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Fiebre por starsdust

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Notas del capitulo: En este capítulo hay mención a quien en Lost Canvas corresponde al guardián de Géminis. Lo que recomiendo es que lean la parte del manga sobre el pasado de los gemelos de Lost Canvas (capítulo 152-153) para entender mejor, y si no, yo lo explicaré bien al final.

Acá están los capítulos sobre los gemelos:

152: http://submanga.com/Saint_Seiya_The_Lost_Canvas/152/51212

153: http://submanga.com/Saint_Seiya_The_Lost_Canvas/153/51202
Milo.

Al descender, Milo comenz a sentir un plpito de turbacin; saba que Libra estaba fuera del santuario en una misin junto con Aries, que Asmita estaba donde el patriarca, que el templo de Leo no tena an guardin. A medida que travesaba estos tres templos su cosquilleo interno se volva cada vez ms intenso cuanto ms se acercaba a Cncer. En su camino iba recordando algunas de las cosas que Asmita y Dgel haban sealado acerca de los guardianes de los templos.

"No te dejes intimidar por Manigoldo de Cncer, sguele la corriente y s descorts con l si no quieres levantar sospechas. Es el discpulo del patriarca, y aunque pueda actuar como un nio grande es muy perspicaz."

Habiendo conocido a su custodio en circunstancias poco felices, esperaba poder arreglar por s mismo el problema que haba iniciado antes de que se fuera de control. Al mismo tiempo, una parte de s deseaba que no hubiera nadie en el templo, pero por desgracia no era as. Manigoldo lo vio acercarse y se cruz de brazos, en pose provocadora. En realidad, Milo no estaba seguro de si deba pedir permiso o seguir adelante sin dar explicaciones, pero cuando eligi hacer lo segundo, la voz de Manigoldo lo hizo detenerse.

-Pero miren a quin tenemos aqu. Parece que alguien quiere atravesar mi templo haciendo de cuenta que soy invisible...

Manigoldo se apareci ante Milo sin darle tiempo a reaccionar, parndose frente a l tan cerca que Milo pudo sentir su aliento.

-Permiso -murmur Milo, aunque sin evitar la mirada de Manigoldo.

-Te recuperaste rpido del "veneno"... ser que Dgel es tan buen enfermero? -pregunt Manigoldo sonriendo, acercndose tanto que Milo debi dar unos pasos atrs.

-Qu quieres? Pelear? No vengas con rodeos -dijo Milo levantando la voz al recordar el consejo de Asmita.

-Si quisieras pelear conmigo no tendras ninguna oportunidad -ri Manigoldo, para molestia de Milo, que empezaba a sentirse cada vez ms tocado en su orgullo-. T sabes lo que quiero. La verdad.

En realidad, Milo haba pensado en una excusa para enmendar el tema que haba quedado pendiente, pero la actitud de Manigoldo le result tan irritante que la idea de intentar ganar su favor le dio asco.

-Averguala si eres tan capaz como dices ser -dijo Milo a modo de desafo olvidando todas las precauciones, alejndose del templo con los puos apretados. Manigoldo se prometi silenciosamente que as sera, aunque esta vez lo dejara ir. Sonri con complacencia mientras vea a Milo alejarse con direccin a Gminis.

"Aspros de Gminis es uno de los mayores del santuario, y tambin uno de los ms respetados y poderosos."

Milo se detuvo ante las puertas del templo de Gminis antes de avanzar. La idea de conocer a su custodio le produca tanto expectacin como nerviosismo. En el lugar de donde vena, Saga de Gminis haba desaparecido haca aos y su templo estaba vaco. Tena recuerdos de ese hombre. Cuando era nio aquella era una persona a la que admiraba, alguien bondadoso y fuerte, que sonrea pacientemente cuando Milo se arrojaba a sus brazos y le peda que contara las viejas historias de los dioses y hroes griegos. Alguien que hablaba su mismo idioma y que lo entenda. Alguien a quien extraaba.

Y como surgido de una hermosa visin que se abra paso a travs de su memoria, all estaba Gminis, a quien llamaban Aspros. Radiante y esplendoroso como el Saga que recordaba, o como lo que Saga hubiera llegado a ser de estar an en el santuario, un hombre joven maduro y deslumbrante. Milo se qued inmvil en el lugar donde estaba, sintindose de repente como si fuera de nuevo un nio de siete aos. Aspros sonri.

