Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BAJO LA PIEL por Lady_Calabria

[Reviews - 320]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

La canción de este cap es FunkyTown, de Lipps Inc.
https://www.youtube.com/watch?v=RVwiixXViT0 


DANTE.

Dante miró a su hermano durmiendo a su lado.

Adoraba las reconciliaciones después de una pelea. Y aquella había sido una reconciliación proporcional a la monumental pelea que habían tenido.

Cuando Ryan hubo regresado a la habitación después de que Max se marchara le metió de hostias. El problema cuando su querido hermano decidía enfrentarse a golpes con cualquiera era que Ryan era un maldito enfermo masoquista que no le tenía ningún miedo al dolor de los golpes que pudiera recibir, y que peleaba demasiado bien. 
Ryan parecía tímido, pero tenía muy mal genio y no controlaba su ira.

A pesar de que le había pegado. Dante no movió un dedo.
Recibir tremenda paliza era su penitencia, sabía que se lo merecía y él nunca levantaría la mano en contra de Ryan. Antes cortársela que pegarle a su hermano.

Pero Ryan le había perdonado.
Por fin. 
Había sufrido sin él.... Porque le deseaba más que a nadie y Ryan sabía que lo que más de dolía era eso; Tenerle lejos, No poder tocarle, no poder ni siquiera hablar con él. Odiaba que su hermano se enfadase con él y le dejara a dos velas hasta que a él se le ocurría levantarle el castigo.

Pero le había perdonado...
Siempre lo hacía. Y no era solo el castigo lo que había levantado...

Tras una noche de sexo rudo y salvaje, del que le gustaba a ambos, siempre se quedaba dormido.

Dante sabía que iba a amanecer dentro de poco, así que no se molestó en intentar dormir. Se quedó en la cama, fumando un cigarrillo y mirando a su hermano.

Era igual que él físicamente. Bueno, tal vez tenía el cabello un poco más largo y tan vez Ryan tuviese los ojos ligeramente más claros que él y tal vez él estuviese más fuerte que Ryan. Pero eran CASI iguales.

Físicamente. Pero no había hermanos más opuestos que ellos en personalidad. Ryan era tan tímido... le parecía adorable ese rasgo suyo. Cuando tartamudeaba con los demás le hacía sentir como si solo fuese suyo, como si solo con él estuviese cómodo.

La gente decía que eso del incesto era sucio. A Dante no le importaba lo que un puñado de puritanos, frígidos, hipócritas y mojigatos pudiesen pensar. 
Por supuesto, era un secreto, pero no veía qué tenía de malo. En algunas culturas los hermanos incluso podían casarse, y estaba bien visto. Entonces no entendía porque él no podía follarse a su Ryan cada vez que le apeteciese.
Que era extraño y Freud se llevaría las manos a la cabeza, pues sí.
Pero no le hacían daño a absolutamente nadie, y ni siquiera tenían el peligro de tener descendencia de dudosa carga genética.

Le acarició el cabello anaranjado a Ryan.

Sonrió. Sabía que podía controlarle como quisiese, el chico estaba a su merced...

Dante se había acostado con mucha gente; Hombres y mujeres, de muchas edades diferentes. Pero nunca, nunca jamás sería como con Ryan.

Ryan era su otra mitad de corazón, su hemisferio derecho. 
Era como él... sabía qué le gustaba, cómo hacerlo y cuándo. Y era Ryan, su Ryan, su hermano.
No podía pensar en nadie que le importase más que él.

Desde pequeño siempre había pensado que Ryan era la persona más especial del mundo, era un sensiblón llorica y pensaba demasiado. Pero era el único que parecía conocerle bien, el único que corría a su lado cuando se sentía solo...
Él no era así con él, lo tenía muy presente. y sin embargo... Ryan seguía con él.

