Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Brozelandia por lizerg_chan

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

 

Hola!!! espero les guste el cap

 

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión.

Parejas: SasuxNaru y otros.

Aclaraciones y Advertencia: Este fic esta ambientado en los juegos de calabozos y dragones y contiene, fantasía, yaoi, lemon y AU

Beta: Usarechan

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Capitulo 3 Jagadht parte 2

 

 

El trío se dirigió a una cantina cercana, se sentaron en una de las mesas mas apartadas. Una mujer llamó la atención de Nataniel, no por su belleza; era pequeña, robusta; parecida a un enano, pero sus brazos eran delgados, y sus manos casi cadavéricas, su piel era de un tono pálido, sus ojos eran grandes y negros, su cabello era largo y de igual color, su rostro era todo menos hermoso, era como el de un roedor; si este tomara la forma de un humano, la mujer se encontraba hablando con un hombre a unas cuantas mesas; por la forma en que ella vestía pudo deducir que se trataba de una prostituta; se preguntó quien sería capaz de acostarse con una criatura como esa, un hombre muy desesperado, pensó.

 

-Que feos gustos tienes Nataniel -le dijo Gandalf al darse cuenta de la atención que su amigo parecía tener en la mujer.

-No es eso... -se defendió inmediatamente; el medio elfo se había puesto un tanto azul de solo pensar en tocarla.

- ¿Entonces? -cuestionó Sai levantando una ceja.

-Hay algo que no me gusta de ella -respondió nuevamente.

-Sí, su cuerpo -dijo Gandalf y comenzó a reír como idiota siendo coreado por Sai.

 

Nataniel se levantó de su lugar al ver que la extraña mujer se iba con el hombre, Sai y Gandalf se miraron entre si para luego seguir a su amigo. Algo no estaba bien.

 

 

Mientras tanto en la posada; los cuatro miembros restantes estaban por terminar de comer, cuando algunos hombres con armaduras y lanzas, entraron al lugar y rodearon su mesa.

- ¿Se les perdió algo? -habló Asteria en tono molesto; no estaba de humor para andar soportando a humanos molestos, aunque nunca estaba de humor para eso.

- ¿De quién es el zorro? -preguntó uno de los hombres mirando a Kyuubi quien estaba a los pies de Naruto, terminando el guiso que le habían dado para comer.

-Es mió ttebayo -dijo Naruto un tanto confundido por la presencia de los hombres.

- ¿Sucede algo oficiales? -habló la paladín, levantándose de su lugar y mirando al que parecía ser el líder.

- ¿Quién es usted? -preguntó el líder.

-Radakisha Khaimah un paladín de la orden de Karnash, al servicio del dios Paladie; el lord Dragón.

 

Los gestos del hombre se relajaron y sus ojos brillaron en reconocimiento; la elfa llevaba una armadura blanca con la capa bordada con el escudo del dios; el guardia no era ignorante, sabía que los de la orden de Karnash eran fieles protectores de la justicia y de todo lo bueno.

 

-Entonces como servidora del dios Paladie, debe entender nuestro proceder... -habló el guardia.

 

Sasuke se levantó de su lugar molesto; al igual que la amazona, los dos no iban a permitir que se llevaran al zorro por ningún motivo.

 

-Asteria, Sasuke -los llamó la paladín -. Tranquilos.

-No voy a permitir que unos insectos se lleven a Kyuubi -advirtió Asteria, mandándoles una mirada de odio a los guardias que los hizo retroceder un paso.

- ¿Cuál es el motivo por el que se quieren llevar al zorro? -preguntó Radakisha en tono tranquilo.

 

El guardia le explicó al grupo la razón por la que necesitaban llevarse a Kyuubi.

 

-Les prometemos que el animal no será sacrificado -dijo el líder -, solo es por precaución.

-Esta bien, pero yo iré con é ttebayo -dijo Naruto levantándose de su lugar.

-Y nosotros -agregó Asteria en con un tono que no daba cabida a negativas.

-Bien -dijo el guardia dejando escapar un pequeño suspiro -, por favor, acompáñenos.

