- A buenas horas Al- Me percaté de una extraña persona que iba vestido de negro hasta lo pies, estaba al costado de él. Ya sabía quién era cuando lo vi apartarse el flequillo de la cara con una brusca sacudida. - ¿Por qué vas vestido así, Lyo?
- ¿¡C-Cómo sabías que era yo!? No me había reconocido nadie hasta ahora – dijo quitándose las gafas y pasando dentro.
- Oye, te recuerdo que esta no es tu casa, no puedes pasar siempre que quieras. – En ese momento se me acercó y me plantó un beso en los labios.
- ¿Y esto a qué viene? – pregunté confuso. – Eso no te sirve para pagarme la entrada pequeño. – dije agarrándolo de la cintura. Él se percató de Nami que estaba acostada durmiendo. - ¿Quién es ella? – preguntó apartándose de mí, mirando al suelo.
- Es Nami – respondí.
- ¿Qué hace ella aquí?
- Bueno...
- Mejor no quiero saberlo...
- No te preocupes, no hemos hecho nada – soltó de repente Nami. Acababa de despertarse.
- Buenos días, princesa. ¿Cómo has dormido? – dije acercándome a ella.
- Este sofá es muy cómodo Yuuto. Muchas gracias por dejarme dormir aquí. – expresó su agradecimiento dándome un beso en la mejilla, como todas las mujeres solían hacerlo. Noté como Lyoner se ponía muy celoso.
- Así que tú eres a quién suplanto yo dentro de la mentira. V-Vaya Yuuto, tienes muy buenas gustos, eres guapísimo Lyoner, esos ojazos verdes – dijo Nami muy entusiasmada. – Encantada de conocerte, soy Namico, una amiga de Yuuto.
- E-Encantado soy Lyoner de Rock Star... – se presentó Lyoner.
- Entonces lo vuestro va en serio, ¿no? ¿Estáis juntos? – curioseó Nami.
- Sí Nami, llevamos casi un año juntos, sin contar ciertos problemas, pero que ya no tienen importancia – respondí impidiendo que Lyo contestara. – Lyo quiero explicarte ciertas cosas, verás, supongo que habrás visto unas fotos de nosotros en escenas subidas de tono. Pero que no es nada, no hay nada entre ella y yo, únicamente trabajo, ella también te lo puede decir. Una vez me dijiste que no querías que la gente se enterara de lo nuestro y yo estoy siguiendo tus palabras, tampoco quiero que se arme un barullo con todo esto. Esa es la explicación de lo que hay entre Nami y yo.
- Todo eso es verdad Lyoner, solo hago esto por la reputación de ambos, te puedo asegurar que no hay amor en todo esto, es más, yo llevo 3 años con mi novio, así que si tienes dudas puedes llamarle a él – afirmó Nami.
- Si yo me lo creo, pero entiéndeme tú a mí Yuuto, esto no es fácil, verte besándote con ella es muy doloroso, y los celos me invaden y yo no puedo controlarlos.
- Tranquilo pequeño, nadie te va a reemplazar jamás – aseguré acariciándole el pelo.
- Yo creo que es hora de que me vaya, gracias por dejarme dormir aquí Yuuto, y Lyoner, sigue haciendo tan buena música y que sepas que estoy muy contenta de haberte conocido – dijo Nami algo cansada.
- Gracias Namico, seguiré componiendo para crear tan buena música como hasta ahora, un gusto conocerte. – respondió Lyoner.
- Soy un loco enamorado, un poco exagerado, al decir que me enamoré de tu querida mirada... – cantó Nami.
- De tu sonrisa marcada, tus ojos como el agua y en tu boca risa clara – siguió cantando Lyoner.
- Un amor que no se expresa, mediante palabras, solo sirven las miradas. Y para terminar, no por menos importante, quiero que te quede claro, que eres más que un simple ‘te quiero’ – cantaron los dos juntos. Hacían muy buena pareja como dueto musical.
- Ha sonado muy bien – propuse.
- Por supuesto, es una canción mía, ‘Loco enamorado’ fue un éxito.
- Es mi canción preferida. – dijo Nami. – Pero no quiere decir que las demás no me gusten, he escuchado varias y no me han parecido nada malas. Bueno, ahora ya sí que me voy de verdad. ¡Chao a los dos! – exclamó cerrando la puerta.
- ¿Y ahora te lo crees? – pregunté.
