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No puedes comprar mi amor por zandaleesol

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Título: “No puedes comprar mi amor”


Personajes: Harry Potter/Draco Malfoy


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de propiedad de J.K. Rowling, sólo los tomo prestados para divertirme con ellos, no percibo ningún beneficio económico.


Advertencia: Post Deathly Hallows, sin Epílogo. Esta historia comienza a desarrollarse justo cuando faltan dos días para el primer aniversario del enfrentamiento final entre Harry y Voldemort.


Capítulo 15. Esa primera noche


&&&


Era casi las diez cuando Draco y Harry dejaron a de los Tyler para regresar a la casa. La buena conversación, la exquisita cena de Sylvia y un buen vino habían contribuido para que los dos muchachos relajaran la tensión de ese largo y difícil día. Sin embargo, apenas cruzaron el umbral de la casa los nervios volvieron a invadirlos aunque se esforzaron en esconderlo el uno al otro.


Harry se dejó caer en el sofá en cambio Draco permaneció de pie queriendo preguntar algo que le había preocupado durante todo ese día, sin embargo no encontró el valor de hacerlo.


——Voy a subir a la habitación, ha sido un día agitado y estoy cansado ——dijo el muchacho rubio.


Harry sólo asintió con la cabeza y se quedó sentado en el sofá mientras Draco subía la escalera. El moreno aguzó el oído y escuchó como la puerta del cuarto era cerrada. Para él aquello era un claro indicio de que el rubio había asumido que entre ellos no sucedería nada, eso le tranquilizaba porque no quería sentirse incómodo teniendo que explicar ciertas que cosas que le daría vergüenza plantear.


Sin embargo no sabía porque no se sentía del todo conforme con esa situación así como estaba. Pensó que tal vez no era buena idea dejar las cosas así nada más, tal vez había llegado la hora de ser totalmente honesto. Se levantó del sofá y luego de meditarlo un segundo, se armó de valor para subir la escalera e ir hacia la habitación.


Draco abrió la ventana y sin encender la luz se acercó para contemplar la luna, se preguntaba que sucedería ahora, aún no sabía exactamente si Potter esperaba algo de él. Aquella duda comenzaba a ponerlo terriblemente nervioso, sería posible que lo viese llegar hasta esa habitación pretendiendo dormir en la misma cama junto a él. Sin querer recordó el besó de la mañana, ese beso con el que Potter había cumplido con el rito final del enlace matrimonial, se preguntó Draco si el muchacho de ojos verdes vendría a exigirle que cumpliesen con el rito de la noche de bodas.


No había terminado de pensar aquello cuando sintió que la puerta de la habitación se abría, sin querer se puso nervioso.


Harry no había previsto que la habitación estaría a oscuras. El rubio había dicho que iba a dormir, pero en vez de eso lo vio asomado a la ventana y como al instante se volvía evidentemente sobresaltado ante su presencia.


Draco notó que Harry se había quedado medio indeciso en la entrada y aunque sentía que el corazón se le iba a salir del pecho procuró darle a su voz un matiz de tranquilidad.


——¿Sucede algo? ——preguntó el rubio.

——Eh bueno… Yo quería hablar contigo, entiendo que ha sido un día largo y debes estar cansado, pero creo que esta conversación no puede esperar ——dijo Harry imprimiéndole a su voz más seguridad con cada palabra que pronunciaba.


Aquel tonó no tranquilizó a Draco, en realidad se puso más nervioso de lo que ya estaba.


——Bien Potter hablemos, si tienes tu varita a mano enciende la luz porque me molesta no verle el rostro a quien habla conmigo ——dijo Draco con un tono frio del que se asombró él mismo.


Harry se sintió algo descolocado con ese tono, pero como ya había tomado una decisión no iba a arredrarse por aquella frialdad. Sacó la varita de entre su ropa.


——¡Lumus!


Draco se cruzó de brazos y miró a Harry.


——¿De que se trata? ¿Dirás que deseas dormir conmigo en nuestra primera noche de bodas? ——preguntó Draco con tono medio burlón.


Harry se quedó boquiabierto al oír aquello.


