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BAJO LA PIEL por Lady_Calabria

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Notas del capitulo:


La cancion es Marengue de Estatuas de Sal http://www.youtube.com/watch?v=LqEAyNXggwU

DAVID.

David miró el perfil de Max. Su nariz recta de punta suave. Sus labios medio abiertos.


Era realmente guapo. Guapo como para cogerle manía nada más verle. 


Su piel blanca parecía más suave por la luz de la lámpara que iluminaba la habitación.


Y su cuerpo. Oh, dios.


 


La luz hacía que sus abdominales se dibujasen más. Acarició con su dedo índice la piel de alrededor del ombligo. Y como si sus dedos fuesen piernas, caminó por su torso hasta llegar casi a su cuello. Max le miró y le sonrió con cariño. Ninguno dijo nada durante mucho tiempo. David miró el reloj. Eran las cuatro de la madrugada. Y ninguno de los dos tenía sueño.


 


Su abuelo le había llamado sobre las doce, justo cuando David se estaba calentando viendo como Max se duchaba.


Como la hora le había extrañado lo había descolgado. Si hubiese sabido que solo era para hablar y preguntarle si los padres de Max estaban de acuerdo con que pasase las vacaciones allí no hubiese contestado la llamada. Pero lo hizo, y empezó a hablar con Max sobre eso. Se habían desvelado completamente.


 


Tumbados en su cama. Habían pasado casi toda la noche hablando de cosas sin importancia. Cosas como las navidades de uno y de otro... sus vacaciones, y ese tipo de recuerdos que se cuentan entre susurros con una sonrisa.


 


David se sintió un poco mal cuando Max le contó que en Nochebuena su familia solía cenar con un duque amigo de la familia, que invitaba a todo rico que conociese. Max debía ser educado y no dejar en evidencia a su familia delante de la flor y nata invitada.


 


Max le dijo que los odiaba a todos, que todo le parecía tediosamente aburrido, que eran más falsos que una moneda de chocolate. Ni siquiera podía ligar, porque sabía que si se liaba con alguna mujer o hija de alguien importante, luego tendría problemas. Y acababa cenando comida de gourmet junto a personas que no conocía pero odiaba y justo a sus padres, que sí conocía bien a los que odiaba más todavía.


 


David comparó su Nochebuena con la suya. La casa de sus abuelos era pequeña, pero siempre había sitio para los amigos y familia. Y si no había sitio, se hacía. Solían cenar todos juntos, por la tarde se juntaban todas las "cocineras" que iban a cenar y se adueñaban de la cocina. Hacían tanta comida que luego sobraba mucha y terminaban comiendo y cenando sobras durante los días siguientes.


Muchas veces sus vecinos se sumaban a la fiesta y el único requisito era que vinieran con su propia silla, porque en su casa no tenían suficientes para todos. 


 


No tendría dinero, pero tenía amigos, y se lo pasaba mucho mejor.


 


Suspiró. No sabía que iban a decir sus amigos y familia de Max, pero se la sudaba si no les gustaba, quería pasar con él las fiestas y hacerle sonreír.


 


Como sonreía en esos momentos.


 


Max buscó sus auriculares colocándoselos en silencio en las orejas. David sonrió cuando le vio mover los pies al son de una música que no podía escuchar.


 


Se dio cuenta de que su móvil parpadeaba pero no hacía ruido porque le había quitado el volumen y no se había acordado de encenderlo después. 


Era un whatsapp de su primo Eric, le decía que cuando llegase a casa le iba a reventar a base de jugadas al FIFA. 


 


Echaba de menos a su familia. Miró a Max. Que seguía escuchando música. 


 


—Me gusta esta canción porque me recuerda a ti... 


 


David sonrió.


 


—¿Te haces tu propia versión?


 


—Sí —le dijo él, le tendió la mano— Ven, escucha.


 


David se acercó y se tumbó a su lado. Max le puso un auricular en la oreja derecha. Le pareció raro porque Max estaba a su izquierda y lo más fácil era ponérselo en la otra oreja, pero no dijo nada Y apretó el Play. La canción empezó.


