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Sunion Break por Agus y Moony

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Notas del capitulo:

Hey!! Gracias por leer chicas! Este nuevo capi viene cortito para no tener lio con la pagina. Pronto el que sigue.

GRACIAS por estar ahi!

Estos dos caballeros con su inusitada educación ya me estaban sacando de quicio.

 

-Quisiéramos saber, si no es molestia –comenzó una de ellos, el que tenía el pelo platinado.

 

-¿Por qué veto el pedido de transferencia de Aioria Leo? –finalizó el otro.

 

Era realmente irritante la situación. Parecía que me querían fastidiar a mí especialmente. Pensé en la calma con la que mi chino se enfrentaba a las situaciones y traté de aplicarla ahora:

 

-Señores...-dije.

 

-Thanatos e Hypnos. –aclaró uno de ellos.

 

-Agentes especiales del servicio secreto griego. –indicó el otro, aunque el primero no había terminado de hablar.

 

Me dió ganas de tirarles la muralla que descansaba en mi escritorio por la cabeza.

Suspiré.

 

-¿Yo acaso les digo como acomodar los muebles de su casa? –inquirí, en tono cortante.

 

Ser el Director de Sunion me había costado sangre, sudor y lágrimas. Y no iba a dejar que un par de mocosos malcriados con aires de grandeza me vinieran a mandonear en mi trabajo.

Además, estaba el asunto de que se querían llevar a Aioria. No lo iba a permitir.

 

-Señor, -dijo el que parecía mas tranquilo, Hypnos. -¿Esta usted seguro de la razón por la que Leo se encuentra aquí?

 

Me miró casi perforándome con sus ojos de un extraño color gris oscuro.

Eran realmente bellos. Pero había en ellos maldad escondida. E incluso una sonrisa muy leve se asomaba en sus labios.

 

-¿Qué dice? –le pregunté.

 

-Todos tenemos algo malo escondido. –dijo con tono casual.

 

Y me arrojó una carpeta con el nombre “Patriarca”.

Me quedé helado. Ellos no podían saber de eso. Ellos ni nadie, bastantes problemas me había traído en el pasado, y creí que finalmente no volvería a tocar el tema.

Estaba en sus manos. Temblé ligeramente, pero lo suficiente para que los perspicaces gemelos lo notaran. Estaba a su merced, y lo sabían. Agarraron sus cosas y sonriendo de forma macabra se fueron de la oficina.

Me pasé la mano por el pelo, sintiendo lástima por Aioria pero mucha mas lástima por mi amor si tenía que herirlo de nuevo por aquel tema.

 

* * *

 

El sol griego nos estaba pelando la piel. Si bien es cierto que en Italia también hacía calor no es como en esta maldita isla donde te sofoca.

Mientras trabajábamos, o mejor dicho, hacíamos que trabajamos para la IP miraba hacia mis lados como los integrantes de la reunión se iban excusando para entrar al granero. A uno muy parecido donde me quedó en claro que el gato no iba a hablar.

Él fué el primero en pedirle al guardia que nos miraba que necesitaba entrar a buscar mas PVC. Un tipo llamado Sagitario, que estaba por morir en la silla, rompió fácilmente la pala que estaba usando y también pidió permiso para entrar.

No entendí a que iba. No me importó.

No necesité ninguna excusa para entrar. El guardia no me miró, ni yo a él.

Sonreí contento.

El gato estaba sentado cómodamente en una silla. Me reí de su desfachatez por dentro. El tal Sagitario estaba cerca suyo y me miraba como si me fuera a comer entero.

No le dí importancia. No tenía ningún asunto con él. Espere que hablara el gato:

 

-Cáncer... ¡Sabia hasta mi apellido, gato curioso!

 

-Estas personas se van a escapar con nosotros. –y señaló a Escorpio que me miró con sorpresa y al castaño junto a él.

 

No lo podía creer. ¿Cuántos íbamos a ser?

 

-De ninguna manera gato, teníamos un acuerdo. –le dije, sumamente enojado.

 

Él no pareció escucharme, sin embargo Sagitario, se paró, parecía que me iba a atacar en cualquier momento.

 

-No voy a trabajar con este caballito desbocado. –lo miré con asco.

