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Zatión y Zalión. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

Perdonar el retraso! 

Recordar dejarme review pleaseee u.U'

-         ¿Rayne, eres tú? – preguntó alguien a mi espalda. Yo me giré y pude ver quién era.

-         ¡Seine! ¿Cómo estás? – dije dirigiéndome hacia él.

-         Vaya, me alegra saber que todavía estás vivo. Llevo sin saber de ti muchos meses... ¿Dónde has estado?

-         H-He estado algo ocupado... Ya sabes, trabajo, visita a mis abuelos, ya conoces a mi madre. Lo deja todo para el final. – mentí.

-         ¿Y el instituto?

-         E-Esto... Sí, ya informé de eso al jefe de estudios. Está todo en orden, gracias por preocuparte. – Se me había olvidado completamente todos los asuntos relacionados con el instituto. Habían pasado tantas cosas que era lo único que menos me importaba.

-         Espero que la semana que viene puedas asistir como siempre a las clases. El asiento de mi lado está muy vacío sin ti. Empiezo a hechar de menos el hecho de chivarte las respuestas de las preguntas que te hacían los profesores. – dijo riendo.

-         Tengo que agradecerte todas esas veces que me ayudaste, realmente me quedaba en blanco, siempre me pillaban despistado. Así que, quiero invitarte a un helado, vamos, cerca de aquí hay una heladería que tiene fama de servir unos deliciosos sabores.

 

Él aceptó sin decir nada, se pidió su helado favorito y conversamos a la vez que saboreábamos. Me contó las últimas noticias de las clases y el instituto. Al parecer Zalión había estado por allí, dando vueltas, saludando a sus antiguos compañeros...

Me extrañó que volviera, aun que si era por sus amigos era lo más normal del mundo. También me dijo que sabía sobre la idea de matarme que había tenido semanas anteriores, se lo había contado Andrew, que era amigo de Seine. Me preguntó sobre mi relación con Zalión, y si él había tenido algo que ver en aquella decisión. Sabía más de lo que creía. Aquel chivato lo había soltado todo. Tan solo me fastidiaba, no era necesario contarlo. Quería que lo supiera la mínima cantidad de personas posibles y como Andrew siguiera contándolo, en pocos días lo iba a saber todo el mundo. Pero Seine me comentó que solo se lo dijo a él, porque a nadie más le interesaba, solo había pedido él más información. Sabía que andaba rodeado de lobos, porque los había visto merodear por las calles en la noche,  me comentó que le pareció verme junto a uno de ellos una noche, paseando. Sabía demasiado. Si alguno de los dos lobos se llegara a enterar de toda la información que tenía Seine, probablemente le borrarían la memoria, para evitar que siguiera contando. Ninguno de los dos estaba cerca de mí, así que no había problema.

Mientras hablaba con Seine, María pasó andando por delante de la heladería, iba sola. Pensé que estaría buscando a Zatión, por lo tanto, no le di mucha importancia. Después de estar un rato en la heladería, me invitó a su casa, quería darme los deberes de las últimas semanas.

Vivía en un piso de nueve plantas, con las paredes exteriores muy decoradas. Él estaba independizado, llevaba años viviendo solo desde que sus padres dejaron este país por trabajo. Ellos le envían dinero todos los meses, al parecer les va muy bien en el trabajo. Su piso estaba en la última planta, era el más grande de todo el edificio. Sus vistas eran impresionantes, se veía toda la ciudad desde el ventanal principal del comedor. En su habitación tenía en un porta foto una foto nuestra de la primera vez que nos conocimos. Yo también guardaba esa foto, pero por falta de tiempo para enmarcarlo, la tenía guardada en un cajón.

