Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LIE TO ME por Kitana

[Reviews - 45]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Hola hola!! jejej despoues de un laaargo break, aqui les traigo este capi, que quiero dedicarle a mi amiga Cyberia, todo tuyo amiga, bye!!

 

Estaba nervioso, no porque estuviera a punto de salir a un concierto, sino porque sabía que Aioria estaría afuera.

 

Seguro que trae a su noviecito el deslavado ese...  pensó con amargura mientras se encontraba en el corredor, listo para aparecer en escena con el resto del grupo.

- ¿Listo, cabrón? - dijo Kanon sonriéndole.

- Listo o no, si no salimos no comemos, ¿verdad?

- Relájate, ya verás que esto sale bien.

- No me preocupa esto, sino... no, no, no me hagas hablar de más, pinche Kanon.

- ¿Qué me ibas a decir?

- Nada.

- ¿Cómo que nada?

- Pues nada. Y ya cállate, vas - dijo el mayor al escuchar que anunciaban a su hermano.

 

No supo cómo fue que terminó el concierto. Sólo se enteró de que todo había terminado cuando Kanon lo sacó casi arrastrando.

- ¡Pinche Saga! Tocaste con las patas - le reclamó su hermano.

- No me jodas...

- Déjalo, Kanon, sólo tuvo una mala noche - intervino Milo -. Vamos a cenar, ¿vienes?

- Ya sé por dónde vas, patrón, soy pendejo, pero no tanto - Milo lo miró extrañado.

- No te comprendo.

- Quieres que vaya contigo y éste para que me presenten al flamante novio del gato y me entere de una vez que ya no podremos jugar juntos, ¿no es cierto? - dijo el gemelo mayor con una sonrisa torcida -. Pues lástima, les voy a arruinar el plan, no me presto a esa clase de chingaderas, si el gato tiene algo que decir que venga aquí y que me lo escupa en la cara.

- Saga, no seas pendejo, te estamos invitando de buena manera...

- Ah, ya entiendo, entonces me están invitando porque no tarda en llegar ese pinche gato, ¿no es cierto?

- Contigo no se puede... - susurró Kanon antes de apartarse.

- Tu hermano y yo queremos hacer las cosas civilizadamente, aunque empiezo a creer que tú no sabes lo que es eso - le dijo Milo antes de alejarse.

 

Aquella noche, después del concierto, nadie supo nada de Saga, pese a la preocupación de Kanon, y sus intentos por convencer a Milo de que debían ir a buscarlo, el rubio se negó, estaba molesto por lo testarudo que era su cuñado. El gemelo menor enfureció y decidió ir él sólo, por sus medios a buscarlo.

 

Milo se preocupó cuando pasadas las seis de la mañana Kanon no había vuelto. De inmediato marcó al celular del gemelo y éste respondió poco después.

- ¿Dónde estás?

- En un pinche hospital esperando a que Saga pueda irse.

- ¿Por qué no me llamaste?

-  Luego hablamos, Saga ya salió. - Milo se quedó con un muy mal sabor de boca después de aquella breve conversación, Kanon estaba verdaderamente molesto en esos momentos.

 

- Ya te dije que estoy bien, no me voy a morir - dijo Saga entre conmovido y abochornado por la manera en que su hermano lo miraba en esos momentos.

- Y yo te dije que voy a calmarme hasta que sepa que estas bien.

- El doctor dijo que no pasó a más...

- Ya estoy hasta la madre de que todo te valga madres, Saga... ¡en qué chingados estabas pensando! ¡Esos hijos de puta te pudieron haber matado! - dijo el menor casi al borde de las lágrimas.

- No pasó nada, voy a estar bien, ¿me oyes? Voy a estar bien, y no le digas ni una palabra de esto a nadie.

- Está bien... pero no te vuelvas a meter en algo así...

- Como digas, mamá Kanon...

- ¡Pendejo! - le dijo medio riéndose.

- Ya vámonos, tengo sueño.

