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Idol. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Si no os acordáis, leer el anterior!

- Keiko.

Todavía se paseaba por mi cabeza la imagen de Lyo casi desnudo en otra habitación que no era la mía. ¿Por qué? ¿Qué iba a hacer? Podría ser que quisiera darse un baño, mucha gente se ducha por la mañana... La puerta se abrió y observé como Suichi le daba un beso muy mimoso a Lyo en la mejilla; no lo soltaba por mucho que Lyo le dijese riéndose, que lo soltase. Sabía que lo estaba mirando con rabia y aun así seguía agarrado al cuello de mi amado. Las ganas que me entraron de pegarles eran semejantes a lo enfadado que me estaba poniendo. Suichi no iba a dejar tranquilo a Lyo mientras yo estuviera cerca, lo que hacía con él cuando yo no estaba era todo un misterio.

La verdad es que no sabía que hacia allí parado, observando algo que no quería ver ni aunque me pagaran por ello. Me di la vuelta y me fui, tenía mejores cosas que hacer. Oí la risa de Lyo mientras me alejaba de su camarote y cómo me llamaba entre sus carcajadas. Yo pasé de largo, si me quería, ya sabía donde buscarme.

Se supone que un crucero significa vacaciones..., pues vaya vacaciones estaba pasando yo... Recibí un mensaje de Allen, el storyboard de mi nueva novela ya había llegado a casa. Esta vez se trataba de un niño rico que se enamora de una chica pobre.

No tenía ninguna idea pensada para empezar a escribir, pero me encerré en mi suite y me puse a anotar las ideas que me venían a la mente. Al momento alguien traqueó la puerta, yo no dije nada; pero la puerta se abrió sola.

-         Vaya Lyoner recordaste que tú también tenías una tarjeta magnética de esta habitación. – contesté sin mirarle.

-         ¿Cómo sabías que era yo?

-         Era fácil de adivinar... Eres el único que traquea la puerta con ritmo.

-         Entiendo. – Tras acercarse a mí continuó hablando. - ¿Qué estás haciendo?

-         Nada importante. – respondí levantándome de la silla donde estaba sentado y dirigiéndome a la cama que tenía detrás.

-         ¿Estás enfadado?

-         ¿Debería de estarlo?

-         ¿Te sucede algo? – dijo acercándose a mi.

-         Simplemente me duele un poco la cabeza, por eso quiero descansar durmiendo hasta la hora de la cena. – respondí cerrando los ojos.

-         Está bien... ¿Te importa que me quede? También estoy algo mareado y me vendría bien echarme un poco.

-         Adelante, es nuestro camarote. – La cama era de matrimonio, así que se echó a mi lado.

 

Conversamos durante unos 10 minutos, y al rato Lyo se quedó dormido. Yo no me podía dormir, el dolor iba en aumento, así que decidí buscar al médico que había en el barco. Pedí a la recepción la dirección del médico y enseguida me la dieron. Cubierta 3, puerta 15. A lo mejor él tendría alguna pastilla o algo. Estaba en la cubierta 12 y tenía que coger el ascensor en la número 10, tenía que bajar dos plantas. En la planta 11 no había estado antes y quería echar un vistazo a ver lo que había allí. El salón de belleza, el club de los más peques, la entrada al mini-cine. Y cuando iba dispuesto a seguir bajando escuché unos sonidos raros, pero no les hice caso y bajé. Pronto supe de donde provenían los ruidos, en una esquina, bajando las escaleras, vi a Suichi que estaba dándose el lote con otro chico. No pude ver si el otro chico era Hiro, que no me extrañaría, pero tampoco me fijé mucho, solo vi que Suichi se sorprendió al verme. Yo seguí mi camino, sabía que Suichi vendría detrás de mí explicándome las cosas para que no le contara nada a Lyoner o algo así. Cuando estaba esperando al ascensor apareció, llevaba chupetones por todo el cuello, por no hablar de los rastros de saliva que había en las comisuras de sus labios.

-         ¡Espera, bajo contigo! – dijo entrando en el ascensor conmigo. Yo no dije nada, ¿qué iba a decir? – No le contarás nada de esto a Lyo, ¿verdad?

-         ¿Qué se supone que no debo contarle? – pregunté.

-         No te hagas el tonto, ya sabes..., que me has visto con otro hombre...

-         No tenía intención de contárselo, no soy tan mala persona. De todas maneras lo que tú hagas en tu vida privada no es mi problema. El problema es, como le hagas daño a Lyoner, eres hombre muerto. Parece que estás muy necesitado... Si quieres yo puedo quitarte todas tus preocupaciones – dije cogiendo su barbilla y acercándome a su boca, pero enseguida me aparté riéndome.

