Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Zatión y Zalión. por KeikoHikari

[Reviews - 41]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aquí tenéis el capítulo 7 ;)

Después de aquello decidí quedarme en casa durante una semana, hasta que el color de los moratones desapareciera para poder ocultarlos. Mentí a mi madre, le dije que no me encontraba lo suficientemente bien como para asistir al instituto. En ese periodo de tiempo no visité a Zatión, tampoco él vino a por mí. Me decepcionó en parte, porque pensé que se extrañaría al ver que no iba a visitarle y que aparecería en mi balcón esperando a que le abriera, pero fue en vano, no se presentó.

A la semana siguiente empecé a asistir a clase otra vez, estaba nervioso, no quería toparme con aquel Roosevelt otra vez, quien sabe lo que me podría hacer estando yo tan débil. Pero el encuentro fue evidente:

-         Y, ¿ahora me odias más? – susurró en mi oído, yo me asusté y estuve a punto de volver a darle en la cara.

-         N-No te puedo odiar más – respondí.

-         ¿Qué te ha pasado esta semana que no has asistido a clase?

-         Eso no te incumbe.

-         Hay alguien que ha estado preocupándose por ti, ¿no te interesa saber quién?

-         No, para nada. Si se ha preocupado por mí que venga y me pregunte algo respecto a mi salud. – dije seriamente cerrando mi taquilla.

-         Veo que tus moratones se han curado, me alegro.

-         Gracias, bueno, lo siento pero me tengo que ir – pero él me agarró del brazo. – Me están esperando.

-         Que esperen. ¿Te acuerdas del beso del otro día? – dijo acercándose a mi cara.

-         Me gustaría olvidarlo, pero antes tiene que pasar algo de tiempo. Y por si tenías intención de preguntarlo, no, no me gustó. Tienes que saber que me gusta otra persona... – solté.

-         Y, ¿quién es esa persona?

-         Es todo lo contrario a ti, es dulce, amable, sabe lo que quiero, es perfecto.

-         ¿Es un chico?

-         ¿Qué más da? No tiene nada que ver contigo – reproché intentando que me dejara tranquilo.

-         Que malo eres conmigo, me atraes Rayne, quiero – le interrumpí porque vi que en su brazo ya no estaba aquella cicatriz tan grande.

-         ¿Y tu cicatriz? ¿Cómo se te ha quitado?

-         Te dije que desaparecería. Pero ese no es el caso – dijo mirando por la ventana, estaba atardeciendo. – Tengo que irme ya, que asco, yo que quería hacerte cosas malas – advirtió.

-         Jamás dejaré que me toques con esas manazas tuyas – respondí. – Yo también tengo que irme, adiós.

-         Mañana nos vemos – gritó desde el pasillo. Yo esperaba que no fuera así, no quería volver a verlo.

 

Como todas las tardes después del instituto fui al bosque en busca de Zatión, y no me costó encontrarle estaba en la misma roca en la que lo encontré cuando se enfadó.

 

-         Veo que te gusta esta roca – dije alegre. – He tenido un día muy agotador, hay un chico en mi instituto que es clavado a ti, y se pasa el día acosándome. En parte me gusta, porque pienso que eres tú, pero por otro lado lo odio, porque su carácter es lo contrario al tuyo –en ese momento soltó una risa burlona, no me había mirado desde que había llegado. - ¿Zatión? Tú también estás algo raro desde que te besé el otro día, te pedí disculpas porque estabas muy enfadado y te fuiste y luego cuando nos encontramos en el bosque me volviste a besar, no parecías tú. – Enseguida se levantó de la piedra, se acercó a mí y me abrazó tan fuerte que casi me deja sin respiración.

-         Quiero hacerte el amor – murmuró en mi oído.

-         ¿¡Qué!? ¿Qué estás diciendo? Y-Yo no puedo hacer eso..., tengo 16 años..., aun que este año cumpliré 17, pero...

-         Tranquilo, yo lo haré todo, tan solo disfruta. – Estaba muy sofocado y a la vez nervioso, no sabía que hacer, y antes de que pudiese decidir mi respuesta ya me había tumbado en el suelo y empezaba a desnudarme. Pero un sonido de entre los arbustos llamó la atención de Zatión, se levantó de inmediato y se puso en guardia.

-         ¡Déjale en paz, Zalión! No lo metas a él, esto no tiene nada que ver con Rayne. – gritó Robbie apuntando a Zatión con la escopeta. Yo estaba sentado en el suelo, asustado, con la camiseta por los suelos.

-         ¡No dispares! – exclamé. - ¿Qué estás haciendo Robbie? ¿No ves que es Zatión? – pregunté situándome entre el arma y Zatión.

-         Estás equivocado joven, él no es el que tú crees, ese es Zalión, no los confundas. Zatión lleva casi una semana sin aparecer por aquí, está haciendo unas cosas en una ciudad a 50 kilómetros de aquí – explicó.

-         N-No puede ser... – expresé perplejo.