-Buenas tardes -dijo con voz cordial.

Milo dud sobre qu hacer a continuacin. En parte quera quedarse, conocer a esta persona, pero sinti que no era lo adecuado y se oblig a despertar de la especie de somnolencia en que estaba cayendo.

-Quera pedir permiso... para atravesar el templo.

-Claro -dijo Aspros hacindose a un lado. Milo avanz, mirndolo disimuladamente por el rabillo del ojo, sin querer perderlo de vista, pero se detuvo cuando el otro volvi a hablar-. Ests bien?

Tragando saliva, Milo se sinti sitiado. Intent hablar con normalidad, aunque probablemente su tono lo delatara.

-S... pero debo irme.

Aspros asinti y Milo apur el paso, queriendo dejar atrs el templo lo ms pronto posible, temiendo cometer un error, pero justo antes de salir se dio la vuelta al sentir que algo le pisaba los talones. Haba podido verlo apenas, movindose fuera de su alcance, algo que se escapaba de su rango visual pero estaba presente.

Una sombra...

Sacudi la cabeza como si con ese gesto pudiera alejar la sensacin de inquietud que lo acosaba, y sigui su camino hacia el siguiente templo.

"Con respecto a Aldebarn de Tauro, ten en cuenta que l intentar conversar contigo, y que debes tener cuidado con lo que dices si no quieres que todo el santuario termine sabiendo."

Era comn que los santos adoptaran un nuevo nombre en el santuario, y en el caso de Tauro, sus guardianes tenan por costumbre tomar el de la estrella ms brillante de su constelacin protectora. Esa era la razn, como haba explicado Asmita, de que Aldebarn se llamara igual que el Tauro del siglo XX, aunque su nombre real era Rasgado.

Lo primero que not al acercarse al templo fue el bullicio. Las risas llegaban desde lejos, y pertenecan a un grupo de aprendices que se aglomeraban alrededor del enorme taurino, que sonrea complacido.

-Lo hicieron muy bien hoy! Pero maana mejoraremos, verdad? -dijo Aldebarn.

-S! -respondi un alegre coro.

Milo sonri. Aldebarn not que estaba all y se dirigi a l de inmediato.

-Tenemos visita! -exclam.

-No, yo solamente quera... -intent replicar Milo.

-Cmo ests? Escuch que estabas enfermo. Es cierto?

-Estoy bien...

-En serio? No s, yo te veo un poco plido -dijo Aldebarn poniendo una mano sobre el hombro de Milo.

-Tengo que seguir mi camino, puedo atravesar tu templo?

-Claro. Adnde vas? Si se puede saber, claro.

-A entrenar -contest Milo, esperando haber sonado suficientemente sincero. Aldebarn lo mir con suspicacia, pero finalmente se apart.

-El entrenamiento es lo que nos vuelve ms fuertes. Supongo que querrs recuperar el tiempo que perdiste cuando no podas hacerlo, verdad? As que me parece muy bien.

-Dije que estoy bien! -repiti Milo antes de seguir su camino. Mientras se alejaba escuch un cuchicheo que le hizo parar la oreja.

-El seor Escorpio me da miedo, es quien te dije que la otra vez me molest... -escuch decir a un nio en voz baja.

-Shhh, que te va a escuchar! -dijo una muchachita.

-Bueno, bueno. Despus me cuentan mejor. Tan importante como el entrenamiento es el descanso, as que descansen bien hoy para estar ms fuertes en el entrenamiento de maana... -intervino Aldebarn.

Las voces quedaron atrs y Milo lleg al silencioso templo de Aries. Su guardin era quien se convertira en el patriarca en su tiempo, Shion. Asmita era el nico a quien le haba revelado esto, al contarle sobre su vida en el santuario del presente, cuando an lo tomaban por loco.

Ms tarde, al darse cuenta del significado de aquello, el virginiano le haba pedido que no le dijera a nadie acerca del futuro y mucho menos de las dos personas a quienes Milo haba sealado como legendarios sobrevivientes de esa poca, Libra y Aries. Pero an as, Milo deseaba haberse podido encontrar con ellos y conocerlos como haban sido entonces, jvenes guerreros no diferentes de l mismo.

