Pues después de saber y expresar nuestro amor mutuamente solo quedaba el tema de si los demás debían saber, o mantener en silencio lo nuestro. Pero aquella era una preciosa velada, acabábamos de hacerlo y ya le notaba como cambiado.
- ¡He escrito una canción! ¿Quieres oírla? ¿Me dejas tu guitarra? – preguntó con un brillo en sus ojos que no lo había visto antes.
- Por supuesto que quiero escucharla pero la guitarra está en mi habitación... Si quieres voy a por ella... – sugerí.
- ¡Yo subo! – Tanto era su entusiasmo que subió y bajó los escalones de tres en tres. – Está bien, escúchala, se llama ‘Sensations’ :
Agarra esta vida con fuerza.
Vívela intensamente.
Vamos, ponte la ropa que más te gusta,
Sal a la calle, muéstrasela a los demás.
Grita que eres feliz.
No te calles,
No te escondas, ni te encierres en tu casa.
Te llevaré a bailar,
Un baile bajo esa luna,
Que admiramos desde nuestro balcón.
Levántate y coge mi mano.
Solo quiero estar contigo me dijiste,
Yo hice tu deseo realidad.
No pienses en nada más,
Olvídate de lo exterior.
Tan solo déjame sentir
El tacto de mis manos en tu cuerpo.
Una suave caricia,
Un leve susurro, un
Discreto mordisco.
- ¿Te gusta? Es en inglés pero te la he cantado en castellano porque queremos hacer la versión en varios idiomas.
- Es bonita, se nota que la letra es tuya – dije riéndome.
- ¿Es muy infantil, no? Lo sabía. Hiro me ayudó con ella dándome ideas, pero no puedo pensar en otra cosa que no seas tú. Eres el culpable de todo. – reprochó.
- Perdón por invadir todo tu cuerpo - me disculpé mirando mi nueva pulsera.
- ¡No digas cosas como esas! N-No puedo evitar sonrojarme...
- Has cambiado mucho Lyo, cuando te conocí eras muy maleducado e impulsivo, pero ahora te sonrojas a la mínima, te has vuelto un débil, y eso me vuelve loco. – dije orgulloso. – Pero ahora me gustas más que antes, me gusta tu forma de sonreír, tus miradas tímidas, tu voz, me gusta tu cuerpo, la forma con la que te mueves al bailar sobre el escenario, tu forma de vestir y de interactuar con la gente, y sobretodo la forma en la que me dices ‘te quiero’ – expliqué recostándolo en el sofá mientras yo me iba acercando cada vez más a él hasta quedar encima suya.
- Será que el amor me cambió... – pronunció él. – ¡Ah! Ahora que dices lo del escenario, dentro de 3 días hago un concierto a 35 kilómetros de aquí, así que mañana pásate por el hotel para que te de tu entrada VIP.
- N-No lo sabía... ¿Por qué no me has avisado antes?
- ¡Hay carteles por todos los lados!
- ¡No he salido a la calle desde hace un par de días...! – exclamé intentando que me entendiera.
- Bueno, ¡da igual! Tan solo pásate mañana por el hotel, que ya estaré yo allí porque tengo ensayo a las nueve de la mañana.
- Nuestra primera disputa juntos... Vamos avanzando... – dije pensativo.
- ¿Eres idiota? ¿Me has oído? Si no vienes es tu problema. Y después de todo esto, me voy dormir, estoy cansado, nos vemos mañana. – soltó subiendo las escaleras.
- Oh... C-Claro, que duermas bien... - No me gustó cómo le había hablado y estuve sintiéndome mal toda la noche, hasta que me dormí en el sofá, con el libro encima de la cara.
Antes de las nueve, Lyo ya se había vestido y salido por la puerta, me di cuenta por el portazo que dio al salir me despertó, pero enseguida me volví a dormir otra vez. Desperté sobre las doce y media, porque Allen me llamó, si no hubiera sido así me habría quedado durmiendo hasta la hora de comer. Le expliqué a Allen que Lyo se había quedado a dormir y a él pareció no importarle. Como la noche anterior no habíamos cenado, esa mañana tenía mucha hambre y le pedí a Allen que me hiciera el desayuno, y él lo preparó... Como todos sus desayunos, estaba delicioso.