 

Los tres fueron escoltados por los guardias hasta la comisaría, en donde metieron a Kyuubi en una de las celdas. El pequeño zorro tenía las orejas caídas y miraba a su rubio amo con ojitos tristes; como preguntándole: ¿Por qué permitía que lo encerraran cuando no había hecho nada?

-El zorro permanecerá aquí... -dijo el carcelero mientras cerraba la celda.

-Hn, maldición -gruñó Sasuke dedicándole una mirada de odio al pobre hombre que temblaba de miedo.

-Bueno, parece que no podemos irnos -dijo Radakisha suspirando. Parecía que su viaje tendría un pequeño contratiempo.

-Jefa, sáquenos de aquí -dijo alguien sacando las manos desde una de las celdas más lejanas.

- ¿Quién esta en esa celda? -preguntó Asteria; aquellas voces le sonaban muy familiares.

-Unos tipos sospechosos de asesinato -respondió el carcelero en un gruñido.

 

 

Por otro lado; Sai, Gandalf y Nataniel se encontraban encerrados en una de las celdas de la comisaría.

-Bien hecho Gandalf -le reprochó Sai mirándolo con los ojos entrecerrados -, por tu culpa estamos encerrados.

- ¡Oye, la culpa fue de Nataniel! -se defendió el necromante haciendo un puchero y cruzándose de brazos.

-Yo no fui quien golpeó al encargado, rompió una puerta y robó cuanto objeto valioso encontró -habló el aludido, mirando a sus dos compañeros.

Los tres iban a comenzar a pelear cuando escucharon voces muy conocidas para ellos; se miraron entre si y rápidamente se acercaron a los barrotes, sacando sus manos para llamar la atención.

 

-El zorro permanecerá aquí... -dijo el carcelero mientras cerraba la celda.

-Hn, maldición -gruñó Sasuke dedicándole una mirada de odio al pobre hombre que temblaba de miedo.

-Bueno, parece que no podemos irnos -dijo Radakisha suspirando. Parecía que su viaje tendría un pequeño contratiempo.

 

-Jefa, estamos aquí-habló Nataniel moviendo las manos.

- ¡Sáquenos de aquí! -lloriquearon Sai y Gandalf a la vez.

 

Las elfas, Sasuke y Naruto aparecieron frente a los tres prisioneros, junto al carcelero.

 

-Hola Jefa -dijo Gandalf sudando una enorme gota y sonriendo nerviosamente al igual que sus compañeros.

- ¿Qué demonios hicieron para que los metieran aquí? -les preguntó Asteria mirándolos con el ceño fruncido.

-Eh...  -ninguno de los tres sabía que decir sin que su vida estuviera en peligro, pero el carcelero se les adelantó.

 

-Golpearon al encargado de una posada, rompieron una puerta de una de las habitaciones, robaron y posiblemente mataron al que se encontraba en ella, rompieron una ventana, se resistieron al arresto y golpearon a muchos guardias que intentaron arrestarlos -dijo el carcelero mirándolos de forma asesina; él también había sido golpeado por ellos, prueba de ello, era el ojo morado que tenía.

-Se lo tienen merecido - se burló Sasuke encaminándose a la puerta.

-Estoy de acuerdo con Sasuke -hablo la amazona marchándose junto al azabache de la prisión.

-Jefa, ¿No piensa sacarnos? -le preguntó Gandalf poniendo ojos de cachorro, hambriento y abandonado en la lluvia.

- ¿Verdad que no nos dejara, jefa? -ahora fueron Sai y Nataniel quienes pusieron ojitos de cachorro.

-No lo sé -dijo ella cruzándose de brazos -, después de todo su proceder fue irresponsable y estúpido, -les dijo mirándolos seriamente - ¿Qué hacían en ese lugar?

-La culpa fue de Nataniel -chilló Gandalf señalando a su compañero -Si él no hubiera seguido a ese horror de mujer...

- ¿De que mujer hablan? -lo interrumpió el carcelero. Nada habían escuchado de una mujer en la escena del crimen.

-Radakisha -la llamó Naruto -, por favor sácalos -le pidió poniendo ojitos de cachorro.

-Si por fa... -dijeron los tres al unísono, poniendo los mismos ojos que el rubio.

