Muchos pueden comprender o no las pasiones en las que cada ser humano vive, algunos como yo, escogimos la música como medio de expresión, es nuestro canon en esta guerra, disparamos sentimientos y frustraciones en contra de quien las merece en esta tierra. No quita la vida de las personas, amenos no para mandarlos a la tierra de Hades, sin embargo, es capaz de convertir a las personas en materia transparente para los ojos comunes, en hacerlos volar y llorar.
Este soy yo, Shuichi Shindou, un joven estudiante de preparatoria que se encuentra escribiendo en un diario los 6 meses más difíciles de mi vida, entre amor y entrega, lluvias e incluso mi humanidad…
Todo comenzó una tarde en que necesitaba bandas participantes para el show que daríamos como presentación mis compañeros y yo. Caminaba con mi amigo Ryuichi mientras comentábamos esos sueños y metas que juntos deseábamos tener, -¿Alguna vez haz sentido la necesidad de hablarle al mundo sobre lo poco esforzados que somos las personas? ¿De que todos sepan que valemos mucho como para que se nos susurre a nuestro oído los pétalos de una rosa simple, cultivada en la misma tierra donde las otras fueron plantadas?- El tenía razón, muchas veces nosotros nos conformamos con tan poco, permitimos incluso que la frase que nuestro enamorado nos declama, sea de la canción que muchas veces nosotros mismos dedicamos, -Si, pero nos conformamos con tan poco que incluso hacer pensar a todos los seres con quienes convivimos, sería como darles medicina en contra de la ignorancia y de la no violencia física.- Caminamos demasiado mientras dialogábamos sobre lo felices que nos haría expresarnos de forma poética ante los demás.
A lo lejos, escuchamos la razón por la cual estábamos caminando por el pavimento durante horas. Se trataba de una banda nueva que podía tocar junto a nosotros en la presentación de nuestro material, era perfecto, deseaba conocer a quien se encontraba en su patio. Al tocar, me encontraba nervioso, aun no era seguro del todo con mi persona, pero antes de que pudiera huir como ratón parado bajo la escoba, se abrieron las puertas y salió el, cantante y compositor de aquellos locos escupiendo nota tras nota.
Al mirarme, sin duda alguna se dio cuenta de que éramos dos completos desconocidos, su rostro se convirtió en un piano que cuando apretó cada una de sus diversas teclas emitió la melodía de un perfecto “Hola, ¿Puedo ayudarte?” no sabía que responder, estaba hecho un objeto. La intervención de Ryuichi fue sin duda el motivo de salvación, -Hola, mucho gusto, mi nombre es Sakuma Ryuichi, vinimos sin duda alguna como forasteros para invitarles a nuestra presentación del nuevo material de los “Desterrados”, es una banda que lleva rato unida y que viene por primera vez a dar la nota G a todo aquel que nos escuche.- No hay duda, no comprendió lo que Sakuma decía, tuve que hablar por mas exaltado que estuviese, -¡Perdón! El quiere decir que quiere invitarte a tocar a ti y a tu grupo si así lo quieres… ammm si… es que… ay…- Muchos dicen que el amor no está en la sangre, tienen razón, pero mi cerebro se comportó como circuito eléctrico, conectando todo para no perder la cordura y no verme envuelto en una camisa cariñosa. Emitió una risa burlona que hizo que bajara la mirada, -Claro que acepto, ¿Podemos mostrar también nosotros nuestra música?- impresionante, era compositor como yo, guapo y músico, ¿hay algo que este hombre no sea? -¡Claro! Así todos tenemos la oportunidad de darnos a conocer un poco y que la gente nos abra las puertas de su sentido auditivo- Muy emocionado me pidió mi número de teléfono, emocionado se lo di y la vida se me vino encima cuando él salió. – ¿A dónde nos invitaron amor? Buenas tardes, mi nombre es Hiro, mucho gusto en conocerlos, gracias por esta humilde invitación.- Claro… Todo lo bueno que nos pasa en la vida se derrumba en un minuto cuando alguien más entra a la puerta que creíste abrir…