 

-Deja de provocarme, Death Mask. –murmuró, mirándome también con odio.

 

-¿Qué? ¿Tenes algún problema? –seguí, para demostrarle que no le tenia ningún miedo.

 

En lo que pareció ser un segundo se acercó hasta mí con furia, me agarró de la solapa de la camisa e incluso me levantó un par de centímetros del suelo. ¿Siempre había sido tan alto?

 

-Lo voy a tener si volvés a tocar a mi hermano. –me susurró a un palmo de mi cara con los ojos verdes chispeando de rabia.

 

Aaaahhhh. Ahora todo tenía sentido.

 

* * *

 

-Aioros, dejalo. –tuve que retar a mi hermano como a un nenito.

 

No parecía querer soltarlo. Lo apretó aún más. Si alguien lo hubiera visto de afuera parecía que iba a besarlo. No se porque pensé en Saga y me reí.

Milo me miró extrañado. La verdad que la situación no daba para reírse.

Esta bien, puse los puntos sobre las ies en relación a las cosas que íbamos a tener que hacer. Sí o sí, se quejara el que se quejara,  aunque eso incluyera  mi hermano.

 

-¿Vamos a insultarnos todo el día o a hablar sobre lo que necesito?

 

Nadie respondió. Pero Aio soltó a Gino. Ahora los tres me miraron:

 

-Cuando escapemos, lo vamos a tener que hacer por una de las tres calles que rodean la prisión. Teshirogi, Okada o Kurumada.

 

-¿Qué hay que elegir, gato? –preguntó Milo, aun intrigado.

 

-No, no es al azar. –informé, serio. –Por dos de ellas van a venir los autos de policía, y por otra no. Hay que saber cual.

 

* * *

 

Volvimos al pabellón principal acompañados por un guardia. Mi corazón se detuvo unos instantes cuando vi que afuera de nuestra celda estaba Aiacos. ¿Qué hacía allí? ¿Había mas gente adentro? ¿Radamanthys, tal ves?

Me puse nervioso y Milo, que venía junto a mí, lo notó. Estaba por abrir la boca para preguntarme que me pasaba, cuando Aiacos se adelantó y fue a nuestro encuentro.

Solo estabamos a una celda de la nuestra.

 

-Escorpio, esperá afuera –ordenó- Leo, tenés visitas.

 

No sabía si estar mas tranquilo o mas nervioso. Aún no sabía que me esperaba adentro. Dí un par de pasos y acorté el camino que me separaban de la entrada.

Shion estaba cómodamente sentado en la única silla que teníamos en el pequeño espacio.

 

-Hola Aioria- me saludó con simpatía, pero seriamente.

 

No pude decir nada. Mi vista estaba posada en el baño que,  precariamente acomodado, perdía una incesante gota de agua.

 

-¿Hay algo que te gustaría contarme?

 

No lo sabía, no exactamente, pero algo había hecho que Shion desconfiara de mí.

 

-¿Estás acá solo por haber robado un banco? –insistió.

 

Yo seguía mudo. No se me ocurría ninguna excusa, y mis ojos no se despegaban del agua que caía silenciosamente.

 

-Lamento informarte que vas a ser transferido- decretó finalmente, viendo que yo no decía nada.

¿Qué? Eso era imposible.

 

-No puede hacerme esto- reaccioné al fin, ahora con mis ojos fijos en los de el director.

-¿Perdon?- Shion se sorprendió de mi respuesta autoritaria –Esta es mi casa, yo puedo hacer lo que quiera.

 

-Por favor, deme tres semanas.-casi supliqué. No sabía porque me estaba desesperando tan rápido, pero algo en la mirada de Shion me decía que no había protestas que valieran.

 

-¿Qué podría cambiar eso, hijo? –me preguntó con dulzura, como si realmente fuera mi padre. Perdido por perdido me arriesgué.

 

-En tres semanas ejecutan a Aioros Sagitario.-expliqué.

 

El director me miró extrañado.

 

-¿Y eso que tiene que ver con vos?

 

-Es mi hermano. –confesé.

 

No sabía porqué, pero estaba convencido de que, cuanto mas tiempo lo mantuviera en secreto mejor sería, pero, ya no importaba.

