto, bienvenido al mundo de los vivos – dijo un enfermero que entró. Disculpe usted no puede estar aquí, tiene que irse...
- Sí, sí, ya me voy... Ryu, te veo después – advirtió.
- V-Vale... ¿Tú eres el enfermero que va a cuidar de mí? – pregunté curioso. Aquel enfermero era de mi altura, y sobre todo joven, tendría por los 26/27 años, tenía el pelo castaño y los ojos marrones claros, a primera vista me gustó.
- Así es, me llamo Daichi Tanaka, encantado de conocerte. He leído todos tus libros, me gustan mucho tus novelas, pero eso es otro tema – presentó el enfermero.
- ¿Tanaka? Un momento, tú eras el que estaba a cargo de la imprenta donde llevo mis libros.
- Me has pillado – dijo riéndose. - ¿Cómo estás Yuuto? Cuanto tiempo sin verte...
- Madre mía, Daichi, cómo has cambiado, estás enorme, ¿Cuántos años tienes ya? Te vi hace 2 años o así...
- Tengo 28, los acabo de cumplir, hace a penas 4 meses...
- Es cierto que eres de mi edad, pues no aparentas esos años, eh. Yo al principio no te había reconocido, así que, fíjate, y además, como te has cambiado el nombre, antes eras Duke, ¿no? – curioseé.
- Sí, pero lo tuve que cambiar, en fin, unos líos, sin importancia. Gracias a mi apellido me has podido identificar.
- Ah, ya lo entiendo. ¿Y qué haces de enfermero? Con lo bueno que eras en la imprenta... – indagué.
- Bueno, dicen que tienes que probarlo todo en la vida, y aquí estoy, soy así de curioso, pero hecho de menos la imprenta.
- Siempre puedes volver a los libros...
- Bueno, cambiando de tema, haber, como están remodelando la sala de rehabilitación, no puedes hacer tus ejercicios aquí, pero me han informado de que hay un centro de rehabilitación cerca de tu casa, exactamente a 3 Km.
- Exacto, ¿haré mis ejercicios allí, no? Pero no me los se, es mas, no tengo ni idea...
- Tranquilo, déjame terminar, yo seré tu tutor, yo te los enseñaré, y si no te importa necesito quedarme en tu casa, tan solo es un tiempo, hasta que te aprendas los ejercicios, te lo pido de rodillas si quieres – rogó.
- No, no, tranquilo, puedes quedarte, no hay ningún problema, Allen, también se queda a dormir la mayoría de noches.