——Yo… No…

——¿Tú no qué Potter? ¿A caso no fue para eso que casaste conmigo?


Harry después de unos segundos de perplejidad reaccionó.


——¡No! ¡No me casé contigo por eso!


Draco se tranquilizó y decepcionó, extrañamente a partes iguales. Se sentó en la cama y continuó de brazos cruzados.


——Bien, me alegra saberlo, porque no pienso dormir contigo ni ahora ni nunca, ¿he sido claro? No puedes comprar mi amor, Potter.


Harry se quedó muy extrañado ante esa declaración. No podía creer que la arrogancia de Malfoy llegara al punto de creerse tan irresistible, estuvo a punto de responderle de forma grosera, pero se contuvo. Pensó que después de todo era lógico que Malfoy creyera que él estaba enamorado, su propuesta de matrimonio daba pie para que el rubio pensara semejante tontería.


——Nunca ha sido mi intención comprar el afecto de alguien Malfoy, y comprar tu amor es lo que menos me interesa ——dijo Harry dándose la media vuelta para dejar la habitación.

——Entonces yo tenía razón, inventaste esta idea del matrimonio sólo para fastidiar a Umbridge.


Harry se volteó a mirar al rubio con la varita aún iluminando.


——Casi aciertas Malfoy.

——¿Casi? He acertado completamente, no podía ser que estuvieras enamorado de mí. Te dije que no sería tu trofeo Potter, así que ni sueñes con que voy a acostarme contigo.

——No te preocupes por eso, lo último que desearía en mi vida sería acostarme contigo.


Draco a pesar de saber que él había provocado que la conversación llegara a ese punto igual se sentía profundamente humillado por Harry. El héroe lo despreciaba y eso le llenaba de rabia, pero aquella declaración de guerra de parte del moreno despertaba sus pasiones más intensas por eso no se contuvo y casi sin pensar en lo que hacía se acercó a Harry y lo besó sorpresivamente de manera brutal.


Esta vez fue Harry quien se quedó como petrificado, no rechazó al rubio como se suponía que debía hacer, el asombro era demasiado.


——El héroe del mundo mágico aprenderá que no es inexpugnable. Seré yo quien te tome a ti Potter esta noche, y te aseguro que va a gustarte tanto que rogarás por más.


Harry sin ser capaz de articular palabras trató de zafarse del agarre del rubio, pero no pudo. Estaba demasiado impactado con el actuar de Draco.


Draco en la que sabía era la actitud más temeraria que había tenido en su vida, pues Harry estaba con la varita aún en la mano, se la arrebató y la dejó caer al suelo mientras le besaba el cuello. No entendía porque Potter le despertaba semejante pasión de repente y que además no era una pasión cualquiera. Recordaba cómo Potter le había rechazado aquella vez hacía tantos años en el tren cuando iban rumbo a Hogwarts, entonces sólo eran unos niños, ser rechazado ahora por el héroe del mundo mágico resultaba más doloroso y humillante y no iba a permitirlo.


Harry no tenía intención de dejarse apabullar por ese presumido rubio, aunque le resultaran tan exquisitos los besos que estaba repartiendo en su cuello. No había sido su intención humillar ni ser humillado.


——¡Malfoy ya basta! Estás muy mal de la cabeza si piensas que voy a dejarte hacer lo que quieras conmigo ——dijo Harry con voz entrecortada y nerviosa, intentando zafarse otra vez.

——No es lo que yo quiero Potter, es lo que tú quieres… Vamos acéptalo.


Harry recurrió a su entereza y empujó fuertemente a Draco que trastabillo y cayó sobre la cama.


——Déjate de estupideces Malfoy mi paciencia tienes limites.

——Hmm… El héroe tiene miedo de su malvado esposo ——se burló Draco con tono malicioso.

——Eres un perfecto imbécil Malfoy. Ya me había extrañado que estuvieras comportándote de forma tan decente, era imposible que durara mucho tiempo, sigues siendo muy fiel a tu naturaleza ——le espetó Harry con rabia.


Estas palabras fueron un pinchazo en el orgullo de Draco.