 


—Házmelo otra vez —le susurró en la oreja izquierda Max al mismo tiempo que el cantante, se sabía la letra. David sonrió. Su voz sugerentemente grave y, en una palabra, sexy, le hablaba lentamente— Cógemela suave, y hazla crecer. Yo te marcaré con el hierro ardiente del placer.


 


David rio y se puso un poco colorado.


 


—¿Y esto te recuerda a mí? Mmm.... No veo el porqué— bromeó. Max le dio un beso en la mejilla quitándole los auriculares. 


 


—¿Te gusta la canción? —le preguntó. David le miró a la cara— Esta será NUESTRA canción.


 


—Ui, sí —le dijo David riendo, y añadió con ironía—Es lo más romántico que he oído nunca. 


 


Max canturreaba moviendo los pies rítmicamente. Parecía realmente feliz.


 


Se quedaron un buen rato sin moverse. Quietos, tumbados muy cerca el uno del otro.


 


—Me gusta esto —dijo Max. David le miró extrañado, sin entender a qué se refería. Max le miró con sus ojos claros— Ya sabes... esto. Nosotros, estar así.


 


—A mí también me gusta —dijo, tumbándose del todo y acurrucándose junto a él— Estaría genial que esto durase mucho, ¿Verdad? Que el tiempo se parase.


 


Max se giró para quedar frente a él. Y se miraron a los ojos.


 


—Las cosas no duran eternamente —le dijo Max muy serio— si siquiera el amor —La simple palabra "amor" incomodaba a Max muchísimo— Yo no sé hasta donde durará esto. Porque aunque no te lo creas, mis padres se casaron enamorados y míralos ahora. Pero...Pero...


 


—¿Pero?


 


—¡Estoy intentando ser romántico, coño! —le dijo riendo. David cerró la boca sonriendo— Lo que quiero decir es que me importa una mierda eso. Porque te quiero más que nada...AHORA. Y por eso pienso que... que eso, bueno. Ya me entiendes. 


 


David rio y le besó para que dejase de hablar. Cómo le gustaba cuando se ponía nervioso. Le había entendido.


 


Había que ser realista. Los amores de toda la vida no abundaban, pero eso no importaba el futuro y había que pensar en el presente, en lo que sentían en ese momento.


 


********************************************************************


 


David salió de la ducha y se resbaló con el suelo de azulejos. Cayó al suelo de culo.


 


Max se asomó para ver si seguía vivo. La caída le había pillado vistiéndose, y tenía solo los calzoncillos puestos. Le miró un segundo Y se puso a reír al verle en el suelo sobándose el trasero con cara de dolor.


 


—La próxima vez que te caigas me avisas. 


 


—Que te jodan —le dijo enfurruñado— Ayúdame, joder.


 


—No te enfades —dijo riendo— Pero es que ha sonado tan... apocalíptico, qué jaleo.


 


—Ese ruido a sido mi puto culo contra el suelo —dijo David pensando que seguro que le iba a salir un moratón por torpe. Max se acercó, estaba descalzo. Y con el agua encharcada en el suelo también se resbaló y se cayó hacia atrás.


 


Cuando los dos estuvieron en el suelo. Se miraron y no pudieron aguantar la risa.


 


—Esto me pasa por intentar ser buena persona y ayudarte —le dijo Max saltando sobre él. David le intentó apartar, y rodó por el suelo hasta quedar sobre el chico.


 


—Esto te pasa por cabrón —le dijo— seguro que por tanta risa no miraste donde ponías el pie.


 


—La verdad es que te miraba a ti —le dijo— Estas desnudo, mojado...¿Qué clase de novio sería si bajo esas circunstancias mirase mis pies y no a ti? 


 


David rio un poco colorado. Y se bajó de sobre su cuerpo para tumbarse en el suelo junto a él


 


—¿Qué toca a primera hora? —le preguntó con una sonrisa significativa. 


*********************************************************************


 


Y llegaron tarde. Ni siquiera pudieron desayunar. Llegaron cuando la clase ya había empezado y no les dejaron entrar. Lo peor fue que les mandaron a hablar con la directora.


 


—¡Fantástico! —exclamó dándole una patada a la pared— al menos el polvo ha valido la pena...


 


Max sacó su móvil que vibraba en su bolsillo.