 

Volvieron al hotel, Saga se sentía un poco más animado por la actitud de Kanon, su hermano siempre sabía hacerle sentir mejor, aun sin palabras. Iban a dar las ocho cuando llegaron al hotel. Cruzaron el lobby sin hablar, Saga no se sentía bien y Kanon no sabía que decir.

- Tengo sueño... - murmuró Kanon ahogando un bostezo.

- No te preocupes, seguro tu noviecito te espera para dormir calientitos - dijo Saga entre risas.

- Ni me hables de ese cabrón...- siseó  el menor de los gemelos.

- ¿Te peleaste con el patrón?

- Sí... no quiero hablar de eso, ¿sí? ¿Puedo quedarme en tu cuarto?

- Sí, pero si se mete él también me borro, ¿estamos?

- Lo que quieras, pero no quiero verlo.

- No te creo.

- Estoy enputado...

- Se te nota, cabrón, pero es tu novio, se supone que tienes que intentar contentarte con él, ¿no?

- Ahora no, me hizo una chingadera... y mejor ya cállate, pinche Saga.

 

El mayor sonrió de lado, seguro de que pronto iban a arreglarse, estaba convencido de que esos dos no podían permanecer alejados mucho tiempo. Simplemente eran tal para cual.

 

Salieron del elevador, y cuando se dirigían a la habitación del mayor, se toparon de frente con Milo y Aioria.

- Volvieron... - dijo Milo mirándolos fijo a ambos. Kanon no dijo nada, simplemente siguió su camino sin siquiera mirar a Milo.

- Nos vemos, patrón, no sea que a alguien le parezca mal mi presencia - dijo Saga molesto por la presencia de Aioria. El castaño lo miraba sin perder detalle, fascinado por él, no le pasó desapercibido lo maltrecho que estaba el rostro del gemelo.

- Kanon... - susurró el rubio intentando avanzar hacía el menor de los gemelos.

- Déjalo en paz un rato, patrón, ya verás que se pone bien, él no es de los que buscan consuelo con otros, así que no te preocupes por nada, nos vemos - dijo antes de desaparecer. Aioria no dejó de mirarlo.

- Tal vez...- susurró.

- Ni lo digas, vamos a desayunar algo, estoy nervioso... - le dijo Milo arrastrándolo hacía el elevador.

 

Descendieron hasta el restaurante del hotel, Aioria se sentía bastante inquieto después de haber visto a Saga en ese estado.

- ¿Te preocupa? - dijo Milo sin mirarlo.

- Yo... sé que no debería... pero... sí.

- Supongo que es normal, considerando que estás enamorado de él todavía.

- Por más que lo intento, por más que lo deseo, no puedo olvidarlo, es superior a mí, es como si se me hubiera impregnado hasta en los huesos...

- Debe ser cosa de familia - susurró Milo con cierta molestia.

- ¿Qué pasó con Kanon?

- Está enojado conmigo, le dije que era una tontería salir a buscar a Saga...

- ¿Por qué tendrían que salir a buscarlo?

- Salió a emborracharse después del concierto. No está bien, no ha estado actuando como él mismo en los últimos meses. No me pidas que te lo explique porque no podría hacerlo, ¿cómo te explico algo que no entiendo? Él no está bien desde...

- ¿Desde qué?

- Desde lo que hiciste... - dijo Milo con voz ronca. Aioria se puso nervioso, Milo tomó su brazo y lo obligó a mirarlo -. No lo dije esperando hacerte sentir mal, ni por otros motivos. Simplemente lo dije porque quiero que entiendas que Kanon está preocupado por él, y de cierta manera, yo también. Saga podrá ser un cabrón y un hijo de puta, pero desde que lo conozco me he dado cuenta de que es un gran músico, un profesional y sea lo que sea lo que le está afectando, debe ser grave, no ha estado rindiendo como siempre en el trabajo.

- No entiendo...

- Ninguno de nosotros lo hace... ni siquiera Kanon... ¿te molestaría seguir esta conversación arriba?, necesito acostarme.

- Pero, ¿qué hay de Kanon?

- Seguro está con Saga, vamos.

- Espera, además están Mu y Shaka.

- Déjales un mensaje en la recepción, que suban a buscarnos a mi habitación - añadió el músico poniéndose de pie. Subieron a la habitación de Milo, ambos perturbados por causa de los gemelos.

