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Lo que debió ser por Angelfiregot

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Notas del capitulo:

Holaaa a tod@s!!!

Bueno primero que todo quiero darles infinitas gracias a tod@s aquell@s que me dejaron su review y me animaron para seguir adelante con ésta historia. La verdad no me imaginé que fuera a tener tanta acogida y que realmente les fuera a gustar. :D

Por otro lado, bueno voy a hacer algunas aclaraciones, antes que nada verán algunas diferencias con respecto al libro y la peli, ya que mi idea no es que los sucesos se den tan fieles a la historia original, por lo que algunas cosas quizás les parezcan un poco salidas del contexto, pero fue la única manera para que la historia se diera sin saltarme tiempos o sucesos que quizás no estén expresos en los libros o las pelis, pero que igual mantendrán cierto aire de la historia original. ;)

Capítulo 2

Mi lugar

 

Cuando despertó se sintió un poco desorientado y confundido ¿dónde estaba? No lo sabía con certeza, pero de lo que estaba seguro es que esa no era su habitación en Griffindor. Tomó sus gafas de la mesa de noche y analizó la habitación en la que se encontraba cayendo en cuenta de que se encontraba en una de las habitaciones del Caldero Chorreante ¿qué carajos hacía ahí? ¿Cómo había sido sacado del castillo sin que se diera cuenta y nadie lo notara?

Se suponía que Voldemort ya se encontraba muerto; él mismo se había convertido en un asesino para lograrlo, entonces…

-        Buenos días Harry, hoy tenemos un día bastante movido así que será mejor que te levantes, porque debemos realizar las compras para tu primer año en el gran colegio de Magia y Hechicería Hogwarts – dice el semigigante ingresando a la habitación con una gran sonrisa en su rostro. El moreno quedó completamente choqueado mirándolo cómo si estuviera demente.

-        ¿Hagrid? – pregunta finalmente sin entender muy bien la situación, hasta que cayó en cuenta lo dicho por el mayor - ¿primer año? – dice en un susurro que por fortuna no alcanza a ser escuchado.

-        Claro ¿a quién más esperabas? – pregunta Hagrid con su típica amabilidad hasta que nota la palidez que se evidencia en el moreno – Harry ¿estás bien? – pregunta acercándose y tomándolo por los hombros. El moreno se dio cuenta de la cara preocupada del mayor reaccionando de inmediato.

-        No, lo siento, es que tengo mal despertar – dice mientras se levanta de la cama.

-        Ah ya veo, entonces te espero abajo para desayunar, no tardes – dice el mayor alejándose y saliendo finalmente de la habitación.

Harry por su parte trató de reaccionar completamente, pero su mente aun no quería funcionar. Bajó la mirada hacia sus manos y aunque no tan sorprendido, notó que éstas tenían la misma apariencia que cuando niño.

Se levantó de la cama bastante calmado para la situación, pero teniendo en cuenta todo lo que había sucedido a lo largo de su vida, sería absurdo asombrarse ahora. Se acercó a un espejo que se encontraba en la habitación y se miró completamente detallando todos los rasgos que se suponía ya había perdido en su cuerpo. Igual de delgado por la falta de alimentación en la casa de sus “tíos”, la ropa vieja y andrajosa exageradamente grande para su pequeño cuerpo, las marcas en sus brazos por los golpes recibidos de la ballena que tiene por primo… si todo era igual, lo único que no se reflejaba exactamente como se suponía ser a esa edad era su mirada… era un mirada cargada de soledad, tristeza, desesperanza…

En ese  momento pensó que quizás se trataba de una broma de alguien, que le habían dado alguna poción que lo había hecho ver de esa edad, pero después recordó que ya no tenía a nadie que se tomara siquiera el tiempo para hacerle una broma de ese tipo.

Estuvo reflexionando durante un rato, tratando de encontrarle alguna lógica a lo que sucedía hasta que algo llegó a su mente de manera intempestiva:

-        Deseo regresar en el tiempo al día en que lo conocí –

Acaso…

-        Harry apresúrate que se nos hace tarde – dice el mayor tocando la puerta.

