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Idol. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Bien, atención lectores/lectoras, esta segunda parte es contada por Lyo, es como la primera parte pero Lyo como narrados, es así, os cuento por qué, veréis, si Lyo no cuenta su experiencia en el próximo no os íbais a enterar de nada. 

Mañana sacaré el 8, que ya volverá a ser Yuuto el que narre los hechos. Lo siento TT.TT, he tenido que hacerlo así.

Hice un tremendo espectáculo en el restaurante, gracias a Yuuto, no había nadie más que nosotros. Quería decirle tantas cosas, explicarle mi estado, pero no encontraba las palabras adecuadas, estaba en medio de un mar, en una pequeña barca, sin remos. Estaba claro que no me iba a quedar de brazos cruzados, no iba a dejar que Yuuto se fuese después de mi desprecio hacia él, que no se merece, tenía que decirle algo..., y así lo hice, tartamudeando pero algo dije.

-         Me molesta... Y si es así como vas a tratarme es mejor que no nos veamos más, ¡estoy harto! Te trato bien, aunque a veces te pongo a prueba, eso es cierto, te dejo quedarte en mi casa, te presto mi cocina, te cuento mis cosas, te he regalado mi collar, que aun encima lo llevas colgado en el cuello, y lo más importante, no te evito. Cada vez que te miro a los ojos, miras al suelo e ignoras mis palabras, no creo que podamos llegar a ser amigos – Se levantó de la mesa, dejó el dinero de la cena, y se dirigió hacia la salida, pero yo comencé a hablar.

-         Cuando estoy contigo, me siento raro, no soy yo. No me gusta cuando estás con Allen, o con alguien más. N-No puedo decirte nada más, llévame al hotel – rogué con la cabeza agachada. No sabía que más decirle mi cabeza estaba hecha un lío.

-         Está bien, vámonos – me cogió del brazo, nos montemos en su coche y nos fuimos. El viaje fue silencioso hasta el momento que me dijo que cogiera una carta que había en la guantera. – Escúchame, no quiero que abras esa carta hasta que yo me vaya, no es por nada, pero me gustaría que le echases un vistazo, no hace falta que me digas nada al respecto, simplemente que te la guardes como un recuerdo, o más bien, un regalo. Es de mi puño y letra y espero que te guste. Tus amiguitos te están esperando en la entrada del hotel será mejor que bajes, no quiero que me cojan manía o algo por el estilo – dijo frenando el coche. Yo me baje y antes de que me bajara me advirtió. – Esto será lo último que veas mío, después de que recoja el premio, tú te irás de gira y dudo que nos veamos más... Buenas noches, Lyoner.

-         B-Buenas noches, Yuu... – no terminé de decir su nombre cuando cerré la puerta y me di la vuelta, allí estaban Hiro y Suichi, que según me habían dicho antes de irme, se habían ido a dar una pequeña vuelta. Me recibieron con un abrazo, y Hiro me revolvió el pelo, le gustaba hacerme rabiar, Suichi me puso la mano por encima del hombro y me llevó hacia dentro del hotel, impidiéndome mirar hacia atrás, y así concluyó el día.

 

Después de desayunar, decidí que ya era suficiente, que tenía que devolverle la llave del piso al piso a Yuuto. Siempre que iba a devolvérsela, acababa liándome con otras cosas y al final me la traía de vuelta, pero esta vez iba en serio, no quería parecer un ladrón o un acosador. He de remarcar que me gustaba mucho ir a la casa del escritor, me reía mucho, y así me lucía delante de Yuuto, que era lo que me gustaba, así lo sacaba de quicio. Pero para mi sorpresa me di cuenta antes de entrar que Yuuto y Allen estaban teniendo una conversación, y yo estaba por en medio.

 

-         ... Pero entre Lyo y yo no hay amor, entonces me bloqueo y no sé continuar – escuché decir a Yuuto, y lo vi recostándose en el sofá.

-         Estás equivocado, tanto tú como Lyoner, os sonrojáis cuando os miráis, bueno a ti se te nota menos, pero aún así te lo noto. Te aconsejaría que a partir de aquí te inventaras todo lo que te queda de la historia, porque si sigues utilizando a Lyoner, vas a acabar enamorándote de verdad, y yo no quiero eso para mi escritor, ¿comprendes? Solo sería una pérdida de tiempo estar con un hombre... – dijo Allen.

-         L-Lo sé – tartamudeó Yuuto. – Cuando termine este encargo dejaré de hacer tonterías con Lyo, lo dejaré de lado y me pondré con el trabajo atrasado.

-         Recuerda, esto tiene que estar listo como mucho en 8 días, tenlo presente...