 


—¿Qué quieres? —dijo con voz seria— Madre, ya hemos hablado de esto —le dijo muy serio— Me voy con David, y si te jode te aguantas —Silencio— luego dicen que no hable mal. Mamá, no me insultes, joder. ¿Qué? ¿Os vais a divorciar y queréis seguir pareciendo la familia feliz? No voy a pasar la Nochebuena con tus amigos. No. Adiós. He dicho que no.


 


Max colgó.


 


—¿Qué pasa? —le preguntó David. Preocupado por la cara de Max.


 


—Quieren que vaya a la cena, para que parezca que todo va perfectamente. Se llevan como el puto culo, les he visto gritarse y una vez se pegaron. Pero delante de sus amigos, todo va bien. Mi madre se emborracha, mi padre se va con sus amigos...¿Qué pinto yo allí?


 


—Nada. Tú pintas en mi casa, conmigo.


 


—Suena tan bien eso...


 


Max sonrió. David también y le hizo una seña para que se acercase.


 


—Yo creo que ese día nos podemos escapar de mi familia, compramos una botella de vodka, nos emborrachamos y follamos como locos... y luego cenamos como si nada hubiese pasado- le dijo susurrando para que nadie oyese. Max parecía triste pero le comentario le hizo reír— ¿Cómo te suena eso?


 


—Excitante —le dijo el chico con esa sonrisa perversa que le hacía preguntarse si el chico se daba cuenta de lo mucho que incitaba a pecar.


 


*********************************************************************


 


—¿Qué estabais haciendo para daros el lujo de llegar tarde de nuevo? —preguntó la directora con cansancio. Por lo visto, esa mañana bastantes alumnos había llegado tarde. Seguramente después de haber repetido esa frase seis veces en tan poco tiempo, estaba cansada.


 


David no abrió la boca. Sabía que Max podía arreglar eso, aunque conociéndole... seguro que respondía a esa pregunta de la manera más impertinente. Regina tomó dos pastillas para el dolor de cabeza de sobre la mesa.


 


—Estábamos follando —le dijo tranquilamente. David bajó la mirada avergonzado y a la vez, divertido. A Regina se le cayeron las pastillas al suelo por la sorpresa.


 


—¿Qué?¿Cómo? —dijo. Max sonrió.


 


—El cómo no me parece educado explicarlo —dijo con una sonrisa encantadora. David le miró porque disfrutaba observando como un vogeur la apariencia de alumno modélico de Max, un angelito con uniforme.


¿Quién iba a pensar que bajo esa fachada habitaba un demonio?


 


Regina se puso muy nerviosa.


 


—Bueno, no, claro, no me refería... —dijo atropelladamente. Tragó saliva —No me importa con quien hagáis esas cosas.... Pero no en horario de clases. Que conste que yo no tengo nada en contra de vosotros...


 


—¿Qué nosotros, señora? —le dijo Max frunciendo el ceño, se estaba haciendo el tonto— ¿Nosotros dos? ¿Los de nuestra clase? ¿Nosotros como colectivo? ¿Los hombres en general?


 


Regina tragó saliva de nuevo. Debía tener un enorme nudo en la garganta. 


 


—Yo... eh...Ya sabes, vosotros los...


 


—¿Maricas? —aventuró David. Max aguantó una risa. Pudo ver como apretaba los labios.


 


Regina le miró con cara sorprendida.


 


—Eh...no, yo no creo que esa sea la palabra que... —dijo y David se encogió de hombros. Regina se llevó una mano a la frente— Eh... venga marchad, no pasa nada. Pero no volváis a llegar tarde. Ahora no entréis a clase, ya va a acabar, id a la siguiente.


 


—De acuerdo —dijo Max sonriendo. Se marcharon de allí tan rápido como pudieron porque no quería. reírse en su cara.


 


—Pobrecilla —suspiró David— Casi le da algo de lo nerviosa que estaba.


 


—Lo que le pasa es que es un bruja reprimida —le dijo— Una vez denunciaron al centro por un problema con un chico gay, y desde entonces va con pies de plomo con ese tema para no ofender ni hacer discriminación.


 


—Pues por mí perfecto —le dijo David— Nos hemos librado...


 


—Eso de "marica" me ha encantado —le dijo Max sonriendo. Le pasó el brazo por los hombros y le acercó a él—, he podido ver como la bruja se ponía blanca.


