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Zatión y Zalión. por KeikoHikari

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Notas del capitulo:

aquí os traigo el 4 capítulo ^^

-         Oye Zatión, ¿por qué eres mitad humano, mitad lobo? – pregunté curioso.

-         Verás, sucedió cuando estaba en el vientre de mi madre, una bruja nos maldijo a mí y a mi hermano. Un conjuro por decirlo así fue el culpable, ese hechizo decía que íbamos a ser medio animal, que tendríamos unas vidas llenas de obstáculos y que no sobreviviríamos ninguno. Cuando mi madre dio a luz, murió, pero nosotros nos salvamos. Desde ese momento nos cuidó una criada, pero ella murió a los 3 años por una enfermedad, después una tía mía nos siguió cuidando, pero a los 8 años me escapé de casa, empecé a aprender a vivir, comer y estar solo y conocí a Robbie, ha sido como el padre que nunca llegué a conocer – explicó triste y desanimado.

-         Que historia tan triste... ¿Qué le pasó a tu padre? No contestes si no quieres, no estás obligado a contestar...

-         Mi padre... Mi padre huyó, no quiso saber nada del embarazo de mi madre. Estúpido cobarde.

-         ¿Y qué pasó con tu hermano? – quise averiguar.

-         Prefiero no hablar de eso... – respondió algo furioso.

-         E-Está bien... No quiero meterme en lo que no me llama... Bueno, ya es hora de que me vaya, tengo que comer, y mi madre me reñirá por no haberle dicho nada de la salida de anoche. Nos vemos mañana en el instituto, ¡adiós! – exclamé corriendo.

-         ¿En el instituto? ¿De qué estás hablando?

-         ¡Que nos vemos mañana, tonto!

-         Ah, claro, hasta mañana. Sigue el camino de siempre y no te pierdas, y si lo haces, llámame. – indicó.

-         No voy a perderme, ¡adiós! – Y así fue, no me perdí, ya me había aprendido el camino, a veces dudaba pero me supe situar.

 

Al llegar a casa le expliqué a mi madre lo que había pasado, pero en vez de haber estado en el bosque, estaba en casa de Seine y en vez de Zatión, era Seine, así me libré de que me gritara porque se lo creyó.

A la mañana siguiente esperando a Seine volví a ver pasar a aquel chico tan parecido a Zatión y que yo seguía pensando que era él. No quise mirarle a la cara, pero él si que se quedó mirándome. Tenía tantas ganas de hablar con él, pero me moriría si lo hacía, ya que me había dejado bastante claro que no quería hablar conmigo más. Pero era tan perecido a Zatión y a la vez tan diferente.

Al momento alguien gritó: ¡Za! Date prisa... Y el que parecía ser Zatión respondió. ¿Za? Son las iniciales de Zatión, tenía muchas pruebas que afirmaban que era él, pero no me concordaban algunas cosas: su carácter era muy diferente, por las tardes cuando nos veíamos en el bosque no recordaba nada de la mañana...

Estaba en el pasillo guardando mis cosas en mi taquilla, cuando ya había tocado para salir a desayunar. Alguien chocó conmigo, no me vio ya que estaba recogiendo unos papeles que se me habían caído al suelo.

-         ¡L-Lo siento! No he visto por donde iba – dijo pidiendo disculpas. Yo me giré para ver el rostro desconocido; no pensé que fuera a ser ese tal ‘Za’. – V-Vaya, eres tú...

-         Yo también lo siento, e-estaba recogiendo mis cosas... expliqué tímidamente. Hubo un silencio.

-         Bueno, tengo prisa...

-         O-Oye, ¿puedo saber tu nombre? – balbuceé nervioso. Pensaba que no me iba a responder y me mandaría a paseo.

-         ¿Estás interesado en saberlo?

-         Si no estuviera interesado, no te preguntaría, ¿no crees? – contesté.

-         No doy mi nombre a desconocidos, además parece que me persigas, el otro día me encuentras en el ático, al día siguiente por la tarde, y ahora aquí. – adjuntó.

-         ¿Has pensado que quizá será porque vamos al mismo instituto? La cabeza la tenemos para pensar, pero lo que tú hagas con ella no me interesa. – respondí firmemente, aquel chico ya me había tocado mucho las narices.

-         Vaya, si parece que sabes revelarte. Y yo odio eso, pídeme disculpas por tu mal comportamiento.

-         ¿Pedirte disculpas? ¿Por qué debería de hacerlo?

-         Está bien, no lo hagas, atente a las consecuencias... Siempre vas con una chica, ¿es tu novia? - dijo alejándose de mí.

-         ¡Qué estás diciendo! O-Oye no te vayas, ¡estamos hablando! ¡Oye! – pero no me oyó.