-        En un momento bajo Hagrid – dice aun un poco desconcertado. Entró a bañarse lo más rápido posible y salió envuelto en una toalla bastante grande para luego tomar “lo mejor entre lo peor” que había entre sus pocas pertenencias para vestirse.

 

¿Acaso sería un sueño? O ¿es que su deseo se había hecho realidad?

 

No lo sabía, pero pronto lo averiguaría. Fingiría y descubriría si se trataba de una broma pesada o no.

Salió y se dirigió a Hagrid quien en ese momento le mostraba una bandeja llena de comida. Sabía que con su cuerpo de 17 aguantaría eso sin problemas, pero con el que tenía actualmente sufriría bastante.

Trató de comer lo más que pudo igual que aquél día en que conoció a Hagrid y de igual manera fracasó, pero al mayor simplemente no le importó.

-        Bien Harry, voy a llevarte a un lugar increíble donde podrás comprar todas tus cosas para el año escolar – dice el semigigante bastante entusiasmado.

Harry vio cuando el mayor tocó algunos de los ladrillos de la pared y se abría el camino al callejón Diagon, aquel que ya conocía como la palma de su mano y olvidándose del mayor se adentró en el mundo de magos y brujas que pululaban por el lugar. Hagrid lo miró bastante extrañado y sorprendido al notar la familiaridad con la que el pequeño que se suponía no tenía siquiera idea de su herencia mágica se movía por entre  la gente con gran maestría. Cuando notó que se estaba alejando más de lo que esperaba se encaminó hasta darle alcance, notando cómo miraba hacia la tienda de túnicas de Madame Malkin con gran interés.

-        Vaya, pensé en una reacción diferente en cuanto vieras el mundo mágico, pero jamás me imaginé que entrarías con tanta confianza – comentó el semigigante mirándolo con un gran interrogante marcado en su rostro. Harry cuando escuchó esas palabras se sintió como un idiota, se suponía que no conocía el mundo mágico aun, pero es que inconscientemente ya estaba tan acostumbrado a éste, que al entrar se olvidó por completo que debía fingir. En ese momento se dio cuenta de que debía ser mucho más cuidadoso si no quería levantar sospechas.

-        Ah, es que en cuanto lo vi me sentí identificado, quizás se deba la herencia mágica que me dejaron mis padres – comenta fingiendo una sonrisa y rogando que la inocencia de Hagrid no le permitiera siquiera dudar de sus palabras.

-        Tienes razón, quizás sea eso, igual tus padres siempre fueron unos grandes magos y… - hasta ahí escuchó el menor quien soltó un pequeño suspiro y decidió dejarlo seguir con su palabrería mientras se encaminaban a Gringotts contándole acerca de que sus padres no lo habían dejado a su suerte, cosa que sabía perfectamente bien.

Después de que entraron por el dinero y vio a Hagrid sacar la que sabía era la piedra filosofal, la cual en ese momento no le importaba mucho, ya que de igual manera ya sabía cómo acabar con ese problema y aun tenía tiempo para hacerlo; además tenía actuar en ese momento como si no sospechara nada o cometería una completa estupidez.

En ese momento se sintió ansioso, sabía lo que vendría, sabía a quién vería y temió que solo se tratara de una ilusión, que él no llegara, que todo fuera una vana ilusión. Trató de dejar esos pensamientos a un lado y arreglarse lo mejor posible, aunque con la ropa que tenía tampoco es que fuera a lograr mucho.

Se encaminó hacia la tienda de túnicas y Hagrid se alejó aduciendo que iría por algo. Ahora que lo pensaba, volvería a tener a Hedwig a su lado y se sintió un poco más reconfortado, porque a pesar de todo ella siempre había estado a su lado, le había sido siempre fiel y también había dado su vida por él.

Decidió dejar de pensar y simplemente actuar esperando las consecuencias. Ingresó y fue atendido de inmediato por la amable señora quien lo subió a un banquillo para tomarle las medidas, sin embargo, en ese momento su mundo se detuvo. El rechinar de la puerta bastante vieja dio la pauta de lo que sería su nuevo inicio. Tenía miedo de voltear a mirar y ver que no era él, que simplemente no tenía esperanzas, que todo acabaría.