A veces Dante pensaba que era un egoísta, un desagradecido, por no pagar con la misma moneda a Ryan. Pero pronto se le olvidaba eso y volvía a los malos hábitos. Le gustaba demasiado todo el mundo como para dejar de pensar en acostarse con ellos... no quería hacer daño a Ryan, pero... costaba resistirse a las tentaciones.
Ni siquiera se daba cuenta de que eso le dolía, Dante lo hacía sin querer...

A veces un poco queriendo... pero sabía que por muy grande que fuese el enfado Ryan seguiría ahí para él, así que tampoco había que preocuparse.

Se levantó y se fue a la ducha, en cuanto despertase Ryan querría ducharse y no quería tener que darse prisa.

El agua resbaló por su cuerpo con agradable calidez.

*******************************************************************

—Hola —le saludó Ryan adormilado. Tenía la marca de la almohada en la mejilla. Dante aguantó una sonrisa.

¡Parecía un Picasso!

No dijo nada. Solo se quedó buscando su libro de economía. Lo encontró bajo la cama. Qué hacía allí tenía una respuesta muy sencilla, era un desordenado desastroso.

Ryan se vistió después de ducharse en silencio. Miró el reloj. En punto, justo en aquel momento debería haber sonado el asqueroso himno. Pero no fue el himno gregoriano lo que se escuchó. Era música disco.

Ryan y Dante se miraron sorprendidos. Oyeron el ruido de puertas abriéndose en el pasillo.

—¿Quién se encargaba hoy de la megafonía?— preguntó Ryan extrañado. Dante lo pensó un momento. Y cuando se acordó todo encajó.

—Alex.

Justo en ese momento el chirrido del micrófono al conectarse con los altavoces sonó y sus oidos pitaron.

—¡Bueno aquí dj Alex pinchando para para el instituto Saint Mayor College, el buque insignia del pijerío educacional! ¡Bueno, para vosotros! —dijo la voz del chico a través de los altavoces modulando la voz para parecer un presentador de radio— ¿Verdad que es una mierda despertarse con el himno de la escuela? Pues empecemos bien el día.

Dante enarcó una ceja. Ese chico estaba realmente loco, pero tenía agallas. Se imaginó a la directora saltando de la cama hecha un obelisco.

—Se la dedico a nuestra magnífica directora, Regina... —dijo como si tuviese todas las confianzas del mundo con ella—. Para ti, reina.

La música era realmente pegadiza, era una famosa canción de los 80's de Lipps Inc.

Su pie comenzó a moverse solo al ritmo de la música sin darse cuenta.

Ryan le miró divertido.

—La que se va a armar...le van a matar —susurró su compañero de habitación. Abrieron la puerta. En el pasillo había multitud de estudiantes con grandes sonrisas. Algunos bailaban al son de la música imitando la forma de bailar de los 80's. Dante salió corriendo hacia el estudio de megafonía, seguido de Ryan.

La puerta de cristal blindado dejaba ver el interior perfectamente. Alex estaba dentro, dando vueltas sin parar y saltando, moviendo las caderas rítmicamente y haciendo movimientos con los brazos.

Otros alumnos se habían acercado a mirar. La escena era tan divertida que todos estaban felices. Ninguno se reía del chico, porque entendían que había que tenerlos bien puestos para atreverse a hacer eso, y estar un poco loco.

Las chicas se habían acercado des de su residencia también. Dante miró a su alrededor. La gente saltaba. No parecían tan tristes y serios como siempre... estaban alegres. Cantaban y bailaban.

—¿Y los profesores? —preguntó Ryan mirando alrededor. Dante se encogió de hombros. ¿Qué más daba eso? ¡Ojala nunca llegasen!

******************************************************************

Pero llegaron. La directora llegó con el profesor de educación física llamado Jack.

Alex frunció el ceño y puso el pestillo a la puerta de cristal. Y siguió bailando de espaldas a la cristalera. Los alumnos aguantaron la respiración sorprendidos.

—¡Abrid esta puerta! —gritó la directora al borde de la histeria.