 


Se fueron hacia su habitación así, y al pasar junto a la gente les miraban. David sonrió porque le gustaba estar con el chico. Era como salir con una estrella de cine, y aunque David no le quería por su dinero o su fama, la verdad era que estaba bien eso de ser popular. Sabía que levantaba las envidias de medio centro Porque acaparaba a Max solo para él. Y le gustaba.


 


—Voy a buscar un libro que necesito a la biblioteca —le dijo de pronto Max dejando de caminar- tenía que haberlo recogido hace días...Joder, que mala cabeza tengo.


 


Davd asintió. Max se marchó pasillo arriba. David se dirigía a la habitación solo pasando por los pasillos. 


 


Se sorprendió cuando la puerta de Nick se abrió. Se supone que estaba enfermo o algo así, por eso no había acabado la carrera. O eso al menos le dijeron.


 


Pero no parecía eso. Tenía cara de no haber dormido una hora entera, pero no de estar enfermo.


 


—David —le llamó el moreno. Se acercó. Nick no tenía buena cara, lucía unas ojeras que enmarcaban sus ojos oscuros, y tenía... expresión triste, atormentada.


 


—¿Qué ha pasado? —preguntó de inmediato. Estaba claro que le pasaba algo.


 


—No le digas nada a nadie —les dijo muy serio. Tanto que David pensó que debía ser algo muy grave— Promételo.


 


—Sí, sí, joder, está prometido —le dijo David preocupado.


 


Nick asintió y le dejó pasar.


 


Alex estaba durmiendo en la cama. No tenía camisa y podía ver su pecho amoratado, tenía arañazos y marcas por su piel.


 


Le habían dado una buena paliza para dejarle así. Tenía el labio partido tan hinchado como su ceja, que tenía sangre seca, y el pómulo amoratado.


 


A David se le encogió el estómago.


 


—¿Qué...? —empezó, pero no pudo acabar la frase. Estaba demasiado sorprendido.


 


—Tom —le dijo Nick como si solo pronunciar su nombre la asqueara. David le vio tomar aire para tranquilizarse— Se lo encontró y ese hijo de puta le hizo...


 


—¿Qué le hizo? ¿Le ha...? —la palabra se le atascó en su garganta seca. 


Nick asintió lentamente. 


 


—Mírale...—susurró Nick sentándose en la cama junto a Alex. David le notó tan triste que no supo qué decir— Ayer, en la competición... me lo trajeron así... Desde entonces no ha hecho nada. Solo llorar. Casi no habla, casi no come. No deja que nadie le toque... —le dijo a media voz. David tragó saliva. Vio como a medida que hablaba los ojos de Nick se humedecían— Estoy tan preocupado... tan asustado...


 


David se acercó e intentó pensar algo qué decir.


Pero en un momento como ese no encontró nada adecuado. Así que lo único que hizo fue suspirar y mantener la boca cerrada para no decir alguna tontería que le molestase.


 


Nick se limpió las lágrimas rápidamente, como si llorar le avergonzase y tomando aire pensase que se le pasaría, era un gesto que había visto algunas veces en Max. Digno de los chicos que habían sido criados oyendo que los hombres no lloraban.


 


—Por eso necesito tu ayuda  —dijo Nick controlando su voz, poniéndose serio— Es la primera vez que se duerme desde que está así, y quiero hablar con la directora. Pero no puedo dejarle solo... ¿Cuidarías de él?


 


—Claro que sí —le dijo David contento de poder ayudar en algo. Nick se puso en pie— Ve tranquilo... yo le cuido.


 


—Muchas gracias —le dijo sinceramente. David negó, pero Nick se acercó— No, de verdad, David... Gracias. Te aseguro que volveré antes de que se despierte.


 


David asintió y Nick se fue hacia la puerta. David dudó, pero se apresuró a detenerle. Le tomó del brazo.


 


Nick le miró.


 


—Nick, siento mucho todo esto...—Su voz sonaba estúpida con aquel nudo de lástima. Nick apartó la mirada.


 


—Lo sé —le dijo y antes de marcharse le dio un beso cerca de la comisura de la boca.


Donde no se sabe si es labio o mejilla.


