El día amaneció tranquilo si no hubiera sido porque Allen me despertó temprano para decirme que un periodista nos había pillado besándonos en frente del hotel. No era la primera vez que esto me sucedía, pero para mí era la más importante. Tenía que hacerme con esas fotos. Allen empezaba a meterme prisa para levantarme y yo me ponía más nervioso porque estaba intentando pensar en algo que me hiciera victorioso con esas fotos.
Después me tumbé en el sofá y volví a dormir hasta que alguien tocó el timbre. Ya eran aproximadamente las 12 de la mañana, así que Allen ya había venido y me había comprado el desayuno. Antes de comer me apeteció tocar el piano y a lo tonto a lo tonto me salió una canción preciosa; decidí apuntarla. La toqué una y otra vez, hasta que aprendí a tocarla sin mirar la partitura.
Lyo me dio un susto, supuestamente había entrado gracias a Allen que le habría abierto. Estaba alterado, y tenía síntomas de nerviosismo, enseguida me mostró la foto, me dijo que la había encontrado en un periódico. Lo único que pude hacer fue comprar esa noticia para que no pudiera salir a la calle y empezar a expandirse, es decir, compré todas las copias de la foto por una fortuna.
Al principio lo noté enfadado ya que no quería que sus fans dejaran de seguirle por ser ‘homosexual’.
- ¿¡Qué es esto!? – preguntó enfadado.
- Una foto – respondí con tranquilidad. – No te preocupes, está todo arreglado, he comprado esa noticia.
- ¿Cómo que la has comprado? ¡Te debe de haber costado una fortuna! – expresó decaído.
- Te he dicho que no te preocupes, es cierto que me ha costado una pasta la puñetera foto, pero cuando se quiere proteger a alguien con tanto esfuerzo como yo, no hay ningún obstáculo que me pueda retener – opiné levantándome del sofá y abrazándolo.
- Yo... Yo... No sé... Dime como te puedo pagar por esas estúpidas fotos...
- Olvídalo... No me tienes que pagar nada, ya está todo arreglado... – dije revolviéndole el pelo.
- P-Pero...
- No hay ‘peros’ que valgan... Olvídalo, como si no hubiera pasado nada. – Me volví a acostar en el sofá, Lyo por lo que pude ver, prefirió quedarse de pie, junto a mí.
- Y, ¿qué va a pasar ahora?
- ¿A qué te refieres?
- Nosotros... ¿Qué va a pasar?
- No va a pasar nada, yo ya sabía a lo que me exponía y aún así lo acepté, y creo que tú también – Enseguida alguien tocó la puerta. - ¡La puerta está abierta, adelante! – Y tras la puerta apareció Suichi.
- ¡Suichi! – dijo alegremente, pero yo no dije nada, seguí allí tumbado hasta que entró, entonces al rato me levanté dispuesto a saludarlo.
- ¿Has venido a verme? – curioseé bromeando.
- Para nada, he venido a verlo a él. – Estaba serio y me hablaba con aires de superioridad...
- Suichi... – dijo Lyo. ¿Q-Qué estás haciendo aquí?
- ¿Se puede saber qué es esto? - Metió su mano en el bolsillo y sacó la maldita imagen.
- ¿¡De dónde has sacado eso!? – replicó Lyo quitándole la foto de las manos.
- Aún quedan copias – reproché. – Yo solamente he podido parar que pudieran hacer más copias de la noticia, pero antes de eso ya habían hecho varias. No te preocupes Lyo, voy a hacer lo posible para que no salga a la luz. – expresé abrazándolo por detrás. Me dí cuenta de que Suichi apretó los puños y agachaba la cabeza.
- Yuuto... N-No hace falta que te preocupes tanto por mí... – dijo Lyo.
- ¿Por qué me dices eso? Sé que no quieres que tus fans y seguidores sepan lo nuestro. Piensas que si sale nuestra relación a la luz nos podría dañar...
- No solamente estás tú para protegerle – reprochó Suichi. – También estamos Hiro y yo. Hacemos lo posible para que él esté a gusto, hemos estado siempre juntos Lyo, pero desde que estás con tu novio, nada es lo mismo.
- Conmigo es feliz – intervine.
- ¿¡Y con nosotros no!? Lyo, ¿por qué tuvo que ser él? ¿Por su dinero? ¿Fama, quizá? – replicó Suichi.