—¡No podemos romperla! —gritó el profesor sin dar muchas muestras de querer parar a Alex. La directora se dio la vuelta para marcharse a buscar a alguien más que pudiera desencajar la puerta de las bisagras para retirarla.

Lo sorprendente fue cuando, en cuanto se marchó la mujer, el hombre se giró hacia Alex y comenzó a cantar la canción bailándola.

Dante miró a Jack incrédulo, Ryan estaba tan pasmado como él. Todos los alumnos allí reunidos se quedaron con la boca abierta.

—¡Me encanta esta canción! —gritó el profesor, sonriendo. NUNCA le habían visto de tan buen humor. En realidad, NUNCA le había visto de otro humor que no fuese de perros—Funky town... Won't you take me to, funky Town?

Alex le sonrió desde dentro de la estancia acristalada y le subió el volumen a la música. Se quedaron mirándose a través del cristal una fracción de segundo y entonces comenzaron a bailar de la misma forma y al mismo tiempo, como si lo tuviesen ensayado. Parecían Travolta haciendo de Tony Manero. El pelirrojo supuso que esa canción tendría un baile en su videoclip o algo parecido y que ambos debían saberse bien la coreografía.

Dante nunca había presenciado algo tan surrealista. Llegó Nick, que no apartaba los ojos de Alex. Suspiró.

¿Cómo no mirarle? Estaba loco, era extravagante, pero era adorable. El chico rubio lucía su mejor sonrisa en aquellos momentos, lo cual no era poco. Y movía las caderas con sorprendente coordinación, de un lado para otro siguiendo el baile que Jack reproducía torpemente.

Dante tuvo el pensamiento más sucio de su vida cuando se dijo a sí mismo que si el chico sabía moverse así para todo debería empezar a hablar con ese niño.

La canción acabó cuando la directora llegó con los de seguridad que traían un maletín de herramientas. Alex abrió el pestillo y salió como si nada hubiese sucedido. Jack se puso serio y le agarró del brazo para retenerlo.

Algunos alumnos le vitorearon como un héroe, y se oyeron aplausos.

—¡Silencio! —gritó la Directora— ¡Entra ahí inmediatamente! —le dijo a Alex, ambos entraron dentro de la sala del estudio. Dante se preguntó por qué no se iban a su despacho.

—Fuera chicos, aquí ya no hay nada que ver—decía Jack para disipar el grupo de personas que se había formado.

Max, David y las chicas se acercaron, pues habían visto lo mismo pero a unos metros de ellos. Fueron al jardín porque todavía no era la hora del desayuno.

—Ese chico debe tenerlos como balones de playa para hacer algo así —suspiró Dante a su hermano en portugués.

Entonces sonó la voz de la directora por los altavoces distribuidos por toda la escuela.

—¿Te das cuenta que por esto podría expulsarte? —decía la voz, todos comprendieron que era la conversación que tenía con Alex en el estudio, y que no sabía que podían oírla. Los altavoces seguían conectados.

—Debería hacerlo —le dijo la voz suave de Alex. Su voz, como siempre, parecía en otro mundo- Pero no lo hará, ¿Verdad?

—No.

—¡Vaya! A cualquier otro ya le hubiesen expulsado... ¿Cuánto paga mi madre para que me aguanten aquí?

—No seas impertinente.

—No es impertinencia, solo sinceridad...y curiosidad.

—La escuela no puede darse el lujo de perder a un estudiante como tú...

—¿Significa que si fuese más tonto podría divertirme aquí? —preguntó él— Ambos sabemos que soy el peor estudiante de este centro... con diferencia, mis notas dan pena. Solo quiere seguir cobrando por retenerme aquí ¡Esto es un secuestro!

—Muchacho...

—¡Es un secuestro! ¡Pero al revés, el rescate lo pagan para tenerme lejos!

—No volverás a acercarte a este estudio, muchacho.