Se termin de escabullir del santuario y lleg al pueblo de Rodorio, que conservaba mucho de lo que l recordaba. No quera que lo vieran; en Aries haba guardado su Cloth en la caja y se haba vestido con ropas normales que haba tomado antes de salir de su propio templo. Se desliz con rapidez entre las callejuelas, hasta llegar a los lmites del pueblo, donde saba que haba un pequeo lago, o al menos as era en el futuro.

Se sinti aliviado de encontrarlo all, y busc un rbol bajo el cual sentarse para estar solo. De repente ms que nunca deseaba no tener otra compaa que s mismo, porque desde el momento en que haba llegado all haba estado siempre acompaado por otros que le dictaban lo que deba hacer, algo que Milo detestaba.

Se recost en un hueco que formado por el tronco del gran rbol y cerr los ojos. A travs de sus prpados poda igualmente sentir la luz que se filtraba con suavidad a travs de las hojas, y el rumor del agua lo adormeci llevndolo a otro lugar, una tierra cubierta por la nieve. Siberia. Dgel estaba a cierta distancia de l, sobre una colina helada, y l se estaba impacientando. No, no se trataba de l, sino de Kardia.


-Dgel, ests seguro de haber tomado la direccin correcta? Mis dedos se congelarn antes de llegar a Bluegrad -oy preguntar.

-Clmate y acrcate, Kardia. Ya sabes por qu Atenea me encomend esta misin. Fue porque yo crec en esta tierra de hielo.

Kardia sonri, deleitndose ante el magnfico aire que Dgel presentaba en ese momento. Siguiendo su consejo, se arrim hasta llegar a su lado.

-Exactamente, te la dio a ti, no a m. Se puede saber por qu estoy aqu tambin?

Dgel no contest, y Kardia no esperaba que lo hiciera. Saba la razn, aunque Dgel no se atreviera a mencionarla en voz alta. El acuariano se vea ensimismado, con sus ojos fijos en el desierto blanco que se extenda interminablemente ante ellos. Kardia aprovech el momento para buscar un recoveco en la armadura de Acuario por donde deslizar sus manos hasta encontrarse con la suave piel del otro, que fue tomado por sorpresa.

-Kardia...

-Me pediste que me acercara, o no? Decdase, seor. Quin lo entiende, si no? -susurr Kardia, rozando con sus labios la nuca de Dgel mientras hablaba. Dgel no lo rechaz, pero habl con voz impasible.

-Cuando lleguemos tendrs que comportarte... lo entendiste, verdad?

-Comportarme? Por qu, si no qu me hars? -pregunt Kardia. Dgel se dio la vuelta, y lo call con un beso intenso. Kardia correspondi al gesto con ardor y dej que el intercambio le devolviera el calor a cada rincn de su cuerpo, olvidando que estaban en Siberia, un lugar inhspito donde el invierno era eterno.

-Recuerda la misin.

-Descuida, Dgel... Tengo un buen presentimiento sobre todo esto. Mi corazn me lo dice... el oponente que siempre haba deseado espera por m. Puedo sentirlo, el momento se acerca. La persona que encender la llama de mi corazn!

-No hagas cosas irreflexivas, Kardia... No vinimos aqu para morir... -dijo Dgel, tomando a su compaero por las mejillas y apoyando su frente sobre la de l-. No quiero que mueras -agreg en un susurro.

-Eso es ridculo. Cundo aprenders que no puedes tener control sobre todo lo que pasa? -respondi Kardia sonriendo-. Todos mueren.



Milo cay fuera del sueo de improviso, abriendo los ojos para encontrarse encandilado por un rayo de sol que le daba directamente en la cara. Se incorpor, un poco confundido por lo que haba visto. El sueo le recordaba a los que haba estado teniendo antes del cambio, pero este haba sido mucho ms claro e intenso. Se llev una mano a sus labios, que se sentan tibios pero vacos. Volvi la cabeza mientras se acomodaba y el corazn le dio un vuelco al ver que no estaba solo: haba una sentada nia cerca de l.