——Pues es cierto, soy fiel a mi naturaleza jamás he pretendido ser otra cosa y tú lo sabías así que no te quejes ahora.


——No me estoy quejando ——respondió Harry con tono que sonaba dolido ——. Yo mismo me busqué esto, sabía que sería así. Puedes quedarte con la habitación, yo dormiré en el sofá de la sala.


Harry recogió su varita y luego salió de la habitación, sabiendo que dejaba a Draco furioso, pero no sospechaba que además de furioso, su ahora esposo estaba totalmente dolido por ese nuevo rechazo suyo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Luego de que Harry se marchara de la habitación, Draco las emprendió contra la almohada, tenía ganas de gritar de rabia y frustración. Pero esos sentimientos que le abrumaban se transformaron en llanto, un llanto doloroso y reprimido; maldijo una vez más su existencia, ahora se encontraba solo, podía desahogarse. Ya no estaba totalmente seguro de no haberse equivocado, al final de cuentas se había vendido, sólo había cambiado el comprador, pero de todas formas se sentía como mercancía; y para colmo una mercancía despreciada, Magnus tampoco lo amaba, pero al menos sentía deseo por él, Potter ni siquiera eso sentía, seguía despreciándolo como cuando tenían once años e iban de camino a Hogwarts.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~


Harry recostado en el sofá de la sala no entendía que había sucedido, no se explicaba como había llegado con Malfoy a semejante disputa. Él había ido a la habitación con la única intención de decirle que no pretendía obligarlo a que fuesen esposos de hecho y no entendía porque el rubio había tomado esa actitud, totalmente a la defensiva y con esa maldita ironía de por medio.


Pero no sólo eso, sino además haciendo gala de esa arrogancia insoportable, creyéndose que era irresistible. Hacía casi diez horas que se habían casado y ya se habían enfrascado en la primera pelea, no quería ni imaginar como serían el resto de los días que les quedaban por estar en la casa. Cerró los ojos deseando que el siguiente día no llegase aún, que no llegara nunca.


&&&


El reloj de pared dio exactamente las once. A esas alturas Lucius ya casi había agujereado la alfombra de la sala de tanto pasearse. No podía creer que Draco hiciera algo semejante; se había ido de juerga, eso era evidente, pero Lucius no podía adivinar con quien, su hijo casi no tenía amigos.


Por su parte Magnus estaba furioso, preguntándose con quien estaría el muchacho que sería su esposo dentro de tres semanas. A esas alturas ya no podía seguir fingiendo y se levantó del sofá donde había estado sentado durante horas y muy molesto le habló por fin a Lucius.


——Señor Malfoy, ¿me gustaría saber dónde está su hijo? Me parece que es una hora bastante inconveniente como para que un joven decente ande por ahí, él sabía perfectamente que está noche yo vendría a visitarlo ——dijo Magnus sin hacer el menor esfuerzo por ocultar su enojo.

——Magnus créame que estoy muy avergonzado por esta conducta tan inapropiada de mi hijo, él siempre ha sido un joven correcto, así fue como lo educamos.

——Es lo mismo que pensaba yo señor ——respondió Magnus.

——¿Pensaba? ——preguntó Narcisa con tono duro ——¿Qué intenta decir Magnus? Que porque Draco se ha retrasado ya no es un joven correcto.

——De ningún modo señora ——contestó Magnus al instante ——. No me mal interprete, yo sólo quiero decir que estoy asombrado, sólo eso.

——Narcisa debemos reprender a Draco severamente por esta conducta ——dijo Lucius a su esposa.
La mujer rubia se mantuvo imperturbable ante las palabras de su esposo. Esperaba que el prometido de su hijo tuviese la sensatez de marcharse y entendiera que Draco seguía siendo hijo de ellos, por lo tanto, eran Lucius y ella quien debía reprenderle. Por un instante pensó en como estaría siendo esa primera noche de casados de Harry y su hijo.


——¿Magnus quizá esté usted cansado? ——preguntó Lucius con amabilidad a su futuro yerno.

——No se preocupe señor, estoy perfectamente ——respondió Magnus mientras miraba el reloj de pared por enésima vez.