-         No le hagas caso Rayne, está intentando que te pongas en mi contra. No le hagas caso. – dijo abrazándome por detrás. De repente el  verdadero Zatión saltó desde el árbol que había detrás de Robbie.

-         Hazle caso a Robbie – advirtió Zatión. – Él no es yo, me defrauda el hecho que me hayas confundido con él.

-         ¿¡Zatión!? Entonces tú eres... ¡Roosevelt! – Al descubrirlo intenté salir de sus brazos, pero él era el triple de fuerte que yo, y no pude hacer nada.

-         Vaya, vaya, tuvo que aparecer el lindo perrito. Que lástima que vaya a ser Rayne quien lo pague todo, pobrecito, ¿no crees, hermano? Que egoísta eres. – pronunció Zalión. Zalión me cogió por el cuello y comenzó a apretarme.

-         ¡Suéltalo! ¡Como le hagas daño pienso matarte! – exclamó Zatión.

-         Mira su rostro, estoy a punto de ahogarlo... Me encanta tu rostro Rayne, déjame acariciarte un poco más, y tú, hermano estúpido, como intentes atacarme, te vas a arrepentir, porque no volverás a verlo más. – Puso mi espalda pegada a su pecho, me dejó en el suelo pero me agarró de los brazos, me dio un lametón cerca de la oreja, lo que a Zatión no le sentó nada bien. Comenzó a darme besos por el cuello, pasando su mano por mi pecho, mi cuerpo comenzaba a estremecerse.

-         D-Det-ente R-Roosevelt..., p-por favor, ya no a-aguanto más - balbuceé muy sofocado.

-         Odio que me llames así, me cortas el rollo – dijo enfurecido, después me lanzó contra el árbol más cercano, dejándome inconsciente por un rato.

 

Mis últimos recuerdos, Zatión gritando mi nombre, transformarse en lobo muy enfadado y abalanzándose sobre su hermano y Robbie, cerca de mí, llamándome por mi nombre y dándome pequeñas palmaditas en la cara, después de eso ya no recuerdo nada más.

Desperté en mi cama con un dolor tremendo en la cabeza y con una mano vendada, no recordaba que me hubiera dado algún golpe en la mano. Decidí quitarme la venda, y descubrí un rasguño algo profundo, me picó la curiosidad de saber cómo me lo había hecho y quién me lo había vendado.

Mi madre estaba preocupada por mí, me dijo que había llamado hasta a la policía para que me fuera a buscar, yo le dije que no se preocupara, que estaba siempre en casa de mi novia, que llamaría cada vez que no fuera a venir a la hora de la cena, me pareció ver un gesto de alivio en su cara, después, me preguntó por mi ‘novia’, claro está, me lo tuve que inventar todo.

Cuando mi dolor de cabeza cesó gracias a unas pastillas, quise ir a ver a Zatión y prometí a mi madre que volvería antes de que anocheciera.

Zatión no estaba en la casa del árbol, es decir, su casa, así que decidí ir a casa de Robbie, supuse que estaría allí... Y acerté.

Robbie me hizo un gesto como diciéndome que pasara pero en silencio, supuse que estaría durmiendo. No pude aguantarme las lágrimas al ver a Zatión, tenía vendas por todos los lados, manchas de sangre, arañazos, heridas, mordiscos..., estaba hecho unos zorros. Me puse de rodillas a su lado, llorando desconsoladamente, aquello había sido por mi culpa, y así me sentía, culpable. Le agarré la mano, apoyé mi cabeza en su pecho y pude sentir sus latidos, lo que, en parte, me calmó un poco.

Robbie me lo explicó todo, después de que yo cayera al suelo, los dos hermanos se enfrentaron, Zatión salió perdiendo, pero aun así antes de desmayarse por el agotamiento quiso llevarte a tu casa, pensó que allí estarías mejor. También comentó que Zatión había pasado toda la noche durmiendo, estaría a punto de despertarse, y que él le pudo desinfectar las heridas más profundas.

-         Me alegra verte a salvo – pronunció Zatión con algo de dificultad.

-         ¡Zatión! – exclamemos Robbie y yo a la vez.

-         No llores Rayne, por favor... Eso me hace entristecerme...

-         Está bien, pero prométeme que te vas a curar, ¡que te vas a poner bien! – exclamé deseando que dijera que sí.

-         Te lo prometo, los lobos como yo podemos curarnos nosotros mismos, sin dejar cicatriz... Tan solo dame un par de semanas, pequeño. – pidió Zatión.

-         Te doy lo que tú quieras Zatión, daría mi vida por ti. – respondí.

-         Eso no lo hagas nunca, no darás tu vida por mí después de que yo te salvara la tuya, consérvala como si fuera lo más preciado, es decir, como oro en paño. Vas a tener que sellar esta promesa con un beso. – dijo con otras intenciones.

-         Si quieres que te bese basta con decírmelo. – y sin contenerme, le di tal beso que parecía no querer soltar mis labios.

Notas finales:

¿Un review? Me gusta saber vuestras opiniones.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).