 

La elfa suspiró pesadamente, no quería sacar a ese trío, al menos no todavía; un tiempo encerrados, tal vez le serviría para reflexionar lo que habían hecho, pero Naruto no iba a dejar que sus amigos se quedaran ahí.

 

-Por favor Radakisha, no podemos dejarlos aquí ttebayo -habló nuevamente, esperando que esta vez, sus ruegos tuvieran efecto.

-Esta bien, Naruto -dijo para luego irse junto con el encargado y ver como demonios los sacaba de esa situación.

-No se preocupen -dijo acercándose a la celda -, Radakisha los sacará -les aseguró sonriéndoles tiernamente.

- ¡Gracias! -exclamó Sai - ¡Por eso me gustas! -le dijo mientras colocaba ambas manos a cada lado del rostro del rubio para atraerlo a él y darle un beso en los labios

-Este... yo... -Naruto no sabía como reaccionar; era la primera vez que lo besaban y nunca espero que quien lo hiciera, fuera un hombre. Se sonrojo fuertemente, retrocedió un par de pasos antes de darles la espalda y salir corriendo para ir a buscar a Radakisha.

-Saisito no te sabía esas mañas -dijo Gandalf sonriendo como idiota, mientras que Nataniel le picaba las costillas al joven ladrón.

 

 

Radakisha logró convencer a los guardias de dejar libre al trío de tarados, aunque, claro, bajo su responsabilidad; sus armas les fueron confiscadas y obviamente, los tres no se escaparon del sermón que les dio la elfa paladín mientras retornaban a la posada en la que se hospedaban.

 

En todo el camino, Sai no soltó la mano de Naruto, quien estaba más rojo que un tomate. El rubio se sentía incomodó, pero por algún extraño motivo, no quería soltar al joven.

 

-Naruto... -lo llamó Radakisha, deteniéndose a unos pasos de la taberna.

- ¿S-sí? -tartamudeó el aludido.

-Dile a Asteria que vigile a estos tres... -le ordenó comenzando a caminar al lado contrario, ante la mirada confusa del grupo.

- ¿A dónde va, jefa? -le preguntó Sai, antes de que la elfa se alejara mas de cinco pasos de ellos.

-El capitán de la guardia me ha pedido que hable con un hechicero de nombre Gaara.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Radakisha se dirigió a la parte más acaudalada del poblado; a la casa del alcalde, donde se hospedaba el hechicero.

-Usted debe ser a la que espera el sr. Alcalde -dijo uno de los sirvientes, tan pronto la vio en la puerta.

-Así es; mi nombre es Radakisha Khaimah un paladín de la orden de Karnash al servicio del dios Paladie -se presentó haciendo un pequeño asentimiento con la cabeza.

-Acompáñeme por favor -le pidió el hombre -, el sr. Alcalde la está esperando.

-Si, gracias.

 

Radakisha siguió al sirviente; atravesaron el enorme salón, después subieron unas escaleras, revestidas de fina alfombra roja; llegaron hasta una puerta de madera de ébano; adentro, se encontraba un hombre de edad madura y un joven pelirrojo con un extraño tatuaje en la frente.

 

 

Mientras tanto, Naruto se encontraba en la habitación que compartía con Sasuke. Estaba recostado en su cama, recordando el beso que Sai le había dado. Inconcientemente tocó sus labios con la punta de sus dedos, un rubor cubría sus mejillas.

- ¿Naruto? -esa voz lo sacó de su trance. La amazona se encontraba en la puerta, mirando al rubio.

-Asteria, ¿Qué sucede? -le preguntó sin mirarla

- ¿Estás bien? -le preguntó preocupada. Conocía a Naruto desde que este era un bebé y podía saber cuando algo le sucedía de la misma forma que escuchaba los latidos de su corazón mortal.

-Sí -respondió desviando la mirada. No quería que la elfa lo mirara a los ojos, si lo hacia, no podría contenerse.

-Se que estas preocupado por Kyuubi pero él estará bien, ya lo veras -le aseguró mientras tomaba asiento junto al rubio. Naruto suspiró, miró a su amiga, no perdería nada si le preguntaba, ¿Oh si?