Lucius le lanzó una mirada rápida a su esposa, la notaba excesivamente tranquila, no era propio en ella tratándose de Draco. Su impresión de que Narcisa sabía algo se convertía en certeza con el transcurrir de los minutos, de pronto dejó de pasearse y se detuvo delante de la mujer.


——Narcisa necesito hablar contigo… Magnus nos disculpa un minuto —dijo Lucius al tiempo que se volvía a mirar al hombre sentado en el sofá lateral.

——Por supuesto ——dijo Magnus lanzándole una mirada escrutadora a Narcisa, que lo ignoró por completo.


*~*~*~*~*~*~*~*~*~*


Lucius entró en el despacho tras su esposa y cerró la puerta. Ella no se volvió a mirarlo.


——¿Dónde está Draco? ——preguntó el hombre sin rodeos.


Narcisa no respondió enseguida, se volvió con lentitud para mira a su esposo.


——¿Qué te hace pensar querido que yo sé donde está nuestro hijo?

——No juegues conmigo Narcisa, ¿dónde está Draco?

——Lo siento Lucius, pero no lo sé.

——Oh por supuesto que lo sabes, sino fuera así estarías desesperada… Querida.


Narcisa miró con mucha tranquilidad a Lucius, los nervios previos se habían apaciguado por completo, pues ahora su hijo esta unido con Harry para siempre.


——No tengo idea Lucius, no sé nada.

——Narcisa no me hagas perder la paciencia porque…

——¿Qué? ¿Ahora me amenazas?

——¡Narcisa por Merlín! El prometido de nuestro hijo está allá en la sala ——dijo Lucius esta vez con tono de súplica.

——Ya me di cuenta de ello Lucius.

——Narcisa por favor, Draco podría arruinar su compromiso con Magnus.

——Te preocupas demasiado querido ——respondió Narcisa con tranquilidad ——, Magnus por nada del mundo romperá su compromiso con Draco, le perdonará cualquier cosa, te lo aseguro.

——¿Qué tratas de decir? ¿Es qué a caso Draco ha hecho alguna estupidez? ——preguntó Lucius con tono alterado.

——Pareciera que no conoces a tu hijo, él jamás ha hecho estupideces. Hemos sido nosotros quienes hemos cometido errores y Draco ha tenido que pagar por ellos.


Aquellas palabras tuvieron efecto en Lucius, por lo menos se calmó un poco y quiso pensar que su hijo sólo se había ido por ahí a divertirse un poco, después de todo aquellos eran sus últimos días como un muchacho soltero. Buscaría la forma de convencer a Magnus que el asunto no era grave, su cualidad más notoria era esa facilidad que poseía para convencer a los demás, esta vez no sería diferente.


&&&


Los rayos del sol le dieron en el rostro obligándole a despertar. Aquello le hizo saber que la mañana estaba muy avanzada y que él había dormido demasiado. Su cerebro conectó con la realidad enseguida, recordó lo sucedido durante la noche. Ese nuevo día le daba otro matiz a la situación y ahora no podía sentir otra cosa que no fuese vergüenza por su comportamiento; aunque tampoco sentía agrado por estar reaccionado de ese modo, después de todo, aquella situación era culpa de Potter, de nadie más.


Se preguntó dónde estaría Potter. Se había marchado indignado de esa habitación, ¿dormiría aún? Debía aceptar que le daba vergüenza enfrentarse al muchacho de ojos esmeraldas ¿Qué le diría? ¿Cómo explicaría su actuar? ¿Es qué sería necesario disculparse? Pero, disculparse era algo que él nunca hacía ¿y ahora debía hacerlo con el héroe? Nunca antes se había encontrado en semejante situación, jamás en la vida le había pasado por la cabeza el tener que pedir disculpas y menos al héroe, él era un Malfoy y ellos no se disculpaban ni pedían perdón.


Sus pensamientos vagaron rememorando los hechos de la noche y debía reconocer que se había comportado como un imbécil, ¿qué había pretendido en realidad? Con una sensación de vergüenza que pocas veces le había acuciado ahora recordaba que había intentado seducir a Harry, ¿Por qué demonios había hecho eso? Y lo peor de todo era que no lo había hecho de una forma caballerosa, sino como un perfecto patán. De seguro que a esa hora Harry lo despreciaba mil veces más que antes y con toda razón.