 


Y se marchó muy a prisa. David se sentó en la cama de Nick, mirando a Alex.


 


Pobre chico...


 


Parecía estar teniendo una pesadilla. 


 


Maldijo a ese tal Tom, ¿Qué clase de pedazo de cabrón podía hacer algo así a alguien como Alex?


 


Estaba claro que no se podía ir por el mundo dándole palizas a la gente, pero Alex... a él menos.


Era como pegarle a un niño ciego, tetrapléjico y mudo, como intentar matar a un cachorrito de labrador, solo con pensar en hacerle cosas malas a ese niño se debería mandar a esa persona a las llamas del infierno.


 


Alex gimoteó entre sueños y se despertó dando manotazos a su alrededor, y gritando "Suéltame". 


 


David se apresuró a agarrarle las muñecas antes de que se hiciese daño. Alex gritó y se apartó de él cuanto pudo.


 


—¡NO ME TOQUES! —gritó el rubio. David le soltó de inmediato. Vio como al chico se le escapaban unas lágrimas. Temblaba por los sollozos y se tapaba la cara— No me toques....


 


—Alex, no iba a hacerte daño —le dijo con suavidad— Tranquilo...


 


—¿Y Nick? —susurró abrazando su almohada.


 


—Viene en un minuto —le dijo, sabía que le estaba hablando como si fuese un niño pequeño asustado... pero es que era eso lo que parecía, tan frágil y asustado, con su rostro cansado de llorar... su actitud ausente— Ha salido un momento, pero ya estará aquí.


 


Alex no se movió, se quedó pensativo mirando hacia la ventana. David le vio llorar en absoluto silencio, sin decir nada. Tenía ganas de ayudarle, no sabía como...En casos en los que alguien estaba triste bastaba con un abrazo, ¿no? pero no podía tocarle.


 


Entonces Alex le miró fijamente, demasiado como para no sentirse incómodo. Unos de sus ojos estaba lleno de sangre. 


 


La puerta se abrió. Era Nick, que cerró la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido. El moreno se acercó. David vio como Alex apartaba su mirada de él. 


y cuando miró a Nick, y podría haber jurado que vio como sus ojos brillaban un poco más, como con más vida.


 


Alex se apartó, dejando sitio para Nick. Y así, sin decir ni una palabra, le dijo que se tumbase con él.


 


Nick obedeció. Se sentó a su lado y le abrazó con ademán protector.


Alex apoyó la cabeza en su pecho con los ojos cerrados. 


No se decían ni una palabra, y sin embargo se entendían. Alex respiró hondo y se acomodó entre sus brazos.


 


David sintió que allí sobraba, porque ese era uno de esos momentos en que se notaba lo mucho que esos dos se querían y él no quería molestar.


 


—Me voy a buscar a Max —dijo. Nick asintió mirándole con agradecimiento. Antes de cerrar la puerta vio como Alex se giraba hacia Nick, para mirarle a la cara con devoción. 


 


********************************************************************


 


David se quedó un poco mal después del rato pasado con los chicos, pensó en Max.


 


Max no le abrazaba de esa manera, porque era demasiado bruto.


Quizá a veces no se notaba tanto que estaban juntos... a veces no parecían más que amigos, y otras veces se devoraban en medio del pasillo... frente a todos, y en esos momentos David se sentía un poco avergonzado y a la vez, increíblemente excitado.


David había descubierto que era un enorme exhibicionista.


 


Fue a buscar a su novio. 


Max era complicado. Pero él sabía entenderle. Aunque a veces fuese demasiado irritante, arrogante, obstinado, y aunque diesen ganas de pegarle un puñetazo.


Le quería.


Y nunca había querido a nadie. Era extraño querer a alguien tan.... tan Max. Bajo todo eso que intentaba aparentar se escondía el chico frágil y solitario, el chico que le había hecho decir en voz alta "me gustan los chicos". El que se burlaba de las situaciones dolorosas y luego lloraba en soledad.


El rey del sexo. Pero eso era quizá lo peor. Estaba claro que las noches de polvos interminables y salvajes eran estupendas. Pero pensar que medio instituto echaba de menos tenerle entre las piernas y que le intentaban seducir no era agradable. Porque sabía que Max no era de piedra.


