SORPRESA
Al día siguiente de mi llegada me lleve una enorme sorpresa. Después de dormir como doce horas seguidas baje a desayunar y me encontré con mi hermano y Sasori charlando y riendo animadamente, pero lo que me sorprendió fue la pequeña que Dei cargaba. Una hermosa bebe de cabellos negros, piel blanca y los ojos de mi hermano. No necesitaba ser un genio para saber quién era el otro padre de la criatura.
-Buenos días dormilón – me saludo mi hermano con su sonrisa – ven que tengo que presentarte a alguien – a paso lento me acerque a ellos – Naru ella es Ayame, tu sobrina, mi hijita hermosa – yo estaba con la boca abierta, tome la mano de mi sobrina y ella sonrió, había heredado la sonrisa de Deidara por suerte – Ayame él es mi hermanito, tu tío Naru – ella balbuceo un poco y me estiro los brazos para que la cargara y lo hice, un poco temeroso pero no podía negar que me moría de ganas.
- Es hermosa Dei – por fin pude hablar, con lagrimas en los ojos – no imagino todo lo que tuviste que pasar solo – el sonrió y me limpio el rostro.
- No estuve solo, Sasori me presento a unos amigos y ellos me ayudaron hasta que me establecí solo, estuve viajando un poco y ahora estudio arte en un centro comunitario – estaba tan feliz por el – Ayame pasa el día con sus tíos cuando yo voy a clases o cuando trabajo, pero ahora que están aquí van a ayudarme – con Sasori nos miramos y asentimos.
- Igual yo tengo pensado comenzar a trabajar Dei, no vas a mantenerme – comento el pelirrojo y mi hermano bufo divertido.
- Siempre tan machista – comento riendo, como me gustaba verlo reír.
- Yo también quisiera trabajar – dije con un hilo de voz.
- De ninguna manera – dijeron ambos y rieron – tienes que acabar el colegio – dijo serio Dei – no es necesario que trabajes aun.
- No quiero ser una carga Dei – dije triste.
- No lo serás baka – me abrazo tomando a la niña en el proceso – tu vas a ayudarme con la casa y con Ayame, cuando acabes tus estudios serás de dueño de trabajar, pero antes no.
- Eres un mandón – me queje haciendo un puchero.
- Soy el mayor tienes que obedecerme y ahora a desayunar – me guio a la mesa.
- No tengo hambre – me miro serio – de verdad, solo quiero agua.
- Naru – dijo.
- Por favor Dei, ahora no, no puedo – sentí que comenzaría a llorar nuevamente, y ya estaba cansado, el suspiro, Sasori tomo a Ayame y se la llevo.
- Entiendo lo que sientes, yo pase lo mismo – dijo serio, yo asentí, pues sabía que Itachi, el hermano mayor de Sasuke le había roto el corazón hacia más de dos años – pero tienes que confiar en mí cuando te digo que no es el fin del mundo – yo miraba la mesa sin dejar de llorar – sé que duele, y que ahora mismo te provoca quedarte en la cama tirado llorando y pensando en el, pero no es la solución.
- Duele tanto – dije entre sollozos y él me abrazo protectoramente – hasta me cuesta respirar.
- Lo sé pequeño, lo sé – me acariciaba los cabellos, así estuvimos no se cuanto tiempo hasta que me dormí. Imagino que Sasori me habrá cargado a mi habitación, porque desperté en la cama y ya era de noche. No se escuchaban sonidos así que supuse que todos dormían ya. Me asome a la ventana y observe la hermosa ciudad de San Francisco, sin duda mi hermano había escogido bien donde vivir, era maravilloso. Pensé en sus palabras, en Sasuke y su traición ¿se habrían dado cuenta ya de mi desaparición? ¿Me buscarían o pensaría que se les habían solucionado los problemas? Sonreí con amargura concluyendo que probablemente sería la segunda opción, así ya no tendrían que explicarme nada ni convencerme de que lo mejor para mí era casarme con una mujer. No es que tuviera algo en contra de las mujeres, casi toda mi vida había estado enamorado de mi mejor amiga, pero luego Sasuke se hizo un hueco en mi corazón y no veía posible que saliera de él, ni que yo pudiera amar nuevamente a alguien, sea hombre o mujer, simplemente me sentía tan dolido y miserable que el solo pensar en eso me resultaba imposible.
Pase casi toda la noche en vela, me dormí cuando amanecía y pase casi todo el día en cama, así estuve por una semana más o menos, comía muy poco, lo que Deidara me obligaba.