-Asteria... -la llamó tan débil que ningún humano hubiera sido capaz de escucharlo, aun con esa cercanía, pero no era un problema para un elfo.

-Dime -habló regalándole una sonrisa tierna, algo que la amazona solo le reservaba al ojiazul, a quien quería como un hermano.

-Alguna vez... bueno... ¿Alguna vez te han besado? -le preguntó sin poder evitar sonrojarse.

-No -le respondió un tanto confundida por la pregunta, guardo silencio un par de segundos antes de hablar nuevamente-, ¿Por qué lo preguntas?

-Es que.... -el joven druida no sabía como decirle, ¿Y si se enojaba?

-Naruto... te conozco desde que eras un bebe -dijo acariciándole la mejilla -, se cuando algo te molesta o preocupa -agregó -, así que dime, ¿Qué te pasa?

-Bueno... yo... -Naruto se sonrojó nuevamente.

- ¿Es que no confías en mi? -le reprochó fingiendo tristeza.

- ¡Claro que confío en ti ttebayo! -gritó rápidamente.

- ¿Entonces? -preguntó mirándolo a los ojos. Naruto suspiró pesadamente.

-Lo que sucede es... bueno... es que... a-alguien... me besó... -completo débilmente, bajó la mirada y apretó los ojos, esperando escuchar los gritos de su amiga.

- ¡¿Quién fue?! -dijo levantando la voz en tono de cólera.

-Asteria, no grites -le pidió el rubio, cubriéndose los oídos.

-Responde -le exigió tomándolo de los hombros, ejerciendo tanta fuerza que sus uñas se enterraron en la piel morena.

-Me lastimas -se quejó tratando de que su amiga lo liberara del agarre.

-Lo siento -se disculpó al darse cuenta de sus acciones -, es que me deje llevar.

-Lo sé -dijo simplemente -, siempre lo haces ttebayo -agregó soltando un ligero suspiro.

-Eso no es verdad -se quejó la amazona mirando a su amigo con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados.

 

Naruto volvió a dejar escapar otro suspiro, restándole importancia al asunto. Asteria miró al druida antes de preguntarle: ¿Quién había sido la persona que lo había besado? Auque, mentalmente, ya tenía a un sospechoso: Sasuke.

 

- ¿Prometes no perder el control nuevamente? -le preguntó mirándola un poco desconfiado.

-Lo juro por mi honor y mi reina -respondió colocando su mano derecha en el pecho.

-Bien... -suspiró nuevamente mientras se sonrojaba -Fue... Sai...

 

Una venita apareció en la frente de la amazona, la cual lentamente comenzó a crecer hasta el punto de que parecía querer estallar. Naruto miró esto con una enorme gota en la frente, se alejó un poco de ella; solo por seguridad, claro.

 

-Regreso en un momento -anunció mientras se metía al cuarto de baño con un tic en el ojo; de pronto, se escucho un sonoro golpe. Naruto sudó gotita ante esto, la amazona regresó y se sentó junto a Naruto, ya un poco más calmada.

- ¿Qué piensas hacer al respecto? -le preguntó cruzándose de brazos y con los ojos cerrados.

-No sé... -le respondió sinceramente  -, en verdad estoy confundido ttebayo -le dijo con melancolía.

-Tu maestro siempre te ha dicho que confíes en lo que tu corazón te dicta -le recordó acariciándole el cabello.

-Si... pero... -intentó protestar.

-Deja que Elona te guié -le dijo la amazona abrazándolo, ese solo contacto bastó para que el rubio se tranquilizara.

 

Era cierto, debía confiar que la diosa Elona lo ayudaría en ese difícil momento, tal y como lo había ayudado antes.

 

En la casa del alcalde; Radakisha se encontraba frente al alcalde de la ciudad y al lado de este se encontraba un joven pelirrojo, sus ojos eran agua marina, piel clara, tenía un tatuaje en la frente y unas pronunciadas ojeras; vestía una larga túnica de color rojo oscuro.

 

-Usted debe ser el paladín de la orden de Karnash - habló el alcalde; un hombre anciano de larga barba.

-Así es -dijo la elfa -, mi nombre es Radakisha - se presentó - ¿En que puedo servirle? -hizo una reverencia ante el anciano y el pelirrojo.