—Oh, no... Por favor ¡No es para tanto! El baile es un buen ejercicio, y la canción es divertida... ¿Cuánto hace que no mueve el esqueleto?

—¡He dado mi ultima palabra!

—Al menos nos hemos librado del himno de la escuela por un día —susurró el chico para sí, pero todos lo oyeron— ¡Esto es censura!

—¿Tiene pinta de que este centro educativo sea una democracia?

—Será bueno. El micrófono es divertido, me gusta... es lo único que me gusta de este sitio gris. No me haga quedarme aquí sin nada para divertirme ¡Me volveré Loco! Bueno... usted ya me entiende.

La directora bufó.

—Hagamos un trato —dijo él diplomáticamente— yo me porto bien, soy bueno y a cambio... me quedo en el estudio. O, si lo prefiere usted, me expulsa y me voy a mi casita tranquilamente sin molestar a nadie...

Silencio. Todos se miraron.

—De acuerdo —la voz de Regina no parecía nada conforme con su propia decisión.

—¡Genial! —exclamó— ¿Pero "de acuerdo" qué?

—No voy a expulsarte, pero te dejaré que te encargues de la megafonía.

—¡Bien! Tendré que buscar más canciones...

—¡Nada de canciones!

Entonces se escuchó un golpe sordo, como si hubiesen tocado el micrófono. Tras eso solo se escuchó un corto silencio.

—Ups... creo...Que esta conversación no ha sido muy secreta —dijo Alex.

—¡Te has dejado el micrófono encendido!—gritó, acto seguido se oyó un terrible chirrido provocado por desconectar el aparato bruscamente.

Dante se quedó pensativo. Ese chico quería que le expulsasen y luchaba por ello, pero había abandonado para poder hacer algo divertido...algo que le gustaba de verdad.

Eso era fuerza de voluntad.

Lo que a él le faltaba cuando veía a alguien que le gustaba.

******************************************************************

Después de estar toda la mañana en clase, fue la hora de comer. Se sentó junto a Ryan, como siempre.

Se fijó en que su hermano estaba muy callado.
Pero él no era como su hermano, no se le daba bien eso de los sentimientos. No sabía si estaba callado porque estaba triste, preocupado, por que no tenía ganas de hablar o porque le dolía una muela.... Quizá solo tenía sueño.

Así que él también guardó silencio.

La comida de ese sitio era asquerosa. Pero debía comer, aunque fuese para no desnutrirse...

Cuando ya estaban acabando de comer llegaron Max y David.

Sonrió con sorna mirando su plato. Los enamorados...

Nunca se había imaginado a Max dejándose enredar de aquella manera e intentando dejar de follar con toda persona viviente. Aquel hombre era un desperdicio. De vez en cuando caía en la tentación... en sus momentos de rebeldía contra el mundo y el compromiso...

Suspiró. 
¡Estaba cayendo un mito!

Quizá sí era cierto que lo había domesticado el chico... o quizá era que era tan bueno en ese tema que a Max no le hacía falta buscar nada más...

¿Quién sabía? Esas cosas de sentimientos y relaciones no se le daban bien. Y él no era precisamente en más indicado para criticar las relaciones de nadie.

David era un chico guapo... pero tampoco era para tanto. Era normalillo tirando a mono y tenía la cara redonda.

*********************************************************************

Estaba sentado en su cama con la espalda pegada al cabecero. Dante estaba intentado pasar de nivel en un juego de su móvil. Pero no había manera. Nada de nada. Estaba bastante torpe porque no tenía la mente precisamente en el juego.

—Hermano... —le llamó Ryan suavemente en portugués.

Dante sonrió. Le gustaba que Ryan no pudiese acostumbrarse al idioma como él, porque por una vez en la vida le superaba en algo relacionado con los estudios. Ryan sabía español, y muy bien, pero no sabía expresarse con la misma fluidez que en portugués o en italiano.

