- – Vamos arriba – sugirió Daichi dándome besos en la nuca, aquello me hizo recordar el momento de la nata, y no me sentó nada bien.
- Lo siento, no me encuentro bien... – dije levantándome del sofá y yendo en dirección a las escaleras. – Buenas noches, Daichi... – y me fui, entré a mi cuarto y cerré la puerta sin pestillo. Lo último que recuerdo fue tirarme a la cama boca abajo y dormirme.
A la mañana siguiente fui el último en despertarse, pero no me levanté de la cama hasta media hora más tarde. Abrí la puerta y un olor a café invadió mi habitación, fui directamente a la cocina, allí estaba Allen desayunando y leyendo el periódico a la vez... No vi a Daichi en la cocina, supuse que aún seguiría durmiendo.
- Buenos días Allen, ¿ya te has molestado en hacer el desayuno? – pregunté sentándome en la mesa.
- Te equivocas, no he sido yo, ha sido Daichi – respondió sin mirarme, en ese momento dí un trago al café, se notaba que no era como el que hacía Allen. Apareció Daichi, el cual venía de arriba, se acababa de lavar los dientes, porque olía a menta, me dio los buenos días, me cogió de la barbilla y me besó, como haría cualquier pareja... ¿Estábamos saliendo? ¿Y yo no lo sabía?
- B-Buenos días – tartamudeé sonrojado.
- ¿Te gusta el café que te he puesto? No sabía cual te gustaba, y Allen me ha aconsejado.
- Sí, está como a mí me gusta, gracias – agradecí. – Allen, ¿por qué no me has dicho nada de esto? – le susurré a Allen.
- ¿Eh? ¿Quién es el que se está tirando al enfermero y no me ha contado nada? – reprochó Allen dispuesto a fastidiarme.
- ¿Qué estás diciendo? Yo no me he tirado a nadie...
- ¿Ah, no? ¿Entonces todas esas marcas rojas en el cuello que son? – señaló con la cuchara.
- ¿Qué manchas? – Cogí mi cuchara y miré mi rostro reflejado, sí, llevaba unas marcas rojas, pero no sabía de qué, pensé que sería de la noche anterior, que sentimos algo parecido a la lujuria, que al final quedó en nada gracias a que supe reaccionar – Oh, no... E-Esto es porque, anoche me picó un mosquito..., ya sabes..., me picaba y yo me rasqué tan fuerte... – mentí.
- Claro, será el pobre mosquito... – replicó Allen.
- ¿Qué mosquito? – interfirió Daichi.
- N-Nada, que hay uno en mi habitación, ya me encargaré de él más tarde, no te preocupes.
- ¿En serio? Voy a echar insecticida, ahora después vuelvo – dijo Daichi saliendo de la cocina.
- Yo también me voy, tengo asuntos que hacer en la editorial, así que me voy ya... – Allen se ajustó la corbata y se levantó de la mesa.
- ¡Allen, me voy contigo! Quiero agradecerles a todos su trabajo allí, así que espérame, voy a subir a cambiarme – Me tomé el café rápido y subí. Cuando terminé de vestirme avisé a Daichi de mi marcha, al cual no parecía importarle.
Al llegar a la imprenta, estaban preparando un escenario en el hall, parecía que iba a ver algún acontecimiento importante y en un cartel pude leer: ‘Próxima presentación el día 18 de Julio: Akihiko Usami, Yoshikawa Chiharu y Yuuto Takashi, entre muchos, estarán aquí con nosotros ’. Me sorprendió verme allí, y resultó que el 18 de julio, era mañana. Decidí ir a gritarle a Allen, no me había comentado nada, y tenía que prepararme un pequeño discurso, quería explicaciones.
Allen estaba hablando con otra editora, con la que parecía tener muy buena relación, y decidí ir a cortarle el buen rollo.
- Esto... Disculpa Allen, ¿puedo hablar contigo un segundo? – pregunté acercándome a ellos.
- Claro, discúlpame Sora... – le dijo a la chica con la que estaba hablando.
- No te preocupes, Allen, estaré por aquí cerca cuando termines... – aquella voz me sonó mucho, así que decidí asomarme por encima de Allen para ver quién era, y la reconocí era una editora con la que había tenido un rollo hacía ya tiempo...
- ¡Wow! ¿Nora? ¿Qué tal, preciosa? ¡Cuánto tiempo sin verte! – exclamé abrazándola al reconocerla.
- ¡Yuuto! Estoy muy bien, ya sabes con trabajo, ¿y tu qué? Ya no te veo por aquí, solo veo a Allen...
- Es que ya no suelo venir, pero ahora como sé que estás tú aquí, procuraré venir más por aquí – vacilé riendo.
- No has cambiado nada, siempre halagando cuando menos hace falta.
- Tú tampoco, sigues estando igual de buena, bueno, ¿qué le pasó a tu nombre? ¿Por qué te lo has cambiado? – curioseé.
- Estaba harta de ese nombre, simplemente me cansé, pero vosotros dos podéis llamarme como queráis – sugirió sonriendo.
- Gracias Sora. Oye Yuuto, ¿no tenías que decirme algo? – preguntó Allen.
- ¡Ah, sí! ¿¡Qué es ese cartel!? ¿Me lo puedes explicar? – dije señalando el cartel donde yo lo había leído.
- Eso dices... Te lo puedo explicar... Se resume en que me olvidé comentártelo, pero bueno, estás acostumbrado a inventártelo sobre la marcha, ¿no?
- Será posible... Allen me estás defraudando...
- No digas eso, Yuuto. Allen es muy bueno en su trabajo, el hecho de que se le haya olvidado comentártelo, es porque tendría otras cosas en mente – expuso Sora.
- Bueno... Será mejor que me vaya a agradecerle su trabajo a los que trabajan aquí y me voy a preparar lo de mañana.