- Prepárate para la paliza que le va a dar mi hermana a Lyo, fíjate donde tiene la cabeza Lyo, ahora verás cuando mi hermana abra los ojos.... Lo va a matar – le dije a Allen riéndome.
- Prepárate tú para parar a Sarah, porque para ser una chica, pega más fuerte que tú... – advirtió; el siguió leyendo lo que había escrito en el portátil.
- D-Duele... ¿Qué h-ha pasado? – expresó abriendo los ojos, vio que la cabeza de Lyo estaba entre sus pechos, lo que no soportó.
- M-Mi cabeza... ¿Q-Qué es esto? – dijo tocando aquellos bultos delante de sus ojos, entonces Sarah levantó la cabeza, Lyo la vio, se dio cuenta de lo que estaba tocando y su cara enrojeció rápidamente. – Y-Yo, lo siento no quería...
- ¡Ah! ¡Pervertido! – y le dio un guantazo - ¿¡Pero tú quien eres!? – gritó ruborizada, y se quitó a Lyo de encima tirándolo hacia el lado de la escalera. Lyo no pudo estabilizarse y acabó cayendo.
- ¿Lyo, estás bien? – pregunté poniéndome de pie en el sofá y asomándome, estaba aguantándome la risa, pero no podía, mi hermana era un show, Allen en cambio estaba alucinando, no se lo podía creer.
- N-No me siento el cuerpo – tartamudeó Lyo ya en el suelo, en frente del sofá. - ¿Quién es esa?
- Lyoner, te presento a mi hermana, Sarah, tiene mucho carácter, yo que tú no me metería en problemas con ella. Y Sarah, él es...
- Un estúpido ladrón pervertido, que se dedica a tocar los senos de las mujeres – exclamó Sarah sentándose en el primer escalón de arriba, no cruzó las piernas así que Lyo se quedó embobado mirando debajo de su falda...
- ¡Eh, tú, ¿cómo te llamas?! ¡Te estoy hablando! ¿A qué estás mirando? – miró hacia donde estaba mirando Lyo, y éste enseguida bajó la mirada ruborizado hasta las orejas, estaba mirando por debajo de la falda de Sarah - ¡Ah! ¡Estúpido pervertido! – se levantó, se quitó un zapato y se lo lanzó, que casualmente fue a parar a la cara del desgraciado Lyo, seguidamente Sarah, bajó y se sentó encima de él. Se dio cuenta de que mi collar estaba atado a su muñeca y creyó que la había robado y lo tomó por ladrón. Estaba dispuesta a seguir pegándole, pero yo le cogí una mano.
- Sarah, creo que el pobre ya ha tenido suficiente, ¿no crees? – intenté convencerla, ella me dio la razón, pero Lyo no se iba a quedar con las ganas de devolvérsela a su estilo. Mi hermana se levantó de Lyo, y él se incorporó después...
- Ahora me toca a mí... – dijo acercándose a Sarah, ella se dio la vuelta y le alertó el hecho de que Lyo estuviera acercándose a ella poco a poco.
- ¿Qué estás haciendo? ¿Quieres que siga pegándote? – preguntó balbuceando y retrocediendo, pero llegó un momento en el cual la pared impedía que siguiese andando hacia atrás.
- Para nada, ahora es mi turno... ¿Sabes? No me gustan que me peguen – se lanzó contra ella, le cogió las muñecas con una mano, y con la otra le a acarició el rostro.
- Vaya cuerpo que tienes Sarah, yo podría – le metió la mano por debajo de la camiseta, y paseó su dedo por todo su contorno, después le acarició la pierna hacia arriba – hacerte mía – susurró en su oído.
- Q-Qué estas diciendo... N-No puedes... D-Detente – masculló sofocada.
- Será mejor que no te muevas, o te podría hacer daño... – advirtió, y sin vacilar más, le hizo un chupetón en el cuello, le duraría un par de semanas. – Con esa marca no podrás ligar con el bibliotecario ese que te gusta tanto, señorita.
- No me digas que... – dijo Sarah.
