Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Idol. por KeikoHikari

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdona si hay faltas de ortografía.

Después de cortar aquella llamada, me fui de casa, y antes de irme avisé a Allen, le dije que cuidara de la casa por un tiempo. Cogí la ropa necesaria, y busqué un piso en buenas condiciones para hospedarme unos cuantos días. Al final acabé en un ático de un piso, parecido a una suite pero un poco más grande, bastante amplio para vivir yo solo. Encargué algo para comer y después me metí en la ducha para olvidarme un poco del tema de la llamada. Tres horas más tarde, Allen me llamó, contándome que Lyoner había ido a casa buscándome, sabía que Allen no le contaría nada, simplemente le diría que tenía trabajo, y así fue.

Allen sabía donde me hospedaba pero no apareció por allí pasadas tres semanas. Mi habitación se convirtió en un desastre, ropa por todos los rincones, botellas de alcohol vacías tiradas, algunas, medio llenas, de todos los tipos y sabores. Mis zapatos desperdigados, restos de comida encima de las mesas, la cocina intacta, en resumen, un desastre.

Estaba durmiendo en el sofá, cuando oí a alguien golpear la puerta, pero seguí durmiendo. De pronto, cayó agua sobre  mi cara, estaba muy fría, así que me desperté enseguida.

-         Buenos días. – dijo Allen. Él había derramado el agua en mi cara, tenía la botella vacía en sus manos.

-         A-A-Allen... ¿Cómo has entrado? – dije poniendo mis manos en la cabeza, mientras apretaba los ojos para centrarme. Después de todo lo que me había bebido, era normal que estuviera algo desorientado.

-         He llamado a un cerrajero, tengo contactos... Pero, ¿qué desastre es este? Esta ropa..., ¿es de mujer? – preguntó Allen confuso.

-         Bueno, eso... Lo puedo explicar...

-         Yuu..., ¿qué hora es? – dijo una mujer que iba en ropa interior. Salía de una habitación que estaba al final del pasillo. - ¡Oh, llego tarde al trabajo! ¿Quién eres? ¿Eres un amigo de Yuu? Esa ropa es mía, ¿me la devuelves?

-         E-Es un amigo... – solté mientras intentaba ponerme de pié. La mujer ya vestida se me acercó y me besó como si fuéramos novios.

-         Nos vemos después cariño. – Y la chica se fue.

-         A-Adiós Érica... – Me puse de pié, pero todo daba vueltas alrededor. – Allen, ¿quieres dejar de mover el piso?

-         ¡Yo no estoy moviendo el piso! ¡Eres tú el que se está moviendo hacia los lados! Te vas a caer, ven y siéntate. Además, ¿quién es esa tía? – curioseó. Yo pisé una botella, me resbalé y caí al suelo.

-         ¿Q-Quién demonios ha dejado esto aquí? Anda, todavía queda un poco de agua... – Iba a beberme lo que quedaba cuando Allen me quitó la botella.

-         Esto no es agua Yuuto. Y ahora dime quién era esa chica.

-         ¿Quién? Ah, te refieres a Érica, pues esa chica se llama Érica, y... Ya no sé más... – respondí pensativo.

-         ¿Qué hace ella aquí?

-         Ella, pues no me acuerdo... ¿Qué hace ella aquí? – Me levanté, y me senté en el suelo.

-         ¿Tampoco te acuerdas? No debí de dejarte ir hace tres semanas, cuando dejaste a Lyoner...

-         Lyoner... – murmuré mientras las lágrimas caían por mi rostro. - ¿¡Por qué será que no puedo olvidarlo!? – exclamé dando un puñetazo al suelo.

-         Con que eso es lo que querías..., olvidarlo... Yuuto el alcohol no es el mejor camino. – dijo Allen.

-         ¡Lo sé! – exclamé levantándome del suelo y acercándome a la mesa. Cogí el paquete de tabaco y me enchufé un cigarro. Enseguida me puse a toser.

-         ¡Tú no fumas, estúpido! Dame eso. – Me quitó el cigarro de la mano y lo apagó. – Yuuto, esto te está afectando más de lo que pensabas, ¿verdad? No puedes con todo.

-         Allen, quiero tocarle, le hecho mucho de menos, no puedo vivir sin él. – sollocé.

-         Yuuto. – Allen me dio un abrazo. – Verás como las cosas se arreglan, no te preocupes. Te aseguro que él tiene que estar peor que tú, también estará pensando en ti, y seguro que llora cuando llora, al igual que tú.

-         Yo soy el causante de todo esto Allen, no hay vuelta atrás... Quiero que sea feliz, conmigo no lo era, si fuera puede encontrar lo que yo no le pude dar, quiero que lo encuentre.

-         ¿Y tú qué? ¿Qué pasará contigo cuando eso pase? – preguntó Allen.

-         Yo... Yo...