 

En tanto, Saga y Kanon permanecían en silencio en la habitación del mayor de los gemelos.

- Pinche Saga, ya deja de verme así.

- ¿Así? ¿Cómo?

- Pues con lástima, cabrón.

- Yo no te estoy mirando con lástima.

- ¿No?

- Pues no, me duele la puta nariz, y me muero por un trago.

- Ya te dije que no es bueno que te pongas hasta la madre de alcohol. Además, es muy temprano.

- ¿Y qué? ¿A quién, además de ti, le importa?

- Es por el gato, ¿verdad?

- Sí, es por ese pinche gato hijo de su puta madre - masculló Saga.

- Eres mi hermano y por eso te lo digo, el único hijo de su puta madre en ese asunto, fuiste tú.

- Eso ya lo sé, siempre he sabido que soy un hijo de la chingada, y nunca me había importado... pero ahora, no sé que hacer.

- Habla con él.

- No, ¿para qué? Ya tiene a otro... y yo me quedo con todas estas pinches cosas metidas en el corazón, no, mejor que sigan las cosas como van.

- Pendejo, si las cosas siguen como van, te vas a poner en la madre tú solo.

- Kanon, esta vez no te metas, ¿sí? - dijo Saga mirando a su hermano a los ojos.

- Nada más quiero ayudar...

- Ya sé, cabrón, pero deja que me las arregle sólo, además tienes que arreglar el pedo que traes con el patrón.

- No quiero hablar de ese cabrón...

- No te pelees con el por mi culpa.

- No es por tu culpa.

- Entonces, ¿por qué?

- Porque  no entiende que eres mi hermano, que tú estás por encima de muchas cosas...

- Pero no de él, ¿verdad?

- Saga...

- Ya sé, estás enamorado.

- Si, estoy enamorado como un pendejo...

- Igual que yo...- susurró el mayor -. Ya duérmete pinche Kanon, o mañana no te vas a querer levantar.

- Ni que fuera tú.

- Por eso... - los hermanos se miraron y sonrieron, después de todo, siempre se tendrían el uno al otro.

 

Kanon se quedó dormido al poco rato, mientras que Saga no podía más, necesitaba beber aunque fuera una copa, pero más que eso, necesitaba sacarse de la mente a Aioria. Ese gato le estaba causando demasiados problemas, y no podía simplemente ignorarlo y seguir adelante. De alguna manera, Aioria había logrado que dejara de ser el mismo de siempre. No estaba seguro de que eso fuera bueno o malo, simplemente sabía que el conocer a Aioria había trastocado su vida de una manera en que no se hubiera imaginado jamás, de una manera irreversible. Pasara lo que pasara, a partir de ese momento, sabía que no podría volver a ser el de antes. Por más que lo intentara, por más que lo deseara, no podía ser el hombre que había sido antes de conocer a Aioria.

 

El mayor de los gemelos se vistió a prisa y en silencio, Kanon aún dormía, no quiso despertarlo, en parte porque no quería que se diera cuenta de lo que pensaba hacer y en parte porque de verdad necesitaba dormir, había estado pegado a él desde que se encontraran y estaba seguro de que se había pasado la mitad de la noche buscándolo en cada bar que se topara.

 

No pretendía ir lejos, después de todo, para eso estaba el bar del hotel. Entró y se sentó en la barra, al poco ordenó una botella de vodka y se sentó a beber sin dejar de pensar en todo aquello que le preocupaba. Intentaba volver a ser el de antes, pero sentía que la careta de conquistador era más falsa que nunca, aún así, cuando vio a ese jovencito, quiso confirmarse a sí mismo que seguía siendo el Saga de siempre.

 

Se puso de pie y fue hasta el muchacho, observándolo mientras guardaba el celular en el bolsillo.

- Hola - le dijo con esa sonrisa que sabía era especialmente agradable en él.

- Hola - respondió el chico un tanto nervioso al notar que Saga se había sentado junto a él.

- ¿Te invito algo?