 

-Cuando supe que me iban a encarcelar, mi abogado pidió esta prisión...-expliqué, pero no pude completar la frase.

 

-Para poder estar cerca de él- la finalizó por mi Shion.

 

Asentí despacio.

 

-Por favor, no me aleje hasta que todo haya terminado-rogué.

 

Los ojos del hombre que estaba delante mío se empañaron un poco.

Era una persona compasiva.

 

-Lo siento Leo, pero esto no se trata de mi-se excusó- Estas metido con un pez mas grande. Te vas mañana. Voy a hacer los arreglos para que te despidas de Aioros.

 

* * *

 

Mi hermano estaba sentado en la capilla, con la mirada ausente. Me acerqué y me senté detrás, como solía hacerlo. Había decidido no preocuparme por la transferencia, y seguir con el plan de las calles. Ya encontraría la manera de quedarme.

 

-Hoy voy a hacerlo- le dije en susurros. Aioros no me miró.

 

-¿Cuándo ibas a decírmelo?

 

Así que ya lo sabía.

 

-Aio, eso no es importante ahora-dije en voz baja- No voy a irme, solucionaré ese tema después.

-¿Solucionarlo después? Repitió –suena muy ambicioso, ¿no te parece?

 

Me acerque más a él, para que no pudieran oírnos.

 

-Nos vamos a ir juntos, no te preocupes.-le aseguré.

 

Negó con la cabeza.

 

-Ya estaba resignado Aioria-me confesó, y su voz sonó angustiada, como si estuviera a punto de llorar- Y vos llegaste y me diste lo único que no debías darme: Esperanza.

 

-Y ahora me la quitas-finalizó.

 

Se me estrujó el corazón. Ahora yo tenía ganas de llorar. Pero tenía que ser fuerte. Esta vez, yo tenia que protegerlo a el.

 

Recordé la muerte de mamá, y su horrible funeral. Unas horas después de la ceremonia mi hermano me había llevado a un acantilado a ver el mar.

 

-Traela de vuelta- le pedí ingenuamente a Aioros.

 

-No puedo hacer eso, mi amor- me respondió con dolor. Se acercó a mí, agachándose para estar a mi altura, y yo hundí mi cabeza llena de rulos en su pecho.

El me palmeó la espalda torpemente.

-Se que no va a ser lo mismo- me explicó pacientemente –pero vamos a estar juntos, y vamos a hacer que funcione. Te lo prometo.

Levanté la cabeza, y vi que unas lágrimas recorrían las mejillas, todavía aniñadas de mi hermano. Supongo su debilidad me asustó.

-¿Y si te fueras vos también? -Me puse llorar de solo imaginarlo.

-Solo tené un poco de fé-me pidió Aioros, mientras me volvía a atrapar entre sus brazos.

 

Volví al presente. Mi hermano estaba allí, escuchando el sermón con la cabeza gacha y los hombros caídos. Esperando la muerte.

 

-Solo tené un poco de fé- Esta vez fue mi turno de pedírselo a él.

 

Yo había confiado en sus palabras, y nunca me había defraudado. No pensaba fallarle.

 

* * *

Kanon y yo mirábamos atentamente el video.

“Si le creemos a Aioros, el video miente” Me había dicho mi hermano y sus palabras resonaban en mi cabeza.

Pero el video era tan claro. Mi novio llegaba y efectuaba los disparos. Luego, huía.

Suspiré, ya lo había visto demasiadas veces. Kanon ni se inmutó, estaba totalmente compenetrado en la cinta, como si fuera una película muy entretenida.

 

Terminó de ver la grabación y la rebobino. Dispuesto a verla de nuevo.

 

-Se que hay algo mas acá...-murmuraba.-Solo que no lo estamos viendo claramente.

 

Me levanté para hacer café y comer algo. Desde mi reencuentro con Kanon, prácticamente no nos habíamos separado. Habíamos estado todo el día enfrascados en el caso y no nos habíamos tomado el tiempo para hablar de nuestras vidas. Mi hermano no quería hablar de su ex, y no parecía estar saliendo con nadie. Me pregunté que habría pasado entre el y Sorrento. Parecían muy felices.