No sabía que hacer, su orgullo de Malfoy se negaba a bajar el pedestal de la arrogancia, pero había algo que decía que era justo disculparse. Harry Potter, no era sólo el “héroe”, era su esposo. No era el esposo de otro, Harry Potter sería su esposo por toda la vida, así lo había dicho ese hombre que los había unido. Una sensación que él conocía le recorrió entero, era vanidad, esa sensación de vanidad que hacía mucho no experimentaba, el “héroe vencedor” era suyo, suyo para siempre. Sacudió la cabeza como para arrancarse esos pensamientos ridículos que estaba teniendo; salió de la cama y se dirigió hacia la puerta, la abrió despacio, aguzó el oído pero todo estaba muy silencioso, luego de un momento de indecisión salió sólo para asegurarse de que Harry estaba dormido sobre el sofá de la sala.


Con sigilo se deslizó por el pasillo y bajó unos cuantos peldaños de la escalera, miró hacia el sofá, Harry no estaba. Se quedó estático por un momento, sin decidirse si era mejor regresar al cuarto o bajar y comprobar que Harry tampoco estaba en la cocina. Finalmente se decidió por lo segundo. Al abrir la puerta de la cocina comprobó que Harry no estaba ahí. Sin embargo, sobre la mesa había una gran cesta y junto a ella un trozo de pergamino, lo tomó para leerlo.


La nota había sido escrita por Harry y decía que la cesta con comida la había traído de regalo la señora Tyler y que él daría una vuelta por ahí y que regresaría pronto. Draco dejó el papel sobre la mesa, el héroe seguía siendo considerado pensó el muchacho rubio con fastidio. Ni siquiera miró la comida y salió de la cocina para regresar al cuarto. Una vez en la habitación otra vez se arrojó sobre la cama sintiéndose mal, le costaba demasiado reconocer que no le agradaba estar solo en esa casa.


Se quedó recostado en la cama pensando en su existencia. Y comenzaron a surgir las comparaciones entre esa situación que vivía ahora y la que pudo ser de haber seguido su compromiso con Magnus. La boda con su prometido de seguro que hubiese sido todo un acontecimiento social, en cambio con Potter se había casado a escondidas, ni siquiera su madre pudo estar presente; con toda seguridad luego de la noche de bodas él ya no sería virgen, porque su prometido lo deseaba, en cambio Potter no. Esto último era lo que más le incomodaba, pero no comprendía porque si estaba seguro de que ese había sido uno de los motivos decisivos para aceptar casarse con el “héroe”. Harry Potter había dicho que no le obligaría con el asunto de los hijos, eso significaba que el matrimonio no se consumaría.


Draco estaba tan sumido en estos pensamientos que no escuchó los golpes en la puerta, recién cuando esta se abrió con suavidad el se incorporó en la cama, era Harry que había regresado. Le dio una mirada rápida al moreno y le pareció que no estaba enojado.


——Pensé que aún dormías ——dijo Harry ——, en la cocina hay comida por si tienes hambre.


El rubio no respondió. Se incorporó en la cama, la normalidad con que Harry le hablaba, como si nada hubiese sucedido, le hacía sentirse más avergonzado.


Harry por su parte al ver que el rubio nada decía, imaginó que deseaba estar solo, así que hizo ademán de salir del cuarto, pero se detuvo al oír al rubio.


——Espera.


Harry se volvió con extrañeza, Draco se levantó de la cama y luego de mirar la alfombra levantó la vista, Harry le devolvió una mirada curiosa.


——¿Qué sucede? ——preguntó Harry.

——Lamento lo de anoche ——dijo Draco sin mirar directamente al moreno.


Harry se quedó tan asombrado que no pudo decir palabra.


——Yo no sé que sucedió… Pero puedes estar tranquilo porque jamás volverá a repetirse algo semejante.

——Estoy tranquilo ——respondió Harry.