-Ya es suficiente – una mañana Dei ingreso con la pequeña Ayame en brazos y abrió las cortinas y me destapo – ya tuviste la dosis de depresión necesaria, es hora de seguir con tu vida – dejo a la niña conmigo en la cama que comenzó a mirarme y a acariciarme con sus pequeñas manitas, era muy dulce porque parecía que quería animarme, a pesar de que apenas iba a cumplir los dos años se la notaba muy inteligente – te levantas y te das un baño – negué con la cabeza y Ayame me tiro de la oreja, no me dolió pero me sorprendió – no tienes manera de evitarlo, Ayame y yo vamos a encargarnos de eso ¿verdad bebe? – la niña asintió, y comprendí que había heredado la inteligencia de su padre. No porque Deidara fuera tonto, todo lo contrario, pero Itachi Uchiha era un genio y al parecer su primogénita lo había heredado también – venga sal de la cama – mi hermano comenzó a tironearme – tienes que ir a la escuela flojo, arriba – con esfuerzo logro levantarme y me arrastro al baño, de todas maneras yo ya me dejaba hacer, Dei tenía razón, era hora de comenzar de nuevo, me dejo en la ducha y sin darme tiempo a quitarme el pijama abrió el agua fría.
- ¡Fría! – grite alejándome y el rio, de la habitación escuchamos la risa de la niña - ¿estás loco? – de repente me sentía muy despierto.
- Así te despertabas de una vez – dijo divertido – dúchate mientas termino el desayuno, te deje ropa en el armario – asentí mientras me desvestía – vas a estar bien, ya verás – él se fue y me dejo solo, acabe de ducharme y como dijo en el armario había prendas nuevas, me vestí normal, sin esforzarme demasiado y baje, esta vez sí utilice el tubo y fue genial, un pequeño golpe de adrenalina que me hizo sentir vivo.
- Divertido ¿verdad? – pregunto Sasori que estaba con Ayame en brazos, yo asentí y ambos sonrieron – apresúrate a desayunar que debo llevarte al colegio.
- No tengo ganas dattebayo – comente con un puchero caminando desganado a la cocina, ellos volvieron a reírse de mí, al parecer me había transformado en su payaso privado.
- Que bien te ves – me mintió, pero igual me agrado – aunque deberías arreglarte un poquito mejor para dar una buena primera impresión.
- No tengo ánimos – replique comenzando a comer.
- No me importa – dijo feliz y se retiro, a los minutos regreso con una camiseta y una camisa más interesante, por decirlo de alguna manera, al igual que un pantalón negro ajustado – con esto vas a matar.
- No quiero – me queje inútilmente.
- O te vistes o te visto, elije – dijo “amablemente”, termine de desayunar y ahí mismo me vestí como él quería, me arreglo el cabello, me puso su perfume – ahora si – me miraba asintiendo – chicos vengan – dijo y aparecieron Sasori y Ayame - ¿Qué opinan?
- Estás hermoso Naru-chan –dijo el pelirrojo y la pequeña en sus brazos aplaudía sonriente, no pude evitar sonrojarme, y les sonreí agradecido.
- Muchas gracias – dije más animado – por todo.
- Por nada baka – mi hermano me abrazo – y ahora andando que llegas tarde – me dio un beso en la frente, se quedo con Ayame y Sasori y yo nos marchamos. Fuimos en el coche de Dei.
- Ya conseguí empleo – me conto emocionado – mi primo ha comenzado un negocio y yo lo ayudo, aun no gano mucho, pero me gusta mucho además que pienso que pronto seremos un éxito – me sentí feliz por él.
- Cuando crezcan un poco me contratas de asistente – dije seguro, el sonrió y me revolvió los cabellos – no quiero ser una carga para Dei, él tiene que cuidar a Ayame y ver por ella, además ya no soy un niño.
- Lo sabemos – dijo Sasori – pero tu hermano quiere cuidarte, se sintió culpable por lo que te paso, porque piensa que si él hubiera estado a tu lado no habría pasado.
- No fue su culpa, yo solo me enamore de ese infeliz – Sasori asintió – aunque Dei hubiera estado a mi lado me habría enamorado.
- Yo pienso igual, uno no controla de quien se enamora.
- El mundo estaría lleno de personas felices si se pudiera – concluí suspirando y él me dio la razón.
- Esta es tu nueva escuela – era enorme, típica escuela norteamericana. Comencé a sentir miedo, pensando que podía ser víctima del famoso bulling – no temas, vas a estar bien – asentí y bajamos, el me acompaño a buscar mis horarios y darme de alta en sección alumnos. Notaba que todos me miraban al pasar, tenía ganas de salir corriendo – Iruka sensei – Sasori saludo a un castaño que estaba en traje esperando en el pasillo, era un doncel, hermoso.
- Sasori que gusto verte – ambos se abrazaron sonrientes – tú debes ser Naruto – asentí y él me devolvió el gesto – un gusto conocerte, ven conmigo así te llevo a tu salón – mire a Sasori.
- Ve con confianza, Iruka es un gran amigo de tu hermano y mío – asentí – Dei vendrá por ti a las tres – me dio un beso en la frente y se marcho.
- Por aquí Naruto – comenzamos a caminar – estos son tus horarios y los libros que usaras, los cuales ya compro tu hermano y los colocamos en tu casillero – me indico cual era – guarda tu mochila allí y saca el libro de historia que es lo que tienes ahora – lo obedecí tomando también un cuaderno y la cartuchera – ahora vamos – caminamos por el pasillo – este es tu salón de historia – toco a la puerta y escuchamos que alguien nos daba permiso de ingresar.