 


Fue a la biblioteca y no le encontró. Se acercó a una chica de primero que estaba sentada allí leyendo un libro y tomando apuntes. 


 


—Hola —le dijo para llamar su atención. La chica le miró con los ojos muy abiertos y se abrió la boca sorprendida— ¿Has visto por aquí a Max?


 


Ella asintió. Parecía muy incómoda y se tensó asustada. 


 


—¿Sabes dónde puede estar? —le dijo pensando si la chica era muda. Ella asintió de nuevo— ¿Me lo dices?


 


—Se acaba de ir con una chica —dijo ella nerviosamente. David frunció el ceño.


 


—¿Con quién?


 


—No lo sé, era una morena... yo... no quiero problemas.


 


—¿Por qué ibas a tener problemas? —le preguntó suavemente— Solo dime que ha pasado.


 


—¿Tú eres....eres David? —le preguntó ella con cara de profundo arrepentimiento. Seguramente en ese momento se estaba maldiciendo por haber dicho eso. Asintió— ¿El novio de Max?


 


—Si, por ahora.


 


—Esa chica llegó cuando el estaba aquí, hablaron.... Ella se reía demasiado alto. Se fueron juntos.


 


—Gracias —le dijo y salió de allí.


 


Celos. Él celoso. Odiaba ser tan desconfiado, sentía que no estaba bien no confiar en Max, pero sabiendo como era el chico, no podía evitarlo. 


Suspiró. Habían hecho un trato, un trato jodidamente importante. Seguro que no iba a acostarse con ella... porque... ¿y él?


 


Muy enfadado consigo mismo por ser un celoso, montarse historias antes de que sucediese y con Max por ser tan poco confiable, se fue a buscarle. Solo para ver donde estaba...


 


Se obligó a pensar que no tenía porqué estar pasando nada porque Max se llevaba bien con casi todas las chicas de ese lugar (demasiado bien, en realidad) Tenía derecho a tener amigas.


 


Caminó sin rumbo durante un rato. Y sin darse cuanta acabó en los vestuarios, iba a salir de allí, pero se le fueron las ganas.


Podía oír el ruido de una de las duchas encendidas. Se miró al espejo.


 


Debía aprender a confiar en él.


 


—¿Celoso? —le preguntó una voz lacónicamente, una voz algo ronca y con un acento que conocía bien.


¿Qué coño hacía Dante allí? ¿Es que esa mañana no había ido a clase un puto alumno o que?


 


—¿Qué te hace pensar eso? —le dijo con voz demasiado agresiva y seca como para que sirviese para negarlo. No se giró para mirarle. Pero sabía que él era el de las duchas, y que le estaba mirando por encima del muro que separaba la zona de duchas con lo demás.


 


—Tienes la misma cara que yo. 


 


David se giró entonces. Y se acercó. Dante desapareció mientras se acercaba lentamente.


 


Se asomó y vio a Dante bajo el agua. Desnudo. Mojado. Mirándole. Y se sonrojó.


 


—¿Estas celoso? —le preguntó David. Dante asintió.


 


—Me muero de celos. Me desgarran... y me voy a volver loco. Mas o vai-se a Paris porque sou gilipollas e odeia-me demasiado como para ver que lhe quero. Que nos precisamos para viver, mas sou tonto e bruto e tudo a faio mau...e odeio-me por incomodar todo o que toco.


 


David se quedó sorprendido. Le gustaba la formar de hablar de Dante cuando hablaba su idioma, tan rápido que apenas se entendía algo.


 


—Lo primero lo entendí —le dijo con un mohín de mano— Lo último...París, gilipollas, tonto, y que tocas algo.


 


—Exacto —le dijo Dante— ¿Y tú?¿Estás celoso por Max?


 


—No estoy celoso —gruñó. Dante rio con amargura— Es que... no me gusta desconfiar de él, Max...


 


—Max te quiere —le dijo Dante con un chasquido disgustado de lengua. Se sentó en un banco después de cerrar la ducha. David le miró acercándose dispuesto a ingresar en el club de celosos anónimos. El ambiente estaba caliente, demasiado para su gusto. Se sentó a su lado— Pensaba que me odiabas demasiado...