-         ¡¿Q-Qué está diciendo?! ¿Estoy siendo utilizado? Entonces..., todo lo que he hecho, no ha servido de nada, mis esfuerzos para demostrarle que era igual que él, no ha dado resultado. Esto es muy frustrante... – dije en voz baja. Sin querer estaba espiándolos, escondido en una pared al lado del gran ventanal del comedor. Para Yuuto, solamente era...., ¿un muñeco de pruebas? Era de esperarse, o al menos eso intentaba decirme a  mi mismo, ¿qué hacían un escritor y un cantante manteniendo una relación tan estrecha? No tenemos nada que ver el uno con el otro... ¿Y esta sensación que tengo? ¿Es dolor? Yo diría defraudado, no me lo esperaba de Yuuto, lo creía más buena persona, no sé, no era lo que yo me esperaba de él. No me gusta esta sensación, tal vez..., ¿esté enamorado..., de él? ¡Jamás! No puede ser, somos hombres, a los dos nos gustan las chicas... Siento que estoy a punto de llorar, quiero llorar, quiero sacar todo este sentimiento que no me gusta de mi interior, no quiero tenerlo más. Y así comencé a llorar, si alguien me veía allí, no sabría explicarme, así que salí corriendo de allí. Yuuto, me has hecho mucho daño, espero no verte nunca más, estúpido escritor sabelotodo.

 

En el camino pasé por el lado de Sarah, pero ni le saludé, ni me molesté en mirarla de cerca, lo único que hizo ella fue apartarse de mi camino, para evitar chocarnos. Ella si se fijó en mi, fue en lo único que me fijé, no me di cuenta del chupetón de la última vez, en ese momento tenía la cabeza en otras cosas.

Corrí y corrí hasta el hotel, en la habitación estaban Hiro y Suichi componiendo nuestro nuevo tema: Intensa mar. Se asustaron cuando me vieron llorar y yo se lo expliqué todo cuando me tranquilicé.

-         ¡Te dije que te alejaras de él! Te avisé Lyo, te dije que no parecía un buen tipo, y aun así pasaste de mí – gritó Hiro.

-         Tranquilízate, Hiro. Lyo, ahora ya has aprendido la lección, creo que ya sabes lo que tienes que hacer. A veces la verdad duele, y cuanto antes lo asumas mejor lo llevarás, te lo digo por experiencia. He leído varios libros de Yuuto Takashi, de ese mismo con el que te ves, leí el libro que le llevó a la fama, y nada más hay amores no correspondidos, peleas por una chica, tragedias y dramas. También leí en una página de Internet, que no le había ido muy bien en el amor, y míralo ahora, lo famoso que es, por sus historias románticas, y esos besos tan..., tan..., no sé, bonitos diría yo... – explicó Suichi secándome las lágrimas. – Pero vamos, que no te quiero ver así, con la preciosa sonrisa que tienes, las lágrimas no te quedan nada.  

-         Suichi, ¿qué estás diciendo? ¿Has sido capaz de leer un libro de ese tipo? No me lo puedo creer...

-         Pues sí, Hiro. Para tu información me gusta mucho leer, y en la librería me recomendaron ese libro, pero hace más de 6 años que me lo leí.

-         Así te va con la guitarra, que no das palo al agua – reprochó Suichi.

-         ¿Perdona? ¡El que se curra las canciones soy yo! Eres tú el único que no hace nada, tocar con unos palos, vaya tontería más grande – respondió Hiro enfadado.

-         ¡Queréis callaros ya! Da asco oíros hablar. Chicos, se supone que somos Rock Star, somos el mejor grupo de pop-rock que hay, no lo echemos a perder por unas tonterías, y si me disculpáis estoy agotado psicológicamente y también físicamente, la carrera que he hecho, no la hace todo el mundo – dije poniendo orden. Al final fui yo el que ayudó a los demás, no ellos a mí.

-         Tienes razón, ¡vamos chicos a por el concierto de esta noche! – dijo Hiro chocando las manos con Suichi. – Y tú, enano, te quiero ver reírte y sonreír esta noche en el concierto, prométemelo.

-         Te lo prometo, no volveré a llorar por un hombre, además es la primera vez que me enamoro de un chico. Y ahora, me voy a la ducha, me vendría bien una buena ducha de agua fría – anuncié de forma falsa. Sabía que iba a volver a llorar, eso ya era seguro, no me podía quitar a Yuuto de una forma tan rápida.

 

Después de desaparecer de allí, me fui a la ducha, llené la bañera de agua hasta arriba, eché sales especiales, y allí estuve durante diez, minutos como si no hubiera mañana, hasta que alguien tocó la puerta, no sé quien era, como es obvio, solo se y oí que se enzarzó en una pelea con Suichi, y no me refiero físicamente, sino verbalmente. No pude relajarme, así que salí con el albornoz y calado de agua para averiguar lo que había pasado, pero solo me dijeron que era la persistente prensa, que no me preocupara y que siguiera con mi baño, y así hice, disfruté de mi baño hasta unas horas antes del concierto, después la limusina vino a por nosotros.