- ¿Ha escuchado de Jagadht? -le preguntó el pelirrojo, su voz era gruesa y ronca, demasiado para la edad que aparentaba.

-Sí -respondió un tanto confundida -, se dice que en el inicio de los tiempos; cuando la vida aun era joven, Jagadht asolaba el mundo, hasta que Elona y él se enfrentaron.

-Es correcto -le dijo el pelirrojo -, pero, ¿Cómo Elona logró derrotarlo? Es un misterio bien guardado por los habitantes de Brozelandia.

 

Al escuchar esto, a la elfa se le vino a la mente Asteria y Naruto: la amazona y el druida que decían venir de aquel misterioso y enigmático país.

 

-No entiendo, ¿Qué tiene que ver ese relato? -preguntó después de unos segundos de silencio.

-Antes de explicarle, me presentaré -dijo el pelirrojo -, soy Gaara de la orden de Shukaku. -Ahora; Radakisha comprendía la razón de aquellas ojeras.

 

- ¿La orden de Shukaku? -repitió la paladín sorprendida -, pensé que esa orden había sido destruida.

-En parte es verdad -le respondió -, solo quedamos tres.

 

La elfa permaneció en silencio, esperando que el joven continuara su relato; algo le decía que su actual misión y lo que el hechicero le contaba, de alguna manera, estaban relacionados.

 

-Le pedí al alcalde que la trajera porque sé que usted, como servidora de la luz no se negará a ayudarme -dijo el hechicero, su mirada, aunque seria y fría, tenía un ligero brillo de preocupación.

 

- ¿Ayudarle? -repitió sin entender -¿En que?

-Para evitar el resurgimiento de Jagadht.

-No comprendo.

 

Gaara le explicó que existían rumores de que una organización de hechiceros, estaba tratando de traer de regreso al dios; sí eso llegara a suceder, posiblemente sería el fin de todo.

 

-En ese caso... -habló la elfa - cuente conmigo -le aseguró con decisión. Como miembro de la orden de Karnash, no podía permitir que algo como eso sucediera.

 

El alcalde suspiró un poco mas aliviado. Radakisha era una de los paladines mas conocidos de la orden de Karnash, quizás, no tanto por su fuerza como por su astucia e inteligencia y con ese hechicero de grandes poderes, había una esperanza para el mundo.

 

-Sin embargo -habló nuevamente la elfa, tenía una expresión demasiado seria para el gusto del anciano.

- ¿Sin embargo? -preguntó el alcalde con cierto temor.

-No podré irme sin mis amigos y sin el zorro compañero de uno de ellos -contestó sin dejar ni por un momento ese tono serio.

-Ah sí, ese zorro -habló el alcalde, recordaba haber sido informado del encarcelamiento de ese animal, por ser sospechoso de los crímenes que se habían estado cometiendo en las últimas semanas-, lamento decirle que no podemos dejarle en libertad, al menos, no hasta que se aclaren los asesinatos.

- ¿Y si demostramos que el zorro es inocente? - el alcalde le respondió que sería liberado.

-En ese caso yo les ayudaré -habló Gaara.

-Pero, Gaara-sama... -intentó protestar el anciano.

 

Pero el pelirrojo no le permitió continuar. Si quería marcharse antes de que el despertar de Jagadht se llevará acabo, debía ayudar a su nueva aliada.

 

 

El paladín y el hechicero pelirrojo llegaron a la posada donde la primera se hospedaba con sus compañeros. Al primero que encontraron, fue a Nataniel, quien en ese momento bajaba por las escaleras.

 

-Nataniel -lo llamó Radakisha -, ¿Dónde están los otros?

-Hola jefa - saludó el bardo -, pues Sai y Gandalf están comiendo, la amazona esta con Naruto en su habitación y el amargado, pues no lo he visto -la elfa suspiró pesadamente.

-Dile a Sai y Gandalf que quiero verlos en mi habitación -le dijo en tono de orden, comenzando a subir las escaleras, seguida por Gaara.

- ¿Qué pasa jefa? -preguntó mirando al pelirrojo  -¿No me diga que quiere hacer una orgía? -dijo en tono pervertido antes de ser golpeado por la rubia.