Cuando cayó la noche me despedí de Seine, prometiéndole que comenzaría a ir al instituto en cuatro días. Al llegar a casa, Zalión estaba en la puerta, me cogió de la mano y me dijo que le acompañara. Me llevó cerca de la casa de Zatión, se paró en seco y señaló hacía el este. Al mirar vi a Zatión, en formar humana, abrazado a otra chica. Ambos estaban durmiendo. Yo no podía creer lo que veía. Después de creerlo, de lo que me costó hacerlo, de poner toda mi confianza en él, me lo topaba en aquella situación. Me entraron ganas de coger cualquier piedra del suelo y lanzársela. Salí corriendo de allí, Zalión me siguió.

-         Para qué me has llevado allí... – pregunté seriamente con la cabeza cabizbaja.

-         Te dije que él no iba en serio, solo quiere aprovecharse de ti, no me hacías caso, tenía que mostrártelo.

-         Ese idiota...  Gracias, Zali. Te lo agradezco, menos mal que te tengo a ti. – dije abrazándole.

-         Siempre quiero lo mejor para ti. Y te protegeré, cueste lo que cueste, incluso si tengo que protegerte con mi propia vida, no lo dudaré ni un instante.

-         Ojala eso no pase nunca, y te tenga siempre cerca de mí.

-         Aun que me dejes tirado no me separaré de ti, ni aun que me paguen por distanciarme. – añadió. – Eres muy especial para mí.

-         Lo sé, ambos nos sentimos así. Mucha gente me envidiaría si llegara a saber que te tengo conmigo. – afirmé bostezando.

-         Tienes sueño, vamos, ve a la cama, ya empiezas a tener sueño.

-         ¿Vas a quedarte? – Me subí a la cama y me acarició el pelo.

-         Hasta que te quedes durmiendo, tengo unas cosas que hacer...

-         No quiero que duermas por ahí.

-         Hoy no dormiré, mañana por la mañana me tocará recuperar las horas que hoy pierda. Estaré paseando, si pasa algo avísame. – murmuró.

-         P-Pero no quiero que te vayas... – dije cerrando los ojos.

-         Vamos, duérmete. Buenas noches Rayne, que tengas dulces sueños. – Y lo que pasó después de eso no recuerdo. Me quedé durmiendo.

 

Como dijo esa noche, a la mañana siguiente ya no estaba allí. Desayuné solo, mi madre ya se había ido a trabajar. No se me ocurría que hacer así que le eché unos vistazos a los libros para recordar. Más o menos recordaba varias cosas, no todas, pero la mayoría. Me preparé la cartera y lavé mi uniforme, cuando lo estaba tendiendo, un golpe en mi habitación llamó mi atención. Subí las escaleras corriendo, Zatión había cerrado el ventanal.

-         Buenos días pequeño. – dijo acercándose a mí. Cuando estuvo lo suficientemente cerca le dí un guantazo en la mejilla.

-         ¡Después de mentirme todavía tienes cara de venir a mi casa! – exclamé. Comencé a lanzarle los cojines que habían en mi cama.

-         ¿Qué estás diciendo? – preguntó confuso.

-         Esa chica rubia, ¿quién era?

-         Quería comentártelo... Esa chica es María, dice que ha hablado con un hada, y que ella le ha concedido el deseo de ser más mayor, es decir, de nuestra edad. Esa niña estaba asustada, siempre estaba en la calle porque sus padres le gritaban, tenían peleas y lo pagaban con la pobre María. Yo era lo único que tenía no la podía abandonar. Además creo que esa hada es Sharmin, pero no ha podido recuperarse tan rápido... – explicó. Eso explicaba el parecido con la pequeña, pero me costaba creerlo.

-         ¿Por qué sigues mintiéndome? – pregunté lanzándome contra él para pegarle, pero paró mis brazos y me abrazó impidiéndome moverme. Empecé a temblar y a llorar.

-         Tranquilo Rayne, no llores. No quiero que llores por mi culpa. Si quieres que me vaya, me iré. – Me sentía inseguro, pero no podía contener las lágrimas. Ahora solo quería saber más.

Notas finales:

¿Y ese Review? Jajaja

-Keiko


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