- ¡Suichi, basta! – saltó Lyo de mis brazos, harto de escuchar a Suichi. - ¿Por qué te comportas así? Pensaba que lo ibas a aceptar...
- Jamás lo aceptaré. – respondió Suichi con un gesto desafiante.
- Pues eso no está bien, a ti y a Hiro os quiero por igual.
- Eso no es así, tú mismo nos evalúas, nos pones más arriba en tu escala de gustos imaginaria – explicó repentinamente Suichi.
- ¿Escala de gustos? ¿A qué te refieres? – preguntó Lyo, parecía desconcertado.
- Ya sabes, quien te guste más, más arriba está en tu escala, ¿sabes?
- ¡Te equivocas! – reprochó Lyo.
- Déjame adivinar, tu querido Yuuto está en lo más alto, con más puntos a favor, y Hiro y yo en lo más bajo... – afirmó Suichi.
- Suichi, déjalo ya... – advertí.
- Y tú que sabes, eres un escritor pasado de fecha, que le queda poco tiempo para jubilarse y que tiene el hobby de tirarse a tíos más pequeños. – Yo respondí con una risa vacilona.
- Vaya un niñato que no sabe lo que quiere, pero yo, sé lo que quiero, y puedo hacer esto. – Cogí a Lyo de la mano, le dí la vuelta, lo miré a los ojos y lo besé; un beso que se convirtió en un duelo de lenguas.
- C-Chst, mírate, estás tan cachondo que no puedes aguantarte las ganas de tocarle.- Yo le miré con mirada asesina.
- Y tú estás tan celoso que no puedes aguantarte las ganas de hablar mal de mí para intentar satisfacerte. ¿Estás ya contento? Que sepas que la guerra acaba de empezar entre nosotros – respondí.
- Para nada, esta guerra ya tiene un final predecible.
- ¡Cerrar la boca los dos! Yuuto no le sigas el juego, y Suichi, ¿has venido a fastidiarme?
- No he venido a informarte... Dejo la banda. – soltó.
- ¿Q-Qué estás diciendo? – dijo Lyoner acercándose a él.
- Lo siento, pero tengo que hacerlo, necesito descanso y no puedo seguir viéndote con él, me pone nervioso. – justificó.
- ¿Qué puedo hacer para cambiar eso?
- No puedes hacer nada, ya lo he decidido, es mi respuesta... – Y cuando Lyo parecía que iba a derrumbarse y a salir corriendo, Suichi empujó a Lyo contra su propio cuerpo como abrazándolo y lo besó sin esperar más. A mí se me cayó el mundo encima, estaba viendo a mi novio besándose con otro en mi propia casa y aún encima no veía que Lyoner hiciera nada por escapar ni tampoco oponía resistencia.
- L-Lyoner... – murmuré aún afectado. - ¿P-Por qué? – Al momento Lyoner y Suichi cuchicheaban algo que no oía, así que no pillé nada. - ¿Qué está pasando aquí? Lyoner quiero explicaciones.
- T-Tenía que hacerlo, tú no lo entiendes... – explicó Lyoner.
- Ya lo estás viendo, no eres el único que lo puede tocar – dijo Suichi, mordiéndole la oreja a Lyo.
- Y-Yo, me rindo, haz lo que quieras, tengo trabajo... Agradecería que os fuerais de mi casa.... – pedí amablemente, a punto de derrumbarme.
- ¡Y-Yuuto...! – antes de que terminara, le corté.
- ¡No Lyo! Cuando tengas las ideas claras, ya sabes donde estoy. No hay nada más que hablar. – De repente Lyo se echó sobre mí, abrazándome fuerte por detrás.
- ¡No me dejes! ¡Tú no lo entiendes! No te hagas las ideas equivocadas, por favor Yuuto, ponte en mi lugar. – gritó desesperado.
- Entiéndeme tú a mí, ya no puedo más... – dije fríamente, y con un gesto lo aparté de mí pero no quería soltarse.
- N-No me hagas esto Yuuto...
- Vámonos Lyo, aquí ya no tienes nada que hacer – advirtió Suichi. Con esas palabras se soltó de mí y se fue sin despedirse. Después de aquello me heché en el sofá y ya no recuerdo lo que pasó después.