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Idol. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Ya tenéis el cuarto capítulo. ¿Quién es Sarah? ¿Qué pinta ella? Leer y averiguar ^^

-         V-Vaya, este de aquí, ¿es Allen, no? – Yo asentí. – Oye... Se que no es de mi incumbencia pero... ¿Por qué te llama Ryu?

-         Ah, eso, no me importa decírtelo, mira RYU pueden ser dos cosas, por una parte son siglas, Real y Útil, un best-seller que escribí cuando tenía unos 15 años y me llevó a la fama, y por otro lado, en japonés significa ‘Dragón’ que de alguna manera Allen quiere decirme que soy fuerte en todos los aspectos, ¿lo entiendes? Pero por mucho que le digo que me llame Yuuto, no lo hace....

-         Interesante, hablando de motes... Lyoner no es mi nombre real, es mi nombre artístico, mi nombre real es León, de Leo, la ‘N’ la añadí yo con el tiempo, Leo suena a intelectual, no va nada conmigo. Lyoner lo saqué de mi nombre, Lyon es león es inglés pero con ‘I’ latina, yo le puse la ‘I’ griega porque mola más – indicó enseñándome una pulsera de plata que llevaba en la muñeca izquierda en la que ponía su nombre.

-         Vaya chulo estás hecho... Bueno, cambiando de tema, ¿quieres comer conmigo? Voy a pedir unas pizzas, es que no se me da nada bien la cocina – expresé buscando mi móvil.

-         A mi me encanta cocinar, yo soy quien hace de cocinar para Rock Star, te haría algo para comer, pero no te voy a dar ese honor – fanfarroneó con mirada pícara.

-         No he dicho que cocines para mí, todavía soy muy joven para morir envenenado por un enano como tú. Además solo te he dicho que si quieres comer conmigo por no tener que andar hasta donde te hospedas – corregí mientras entraba a la cocina. – Si no quieres quedarte no te quedes, yo no te obligo.

-         ¿¡Envenenado!? Cocino como los dioses, a todo el mundo le gusta mi comida, aprendí del mejor – regañó siguiéndome hasta la cocina.

-         ¿Dónde he dejado mi móvil? Creo que ni el gato más hambriento se comería la bazofia que cocinas – mostré sacando la lengua.

-         Está bien, ¿confías en mí? Si es así sal de la cocina, por favor.

-         No sé si quiero hacerlo... Bueno está bien, pero voy a seguir buscando mi móvil... No ensucies mucho, que luego me toca limpiarlo a mí... – le pedí amablemente, salí de la cocina, y me puse a buscar el móvil. A la hora lo encontré debajo del sofá y no dejé de preguntarme cómo había llegado allí. Y al poco tiempo salió Lyo de la cocina, bastante contento.

-         ¿Ya has salido? Vamos a ver el desastre que has hecho en la cocina querido. – Y para mi sorpresa la cocina estaba impecable. Ni una mancha en la encimera, ni las ollas sucias en el fregador, ni agua por los suelos, increíble, estaba bastante arrepentido de mis palabras. Se había molestado tanto en mostrarme aquello..., me dieron ganas de abrazarlo, pero no lo hice. En la mesa habían tres platos y un vaso con el vino que guardaba en el frigorífico que le gustaba mucho a Allen, pero que yo lo odiaba, no me gustaba nada.

-         ¿Cómo te quedas? Te explico, el primer plato es una ensalada, como puedes ver, lleva varios ingredientes aparte de la lechuga, el pepino, el tomate, y bueno, ya lo sabrás cuando comiences a comértela. El segundo plato es dorada a la plancha, pensaba que tenías más comida, pero en fin, me he servido de ella, y por último el postre, te he hecho una macedonia con la fruta que tenías en el frutero: piña, naranja, plátano, fresas, y melocotón que tenías en un bote de almíbar. Y eso es todo, espero que te guste, y antes de que preguntes, todo esto es para ti, he desayunado mucho esta mañana, y no tengo mucha hambre. Que te aproveche, yo tengo sueño, así que voy a acostarme un ratito en el sofá si no te importa. – Salió de la cocina antes de que yo pudiera decir algo, aunque tampoco tenía nada que decir, estaba muy asombrado y hambriento, así que comencé a comer.  

 

Todo estaba delicioso y me lo comí enseguida, también me tomé la copa de vino que me preparó, aunque casi lo vomito todo, pero gracias a la macedonia se me pasó. Cuando terminé salí de la cocina y vi a Lyo completamente dormido en el sofá, no parecía él, porque dormía con la boca cerrada lo que era muy poco común en los hombres, y que demostraba educación; tenía el cuerpo encogido, como si tuviera frío, pero le toqué el brazo y estaba caliente y no titiritaba, así que descarté esa posibilidad, así encogido parecía un niño indefenso. Pensé que allí en el sofá podría acabar con dolor de espalda si no estaba acostumbrado a dormir allí, así que lo tomé en peso, que por poco me caigo con él, no estaba acostumbrado a tomar en peso a personas y menos de la edad de él. Cerca de la habitación donde iba a dejar a Lyo descansar y creyó que se caía y me agarró del collar, que no me lo rompió de milagro, y que ya en la cama al ver que no lo soltó en el camino decidí quitármelo y atárselo a la mano, como si fuera una pulsera. En la placa por delante ponía mi nombre, en la parte trasera ponía ‘Sarah’, mi hermana, la única que tengo y que, por casualidad, tiene la misma edad que Lyo. Sarah viene a visitarme de vez en cuando por petición de mi madre porque siempre está ocupada, ella está estudiando derecho, quiere ser abogada, por eso siempre está tan dominada por los estudios.