Como me pidió Lyo, me vestí y fui al hotel a por aquella entrada, estaba seguro de que si no iba Lyo se pondría furioso. Él me abrió la puerta y al entrar estaban Hiro y Suichi dándose los últimos retoques para ir a ensayar. No pareció que les agradara mucho la visita que les hice. Yo seguí a Lyo, me llevó hasta el comedor, tenía las entradas encima de la mesa que había en el centro de la habitación. Me la dio en la mano y yo le cogí del brazo y subí la manga de su camisa un poco, había visto un brillo, y efectivamente, como yo pensé, era la pulsera que le había regalado la noche anterior, me hizo muy feliz ese pequeño detalle.
- Veo que llevas puesta la pulsera que te regalé... – le dije con una risa en mi rostro.
- Por supuesto es muy especial para mí, me la regalaste tú... – Me guiñó un ojo y yo me apoyé en el marco de la puerta, con mis manos en los bolsillos y una pierna semiflexionada.
- Me gusta como vas vestido hoy – Unos pantalones vaqueros largos negros ajustados, una camiseta negra con el logotipo de su banda, y una camisa azul a cuadros que la llevaba remangada después de que yo le subiera las mangas por mi curiosidad. ¿Esos pantalones tan ajustados te los has puesto para ponerme, o me lo parece a mí? – pregunté agarrándolo de la mano y acercándolo a mí.
- Tan solo son unos pantalones...
- Te hacen unas piernas delgadas y fuertes, me gustan – dije acariciando su muslo.
- Yo ya estaba delgado desde antes, lo que pasa es que no solía ponerme ropa así, pero mi estilista me los ha traído esta mañana.
- Te hacen un cuerpo bonito, me dan ganas de ponerte contra la pared. – Le cogí de la cintura y lo besé, su boca sabía a chocolate, eso me gustaba, me daba ideas de lo que había desayunado.
- Tu boca sabe a naranja – susurró.
- Lo sé... Esta mañana Allen me ha hecho un desayuno delicioso y me ha hecho un zumo de naranja... A propósito... La tuya sabe a chocolate...
- Hiro ha comprado chocolate esta mañana y nos ha hecho una taza a cada uno, que también estaba bueno... – dijo lamiéndose los labios. Lo volví a besar pero Hiro nos interrumpió.
- Lyo date prisa nos vamos ya. No admito que te traigas al escritor aquí, nos pueden ver los paparazzis, así que haz que se valla. – Me dirigió una mirada asesina.
Lyo me acompañó hasta la puerta, yo seguía sin gustarles a sus amigos, pero, ¿qué me importaba a mí eso? Tenía a Lyoner, eso era lo suficiente.
Pasaron los días, yo apenas podía ver a Lyo debido a los múltiples ensayos. Hasta que por fin llegó el día del concierto. Siempre estaba lleno, incluso el taxi, en el cual iba yo, tuvo que pararme lejos del lugar del acto porque no podía aparcar. Debido a mi entrada VIP tenía que entrar por otra puerta, allí habían otras personas que no conocía, supuse que eran familiares de Lyo, Hiro y Suichi. Ya allí me pregunté que qué estaba haciendo allí, podría haberle dicho que no podía venir y quedarme en casa, pero por no hacerle el feo, fui. Sabía que iba a sentirme solo, ya que no conocía a nadie y estaría apartado en un rincón admirando cómo tocaba el grupo.
Como en cualquier concierto, primero salieron los teloneros, que en este fue en singular, un chico que cantaba rock n’ roll, odiaba ese estilo de rock duro, me ponía nervioso y me pitaban los oídos. En cambio la música de Lyo, que alternaba el rock con el pop era digna de escuchar. No siempre eran canciones ritmosas, también tenía canciones tranquilas y verdaderamente bonitas.