- Yo... no, no creo que sea correcto - dijo el muchacho mirándole con esos preciosos ojos verdes.

- ¿Por qué no?

- Pues por que...

- Porque está esperando a alguien - dijo una voz terriblemente disgustada a sus espaldas. Saga se giró a mirar al recién llegado con una sonrisa cáustica, misma que se tornó cruel cuando reconoció a aquel hombre.

- ¿En serio? Yo no veo a nadie cerca - siseó el griego poniéndose de pie. Ciertamente Saga lucía impresionante frente al rubio. Era un poco más alto y notablemente más corpulento que el rubio que le miraba con profundo desdén. Saga adoptó inmediatamente una postura apta para tirar el primer golpe.

- Shaka... - susurró el chico.

- No te preocupes, Mu, voy a estar bien - dijo el aludido sin quitarle la vista de encima a Saga. El gemelo sonrió burlón.

- No estés tan seguro, rubiecito.

- No quiero pelear contigo, no es mi estilo.

- ¿Y? a mi me importa madres si es tu estilo o no.

- No tenías que meterte con él.

- Ni tú con el gato.

- ¿De que hablas?

- No te hagas el tonto, los dos sabemos que esto no es por el muñequito, sino por el gato, ¿él sabe que estás aquí?

- Tú eres Saga, ¿cierto?

- El mismo que viste y calza... entonces, ¿sabe el gato que saliste a jugar sin él? ¿No te da miedo que se entere? Por lo que se esta cerca...

- Lo mío con Aioria es cosa que a ti no te importa, y no voy a darle explicaciones a un patán estúpido - Saga se echó a reír.

- Te crees la gran cosa, rubiecito, pero no eres más que un pobre pendejo, estoy seguro de que cuando te lo coges no deja de pensar en mí.

- Pues, lo dudo, dudo mucho que tenga tiempo de pensar en algo cuando está conmigo... - sentenció Shaka con una sonrisa burlona. En ese momento, Saga perdió los estribos y se lanzó sobre él. El puño del gemelo se estrelló con potencia en el estómago del rubio, Shaka a penas tuvo tiempo de reaccionar para detener el siguiente golpe, aún así, no pudo prevenir ese puñetazo que le reventó el labio superior.

- ¡Shaka! - gritó Mu sin saber que hacer, su novio había sido demasiado temerario al provocar de esa manera a ese hombre que lo golpeaba sin misericordia en esos momentos.

- ¡Te voy a reventar a golpes, cabrón! - gritó Saga mientras seguía golpeando a Shaka, el rubio se defendía lo mejor que podía, pero un bibliotecario no es rival para un hombre que ha vivido la mayor parte de su vida inmerso en peleas como esa. Mu no sabía que hacer.

- ¡Ya basta! ¡Él no tiene nada con Aioria, sólo son amigos, Shaka es mi novio! - gritó el tibetano en un desesperado intento por separarlos, Saga se descolocó al escuchar aquello, y Mu aprovechó el momento para separar a su novio de semejante energúmeno.

 

Saga retrocedió un poco y Shaka logró incorporarse, la gente de seguridad del hotel ya estaba ahí, demasiado tarde en opinión de Mu.

- Ya, ya, ¡suelta cabrón! - grito el furioso gemelo antes de subir a su habitación, estaba furioso, y no lograba dominarse. Necesitaba desahogarse.

 

Shaka y Mu lo vieron alejarse, el hindú sonrió débilmente.

- ¿Estás bien? - le preguntó Mu.

- Nada que unos cuantos mimos no puedan curar, lamento haberte metido en esto.

- No debiste decirle eso...

- Tenía que saber.

- ¿Qué?

- Si de verdad él vale lo que ha sufrido Aioria.

- Está loco.

- No, está despechado, por increíble que eso parezca.

 

Pocos minutos después, la pareja se dirigía a la habitación de Milo. Pasada la confusión, Shaka había conseguido informarle a su novio que Aioria los esperaba ahí.

- Pero... ¿qué fue lo que te pasó? - exclamó el castaño al ver el estado en el que Shaka había quedado después de toparse con Saga.