- Así es, es un chupetón lo suficientemente grande como para que se vea – exclamé andando hacia Lyoner y Sarah. - Y Lyo, me encantan tus ideas, vas a tener que enseñarme a hacer estas escenas como las tuyas – susurré en el oído de Lyoner, se ruborizó al mínimo contacto de mi voz.
- ¿Y ahora qué voy a hacer yo? Derek no se va a acercar a mí, va a pensar que tengo novio, y no saldrá conmigo, ni me pedirá una cita... Y todo por ti, estúpido engreído – gritó furiosa, estaba por la labor de volverle a pegar, se le podía ver en la cara.
- Si hubieras dejado de pegarme, me lo habría pensado... – vaciló Lyo. En ese momento sonó su móvil, era Hiro que tenía que volver, que ya era hora de dormir... – Bueno me reclaman, así que me voy, adiós a todos – cerró la puerta y se marchó. Después de la salida de Lyo, nos acostamos todos, Allen terminó de leer lo que yo había escrito y le expliqué las ideas que tenía en mente, en las cuales Allen estaba de acuerdo.
Mi hermana se quedó a dormir, no iba a dejarla ir a las 12 de la noche. Las calles eran muy silenciosas y daba miedo pasear por allí a altas horas de la noche.
Ya de día, desayunamos todos juntos, más tarde seguí escribiendo, no podía quitar de mi cabeza la pelea de la tarde anterior. Cerca de la hora de comer, los chicos de la editorial en la que publico mis libros me avisaron de que mi libro ‘Rayo de Luna’ había sido el más vendido durante dos semanas, con mucha diferencia con el segundo libro. Así que, me habían pedido que aceptara un interrogatorio con la prensa para dar más publicidad al libro, y que si seguía durante otras dos semanas más siendo el número uno me darían el premio al mejor novelista, ya que anteriores obras mías, también habían sido éxitos, no tanto como este último, pero que igualmente seguía vendiendo demasiado bien. Quedamos en que la rueda de prensa sería en dos días, y que duraría unas dos horas, que estuviera en la editorial sobre las cuatro de la tarde para comenzar a grabar.
Por la tarde apareció Lyo, que seguía teniendo mi llave, así que entraba cuando se le antojaba; diciendo que sus amigos le habían prohibido volver a mi casa por la paliza que le dio Sarah, pero ella ya hacía un buen rato que se había ido a la biblioteca. Me comentó que tenía que escribir dos canciones más para finales de junio porque tenía un concierto y su manager le dijo que tenía que tenerlas listas para empezar a promocionarlas y pensé en ayudarle. Yo sabía tocar la guitarra, solía componer bases simples en el coro del instituto, y no se me daba nada mal. El problema es que en 14 días, mi Boy’s Love tenía que estar hecho. El tiempo pasaba muy rápido y yo a penas había comenzado.
Por suerte esa tarde tenía la cena con Lyo, allí podría empezar a ir más rápido, porque el amor tenía que fluir, y con la perspectiva que tenía en aquel momento, no podría decir que fuera a ser amor. Si él no tomaba la iniciativa, sería yo el que le metería prisa al corazón bloqueado de Lyo. Llegadas las nueve de la noche, decidí ir a recogerlo en mi elegante deportivo blanco, con mis gafas con cristales oscuros que me hacían parecer famoso, mi traje y corbata recién planchados. En la puerta del hotel estaba él con alguien, otro chico, Suichi, estaban hablando y riéndose, parecían llevarse muy bien, y he de decir que eso me puso algo celoso. Al despedirse Suichi le revolvió el pelo, y a mi me entraron ganas de coger y raptar a Lyo, no sabía por qué cualquier cosa que tuviera que ver con él, me ponía celoso, y hasta a veces algo nervioso.
Durante la cena se lo dije, le expliqué que parecían algo más que amigos y él inmediatamente se sobresaltó y lo negó con algo de entusiasmo. Parecía que le molestara que pudiera confundir o hacerme ideas que no eran ciertas. Me comentó su relación con Hiro y Suichi, se aseguró de que no tuviera ninguna duda respecto a él.