Ogre
[No Necesito Una Razón]
Un hombre de largos cabellos negros, delicadas manos, facciones finas y unos desafiantes ojos rojizos yacía en una cama mientras fumaba un cigarrillo, la mujer a su lado giró con la intención de abrazarlo pero él la evitó.
-¿Qué pasa?- se quejó ella un poco adormilada.
-Nada, es sólo que tengo trabajo así que me voy-
Naraku se levantó de la cama y comenzó a vestirse. La mujer en un intento por que su amado no se fuera se levantó de la cama dejando que las sabanas en las que estaba envuelta se deslizaran sobre su cuerpo hasta mostrar su desnudez, él la ignoró y salió de la habitación.
Cuando Naraku estuvo fuera pensó; Ella es la cuarta en la semana y apenas es miércoles, soy irresistible. Pero que tonta ha sido al pretender que me quedara yo sólo me acuesto con alguien una sola vez así que deben disfrutarme.
Abusando del decaimiento sin control
y el despertar del trastorno a la deriva.
Abusando de las asquerosas alineaciones de auto-aislamiento
y el lujurioso sofismo de masturbación.
Juego del ogro.
Dios no es un humanista.
Cuando llegó a su casa se dejo caer en su lujosa cama y los recuerdos de su infancia llegaron volando hasta él.
Los padres de Naraku eran exitosos empresarios, por ello su infancia había sido perfecta; había estudiado en las mejores escuelas del mundo y era un niño de impecables calificaciones por eso nada de lo que pedía se la negaba jamás, incluso el día en que pidió in zoológico de navidad
Pero todo cambió para el cuándo tenía 13 años, encontró a su ilustre padre engañando a su mamá con su secretaria, esa que algunas veces había entrado en su casa y a la que su madre había atendido amablemente. “No le digas a tu madre, sólo la harías sufrir en vano” fue lo que su padre le había dicho en aquella ocasión. Y aun cuando su madre se dio cuenta por si sola de las múltiples infidelidades de su esposo sólo agachó la cabeza, lloro encerrada en su cuarto por un par de semanas y le perdonó.
Después todo fue normal, seguía habiendo risas, viajes regalo, fiestas y reuniones familiares, a nadie le importaba lo que su padre había hecho, ahí fue cuando Naraku se dio cuenta de que podía divertirse sin importar las consecuencias al fin a nadie le iba a importar, decidió que así seria su vida de ahora en adelante hacer lo que quiera con quien quiera y cuando quiera sin restricción alguna.
Cuando sus padres fallecieron en un accidente automovilístico Naraku se hizo cargo de la empresa que tiene altibajo porque él tomaba decisiones arrebatadas pero hasta ahora se había mantenido a flote.
Amor y odio a bocas cerradas, rechazo a la disociación
que abandona al niño elegido en relaciones rotas.
Danza en círculos que objeta la solitaria depresión
Pensamientos de asalto rebaño del débil.
Hoy Naraku era un hombre millonario que ya no tenía nada que hacer pues los socios se encargaban de la empresa él sólo iba de vez en cuando a ver que todo estuviera en orden.
Se había convertido en una persona detestable no le importaban los demás, porque él no poseía sentimientos propios sólo le importaba él, él y él.
Pero en el fondo él estaba asustado, dentro de él había un niño que sabía que aveces lo que hacía no era lo correcto.
El nunca había sufrido nada, por eso se preguntaba porque las personas sufrían por todo: dinero, amor, vida, enfermedad; todo, eso era ridículo.
Juego del ogro.
Dios es una bestia.
Dios es un mentiroso.
Sacas dinero de la fe.
…
Hace dos años Naraku había puesto un cafetería que él mismo atendía así no se aburría, además estaba muy cerca de la universidad así podría conoces chicas guapas y jóvenes que cayeran en su red de encantos para podes llevarlas a la cama.
Con el tiempo esa cafetería se había hecho más grande pro lo que Naraku había decidido contratar a un mesero o tal vez una mesera linda.
Naraku dejo de acomodar los panecillos dulces en el mostrador cuando un joven de cabellos plateados llegó a preguntar.
-¿Qué se necesita para el puesto de mesero?
Juego del ogro.
Eres el ogro que viste la piel de dios.