-         ¿Q-Qué ibas a hacer?

-         Nada, solo quería comprobar una cosa...

-         ¿Ibas a besarme?

-         Más quisieras. Siendo un chico como yo, tan guapo y caballeroso, a parte de estar saliendo con el hombre más cariñoso del mundo, ¿por qué iba a serle infiel con alguien como tú?

-         Porque estoy bueno y me deseas. – respondió pícaramente. Yo reí.

-         ¿Yo? ¿Desearte? Deja de soñar enano, yo no pierdo el tiempo en esas cosas. – En el momento en que terminé de hablar puso una mano suya a cada lado de mí, sin dejarme salida.

-         ¿Por qué no admites que estás deseando hacerme el amor bien duro?

-         Porque eso no lo haría ni drogado. Ya puedes imaginarte lo que quieras, porque la realidad no dejará de ser la realidad y dicho esto apártate. Esta es mi planta, tengo que bajar aquí. – Pero Suichi le dio a la planta 10 de nuevo, así que el ascensor cerró las puertas y volvió a subir. - ¡No, no! ¡Mierda! ¿¡Qué quieres!?

-         Prométeme que no le dirás nada de lo que viste a Lyoner.

-         ¿Por qué debería de hacer eso? – pregunté.

-         Porque como se lo digas, le diré que todas estas marcas de mi cuello, estos queridos chupetones, me los hiciste tú. Y créeme, me creerá. Es muy ingenuo, y se lo cree todo. Vamos, dime que no le vas a contar nada – dijo acariciando mi pecho.

-         No me toques. Es más, pensaba que me odiabas, pero lo único que quieres es que te coja bien por detrás – dije sonriendo pícaramente. Me acerqué a su oído y le susurré. – Vamos a jugar un poco. Mañana a las ocho, antes de cenar, te quiero en mi camarote.

-          Pero..., ¿y Lyo?

-         Tú preocúpate de venir. – Y tal como predije, él vino, yo sabía que Lyo a esa hora no iba a estar, iba a ir un espectáculo de música. Le abrí la puerta y pasó.

-         Sinceramente no sé qué hago aquí. ¿No está Lyo? – Lo cogí de las muñecas, cerré la puerta y lo puse contra la pared. Le lamí el cuello  y él se estremeció.

-         Estamos solos. – Lo tiré al suelo y me puse encima de él. – Eres popular, famoso, tienes dinero, buen cuerpo, borde pero inteligente. Y aun así vas detrás de Lyo, ¿qué intentas conseguir?

-         ¡Nada! ¡Suéltame! – exclamó.

-         Si quieres a ‘alguien’, para divertirte, búscate a otro. ¿O es que crees que el hacerlo con un hombre parece divertido?

-         ¿Qué estas diciendo? Suéltame. ¡Apártate! – siguió gritando.

-         Si es así... – Metí mi mano por debajo de su camiseta, empezó a temblar.- Si Lyoner te pillara en esta situación te odiaría para siempre....

-         Me da igual, hazme el amor. – Impresionado por aquella respuesta, reí. No me esperaba que me fuera a decir aquello. Me prometí que no iba a tocar a otras personas que no fuera Lyoner. Solo quería darle un escarmiento, y lo único que he hecho ha sido calentarlo más.

-         Jamás le haría algo así a Lyo, además, si no estuviera con él, tampoco lo habría hecho. Eres un niño insolente. – Antes de nada había puesto una cámara para que lo grabara todo, por si tenía que enseñárselo a Lyoner. Me dirigí a la estantería donde la había puesto y la apagué.

-         ¿Lo has grabado todo?

-         Sí, pero tranquilo, no le diré nada a Lyo sobre lo que vi esta mañana o lo que acaba de pasar, que tampoco ha pasado nada. Veo que ibas en serio, pero yo no me iba a acostar contigo ni aun que me pagaras, así que puedes estar tranquilo que no te voy a violar.

-         Eres un capullo. – Yo reí. Salió muy cabreado de mi habitación, y a mí, sin darme cuenta, ya se me había quitado el dolor de cabeza. Me acosté en la cama de nuevo. Lyo no tardó en aparecer de nuevo. Ahora solo me quedaba decidir si se lo iba a contar o no.

Notas finales:

¡No os olvidéis del review!

Espero que os haya gustado.

Un beso.

- Keiko.


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