Tal como mis predicciones decían, durante el tiempo que duró el telonero, estuve sentado en una silla aislado de los demás por falta de amistad. Aun que una chica me reconoció como el famoso escritor que era, y que casualmente se sentaba a mi lado, estuvimos hablando durante la actuación, se llamaba Zoe y era hermana mayor de Hiro, lo cual me impresionó. Aun así era menor que yo. Me comentó que había venido para ver el espectáculo de Hiro, porque le dijo que pasarían cosas importantes durante el concierto. Aquellas palabras me dejaron helado, tratándose de Hiro intentaría algo con Lyoner y hasta el momento que empezaron a tocar estuve nervioso, muy nervioso.
Llegó la hora de salir, se abrió el fondo del escenario, salió Suichi seguido de Hiro, y bajando por la escaleras que había a un lado del escenario, estaba Lyoner. Estaban llenos de energía, parecían contentos de ver tanta gente allí reunida para tan solo ver su espectáculo. Lyo revisó el escenario con atención, hasta que me vio, seguramente estaba buscándome, después de verme me lanzó un guiño, se alegró de verme allí sentado.
Cada uno tomó su puesto en el escenario, Lyoner el micrófono, Hiro su guitarra y Suichi la batería que le pertenecía, más otro guitarrista aparte para acompañar la voz de Lyo en un acústico. Preciosa voz, perfecta actuación.
Después de la canción acústica cantaron sus mejores canciones, unas canciones ritmosas con unas letras llenas de energía. A todo el mundo que estaba en frente del escenario le entraron ganas de bailar e incluso a mí, que estaba sentado con la hermana de Hiro.
En ese momento no me arrepentí de estar allí, ni se me pasó por la cabeza irme. Pero pronto cambió la cosa, me había dado cuente de que las fans gritaban como locas cuando alguno de ellos se miraba, se sonreían entre ellos o se acercaban hasta parecer que se iban a besar.
En la cuarta canción, empezaron a hacerlo, que si miraditas provocativas, que si palmaditas en la cabeza, que si poner las manos en la cintura del otro, vamos, yo estaba echando humo. A Hiro le gustaba coger a Lyo por la cadera, y éste le respondía sonriéndole sin parar de cantar y acariciándole la cara. Me iba a morir, lo presentía.
Todo el concierto restregándose entre ellos, estaba dispuesto a saltar en medio del espectáculo y pararlo todo, pero me dedicaba a pegar patadas a la balaustrada que tenía en frente para calmar mis humos.
No podía soportar ver a Lyoner haciéndole caricias a Hiro o a Suichi, bailaban pegados, supuse que era para enloquecer a las fans, y si era eso lo estaban consiguiendo.
Un pequeño beso en los labios entre Lyo y Suichi colmó mi paciencia en ese momento, las fans colapsaron con gritos y silbidos. Yo me levanté de la silla, Zoe se asustó, yo me iba a ir cuando me di la vuelta para ver por última vez a Lyo en el escenario, y en ese momento me miró, estaba sonriente y aún tenía las mejillas un poco sonrojadas después del beso. Yo aparté la mirada de él y me fui, obviamente el concierto siguió.
Volví a casa andando, iba cabreado, golpeándole a todo lo que tenía delante: piedras, botellas, latas, etc. Andaba rápido con la cabeza agachada, no quería que nadie me reconociera.
Llegué a casa, y lo primero que hice fue tirarme al sofá boca abajo.
- Vaya, ya estás aquí. ¿Ha terminado el concierto? – preguntó Allen acercándose a mí. - ¿Te ha pasado algo?
- No debería de haber ido al concierto Allen... ¿Te puedes creer en un concierto he sufrido?
- ¿Por qué dices eso?
- Estaba allí, Allen, Lyo estaba allí, todo iba bien, me gustaba como marchaba la noche, pero han empezado a jugar entre ellos, y creo que los gritos de las fans me han destrozado el tímpano derecho. – respondí poniéndome un cojín en la cabeza.
- ¿Recuerdas que te dijo que tenía que hacer creer a las fans que había una relación más que de amistad entre los miembros de la banda? A lo mejor es para vender más, tú no te preocupes por eso Ryu, recuerda que te quiere tanto como tú a él y no te haría daño por nada en el mundo. Recuérdalo. – dijo quitándome el cojín de la cara.
- Pero me cuesta asimilarlo. No me hace sentir bien, me duele el pecho.