-No digas estupideces y haz lo que te digo -le dijo molesta.

-Si jefecita adorada -respondió el hombre mientras bajaba rápidamente para ir en busca de sus amigos.

-Vamos -le dijo al pelirrojo reiniciando su acenso.

-Espero que sus otros amigos no sean tan inútiles  -comentó el pelirrojo. La elfa suspiró pesadamente.

-Por desgracia -comenzó a hablar -, hay otros dos mas que son así -dijo la paladín -, los únicos que actúan de forma seria son Sasuke, Asteria y Naruto.

- ¿Asteria y Naruto? -repitió el hechicero, aquellos dos nombres le sonaban demasiado extraños

-Esto le sorprenderá - le aseguró la paladín al tiempo que abría la puerta de su habitación  -, esos dos son de Brozelandia.

 

Gaara no pudo evitar que su rostro reflejara la sorpresa que en ese momento sentía, ¿Cómo era posible que dos habitantes de Brozelandia estuvieran ahí? ¿Qué motivo era el que los había alejado de su hogar?

 

-Yo también me sorprendí cuando me entere -dijo la elfa mirando al hechicero con seriedad.

 

No pasó mucho tiempo antes de que todo el grupo estuviera reunido. Todos estaban confundidos por la presencia de aquel extraño pelirrojo.

 

- ¿Para que nos llamaste? -preguntó Sasuke en tono cortante.

-Antes de decirles - habló la rubia -, quiero presentarles a Gaara; hechicero de la orden de Shukaku.

- ¿Él era a quien tenias que ver? -preguntó Naruto, sonriéndole nerviosamente al pelirrojo quien no dejaba de verlo como si de algún extraño espécimen se tratara. Radakisha asintió.

-Le pedí al alcalde de este lugar que, si llegaba a saber de algún paladín o alguien que usara la magia me lo informara -habló Gaara sin dejar de mirar al rubio.

- ¿Por qué? -preguntó Sai mirando al hechicero con cierta molestia.

-Para reunir fuerzas -explicó -, debemos detener a los que quieren revivir a Jagadht -al escuchar ese nombre Asteria y Naruto se miraron entre si.

-Se por la srta. Radakisha que dos de ustedes son de Brozelandia, el reino donde se cree se libró la batalla en contra de Jagadht.

-Así es -le respondió Naruto -, Asteria y yo somos de Brozelandia ttebayo.

-Entonces ustedes deben saber como ocurrió la batalla y como detener a los que quieren revivirle.

-Lo siento pero no podemos decirte nada -dijo la amazona en tono cortante.

- ¿Por qué no? -preguntó la paladín mirando a su compañera un tanto confundida.

-Porque solo los líderes de las tribus conocen ese secreto -dijo la amazona. Gaara suspiró pesadamente, esperaba que ellos pudieran responder sus dudas.

-Entonces no tengo otra alternativa que ir a Brozelandia -dijo con seguridad.

-Ja, morirías antes de pasar la primera hilera de árboles - se burló la amazona.

-No me importa, la seguridad de todos está en peligro.

-Entonces yo le acompañaré ttebayo -dijo el druida rubio. Por alguna razón, sentía que debía ayudar al pelirrojo, seguramente era deseo de su diosa.

-Yo le juré a mi reina que protegería a Naruto con mi vida -habló Asteria -, así que yo también iré.

-Para mostrarles mi agradecimiento les ayudare a descubrir a quien comete esos terribles crímenes y así liberar a su zorro.

- ¡Muchas gracias ttebayo! -exclamó el rubio antes de abrazar al hechicero.

El azabache, quien se había mantenido callado, miró al hechicero con cierto rencor por las atenciones que el rubio le prestaba. Estaba decidido, ese pelirrojo estaba encabezando su lista negra.

 

- ¿Qué ganamos nosotros? -preguntó Sasuke, como una forma para hacer que Naruto soltara al hechicero.

-Su peso en oro -le respondió Gaara.

- ¡Entonces cuenta con nosotros! -exclamaron Gandalf, Nataniel y Sai a la vez.

 

Gaara asintió, quizás las cosas no estaban del todo perdidas como creía en un principio.

 

Continuara...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).