Draco esta vez si miró a Harry a los ojos. Comprobó que era cierto, para variar el héroe decía la verdad, no estaba molesto, ni siquiera le había incomodado su conducta, claro no tenía motivos para sentirse perturbado, él no le importaba en lo más mínimo; su teoría se confirmaba, aquella boda sólo era la forma que Potter había encontrado para vengarse de Umbridge. La sensación de orgullo herido por tal indiferencia volvía otra vez, él era demasiado poca cosa como para incomodar al “héroe”.


——Claro, ¿cómo iba el héroe a incomodarse ante las tonterías de un repugnante Mortífago cierto?


Harry arrugó el ceño en señal de incomprensión.


——Dejar de fingir Potter, no es necesario. Puedes explayarte, tu objetivo se cumplió, te has vengado de Umbridge y también de mí, cada día que pase a tu lado te encargarás de recordarme que valgo menos que el polvo bajo tus zapatos.

——¡Por Merlín! ¡Que me casé con un perfecto imbécil! ——le espetó Harry.


Esta frase acabó por enfurecer a Draco, avanzó para quedar a un paso de Harry.


——Eso es lo que tú crees Potter, pero no es así. Ya fue suficiente, me largo, no me quedaré, ya no te soporto, el trato ya se cumplió no hay razón para continuar aquí, me voy a mi casa ——dijo Draco de corrido con ojos llenos de furia.


——Déjate de idioteces Malfoy, no irás a ningún lado, nos quedaremos aquí.

——No, tú quédate, es tu casa… Yo regresó a la mía, no tendrás que continuar contaminándote al respirar el mismo aire que el repugnante…


Draco no lo vio venir, todo fue demasiado rápido, de pronto había sido callado, pero no por un hechizo, sino por los labios de Harry que se apretaban con fuerza sobre los suyos. No supo si fue por causa del impacto, pero no se resistió, dejó que los labios del héroe devoraran los suyos, sintió que se hacía infinitamente pequeño, ante la voracidad de aquel beso.


Cuando el beso terminó Draco estaba mareado, aturdido como nunca antes y totalmente tembloroso. Su ira de hacía un segundo se había esfumado y ahora sólo quedaba el asombro y la incomprensión.


——¿Por qué… hiciste eso? ——preguntó Draco casi sin voz.

——No se me ocurrió otra manera de hacer que te callaras.


Draco que aún permanecía apretado contra Harry se apartó bruscamente. Miró al muchacho de ojos esmeraldas como si éste estuviera loco.


——Esta bien, me disculpo si me propasé… Anoche tú también lo hiciste.


Draco no supo que decir, aquel besó lo había desarmado. Su cerebro no encontraba ninguna frase con la que herir a Harry.


——Malfoy hace un segundo parecías un mono parlanchín y ahora…

——¿Qué parecía qué?


Harry dejó escapar un suspiro, ese asunto iba a requerir de toda su paciencia.


——Malfoy, te pido que te saques de la cabeza esa ridícula idea de que siento asco de ti, si me resultaras tan repugnante no me hubiese casado. Por muchos años no hemos congeniado, pero eso es parte del pasado y ahí debe quedarse, así que por favor has un esfuerzo para que esto salga bien ——dijo el muchacho de ojos verdes.

——¿Ha que te refieres?

——Me refiero a que debemos evitar pelearnos cada dos segundos. No somos enemigos, estamos casados ahora; no es necesario que nos hagamos la vida desagradable, otros se encargarán de hacer eso por nosotros.


Draco comprendió que Harry se refería a Magnus y Dolores Umbridge. Pero por una extraña razón casi no pensaba en eso ahora, aún sentía en sus labios el sabor de los de Harry y aunque sabía que era una locura deseaba volver a sentir esos labios sobre los suyos.


Harry pensó que era inútil decir algo más, volvió la vista por un momento y antes de que se diera cuenta tenía al rubio pegado a su cuerpo, sin tener plena conciencia de ello abrió los labios y dejó a Draco invadir su boca, cerró los ojos y se dejó atrapar por la experticia del rubio, acababa de olvidar hasta su nombre.


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