-        Hola ¿vas a Hogwarts? Yo voy a ir y voy a estar en la casa… - no fue necesario más. Giró su cabeza para poder verlo, ahí, sobre el banquillo, mientras le tomaban las medidas para su túnica. No escuchó su parloteo incesante, de una u otra forma, siempre lo había recordado de memoria y hasta ahora caía en cuenta de la peculiaridad de ese hecho. Verlo ahí desde otro punto de vista, ya no como el niño mimado y molesto que irrumpió su momento, sino como Draco Malfoy, aquel que había empezado a despertar tantas emociones en él, aquel que había dado su vida a cambio por la suya que no valía nada en realidad – Oye ¿por qué me miras así? – escucho la suave voz del rubio que le reclamaba por su manera incesante de mirarlo. Trató de reír ante la ironía, cuando lo conoció no quería ni verlo por lo petulante que era, pero en ese momento no había podido quitarle la mirada de encima, se veía realmente hermoso y eso lo atormentaba un poco ya que no sabía cómo actuar ante él… como fingir.

-        Lo siento, es que no conozco muchos niños por aquí y no estoy acostumbrado a que me hablen así – dice totalmente nervioso tratando de simular verse como un niño inexperto, aunque por dentro se sentía como un completo idiota.

-        Ah no te preocupes, yo soy… -

-        Draco vamos que aun tenemos cosas que comprar – escuchó la voz de Narcisa Malfoy y supo que su tiempo ahí había terminado – lo siento debo irme, nos vemos – dice el rubio levantando su mano en son de despedida alejándose del lugar.

Cuando estuvo solo nuevamente, se sintió aun más estúpido de ser posible. ¿Cómo un niño había logrado ponerlo tan nervioso y logrado que bajara la guardia de esa manera tan ridícula? Era realmente irónico e irrisorio que un pequeño que ya había conocido y al cual había odiado con todo su ser lograra ahora despertar sus más bajos instintos. Sonrió ante sus pensamientos y hasta se sintió como un pedófilo al mirar de esa manera a un chico de 11 años, cuando él tenía la edad mental de uno de 17.

Cuando salió encontró a Hagrid con Hedwig en su mano, la tomó con mucho cariño y agradeció por el regalo. Solo hasta ese momento cayó en cuenta de que no escucho a Draco Malfoy decir algo en contra de Hagrid ¿o lo habría dicho y ni cuenta se dio? Bueno ya no importaba realmente. Continuó con las compras durante el resto de la tarde, incluyendo la varita gemela de la que tenía Voldemort y que le traía bastantes recuerdos.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Siguió con su vida, recordando y sintiendo en carne viva cómo eran sus tíos, su vida de esclavo en esa casa, pero con una idea en mente.

Llegó el 01 de Septiembre y no podía estar mejor, se vistió con una elegante túnica que había mandado a hacer con Madame Malkin después de terminar con sus compras escolares para esa ocasión en especial; luciría lo mejor y dejaría de verse como el-niño-que-vivió-para-causar-lástima, ya no cometería la misma estupidez de verse como un pobre diablo, para algo debía servir la herencia de sus padres ¿no? Pues aprendería a usarla, ya no pensaría en que no la merece, ya había librado una vez al mundo mágico de las garras de Voldemort, así que estaba seguro que lo lograría nuevamente, aunque ésta vez haría las cosas bien, por lo que ¿no se merecía vivir como lo que realmente era? Un digno descendiente de los Potter.

Aunque en ésta ocasión no permitiría que las personas importantes para él volvieran a morir por salvarlo, ya no cometería los mismos errores y cuando matara a Tom se aseguraría de que el príncipe de las serpientes no volviera a correr la misma suerte.

Se dirigió a la estación de tren con Hagrid, quien lo dejó en el mismo lugar sobre el puente. Cuando llegó frente a la pared que dirigía a la plataforma 9 ¾ se quedó mirándola un momento, cuando de repente escuchó varias voces increíblemente familiares a su espalda; los Weasley.