 

Cuando llegué con la bandeja Kanon miraba la primera parte del video, cuando Artemisa llegaba al estacionamiento.

 

-Saga mirá esto-dijo mi gemelo -¿Por qué ella saca la cabeza por la ventanilla?

 

La observé. La verdad no tenía mucho sentido.

 

-¿Espera a alguien? –aventuré.

 

Kanon negó con la cabeza.

 

-Ella mira a la cámara-me explicó señalando sus ojos con el dedo sobre la tele.-Solo le falta sonreír-añadió con desfachatez.

 

-¿Cómo si quisiera que su cara quedara grabada en la cinta?

 

-Exacto.

 

Mi hermano no le puso azúcar al café, a mi tampoco me gustaba dulce.

Ahora llegábamos a la fatídica parte en donde Aioros mataba a la joven. Kanon dejó el café a un lado, para concentrarse más. Supuse que él lo vería de modo mas objetivo, ya que no era su novio el que se arruinaba la vida en ese disparo.

 

-Mirá el arma-me señaló mi hermano. Iba a dejar la tele llena de dedos. -¿Cómo un disparo con una 9mm no provoca un culatazo?

 

-Aioros es muy fuerte- argumenté.

 

Kanon me miró con una expresión que tomé como “no seas baboso, esto es serio”.

 

-Por mas fuerte que sea, al menos se le tendría que mover el brazo.-reflexionó.

 

Tenía razón. Y eso concordaba con la versión de Aioros, cuando decía que, al encontrar a Artemisa muerta, no había tenido la necesidad de disparar. Ya estábamos mas cerca.

 

-Saga mirá esto –me dijo mi hermano por décima vez. Seguí la dirección de su dedo.

 

Luego del disparo, Aioros salía del radio de la cámara, por lo que se dejaba de ver.

Unos cuantos minutos después, aparecía y se metía en el auto.

 

-¿Por qué un hombre que acaba de cometer un asesinato, vuelve a la escena del crimen y encima se mete en el auto con la víctima?

 

Otra de sus preguntas retóricas.

Otra vez traté de contestarla con lo que decía el informe policial.

 

-Dicen que quería hacerlo pasar por un robo...-

 

Pero Kanon no me escuchaba y rebobinaba levemente la cinta.

 

-Nunca muestra la cara...-murmuró. Presté más atención a Aioros.

 

Salía corriendo luego del disparo. Eso era seguro.

Luego volvía de espaldas, se metía en el auto y después salía de la misma manera.

 

-Nunca muestra la cara –repetí yo.

 

-Podría ser cualquiera.-dijo Kanon.- Encontrar a un hombre con rulos no es tan difícil después de todo. Parece Aioros, pero...

 

-Él ya se había ido.-continué yo- lógicamente, como haría cualquier persona que acaba de ver lo que vió Aioros...

 

-Luego, de la nada, aparece un hombre, con rulos, remera blanca, nada muy difícil de conseguir-Kanon continuó mi frase ahora.-Que se mete en el auto inexplicablemente, y  evita cuidadosamente que su cara se vea, cuando Aioros no tenía idea que lo estaban filmando, ya que su cara sale perfectamente minutos antes.

Yo seguí el hilo de pensamientos de mi hermano.

 

-¡Eso explica los pantalones manchados con sangre!-grité eufórico.

 

Kanon sonrió.

 

-Alguien se hizo pasar por tu arquerito, para conseguir esas manchas de sangre y luego poner los pantalones en el baño de Aioros.-decretó, tomando el ultimo trago de café que a estas alturas ya estaría helado.

 

-Kanon, tenemos algo grande- dije sintiendo la alegría de la esperanza en todo mi cuerpo.

 

Pero mi hermano seguía serio.

 

-No, solo tenemos conjeturas, necesitamos evidencias.

 

Se quedó pensativo unos minutos.

 

-Si esta cinta esta arreglada, un profesional quizá se de cuenta- razoné, tratando de no ilusionarme demasiado.

 

-Conozco a alguien-musitó mi hermano, aunque ese alguien sonaba a poco legal.

 

Alce la ceja.

El sonrió pícaro.

Notas finales:

¡Cuantos problemas tiene el gato! xDD

Esperamos que les haya gustado.

Muchos besos! 


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