Nico se incorporó para poder ver mejor a Percy, al notar que el menor ya había vuelto en sí le dedicó una de esas sonrisas que tanto enloquecían a Nico, este no pudo evitar darle una tímida sonrisa como respuesta pero al percatarse de esto decidió borrarla inmediatamente desviando la mirada. Para evitar cometer otra estupidez, decidió ir al arroyo con la excusa de tomar agua. Se levantó tan rápido que empezó a ver negro y no tuvo otra opción más que volver a sentarse, esto solía suceder a menudo cuando estaba con su guitarra y sentía la presencia de un monstruo.
Percy se acercó a él, penetrándolo con sus ojos verdes, cuando la vista de Nico se aclaró se fijó en Percy, quien estaba incómodamente cerca, como le gustaba provocarlo. Este le sonrió, Nico no hacia más que ponerse rojo con los ojos abiertos como platos. Percy puso su frente contra la de Nico, poniendo al menor aún más nervioso, lo cual resultaba increíble, por no decir imposible, cuando puso sus manos sobre las mejillas de Nico, dijo -Estás tan rojo que creí que ardías de fiebre, no me asustes así-. Aunque era difícil de creer lo que estaba pasando, Nico lo asimilaba lentamente, también entendía que era lo que quería hacer en ese momento, si saber si era lo mejor, aun así decidió arriesgarse, después de todo dicen que uno se arrepiente más por lo que no hizo.
El momento en el que el silencio fue interrumpido por el murmullo de los árboles, los presentes se estaban fundiendo en un tierno beso. No era lo que Nico quería, si todo se hiciera como él quisiera, en esos momentos Percy estaría sobre él mientras lo obligaba a gritar su nombre, aunque si el beso iba por buen camino y si tenía suerte, su deseo se cumpliría. Percy empezó a acariciar la espalda de Nico al tiempo que correspondía el beso, aunque era lo que Nico quería, no pudo evitar sorprenderse por el echo de que en verdad estaba pasando. Si fue una sorpresa para el menor, era algo más grande para Percy, no era homosexual, aunque tampoco tenía problemas con ellos, pero tenía novia. Pero por otro lado, el sentir los suaves labios de Nico haciendo presión sobre los suyos le provocaban algo que jamás había sentido con Annabeth.
Su mano empezó a bajar por la espalda de Nico hasta llegar a su trasero, Nico gimió, se separaron unos segundos por falta de aire. El segundo beso fue iniciado por Percy, pero apenas duró unos segundos.
-No aprietes los labios, relájate- Dijo Percy con una voz sumamente tranquila, tanto que casi no parecía suya. Reanudaron el beso, Nico decidió dejarse guiar por Percy, se notaba la experiencia del mayor, cada movimiento que ejecutaba, no solo con sus labios y su lengua, también con sus manos. La intensidad del beso aumentaba por segundo. Ambos se preguntaron hasta donde hubiesen sido capases de llegar sino hubieran sido interrumpidos por la advertencia de una ninfa, quien pudo ser testigo de la batalla de Nico, los cuidados que le brindo Percy al perder la conciencia e incluso el inicio de ese inocente beso.
Minutos después de la interrupción, Nico sabía que era imposible volver a lo que tanto quería, Percy, cuando se pusieron de pie era imposible que se mirasen a los ojos sin desviar la mirada o sin que alguno se sonrojara, se pusieron de pie y empezaron a caminar a la salida del bosque cuando el cuerno de Quirón anunció que ya había un ganador. Precia que Cronos hubiese estado presente, jamás habían caminado tanto para que solo hubiesen pasado algunos segundos.
Cuando empezó el toque de queda, en la cabaña de Poseidón se escuchaba el salpicar de la fuente de agua salada ubicada en la esquina de, el ruido de la fuente era acompañado por el del colchón de la cama de Percy, quien durante toda la cena, más bien, desde la intervención de la ninfa, se sentía frustrado, por no haber podido terminar, asustado y confundido porque besó a un chico … y le gustó, feliz … llevó sus dedos a sus labios acompañados de una sonrisa, fue algo involuntario al recordar los labios de ese hijo de Hades sobre los suyos, no sabía porque, simplemente era así.
La única vez que se sintió así por un beso fue la primera vez que Annabeth. Antes de regresar al laberinto, para que él pudiera encargarse de los telekhines, al recordar ambos besos se dio cuenta que eran muy diferentes, no por el género, el sentimiento era algo muy diferente. El de Annabeth era desesperado, se estaba despidiendo de él, no confiaba que saliera con vida de allí, por otro lado el de Nico era tierno y casto (aunque él hizo que tomara un curso diferente), era como si le dijera que lo necesitaba a su lado, sonrió al pensar eso, le gustaba, un momento ¿le gustaba?, ¿le gustaba la idea o …. Nico?, ¡imposible!, movió su cabeza en negación para tratar de alejar esas ideas que no lo dejaban dormir, empezó a pensar en otras cosas, aunque siempre que pensaba en algo de alguna manera lo relacionaba con Annabeth ( lo cual lo hacía molestarse al pensar que había dedicado tantos años con ella y ella no confiaba en él, no tanto como él), o con Nico lo cual … no era bueno para él en esos momentos. Siguió moviéndose en la cama tratando de dormir por las siguientes dos horas hasta conseguirlo.
Al igual que Percy, Nico no paraba de pensar en… eso, desde que se separaron, durante todo el camino de regreso Nico no fue capaz de mirar a Percy, con solo pensarlo se sonrojaba, tenía que reprimir sus sonrisas idiotas ante la idea y mantener sus manos ocupadas con la espada para evitar que entraran en contacto con sus labios. Dejó de moverse en la cama, renunciando a la idea de dormirse pronto, ¿Por qué había correspondido tan fácilmente su beso? Un pensamiento pasó por su mente borrando casi por completo la felicidad que había sentido toda la noche ¿acaso Percy correspondió su beso por despecho?, ¿todo por la pelea con Annabeth? Nico dirigió su mirada a la luna llena que se asomaba tímidamente por la ventana de la cabaña. Trató de animarse pensando en el beso ¡los labios de Percy contra los suyos! Tratando de agradecer el haber seguido a sus instintos, pero ese pensamiento no se lo permitía. Antes de la llegada del amanecer, Nico logró conciliar el sueño, se había dormido acompañado de un dolor en el pecho.