Los miró a todos y no pudo dejar de sentir fastidio por Ginny y cierto resentimiento hacia Ron por su traición. Sin embargo, en cuanto vio a Molly algo se removió en su corazón. Le dolería. Le dolería saber que ya no sería como su madre, que ya no podría disfrutar de sus deliciosas comidas o de sus abrazos siempre tan oportunos. Definitivamente lo  que más le dolería de su nueva vida sería que tanto Molly como Arthur no estarían ahí, para él.

Decidió que la melancolía no le serviría de nada, por lo que dio media vuelta y corrió hacia el muro logrando llegar a su destino. Su nuevo camino.

Se dirigió hacia el tren e ingresó a uno de los apartados de los vagones desocupados; sabía que pronto llegaría Ron para pedirle que le permita quedarse ahí. La verdad no sabía cómo lo alejaría pero algo ya se inventaría.

Al cabo de unos minutos efectivamente una cabellera pelirroja se asomó en la puerta.

-        Disculpa, es que ya todo el tren está lleno ¿puedo sentarme aquí? – dice con voz tímida y agachando la mirada.

Harry se detuvo a contemplarlo un momento y se dio cuenta de que a pesar de todo en ese momento Ron había sido sincero, realmente era un chico tímido y un tanto torpe… y eso lo llevó a pensar en ¿Qué hizo que cambiara tanto? Tuvo sus dudas y quiso decir que sí, pero se dio cuenta que si accedía de nuevo volvería a ser lo mismo, volvería a cometer el mismo error. En ese punto prefería quedarse en la ignorancia y quizás con un golpe de suerte llegaría a saber el motivo de su cambio, pero por el momento prefería continuar con su plan de una nueva oportunidad buscando desde el otro lado.

-        Lo siento, pero dentro de poco llegará alguien y prefiero estar solo – dice el moreno de manera cortante.

-        Ya veo, lo siento – dice girándose para salir, pero en ese momento aparece a quien tanto esperaba, seguido de sus fieles guardianes.

-        Vaya es cierto lo que dicen los rumores, que Harry Potter está en el tren – dice con ese aire de arrogancia que tanto lo caracteriza mientras una sonrisa ladina se forma en su rostro al ver la cara de desconcierto del pelirrojo, pero decidió ignorarlo – soy Malfoy, Draco Malfoy – dice estirando su mano hacia Harry quien supo que desde hacía mucho ansiaba esa oportunidad, incluso antes de que todo eso sucediera. Se sintió nuevamente nervioso, era como si a pesar de tener la edad mental de un adulto, su cuerpo lo halara a actuar como un niño, aun así supo que debía actuar que no podía dejarlo otra vez pasar.

-        Mucho gusto, soy Harry Potter – dice el pelinegro tomando la del rubio con la suya aceptando su nuevo comienzo.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Cuando se bajaron del tren fueron guiados por Hagrid hacia las balsas por medio de las cuales llegarían por “primera vez” al castillo.

Cuando iban a subirse Harry siguió adelante sin preocuparse demasiado pero se extrañó de no ver a Draco y sus guardaespaldas, por lo que se giró y lo que vio lo conmovió hasta el alma. Draco se veía completamente asustado aunque su rostro trataba de ocultarlo, era más que obvio que ese era un don que brillaba por su ausencia en el rubio. Bueno, él lo sabía porque definitivamente lo conocía mejor de lo que alguna vez quiso aceptar.

Al verse descubierto, Draco levantó su rostro y se dirigió lo más dignamente posible hacia la balsa, pero desafortunadamente sus nervios lo traicionaban, aunque su rostro no lo demostraba, por lo que Harry decidió hacer lo que se le vino primero a la mente.

Colocó una de sus piernas dentro de la balsa para asegurarla y la otra la dejó por fuera para poder mantenerse firme. Luego extendió su brazo hacia el rubio, quien abrió los ojos un poco más de lo normal pero no cambió su expresión digna.

-        No soy una damisela para que me tengas que ayudar – dice pasando de lado para tratar de subirse el mismo pero al notar las intenciones del rubio y el rechazo de su ayuda, decidió aplicarle una pequeña venganza. Si pensaba ir ésta vez a Slytherin empezaría por ser uno realmente.

-        Está bien, hazlo tú entonces – dice sacando su pierna del bote logrando desestabilizarlo, por lo que el rubio al tratar de subir perdió el equilibrio, cayendo en los brazos de Harry quien logro atraparlo antes de que cayera al agua.