 


—Claro que te odio —le dijo muy serio— Quiero decir, que lo que hiciste no estuvo bien. ¿Lo sabes? Eso de follarte a la gente que esta con otra gente....


 


—Soy mierda andante — le dijo con amargura- Todo lo hago mal, y sí. Lo sé.- David se quedó en silencio un momento. Y ninguno de los dos dijo nada durante ese rato, hasta que Dante abrió la boca— Max es bueno...


 


David le miró sorprendido. Claro que Max era bueno, Max tenía la fama que tenía por algo. Pero no le gustaba que Dante se lo dijese.


 


—Lo sé —le dijo bastante seco.


 


—El fue el primero en... —le dijo como pensativo— Pero ahora puedo compararle con otros, es jodidamente brillante. Un artista.


 


—Lo es —le dijo David, no podía negar eso. Se puso colorado— yo no tengo con quien comprarle, pero la verdad es que se siente bien... Por eso me jode pensar que tanta gente quiere llevarle por el mal camino. Tú mismo, no me niegues que te aprovecharías.


 


—Sin dudarlo un segundo —le dijo— ¿Porque la fidelidad es tan importante?¿No es mejor estar juntos a pesar de compartirle y divertiros los dos?


 


—Yo le pedí que fuese solo para mí—le dijo David mirando a sus pies— y si de verdad me quiere lo hará...


 


—Así que la fidelidad es directamente proporcional al amor...—susurró Dante— Que tontería, Eu lhe quero muito e vou acostandome com todos, Isso o que lhe passa. cre que não lhe quero. Mas  que ele não entende que não e to facil...


 


David suspiró.


 


—Deja de hablarme en portugués, no se si me estas insultando o me estás declarando tu eterno amor...


 


—Las dos cosas —le dijo bromeando y eso aligeró el ambiente bastante.


 


David le miró por el rabillo del ojo. Dante era atractivo, sí, y tenía un magnetismo extraño.


 


Él también le miraba y apartó la mirada un poco colorado. Dante, en cambio, siguió mirando su cuerpo de arriba a bajo tranquilamente.


 


—Antes no entendía porqué Max renunciaba a todo ese placer por ti... —le dijo— no te ofendas. Tienes la cara redonda. 


 


—Tarde para eso —le dijo secamente. ¿Que no se ofendiese? Le estaba ofendiendo de lleno. 


 


—Es que eres...—le dijo y pasó un dedo por su hombro, hasta bajarlo por el brazo— dulce... ahora lo entiendo. A Max le gustas porque le haces mejor persona... le das paz. Ahora que te miro bien, eres mono. Sí...


 


David se empezó a sentir incómodo y muy nervioso. Pero no se movió.


 


—¿Se puede saber qué haces con ese dedo? —le preguntó sintiéndose cada vez más nervioso y... y caliente. 


 


¡Maldita sea!


 


—Te toco —le susurró— ¿No lo ves?


 


—¿Es que pretendes llevarte al catre a los dos? —le dijo David apartándose un poco.


 


—Yo quiero llevarme al catre a todo el mundo —le dijo— Incluso a ti.


 


—Pues no.... —le dijo, se acordó de cuando Max intentaba hacer lo mismo y él le rechazaba con tan poca fuerza— Fóllate a otro.


 


Dante se apartó de golpe y le dio un puñetazo al bando donde se sentaban. Parecía enfadado y David dio un bote. 


 


—Eso intento, quiero follarme a otro. Pero tampoco me deja...Cambiemos de tema.


 


—¿Cómo está tu hermano? —propuso el tema David casi sin pensar. Dante le fulminó con una mirada de las más mortíferas de la historia.


 


—Bien —le dijo demasiado seco— Quiere cambiar de habitación, ¿Lo sabías? No soporta dormir en el mismo sitio que yo... se ha cambiado con el compañero de habitación de Greg —le dijo pronunciando el nombre con cara de asco— Me cambia por su asiático kawaii y me da a cambio un chaval reprimido, lleno de granos y flaco como un palo....


 


David frunció el ceño. Celoso. Dante estaba DEMASIADO celoso. Celos por que Ryan estuviese con Greg y no le prestase la atención que antes recibía. Antes Ryan estaba siempre tras él, a su sombra, siendo su perrito faldero. Ahora el chico tenía más confianza en sí mismo para formarse su propia vida. Podía vivir sin su hermano.