- No es nada... - dijo el hindú mientras Mu le ayudaba a sentarse.

- Tu ex lo golpeó - dijo  Mu bastante molesto.

- ¿Saga? - preguntó Milo.

- Sí, él - añadió Mu mientras contemplaba molesto el rostro magullado de Shaka.

- No es gran cosa, voy a estar bien, ninguno de ustedes tiene que sentirse responsable por esto - dijo el hindú sosteniendo la mano de Mu -. Además, fue mi culpa, yo lo provoque.

- De cualquier forma, no tenía que hacer esto - dijo Milo visiblemente consternado -. Hablaré con él.

- No, deja que lo haga yo - dijo Aioria molesto.

- Creo que todos aquí estamos de acuerdo en que esta no es una buena idea, Aioria - dijo Mu.

- Es cierto, tú no estás como para enfrentarlo - añadió Milo -. Deja que yo me encargue, después de todo es uno de mis músicos, yo debo resolver esto.

-No, algún día tenía que suceder esto, y no veo porque no podría ser ahora que lo resolvamos.

- Tú no estás listo, Aioria - le dijo Shaka tomándolo del brazo.

- Voy a hacerlo, les guste o no, voy a hacerlo.

- De acuerdo, ve, sólo... ¡qué diablos! Haz lo que se te de la gana... - susurró Milo - su habitación es la 809.

 

Aioria salió de ahí, Milo lo miró y supo que no podía detenerlo, que esta vez no podría proteger a su mejor amigo.

 

El castaño se dirigió al sitio que Milo había indicado, llamó a la puerta y a los pocos minutos Kanon le abrió la puerta.

- Ya sé lo que vas a decir...- el propio Kanon se interrumpió al llegar a ese punto, había creído que se trataba de Milo, Saga le  había contado a grandes rasgos lo que había sucedido con el que él creía era el nuevo amante de Aioria, ni por un segundo se había creído lo que dijera Mu -. Esta encabronadísimo, mejor ni entres - dijo el gemelo un tanto nervioso.

- Necesito hablar con él.

- No creo que...

- Deja que  pase, tenemos dos que tres cosas que decirnos este cabrón y yo, tu ve a arreglarte con tu novio - dijo Saga apareciendo detrás de su hermano con una toalla en la mano.

- OK, no armes más líos - dijo Kanon antes de desaparecer.

 

Los dos hombres se quedaron en donde estaban, mirándose, comiéndose uno al otro con los ojos. Saga fue el primero en hablar.

- ¿Vas a entrar o te vas a quedar ahí como pendejo? - era notorio su mal humor. Aioria no respondió, pero entró en la habitación.

- Acerca de lo que hiciste...

- Ya te dijo... sí, era de esperarse, ¿o no?

- Saga, no tenías porque haber hecho eso.

- Y tú no tenías que cambiarme por otro, nos la pasábamos bien, ¿no te acuerdas?

- Saga...

- ¡Saga ni madres! ¿Quieres verme la cara, quieres restregarme tu puta felicidad mientras que yo  me estoy deshaciendo por tu culpa? ¡Vete a la chingada! - estalló el pelinegro. Aioria lo miraba sin entender.

- Saga, no es lo que estás pensando...

- ¿No? ¡ÉL dice que se acuesta contigo y me sales con semejante pendejada!

- ¿A ti que te importa con quien me acuesto? Según recuerdo, tú mismo dijiste que no teníamos nada, que sólo era sexo, buen sexo, pero sólo eso al fin de cuentas - Saga se quedó helado.

- Dijiste que me amabas...

- Eso no importa, no tengo porque darte explicaciones, ni a ti ni a nadie. No sé ni para que vine.

- Viniste porque querías verme, ¿me equivoco, gatito?

- Cállate, Saga.

- No voy a callarme, dime ¿él te hace sentir lo que yo? ¿O sólo lo haces para olvidarte de mí?

- ¿Qué quieres de mí, Saga? ¿A dónde quieres llegar con todo esto?

- ¡Hijo de puta! ¿Qué no te das cuenta de que te amo? ¡No te das cuenta de que estoy hecho mierda desde que te fuiste?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).