-Disculpa! Te asust? -pregunt la nia en voz baja-. Te ests escondiendo, verdad?

-Eh? Escondindome...?

-No te preocupes, no dir nada, Kardia. Pero promteme que t tampoco dirs que me viste.

Extraado por la familiaridad con la que le hablaba la nia, Milo se pregunt quin podra ser. No conoca a nadie que se le pareciera y no crea que fuera buena idea preguntarle, por lo que esper que ella le diera algn indicio.

-Entonces... de qu te escondes? -pregunt. La nia suspir, mirando hacia el cielo pensativa.

-Supongo que hay veces en que todos queremos estar un poco lejos de todo y olvidarnos de quin se supone que debemos ser.

-S, es cierto... -respondi Milo, sintindose identificado con las palabras.

-A ti te pasa igual, es por eso que ests aqu? -pregunt la nia con curiosidad.

-S... ms o menos... aunque al mismo tiempo quisiera que todo volviera a ser de la manera que sola ser. Volver el tiempo atrs. -Milo se sorprendi a s mismo diciendo ms de lo que haba planeado, y para peor, dicindoselo a alguien que no tena idea de quin poda ser.

La nia se acerc al escuchar esto, y sus ojos brillaron con ternura. Puso una de sus manos sobre la de Milo, que sinti una energa dulce y amable recorrer su cuerpo, trayendo tranquilidad a su corazn.

-Puedo entender eso. Pero a veces para llegar a determinado sitio debemos recorrer ciertas rutas, que aunque puede que sean escabrosas por momentos, terminan por llevarnos adonde estamos destinados a estar. Hay ocasiones en que por intentar entender lo que nos llev a un lugar, nos perdemos de apreciar el camino -dijo la nia con suavidad. Milo asinti, an sin entender la emocin que lo invada. De repente la nia se dio la vuelta, como si hubiera escuchado algo-. Es hora de volver. Recuerda que este ser nuestro secreto, t nunca me viste! -susurr con una risita antes de desaparecer entre los arbustos.

Milo intent comprender la sensacin de paz y alegra que le haba producido el encuentro con esa nia desconocida. Se llev una mano a la cara, atnito al descubrir las lgrimas que cubran sus mejillas. Senta que un peso haba sido levantado de sus hombros, pero no entenda la razn. No saba que acababa de encontrarse con la diosa a la que serva, Atenea.

Se acerc a la orilla del lago para lavarse la cara, y por un segundo vio sobre el agua algo extrao en el reflejo de la copa del rbol. Una figura que se vea humana. Se volvi de inmediato, fijando la vista en las ramas, buscando un ngulo donde no le diera el sol. Haba tenido la impresin de a ratos de que alguien lo segua. Cada vez se haba asegurado de estar solo, terminando por no encontrar rastros de nadie ms, por lo que crey que era su propia mente jugando con su inseguridad. Sin embargo, ahora estaba seguro de que no era as. Alguien lo observaba.

-S que ests ah. Sal y enfrntate! No seas cobarde! -exclam Milo, disgustado. No recibi ms respuesta que el silencio. Ya no era capaz de ubicar la posicin de la sombra. Crey conveniente alejarse del lugar, pero al darse la vuelta vio que el intruso haba salido de su escondite, y estaba parado justo frente a l. Milo contuvo el aliento.

Se trataba de un joven robusto, vestido con ropas simples, y con la cara cubierta por una mscara cruel que dejaba entrever su mirada incisiva. La visin le impresion, descolocndolo, y el muchacho lo not inmediatamente.

-Cre que queras enfrentarme.

-Quin eres t...? -pregunt Milo.

-Quin soy yo? -fue la respuesta del otro, dicha de una manera que le hizo a Milo preguntarse si acaso haba cometido un error por culpa de su precipitacin. Qu tal si Kardia conoca a esta persona? Qu tal si acababa de hacer algo que lo dejaba en evidencia como el fraude que era?-. Sera ms adecuado preguntar quin eres t.

-No lo sabes, acaso? -pregunt Milo, tanteando el terreno.

-No lo s? T dime si lo s o no.

-Soy Kardia de Escorpio... ests jugando conmigo?