 

No sabía de qué consecuencias estaba hablando, pero de alguna forma me hizo preocuparme de algo que no sabía si iba en serio o solo lo dijo para fastidiarme. Tenía miedo de que le hiciera algo a una de mis compañeras que era la novia de Seine, y que siempre estábamos juntos cuando no estaba con Seine. Lo busqué por todos los alrededores, quería aclarar las cosas, me había comportado como un idiota y ahora me arrepentía de mis palabras, quizá si me hubiera comportado mejor me habría dicho su nombre. Volví a casa y le dije a mi madre que me iba a casa de Seine, pero como de costumbre, era al bosque.

No encontré a Zatión por ningún lado, incluso fui a hablar con Robbie, pero únicamente me dijo que le había ayudado a cazar esta mañana temprano, y eso me dio para pensar. No lo había visto desde la mañana, así que pensé que estaría ocupado en algo, y con las mismas volví a casa. Mamá se extrañó y yo le puse la excusa de que Seine no estaba en casa. Pasé lo que quedaba de tarde en mi habitación encerrado.

Al siguiente día me encontré con él a la entrada del instituto, es decir, con el doble de Zatión, como yo lo llamaba. En ese momento me dirigió una mirada vacilona, pero yo no le hice caso y pasé de él. Tenía que escribir una historia de acción para la clase de literatura, así que me senté en uno de los bancos que estaban cerca de la pista de fútbol a ver si allí, al contemplar el paisaje, podría inspirarme en algo. Pero por mucho que viera no me llegaban posibles historias que pudieran merecer la pena. Al momento escuché el silbato del profesor de educación física, a mis espaldas venía el equipo de baloncesto, entonces recordé, era jueves, día de entrenamiento, sabía que el profesor me iba a hablar, detestaba su asignatura.

-         Buenos días, señorito Rayne. ¿Qué hace aquí? – preguntó curioso.

-         Ya me iba, señor. Estaba haciendo un trabajo – respondí nervioso, no quería empezar una conversación con él.

-         Así me gusta que trabaje. Chicos ir a la pista y empezar a calentar, yo voy ahora mismo – les dijo a los demás, los cuales obedecieron. – Rayne, quiero que estés atento a los movimientos de mis chicos, quiero que en mis clases te comportes como ellos, ¿me has entendido?

-         ¡Sí, señor! – Enseguida apareció un chico del equipo, quien no tarde en reconocer.

-         Disculpe profesor, ¿podemos usar el campo entero? – preguntó el clon de Zatión.

-         Así es señorito Roosevelt. Todo para nosotros. – respondió el maestro. ¿Roosevelt? En aquel momento a mí se me escapó la risa, ese nombre me sonaba más de chica y empecé a reírme. A aquel tal Roosevelt no le sentó nada bien.

-         Profesor, le dije que no me llame así. Vaya, vaya, ¿a quién tenemos aquí? Si es mi amigo el desconocido... Se puede saber, ¿de qué te estás riendo? – vaciló.

-         ¡Tu nombre es de chica! – dije riéndome aún más.

-         ¡¡Profesor!! Ya hemos terminado el calentamiento – gritó uno de los compañeros de Roosevelt. Y el profesor disculpándose se fue.

-         Ese no es mi nombre, estúpido.

-         A mí no me engañas – en ese momento se me lanzó encima y me hizo recostarme en el banco. - ¿¡Qué te crees que estás haciendo!?

-         Puedo crear rumores muy feos de ti como me sigas llamando así, quedas avisado personajillo. – Mientras me hablaba me percaté de algo que llevaba en el pecho.

-         ¿Qué es esto? – curioseé subiéndole la camiseta.

-         ¡Oye, qué estás haciendo! Eso es un tatuaje, ¿no lo habías visto nunca? Se hacen con agujas y luego duele mucho.

-         P-Pero es igual que el de Zatión – murmuré. Al principio se sorprendió pero después hizo como si no entendiese nada.

-         Escucha, no sé quién es ese tal Zatión, pero deja de involucrarme en tus líos mentales. Nos habremos hecho por casualidad el mismo tatuaje. – explicó, pero no me quedé convencido.

-         Es idéntico, ¿tú puedes hacerlo brillar?

-         Deja de decir tonterías. Es hora de que te vayas – sugirió apartándose de encima.

-         No me iré hasta que me respondas – dije irguiéndome. Él siguió diciéndome que me fuera pero yo seguía allí sin moverme, hasta que tocó el pito que nos avisaba de que empezaban de nuevo las clases.

 

Tuve que irme antes de que terminaran las clases ya que tenía revisión con el médico, tenía que hacerme un chequeo de todo el cuerpo y vacunarme. Ya tarde regresé al bosque y al fin encontré a Zatión, tenía unos arañazos en el cuello y algo de sangre, aquello no me pareció algo normal.

Notas finales:

No oolvidéis del REVIEW, onegai-shimasu =^.^=


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