Su acento único no era más que una mezcla de la cadencia de ambos idiomas marcándose en ellos tras una vida de residir entre los dos países. 
Era el tema estrella de conversación cuando coqueteaba con alguien. Siempre decían "qué acento tan curioso" y él les respondía como si fuese la primera vez que se lo decían.

Dante hizo saber que le había escuchado con un gruñido mientras hacía explotar en su juego un coche que acababa de robar. Fantástico, tenía 1000 puntos más.

Ryan se acercó lentamente y se sentó en su regazo a horcajadas. Sabía que solo llevaba puesta una camiseta de tirantes y la ropa interior. Dante intentó parecer tranquilo, como si no hubiese hecho nada.
Le gustaba enfadar a su hermano ignorándolo descaradamente de esa manera. Siguió con su juego. Ryan se acercó más. Rozando entrepierna con entrepierna. Dante siguió con su juego fingiendo que no había perdido la partida hacía rato.

Ryan le quitó el móvil y lo dejó sobre la mesita. Dante sonrió. Le gustaba cuando su hermano era así de directo, no solía pasar.

—Eh —protestó de todas formas— Estaba jugando...

—Pues juega conmigo —le dijo Ryan— a ver si vas a ser tú siempre el que decide cuando follar.

Su hermano se agarró a su camisa y se agachó para besarle el cuello. Dante estiró el cuello para que le fuese más fácil.

—¿Y eso que estás tan cariñoso esta tarde? —le preguntó totalmente quieto. Dejándose hacer.

—Yo siempre estoy cariñoso —le dijo Ryan riendo contra su piel, lo que le provocó unas curiosas cosquillitas.

—Sabes a lo que me refiero— le dijo Dante riendo— Hoy estas...

—Caliente —terminó Ryan la frase.

Dante le sonrió y asintió con picardía.

—Pues soluciona eso... —le susurró Ryan al oído. Dante sabía lo que quería y se lo iba a dar, si señor.

Puso la mano en su nuca para acercarlo a él y así poder besarle. Su boca húmeda y caliente, como siempre y siempre distinta, le recibió de buena gana.

Sentía las manos de Ryan en su pecho, agarrando la tela de la camisa cada vez más fuerte, arrugándola.

Lentamente llevó las suyas a la camisa de tirantes de su hermano y se la quitó. Ryan levantó los brazos para ayudarle, pero en cuando se vio libre de la prenda volvieron a besarse de nuevo.

Ryan desabotonó la de Dante rápidamente.

Empujó a Ryan hacia un lado, así que quedaron frente a frente, tumbados de costado y muy cerca. Casi entrelazando sus piernas para eliminar espacio entre ellos.

Dante rompió el beso para morder la piel de su hermano. El cuello, blanco, su pecho suave. Poco a poco se fue posicionando sobre él. Lo desnudó a la velocidad del rayo. Ryan desabrochó su braqueta y le ayudó a quitarse los pantalones.

Cuando estuvo arriba de él le miró. Ryan tenía los brazos a ambos lados de la cabeza. Como si se hubiese rendido. Oh, sí. A Dante le gustaba tener el control, y sabía que a Ryan le gustaba abandonarse, dejarse hacer... excitante sumisión...

Dante le agarró ambas manos con una de las suyas y se las sujetó para que no se moviese aunque Ryan no parecía querer hacerlo.

Con la otra mano viajó por su cuerpo, acariciando, estimulando, excitando. 
Ryan jadeó bajo él cuando acariciaba su miembro, cuando tocaba piel y mordía, besaba y lamía...

Sentía que iba a explotar de pasión, de lujuria, necesitaba estar con él, más que con él, era dentro de él. Pero paró. Y se separó para verle la cara. Ryan debía sentir lo mismo, por sus ojos suplicantes.

—Dante... —le rogó.

—Pídemelo —le dijo de pronto. Ryan le miró a los ojos con mirada asesina.

—Por favor... —susurró Ryan sonrojado—Fóllame... pero hazlo de una vez...