Harry sonrió de haber logrado su cometido, sin embargo, varias imágenes de lo sucedido aquel día en que murió en sus brazos empezaron a rondar en su mente haciéndolo sentir mareado y sin siquiera ser consciente, estrechó aun más en cuerpo del rubio entre el suyo, sintiendo que si lo soltaba lo perdería nuevamente.

-        Potter me estás lastimando – escucha el moreno que hasta ese momento cae en cuenta de lo que está haciendo y sus mejillas encienden completamente.

-        Lo siento, pensé que caerías – dice el pelinegro un tanto abochornado mientras se patea mentalmente por sus impulso, tendría que aprender a vivir con eso si no quería cometer algún error.

Draco por su parte trataba de recuperar el aire mientras observaba al ojiverde con cierto reproche por haberlo ahorcado de esa manera, pero al ver la expresión culpable y hasta un poco confusa de su nuevo amigo soltó un suspiro resignado y volvió a erguirse, solo que ésta vez fue él quien extendió su mano para que Harry lo ayudara a subir pero sin voltear a mirarlo siquiera, cosa que logró sacar una sonrisa de Harry, definitivamente ese era Malfoy, jamás aceptaría abiertamente una equivocación, pero al menos buscaba la manera de disculparse sin expresarlo directamente.

Sin dudarlo más, lo ayudó a subir, siguiendo él y después los dos guardaespaldas del rubio, entendiendo por primera vez que quizás ese dicho que reza que "las apariencias engañan" podía ser muy cierto y aplicarse perfectamente a Malfoy, tal vez con sus amigos y personas podía ser muy diferente a la careta de niño malcriado y estúpidamente caprichoso que siempre había visto.

Cuando llegaron a las escaleras siendo interceptados por la profesora McGonagall cayó en cuenta de algo ¿el sombrero seleccionador podría leer su mente y saber la verdad?

En ese instante sintió algo de pánico, no estaba seguro de que diría el sombrero en cuanto fuera puesto en su cabeza, pero esperaba y rogaba porque no fuera a delatarlo.

-        ¿Sucede algo Harry? - pregunta Draco un tanto extrañado de ver al moreno pasar de estar tranquilo a inquieto.

En ese momento el ojiverde se giró y se quedó mirándolo profundamente. Era la primera vez en todos los años de conocerse que Draco Malfoy lo llamaba por su nombre y se sintió realmente bien, mucho mejor de lo que jamás se imaginó.

-        No, nada. Es que no conozco mucho del mundo mágico y no sé cómo será ese sombrero - dice tratando de salir del paso.

-        Ah no te preocupes, mi padre dice que el sombrero es colocado sobre tu cabeza y dependiendo de tu personalidad y habilidades eres escogido para alguna de las cuatro casas, aunque yo ya estoy seguro de que me elegirá para Slytherin como todos los de mi familia - dice el rubio con orgullo, logrando una pequeña risa del moreno - ¿Qué? - pregunta el rubio un poco molesto sintiéndose burlado.

-        Nada, pero es que cuando hablas así haces un pequeño mohín que logra que tu nariz se vea un poco más respingona - dice Harry sin lograr evitarlo. Ya antes había logrado percibirlo, pero solo hasta ese momento le encontró la gracia a ese gesto - lo siento, no te molestes, es solo que es curioso, pero no se te ve mal - dice tratando de arreglarlo cuando vio la cara del rubio contraerse, para al final lograr sacarle un leve sonrojo aunque no demasiado notable. Un Malfoy jamás se sonroja.

-        Ya déjalo - dice finalmente el mayor viendo como las puertas son abiertas para ellos. Había llegado la hora.

Se encaminaron silenciosamente hasta quedar frente al pequeño atrio donde estaban los profesores. Sintió la mirada lacerante de Severus Snape en su nuca y se giró brindándole una sonrisa al mayor quien quedó completamente desconcertado ante la actitud del menor, hijo de su gran amor y del estúpido de Potter. Harry rió al imaginar que si esa era su reacción ante el hecho de que le sonriera ¿Cómo sería cuando supiera que estaría en su adorada casa?