Ya que Lyo estaba durmiendo, me puse las gafas de trabajar, cogí el portátil y me senté en el sofá. Decidí escribir todo lo que había pasado hasta el momento con Lyo, ya sabía sobre qué iba a tratar mi novela, Lyo iba a ser una buena base para mi Boy’s Love. Tenía que, de alguna manera, ganarme el corazón de Lyo, para que me mostrara su lado más cariñoso y cursi, con eso sería más que suficiente. Pero mis actos más que un tono rosita, estaban empezando a coger un tono muy rojizo, un rojo pasión, estaba claro, se me estaba empezando a ir de las manos.

Allen apareció cuando ya se estaba escondiendo el sol, anochecía, Lyo llevaba ya durmiendo más de 4 horas y media y parecía que iban a ser más. Yo seguía en el sofá, escribiendo como un loco, quería escribirlo todo, antes de que desapareciese de mi mente esos recuerdos.

-         Bienvenido, Allen. – dije sin levantar la mirada de la pantalla. - ¿Qué tal te ha ido la tarde? ¿Alguna noticia?

-         Pues regresando e visto a tu hermana andando por la acera. Así que decidí parar a hablar con ella... – respondió dejando su maletín en el suelo y apoyándose en el marco de la puerta sin cerrarla. Yo levanté la mirada del ordenador muy sorprendido y asustado a la vez, sabía lo que me iba a decir; dejé el ordenador encima de la mesa y me levanté.

-         A-Allen, n-no me digas, q-que la h-has... – tartamudeé y antes de que terminara la frase, se mostró ante mí una figura, muy conocida.

-         ¡Yuuto! – corrió gritando hacia mi. Sarah era toda una mujer pero conmigo se comportaba como una niña. Se abalanzó sobre mi, cual gato caza a un ratón, me tiró al sofá y se acostó encima mía. - ¡Te echaba de menos!

-         No grites que tengo visita – susurré en voz baja. Allen cerró la puerta de la calle, dejó su maletín encima de la mesa, y se quitó la chaqueta y la corbata. Se sentó en el sofá contrario y comenzó a leer lo que yo había escrito en el ordenador. – Y Sarah..., ¿qué haces aquí?

-         Verás es que iba a ir a la biblioteca, y he visto a Allen, y me han entrado ganas de venir a verte...

-         ¿Tú ibas a ir a la biblioteca? ¿Tienes fiebre? – pregunté tocándole la frente.

-         No, es que me he enterado, de que allí siempre hay un chico muy guapo encargado de organizar los libros, y últimamente voy a verlo mucho a la biblioteca, se que se llama Derek, porque lo pone en la placa que lleva pero ya no sé más... – explicó sonrojada.

-         Que lamentable eres, has tenido que ir a por un bibliotecario – burlé riéndome.

-         ¿De qué te ríes? Por lo menos yo tengo alguien de quien enamorarme, no como tú que estás más solo que la una – expresó Sarah con ganas de pegarme.

-         Perdona, pero tengo a Allen. Estoy muy enamorado de él, ¿verdad que sí, Allen?

-         No le hagas caso Sarah, últimamente dice tonterías, yo que tú no hablaba mucho con él – dijo Allen sin quitar la mirada de la pantalla con una sonrisa pícara.

-         ¡O-Oye, que sigo aquí! No me dejes en mala postura delante de mi hermana pequeña...

-         Ah, por cierto, Sarah, llevo, desde que te has tirado sobre tu hermano, admirando tu ropa interior, es decir, se te ha levantado la falda y no te has dado ni cuenta, vaya juventud.... – añadió Allen ruborizado. Sarah se percató de su falda, se levantó rápidamente y le dio un guantazo a Allen diciéndole pervertido. Yo me puse a reírme como un loco, después de eso mi hermana se sentó en el otro sofá libre y cruzó las piernas. 

 Al rato de estar hablando mi hermana dijo que tenía que recoger una cosa de una habitación de arriba que se dejó olvidada la última vez que vino. Subió las escaleras muy deprisa y de repente gritó y cayó al suelo de espaldas, Allen y yo vimos que alguien la agarró de la muñeca pero que al final acabó cayendo encima de ella, era Lyo, lo estábamos viendo con nuestros propios ojos.

Notas finales:

Comentar, pliiisss *-*


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