Dante sonrió de manera algo "pecaminosa" toda esa escena era pecaminosa. Dos hermanos gemelos no deberían hacer esas cosas y sin embargo se sentían tan bien...

Pecado.
¿Acaso eso era peor que matar? No, seguro que no... pero uno podía ir por la calle diciendo que había matado a alguien y seguramente, tras la sorpresa inicial, la gente acabaría aceptándolo. Sin embargo, si dices que te follas a tu gemelo...

Pecadores.

—Dante —le metió prisa Ryan entre dientes. Dante le besó y de una entró dentro de él. Ryan se agarró a las sábanas y soltó un ruidito que iba desde el dolor al placer. Dante se mordió el labio.

Le gustaban los gemidos de Ryan, en especial cuando los intentaba callar pero no podía, como en aquel momento. Cada vez que se movía, el chico se esforzaba por no hacer ruido, para no demostrarle a él lo mucho que le gustaba.
Pero Dante no le dejó jugar a eso, se esforzó en complacer a su Ryan, en quererle, en mimarle... y en obligarle a gritar.

Quizá no era bueno demostrando que le quería con pequeños detalles del día a día, no era nada detallista ni era cariñoso... pero sabía hacer que se volviera loco en la cama.

Pecando. Ryan era su pecado original...

Ryan se vino en su mano, y él lo hizo después en su boca.

Se separó de él y se tumbó a su lado. Ambos intentaron respirar con normalidad, pero estaban un poco alterados. Dante le tendió pañuelos para que se limpiase

—¿Te sientes mejor ahora? —le preguntó Dante. Ryan asintió sonriendo. Dante fue al aseo pero asomó la cabeza por la puerta y le dijo—¿y si lo hacemos otra vez?

—Tengo sueño... —susurró Ryan con una risita mientras le daba la espalda.

—Pues duerme —le susurró muy bajito.

Dante rememoró en cómo había comenzado todo. Cuando sus amigos soñaban con tías de revistas él lo hacía con su hermano. Primero se asustó, y después cayó en la cuenta de que si era lo que su cuerpo quería ¿Quién era él para cuestionarlo?

Si Ryan no hubiese aceptado... quizás hubiese parado en aquel momento. Pero su hermano se dejó seducir, y ya no había vuelta atrás.

La primera vez que había tocado a su hermano fue cuando tenían trece años. Su madre había muerto hacía unos meses, su padre estaba trabajando constantemente. Estaban en casa de su tía, solos y aburridos, como era costumbre.

Simplemente le había besado, de pronto. Sin avisar. Para ver qué pasaba. Y para su sorpresa Ryan no se apartó de él. Eso fue como encender la luz verde en un semáforo. Le daba paso, le decía que podía seguir...

Pero no lo hizo. Fue unas semanas después. Ryan, el tímido... y adorable Ryan, en su cama, una tormenta resonando en el exterior, el cuerpo de su hermano abrazado al suyo...
Y recordó que Ryan intentaba darle razones para que dejase de acariciar su piel. Recordaba como intentaba resistirse a sus besos sin mucho resultado. Como finalmente se rindió al placer.

Nunca olvidaría esa primera noche.

********************************************************************

Llevaban una larga hora de clase cuando Dante frunció el ceño reparando en algo. Miró a su hermano, que estaba ocupado haciendo el ejercicio que había mandado el profesor.

Observó detenidamente a ese chico que parecía asiático. Tenía rasgos chinos, japoneses o algo así que a Dante no le importaba diferenciar, y un piercing.

Ese chico no paraba de echar miraditas a su hermano.
Miró a uno y a otro como en un partido de tenis.
Ryan no se había dado cuenta, pero ese chico...
¿Qué se creía?

¡Ese era SU hermano!
¡SUYO!

 

Notas finales:



Quiero saber si os ha gustado o vuestra opinión.
EL proximo cap-------> TODOS


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).