Los aplausos lo hicieron girar y ver como Hermione pasaba orgullosa a la casa Griffindor. Recordó como en ese tiempo la veía como una chica un tanto fastidiosa y la verdad nunca había dejado de serlo, aunque el cariño que le tenía había opacado eso. Tal vez esa era su respuesta, la falta de cariño en su niñez había hecho que se aferrara tanto a ella como a Ron y lo habían cegado a la realidad. Que iluso había sido.

Escuchó el nombre de Draco Malfoy y aunque ya sabía la respuesta a la perfección, no pudo evitar emocionarse y aplaudir cuando lo vio levantarse orgulloso al haber sido elegido tal como todos sus antepasados. Cuando se bajó del atrio se encaminó hacia donde estaba Harry para acercarse hasta su oído y susurrarle un "sorpréndelos".

Cabe resaltar que el que se encontraba realmente sorprendido con eso era Harry, nunca se esperó eso. Se giró para ver como el nuevo príncipe de las serpientes era recibido ante sus leales súbditos.

Cuando escuchó su nombre subió con la frente en alto, sintiendo a la gente murmurar a sus espaldas, aunque eso era lo de menos, ya estaba más que acostumbrado a eso, sin embargo, lo que realmente le preocupaba era lo que vería en él el sombrero seleccionador, o que viera su desarrollado espíritu Griffindor y decidiera enviarlo a esa casa de buenas a primeras. Esperaba que no.

Se sentó y escuchó la exclamación de asombro del sombreo. Había sido descubierto.

-        Vaya! Muy interesante joven Potter, así que éste deja vu no era por nada - comenta el sombrero dejando un poco desconcertado al moreno - sentía que éstas elecciones de casas ya las había hecho, pero no estaba seguro de la razón hasta ahora - dice dejando a Harry un poco nervioso - uhmmm interesante, ha decidido tomar mi concepto en cuenta ¿no es así? - finaliza en un susurro para que solo fuera escuchado por el moreno.

-        Si se refiere a que he decidido entrar a Slytherin tiene razón, ya conocí el lado al que me forcé estar, ahora quiero saber que sucedería si sigo el camino que debí seguir desde un principio - dice Harry también en un susurro pero de manera firme.

-        Así que esa es tu decisión ¿no?... Yo siempre quise saber cómo se desarrollarían tus habilidades en Slytherin y aunque veo que no lo hiciste mal en Griffindor, creo que progresarás y serás mucho más grande como una serpiente, de eso estoy seguro, porque aunque por tus venas corra sangre de león, tienes más sangre de víbora - dice lo último completamente convencido.

-        Gracias, por haberme permitido conocer el otro lado aquella vez y por brindarme ésta oportunidad - dice el menor.

-        No lo agradezcas, es lo que necesitabas para conocer el mundo real - responde para después preguntar - ¿estás listo para la conmoción? -

-        Si lo estoy - dice con una pequeña sonrisa.

-        SLYTHERIN! - grita el sombrero logrando dejar a todo el mundo callado, incluyendo a Dumbledore quien jamás se imaginó eso, además de la cara normalmente fría de Snape que en ese momento se encontraba completamente desencajada.

Todo siguió en silencio por un momento hasta que fue roto por unos aplausos que para sorpresa de Harry provenían de Draco, que en ese momento estaba de pie aplaudiendo. Poco a poco los gritos de alegría de las serpientes se hicieron más fuertes hasta llegar al punto de ensordecedores, pero aun así Harry solo podía perderse en esos ojos plata que no le habían quitado la mirada de encima hasta que recibió una sonrisa ladina, una perteneciente a las serpientes y su único pensamiento mientras devolvía una igual fue:

Ése es mi lugar.

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Muchisimas gracias por leer!!!

Agradezco en el alma que lo hagan y pues cualquier cosa coméntenmela, sea buena o no tanto igual estoy para recibir sugerencias con el fin mantener una historia que los llene tanto como a mi cada vez que escribo.

Éste cap va dedicado a las personitas que me dejaron sus comentarios y me apoyaron para seguir adelante.

Ésto es por y para ustedes.

Con mucho cariño!

Angelfiregot!!


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