- Buenos días profesor, disculpe la interrupción – saludo Iruka a un hombre peli plateado que se cubría parte del rostro.
- No hay problema, por algo eres el director – saludo el maestro - ¿el nuevo estudiante?
- Así es – el director me empujo suavemente hacia adelante – niños él es Uzumaki Naruto, un nuevo compañero, espero que sean buenos con él y lo hagan sentir bienvenido – yo me moría de la vergüenza.
- Bienvenido Naruto – saludo el profesor – soy Hakate Kakashi y seré tu profesor de historia y Educación Cívica – asentí – toma asiento en el lugar libre de la fila del medio – me indico el lugar y caminando lentamente llegue, sintiendo todas las miradas sobre mi – en el receso pueden acosarlo a preguntas ahora seguiremos con la clase, en la pagina 254 Naruto – me indico y obedecí. Afortunadamente para mi, mi padre me había hecho estudiar ingles desde muy temprana edad y lo manejaba con naturalidad, era mi segunda lengua así que no tuve problemas en seguir la clase, a pesar de que historia nunca fue mi materia favorita, pero el profesor la hacía interesante. Tome apuntes y preste atención, después de toda no tenía mucho que hacer. Al sonar el timbre del receso me sentí nervioso, pensando que debía pasarlo solo, pero me sorprendí cuando una chica se me acerco.
- Mi nombre es Hinata – dijo tímidamente sin mirarme a los ojos - ¿quieres que te enseñe el lugar? – al pobre estaba roja como un tomate, y me causa mucha ternura.
- Claro que si dattebayo – me puse de pie y le regale mi mejor sonrisa, ella sonrió apenas y regreso la vista al piso.
- Bien hecho Hinata – una chica se acercó a nosotros – pensé que no lo harías, mi nombre es Ten-Ten y como notaras somos de Japón igual que tu – asentí – Hinata es muy tímida y le puse el desafío de saludarte antes que nadie, lo hizo bien ¿verdad?
- Muy bien dattebayo –respondí sincero – pero si me van a mostrar la escuela ¿verdad?
- Claro que si bobo, vamos – salimos al pasillo – aquí están todas las aulas de las ciencias sociales – asentí – historia, geografía, literatura, ingles, ya sabes – asentí y giramos a la izquierda – aquí tenemos aulas de matemáticas, física, química, calculo – me apuntaba cada una – a ambos lados del pasillo – indico – en este nos toca a nosotros matemáticas y en esta física – lo memorice bien – y este es el laboratorio de química – era unas enorme puertas dobles – y el de aquel lado – señalo al final del pasillo – es el de biología – llegamos a un área común donde estaban algunos casilleros – aquí están los casilleros de los de ultimo año, fuera están los de primero y ya sabes donde están los de segundo – asentí y seguimos con el recorrido, que incluyo la cafetería, el patio exterior, el gimnasio, el campo de futbol, y las salas de arte, no me los memorice todos, pero si sabia para donde debía buscar cada salón. También me mostraron los baños y los vestidores de donceles. Era una escuela bien organizada y me sentí a gusto con ellas dos. Ten-Ten hablaba por los codos e Hinata apenas si respiraba, una extraña combinación. Siguieron las clases y a la hora del almuerzo fuimos al comedor – vamos así conoces al resto del grupo – me arrastro a una mesa con mas personas – chicos él es Naruto – me presento – Naru él es Neji, el primo de Hinata – lo salude con una reverencia – él es Kiba, él es Lee y ella es Hanabi la hermana menor de Hinata.
- Un gusto conocerlos dattebayo – dije con una sonrisa.
- Pero que lindo – grito Hanabi y se me colgó del brazo – seguro dejaste muchos corazones rotos en Japón, imagino que los varones y las chicas morían por tus huesos – me hizo sentarme junto a ella - ¿verdad que es hermoso? – los demás asintieron y yo quería que la tierra me tragara – así que tienes que contarnos ¿dejaste algún novio o novia allá? – al escucharla no pude evitar recordar a Sasuke y me entristecí, nunca fui bueno ocultando mis emociones y esa vez no fue la excepción.
- Ya lo deprimiste – le reprocho Ten-Ten y me abrazo por los hombros – ya Naru no te amargues, el bastardo o la maldita que te hizo sufrir lo va a lamentar toda la vida – suspire – ahora dime qué quieres comer.
- Me gustaría ver que hay – dije con la voz baja, ya no iba a llorar más.
- Bien vamos entonces que muero de hambre – y así nos fuimos, la comida era muy variada y deliciosa, se notaba que mi hermano me había buscado una muy buena escuela. Conocí un poco más a los chicos, que eran agradables y me hicieron sentir a gusto. A la salida Dei vino por mí y lo acompañe a comprar las cosas de la casa, luego cocinamos y cuando Sasori llego comimos en “familia”, me agradaba mucho estar con ellos, hacían que mi dolor se sintiera menos intenso.