- Eso se llama amor Ryu, y tendrás que vivir con ello. ¡Ah, se me olvidaba! Dentro de una hora y media tenemos que coger el tren hacia Alameda, para tu presentación de tu nueva novela a las diez de la mañana. Ya te he hecho la maleta, está todo preparado, tan solo tienes que ducharte y vestirte. ¿Quieres cenar algo?
- S-Se me había olvidado... Gracias por todo Allen, tú si eres un amigo de verdad, no sé que haría sin ti. ¿Tú has cenado, verdad? Entonces no hace falta que me prepares la cena tan solo para mí. – respondí estirando mi cuerpo. – Voy a sumergirme en el agua hasta la hora de salir, avísame cuando queden quince minutos para irnos. – Allen asintió.
Preparé la bañera hasta arriba de agua, eché unas sales para tener un olor a rosas en todo el baño. Introduje mi cuerpo en la bañera, el agua se desbordó, y yo encendí el hidromasaje, en mi bañera también debería de estar Lyoner, pero no, allí estaba yo solo, pensando en mi lamentable estado.
Y así pasé una hora, aislado del mundo, hasta que Allen traqueó mi puerta avisándome que quedaba media hora, entre el tiempo que tardé en secar mi cuerpo y mi pelo gasté quince minutos, y me quedaban otros quince para vestirme y coger el taxi.
Me vestí cogí la maleta y estaba preparado para coger el taxi que había llamado Allen y nos esperaba aparcado en frente de mi casa.
Al salir de casa estaba Lyo delante de la puerta, con la respiración agitada y sudando, aparentaba que había venido corriendo desde el escenario.
- Lyo... ¿Q-Qué haces aquí? – pregunté extrañado.
- ¿T-Te vas? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde te vas?
- Yo subiré las maletas al taxi Ryu, no tardes, que podemos perder el tren... – advirtió Allen.
- ¿Maletas? O sea, que te marchas, ¿¡por qué!? ¿Dónde vas? – curioseó Lyo, parecía asustado.
- Tranquilo pequeño – dije acariciándole el rostro, iba a besarle pero me recordé que había besado a Suichi y no quise besarlo.
- ¿¡Por qué no me has besado!? Yuuto, ¿qué te pasa? ¿He hecho algo mal? ¡Respóndeme! – insistió Lyo.
- ¡Ryu, que llegamos tarde! ¡Vamos! – exclamó Allen.
- Tengo que irme Lyoner, buenas noches y no te preocupes, volveré – dije revolviéndole el pelo.
- ¡Yuuto, no te marches! ¡Yuuto, por favor!
Me dio pena dejarlo allí, sin ninguna respuesta, pero después de lo que había visto, no me apetecía hablar con él. Esperaría a la vuelta para hablarlo tranquilamente con él, y que me pudiera explicar los actos sobre el escenario.
- No has sido justo con él – soltó Allen.
- Ya me siento yo lo bastante mal, como para que tú vengas ahora a recordármelo. Él también me ha hecho daño.
- Ya te he dicho que puede ser por publicidad. No te montes tus propias historias, que luego te montas unos líos tú solo... – sugirió Allen. Pero yo no le prestaba atención.
- Está bien, entiendo. Mañana le llamaré y le explicaré todo esto. – ideé.
- Llámalo ahora.
- Para nada, puede estar durmiendo – interferí.
- ¿Durmiendo? Después de todo lo que le has dicho, la incertidumbre de a dónde te diriges, y la soledad que tiene que tener en este momento, ¿tú crees que va a poder dormirse? – preguntó Allen.
- Si tiene sueño, ¿por qué no? Allen, no lo voy a llamar, no tengo la moral suficiente como para enfrentarme al teléfono ahora. Tan solo quiero llegar y dormir, estoy cansado después de lo que he visto. – dije acurrucándome en el asiento.
- Duérmete. Cuando lleguemos te aviso – Yo asentí, apoyé mi cabeza en el crista y a los pocos segundos me dormí. Estaba realmente cansado.
Tal y como avisó Allen, al llegar a nuestro hotel me despertó, le ayudé a subir las maletas y ya en mi habitación me tiré encima de la cama con ropa y todo y me volví a quedar durmiendo. Ya no sabría nada hasta la mañana de esa madrugada, la cual me despertó Allen para ir a desayunar y prepararme el pequeño discurso para presentar mi nueva novela.