-         Deberías de pensar en ello. Está bien el hecho de que pienses por los demás, pero deberías de mirar por ti mismo. Llevo 9 años a tu lado, editando tus libros, conviviendo contigo, sé cómo eres y te aconsejo que mires por ti por una vez, deja de mirar por Lyoner, él también sabe lo que quiere hacer, y estoy seguro de que coincide contigo en que quiere volver a estar a tu lado. Pero hazme caso, piensa por ti... Oye Yuuto, ¿me estás escuchando? ¿Por qué no dices nada?

-         Allen... T-Te estoy escuchando...  – murmuré. Estaba medio durmiendo, ya no estaba atento a lo que me decía. Ya no recuerdo lo que pasó después de aquello.

 

Me desperté en la cama, me dolía un poco la cabeza, pero ya no estaba ebrio. Mi habitación estaba ordenada, olía a ambientador, supuse que había sido obra de alguien. Yo no había limpiado, a duras penas recordaba lo que había sucedido el día anterior. Salí de la habitación y un olor a café apareció cuando abrí la puerta. Me recordaba a los momentos en los que despertaba en mi casa, y escuchaba a Allen hacerme el desayuno.

Al acercarme al salón, vi que una chica estaba hablando con Allen, era Érica.

-         Ah, buenos días Yuuto, ¿quieres un café? – preguntó Allen.

-         B-Buenos días... Sí por favor Allen. – Observé mi alrededor, todo estaba limpio, ya no había ropa por el suelo, ni botellas vacías, ni basura; nada. – Allen, ¿lo has limpiado todo tú solo?

-         Yo le he ayudado. – dijo Érica.

-         Gracias Érica... Ahora lo recuerdo, tú eres aquella chica que contraté para tener sexo. Solo por curiosidad, ¿cuántas veces nos acostamos?

-         Todos lo días, me pediste que me quedara a dormir por un tiempo, siempre estabas ebrio y te quedabas durmiendo mientras lo hacíamos. – explicó Érica.

-         Oh, dios, que desastre... Yo, de verdad que lo siento, no sabía lo que decía, el alcohol me afecta muy mal...

-         Así es – dijo Allen saliendo de la cocina. – No es alguien con el que te puedas ir de fiesta, acaba muy mal y haciendo tonterías. No te aconsejo que te vayas con él de copas.

-         ¡Oye Allen! No digas eso... No le hagas caso Érica. Gracias por ayudar a Allen a limpiar todo esto, soy un desastre cuando lo estoy pasando mal. Oye Allen, tendrías que estar en la editorial, ¿qué haces aquí?

-         Me he tomado unos días libres para cuidarte, con la excusa de que mi escritor del que me encargo está enfermo puedo pedirme esos días. No te preocupes por nada Yuuto.

-         ¡Pero se te acumulará el trabajo! – exclamé.

-         Que no te preocupes, después de todo soy como tu mayordomo, tengo que estar cerca de ti, por muchas cosas que tenga que hacer. – respondió Allen.

 

Después de hablar y aclarar varias cosas, Érica se fue. Supe que ella no se acostaba conmigo por dinero, si no por que necesitaba olvidar a su exnovio, ella había pensado igual que yo. 

Leyendo el periódico, vi una noticia de Rock Star, parecía que Lyoner estaba empezando a tomar pastillas antidepresivas. Si eso era cierto, estaba entrando en una depresión, y con lo sensible que se había vuelto, aquello no era nada bueno.

Recogí mis cosas, y volví a mi casa. Allen había cuidado muy bien de ella, seguía estando tan limpia como siempre. Si Allen me dejara algún día, realmente moriría. Ya que no había estado allí por mucho tiempo no quedaban pastillas para el dolor de cabeza, así que decidí ir a la farmacia a comprarlas.

En la farmacia había otro chico comprando, exactamente pastillas antidepresivas, al ver las pastillas me acordé de Lyo, y me entraron unas ganas urgentes de verle, en cierta parte, aquel chico me recordaba a él, su estatura, su constitución. Aquel chico salió, no pude verle la cara, llevaba una gorra, con la capucha de la sudadera puesta, salió de allí sin decir nada. Yo compré mis pastillas y me fui, de camino a casa, mientras andaba dirigí mi mirada hacia delante. El chico de la farmacia estaba sentado en la parada del autobús. Parecía estar llorando, tenía sus manos en su cara. Al acercarme a él dispuesto a hablarle, levantó el rostro, se secó las lágrimas y me miró. Sus ojos se agrandaron, se le cayó la bolsa de la farmacia, y entonces yo me di cuenta de quien era, y lo único que pude hacer fue ladear mi cabeza y evitar su mirada, sin moverme de mi sitio, metí mis manos en los bolsillos y esperé una reacción.

Notas finales:

Review obligado! Jajajaj

~Keiko.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).