- No me queda otra. Ahora tengo que explicarte yo, lo de Suichi ocurrió porque queríamos hacer falsa propaganda de un lío entre miembros de la banda, ya sabes, para que las revistas se interesen en nosotros y obtengamos más beneficios... Y está funcionando, porque en 4 días hemos conseguido vender más de 100.000 copias por nuestra sección de fotos... – dijo intentando convencerme con sus palabras.
- Suena razonable – expuso Allen.
- Tú no viste lo que yo vi el otro día Allen. Fue algo...
- ¿Doloroso? – interrumpió de nuevo Allen.
- Algo así. Y no me gustaría volver a pasarlo.
- Verás, aquello fue como una prueba, queríamos comprobar si la gente se lo podía creer si poníamos empeño en ello...- repuso Lyo. – Nunca te podría hacer nada parecido...
- Mi pequeño cantante... – susurré orgulloso. Sus palabras me embaucaban, había magia en ellas, pero no podría haberle dicho que no, olvidarme tan fácilmente de él y que todo desapareciera.
- Me parece que me voy a ir, creo que tengo mejores cosas que hacer en la editorial que mirando como os reconciliáis. Nos vemos luego, Ryu. – se despidió Allen.
- ¡Que no me llames así! Estúpido Allen... – dije sentándome en el sofá. La situación se volvió incómoda, ya se supone que se había dicho todo y que había quedado todo claro, pero allí estábamos los dos, yo sentado en el sofá y él de pie cerca de la puerta. Pero esa incomodidad quedó quebrada gracias a que alguien traqueó la puerta.
- ¡Hermanito! ¡Abre la puerta! – gritó Sarah desde el otro lado.
- Lo que nos faltaba, ahora viene mi hermana...
- ¿¡Qué!? ¡Me voy! – exclamó Lyo. – No quiero llevarme otra paliza como la del primer día.
- De eso nada – dije cogiéndole de la muñeca. – Es mas, vas a abrir tú la puerta..., y date prisa que Sarah no tiene paciencia.
- ¡Qué estás diciendo! Pero yo...
- ¡Que abras! ¡No me hagas esperar Yuuto o se lo diré a mamá! – siguió gritando.
- Se está impacientando, cuanto más tardes, más se desesperará, y después será peor, te lo digo por experiencia. – advertí con una risa pícara.
- Eres un imbécil – dijo él abriendo la puerta rápidamente. Hubo un silencio y luego contemplé como mi hermana se abalanzaba sobre Lyoner.
- ¡No me pegues, no me pegues! ¡Te lo ruego, esta vez no he hecho nada! – exclamó Lyo nervioso, yo estaba a punto de saltar en carcajadas.
- ¡Lyoner de Rock Star! De cerca eres más guapo. Yo..., yo..., quiero decirte que... ¡me encanta tu música, me encantas tú y creo que me he enamorado de ti! – soltó inmediatamente, yo al principio estaba anonadado pero luego empecé a reírme como un loco.
- ¿¡Qué clase de broma es esta!? – preguntó asustado Lyoner que estaba tumbado en el suelo.
- No es ninguna broma, te lo estoy diciendo en serio pedazo de idiota. ¿Qué pasa, no me crees? – dijo mi hermana sollozando.
- ¿Qué ha pasado con el bibliotecario, Sarah? – pregunté recordando que anteriormente me había contado que le atraía ese chico.
- Ese desgraciado no merece la pena, tuve una cita con él, y esa misma noche nos acostamos y a la mañana siguiente me enteré que tenía novia – explicó enfurecida.
- Yo creo que estás un poco desesperada – expuse. Le hice un gesto a Lyo cuando ella no miraba, diciéndole que no dijera nada de lo nuestro. – Oye Sarah, ¿no crees que Lyo está un poco incómodo debajo de ti?
- ¡Es verdad! ¡Lyo, ¿estás bien?!
- S-Sí, pero no te preocupes... – dijo levantándose del suelo ayudado por Sarah. – Gracias Sarah.
- Me encanta tu voz Lyo, ¿puedes cantarme un poco?
- No creo que esa sea una buena opción Sarah, ¿qué tal otro día? – propuso Lyoner intentado evadir la pregunta.
- Y, ¿a qué viene todo este afán por Lyoner? Antes sabías de su existencia porque le diste una buena paliza el día que os conocisteis, pero ahora... – dije intentando entender todo aquel lío.
- Mis amigas escuchan mucho a Rock Star, y al final me acabaron gustando mucho, empecé a cogerle cariño a Lyoner, no sé como pero llegué a eso, y aquí me tienes, colada por tus huesos.