Mientras actuaban los teloneros, nos pusimos cada uno en nuestro sitio asignado, mi entrada sería espectacular, así tendría que ser, iba a ser una explosión de gritos y euforia. Todo fue según lo planeado, Suichi, después Hiro y ahí iba yo, estrenando mi nuevo traje, un traje de marinero de color azul oscuro con la decoración en dorado, esta noche tenía que lucirme, iba a saltar desde más de tres metros, tenía ya ensayado el salto de antes pero aun así, dudaba si hacerlo, pero al final lo hice. Toda la gente mirándome con ímpetu, esperando oírme cantar, me puso muy feliz el oír a mis fans gritar mi nombre con tanta energía, durante toda la actuación me olvidé por completo de Yuuto.

Pero la felicidad me duró poco, cuando en la cuarta canción que cantamos, Hotter than fire, lo vi, allí estaba plantado, mirándome atento, con sus gafas de cristales negros, y fue en ese entonces cuando lo recordé todo, el daño, los momentos vividos... No pude controlarme, tampoco podía quitarle el ojo de encima, y sin darme cuenta brotaron de mí las lágrimas, dejé a un lado la letra de la canción, la cual se me olvidó por ese momento, me derrumbé. Hiro intentó despertarme de ese trance, me llamaba y me preguntaba, pero yo no escuchaba, o más bien no quería escuchar, quise hacer algo pero Yuuto se dio la vuelta y se fue cuando me vio llorar. Después de eso me retiré del escenario durante más de media hora, y se llamó de nuevo a los teloneros, finalmente, pude volver de nuevo al escenario a cantar nuestra última canción.

Después de haber prometido que no iba a llorar, con ese momento de una mezcla de desorientación y tristeza, quedó hecha pedazos aquella promesa.

Después de aquel día, fueron pasando las semanas, me moriría de vergüenza si apareciera así de repente en frente de Yuuto, después de aquel incidente en el concierto. Aun que el tiempo fuera pasando, mis siguientes conciertos fueron en León, Zaragoza y Ciudad Real, allí no hubo errores, no estaba Yuuto por ninguna parte, y a mis fans les pareció un acto de hombres el hecho que llorara a mitad de una actuación y que después volviera a salir, así que no puedo decir que salió mal del todo. Yo no era capaz de ir a visitar a Yuuto, y pensé que él tampoco sería capaz de venir por Hiro y Suichi.

Me informaron una mañana de que nuestro concierto en Cuidad Real había salido tan y había gustado tanto que salimos en el periódico, éramos portada en una de las marcas conocidas en esa ciudad, pero la recepcionista del hotel se equivocó de periódico y me dio otro. Al leer el título sentí que me daba un ataque al corazón, la imagen principal, él tenía que ser él, seguí leyendo: ‘El famoso escritor, Yuuto Takashi, fue ingresado el pasado 16 de junio en el hospital por motivos de salud, se ha podido confirmar de que hoy, 18 de junio ha entrado en coma’. No me lo podía creer, había estado en mi concierto semanas anteriores, ¿y ahora estaba en ese estado? Ahora más que nunca deseaba verle, tenía que hacerlo, decirle lo que sentía, ya no podía guardármelo más.

Pude llegar a Ávila, busqué por todos los hospitales, y supuse que debía de estar en alguno privado, ya que no era ‘un paciente normal’ y las fans, editores y etc. Querrían verlo. Y así fue como encontré el hospital, pero me prohibieron la entrada, por mucho que rogara, pidiera o exigiera no me dejaban pasar, así que decidí colarme por la noche, como si fuera a robar, pues igual, solo que no me pillaron, la verdad es que en escabullirme soy bueno.

Busqué habitación por habitación, no sabía cual era la de Yuuto, así que tenía que mirar los pequeños carteles que cuelgan en la puerta de las habitaciones con el nombre de la persona que hay dentro. Solo habían 20 habitaciones, era normal, un hospital privado, no tenía que ser muy amplio, y allí lo encontré, en la 12, Yuuto Takashi, abrí la puerta rápido, y entré para que ningún guardia o enfermera me viera por los pasillos.

Que tristeza y soledad, había en la habitación, solo se escuchaban los pitidos de las máquinas, que tenía a su alrededor, parecía dormido, ojalá fuera así. Me dieron ganas de llorar, yo solito me echaba todas las culpas, le cogí una mano, estaba tibia, le tomé el pulso en el cuello para asegurarme, todo estaba bien, pero no estaba contento con eso. A pesar de las semanas que habían pasado desde el concierto, seguía igual, quizá el flequillo le había crecido un poco más, pero seguía igual. Me incliné hacia él porque me pareció ver  un golpe en la frente de Yuuto, pero solo era una luz de la máquina que tenía a la derecha, me di cuenta al tocarle el estómago, estaba más delgado. Lo único que podía hacer era rezar por él, para que no le pasara nada, para que se mejorara. Decidí, antes de irme, darle un beso en la frente, eso como mínimo. Me volví a inclinar, el collar que llevaba colgado al cuello, que era de él, se posó en su cuello mientras yo le daba aquel beso, después me lancé, así es, le dí un beso en la boca, me tentó, ya tenía muchas ganas, y ahora era mi oportunidad, por lo menos un pequeño recuerdo suyo, antes de seguir con la gira.

Notas finales:

¿Qué os parece? :)


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