-Est bien. No era mi intencin mostrarme ante ti, de todas maneras -dijo el muchacho, dndole la espalda-. Tu secreto est a salvo, "Milo".

Escuchar su nombre viniendo de una persona que no se pareca a nadie que le hubieran mencionado ni nadie a quien conociera hizo que Milo se sintiera vulnerable y desprotegido, pero intent mantener la calma.

-Espera! -exclam. El intruso se detuvo, dispuesto a escuchar-. Cmo sabes eso? Y quin eres t?

-Por qu querras saber quin soy yo?

-Por qu no...?

-No soy nadie... -comenz a decir, pero despus de reflexionar unos momentos decidi cambiar su respuesta-. "Defteros".


Continuar :P
Notas finales: Este capítulo está centrado en la parte de LC porque de haber hecho la parte de Kardia hubieran pasado dos cosas:

a) Se hubiera vuelto kilométrico
b) Hubieran pasado DEMASIADAS cosas en un mismo capítulo

Así que Kardia vendrá en el próximo capítulo.

Quería que Milo se encontrara con Sasha, la Atenea de LC, y finalmente para evitar problemas por el tema del cosmos y de que no hay Atenea en el santuario de Milo aunque él cree que sí, decidí hacerlo de esta manera, sin que Milo supiera quién era la persona con quien se encontraba.

También incluí a Géminis, ahora que su situación en LC está más clara. Aspros era el santo de Géminis (capítulo 151), y Defteros era su gemelo, que vivía escondido de todos con su rostro cubierto por una máscara, por ser considerado una persona peligrosa que había nacido "bajo la estrella del conflicto" (capítulo 153). Me alegré MUCHO no haber mencionado a Géminis antes. Había querido incluir a Defteros, pero algo no me cerraba y por eso no lo hice antes.

Con respecto a quien seguía a Milo, me decidí por Defteros porque en el manga él parecía estar dando vueltas por el santuario escondido como una sombra, así que me pareció adecuado XD

El título de este capítulo... la palabra "contrarreflejo" es un neologismo que a veces se utiliza a pesar de no ser un término reconocido, y no estaba segura de usarlo, pero cuando hice una búsqueda lo que me convenció fue encontrar un poema titulado así, que decía:

"Hablo desde el reflejo de la sombra. No tengo nombre, todo
nombre oculta una voluntad y un despliegue de alas oscuras.
Carezco de apego al mundo, porque en esta ruta es previsible
el dolor y el engaño."

(Ángel R. Nungaray)


¡Parece que lo hubiera escrito Defteros! Me pareció tan adecuado que me decidí usar la palabra nomás XD

Por último, una aclaración del nombre de Defteros, repitiendo algo que dije en otro lado:

Deuteros es una manera de escribirlo que eligen algunos traductores, un tipo de spelling posible. Así como algunos ponen Atenea, pero otros ponen Athena, y algunos ponen Sisyphus mientras que otros ponen Sísifo.

En japonés está escrito con una sílaba que refleja que hay una F en la palabra. "DeUteros" tiene que ver con la raíz griega que significa "segundo" en antiguo griego. En griego moderno, Defteros, con F, como aparece escrito en katakana (el tipo de alfabeto japonés que se usa para escribir su nombre), significa, literalmente, "segundo".

Esto también se lo pregunté a una chica griega que conozco, le escribí las dos palabras y le dije que me dijera si alguna significaba algo para ella. Eligió "Defteros", diciendo que significaba "el segundo". Sin embargo, algunos eligen adaptar esa palabra al escribirla en español, escribiendo "deuteros", aunque el nombre se lee "defteros". "Defteros" fue lo que la chica griega identificó al toque, por corresponderse con el sonido.

Pero incluso así, algunos diccionarios griegos transcriben la palabra "segundo" como "deuteros" y otros diccionarios como "defteros".

Yo me inclino por Defteros porque los símbolos que se usan en japonés al escribir la palabra se corresponden con la manera de escribirlo con F y no con U. Sin embargo, eso no invalida la opción "Deuteros". Eso sí, tengan en cuenta que "Defteros" es la manera en que suena, lo digo porque lo escuché dicho por una griega... y porque fue la manera de escribirlo que ella identificó"

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