 


—Ryan parece feliz.


 


—No lo es —dijo Dante más serio aún, si era posible— Porque le conozco...


 


—¿De verdad? Yo creo que nadie conoce de verdad a Ryan.


 


—Yo sí —le dijo él cada vez más enfadado— ¿Y tú?, ¿Crees que conoces a Max?, Seguro que se está tirando a alguien mientras hablamos, vendrá diciéndote que ha estado en la biblioteca.... O alguna historia.


 


David le empujó saltando del asiento dispuesto a pegarle un guantazo, y Dante también se puso en pie para recibirlo en alto. Le empujó de nuevo hasta acorralarlo contra la pared. 


 


-¡Cállate!- le gritó. Dante parecía contento de haber causado esa reacción y de pronto, tan rápido que no tuvo tiempo de apartarse, le besó. David actuó por impulso, por pura naturaleza. Su cuerpo actuó solo... y devolvió el beso. Y se dio cuenta de que estaba muy cerca del desnudo cuerpo de Dante.


 


Y que Dante no besaba nada mal...


 


Y también se dio cuenta de que no hacía ni una hora de que se había acostado con Max y sin embargo estaba caliente... se estaba volviendo como ellos. Su cuerpo se lo pedía.


 


Algo le gritaba al oído. Sexo, Sexo, Sexo y él no era sordo.


 


Pero Max...


 


Dante era bruto. Estaba acostumbrado a la poca delicadeza de Max, a la rudeza, a lo animal. Dante era incluso más bestia, más... salvaje. Eso era lo que no conseguía entender, el extraño magnetismo, Era salvaje como un animal... la promesa de un señor polvazo.


 


Pero no un polvazo estelar. Esos eran de Max.


 


Max. Sexo. Max. Sexo. Max. Sexo. Max. Sexo..... Max.


 


Se apartó de él haciendo un enorme esfuerzo.


 


—No vamos a follar —le dijo muy serio. Dante suspiró.


 


—Te tenía tan cerca... —le susurró resignado.


 


—¿Cómo de cerca?— preguntó una voz más grave, esa voz resonó por el vestuario entero. David sintió que se le apretaban las tripas.


Max estaba allí.


 


Dante se puso en pie y se acercó tranquilamente.


 


—Esto es algo de enamorados... mejor me voy —dijo al pasar por su lado. Max miraba a David, no a Dante. 


 


Y David se puso nervioso.


 


—No... no... —balbuceaba intentando explicarse— yo...


 


—¿Ibais a follar? —le preguntó Max muy serio.


 


—Sí —le dijo David sinceramente— hasta que yo le dije que no...


 


—¿Por qué?— le preguntó sin cambiar su expresión.


 


—Porque no paraba de pensar en ti...— le dijo— en nuestro trato...—Max no hizo ni dijo nada, ni siquiera mostró ninguna emoción. David se acercó— No te enfades, por favor. No he roto el trato, no lo he hecho...¿Quieres que te pida perdón?


 


—Sí. 


 


—Perdóname —rogó. Max sonrió y negó con la cabeza.


 


—Con eso no basta —le dijo ya no parecía tan enfadado.


 


—¿Te lo pido de rodillas? —le dijo sintiéndose aliviado con esa sonrisita pícara que Max lucía en sus labios. Definitivamente no estaba enfadado.


 


—Si te arrodillas frente a mí no será para pedirme perdón... —le dijo con toda la picardía posible en una frase. David enrojeció y pecó en el noveno mandamiento. 


 


—Eres un calienta pollas —dijo sonriendo también. Max asintió.


 


—Puede...


 


—¿Por qué no estás enfadado?


 


—Porque yo me he ligado a una chica y.... —le empezó a contar muy tranquilo. David le miró fijamente— No me la he tirado, iba a hacerlo, pero no lo hice...


 


—¿Por qué?


 


—Porque no paraba de pensar en ti...—le dijo repitiendo sus mismas palabras— en nuestro trato...


 


—¿Y si olvidamos este pequeño... desliz?


 


—Me parece perfecto.


 


En ese momento el timbre sonó. Era increíble todo lo que podía suceder en una hora....

Notas finales:


El siguiente será TODOS.


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