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Fiebre por starsdust

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En el capítulo anterior:

En el pasado, Asmita convence a Dégel para que acepte la ayuda de Defteros.

En el presente, Shaka le pide a Kardia que tenga paciencia, pero Kardia está demasiado preocupado, así que visita la sala del patriarca para investigar la manera de conseguir los registros y comprobar que todo esté en orden en el pasado. Afrodita y Death Mask aparecen y lo conducen ante el patriarca, que se revela con su verdadera identidad, Saga.

 

 


 

 

El pasado.

Defteros llegó al templo de Géminis y pasó a la parte residencial con todo el sigilo que le fue posible. Atrás habían quedado Escorpio y Virgo, donde Asmita estaba ahora meditando intensamente.

Sobre su espalda cargaba el peso de un secreto. Aspros era la persona que siempre lo había defendido cuando eran niños, cuando tantos habían querido deshacerse de él, cuando nadie confiaba en él, y no le gustaba la idea de tener que esconderle la verdad.

Entró a un pequeño dormitorio y encontró sobre la cama uno de los libros con los que Aspros solía enseñarle por su cuenta las cosas que no podía aprender de otra manera. No solamente le hacía un lugar en su vida, sino que además compartía sus conocimientos con él. ¿Ocultarle lo que sabía no sería acaso traicionarlo?

-¿Dónde estabas? -preguntó Aspros, apareciendo repentinamente en la entrada de la habitación. Defteros se quedó en blanco por un momento. Su hermano lo conocía como nadie. Tendría que notar que algo no estaba bien. ¿Cómo podría mentirle?

-Cuando fue declarado el estado de emergencia decidí quedarme en donde estaba, pensé que sería peligroso moverme de allí con todo el santuario alerta -respondió Defteros con la cabeza gacha, apenas atreviéndose a mirar hacia la puerta.

  -¿No hay nada más que tengas para decirme?

Tal como había previsto, Aspros se veía desconfiado. Efectivamente sabía bien que le estaban ocultando información.

-Sentí una energía extraña y estuve a punto de actuar -dijo Defteros. Necesitaba decir una parte de la verdad, aunque fuera de manera solapada, para aliviar el peso-. Tendré más cuidado, no te preocupes. No me dejaré ver.

Con aquello, la expresión Aspros se ablandó. Se acercó a su hermano sonriendo con amabilidad, aunque aún tenía ciertas reservas.

-Sí, deberías tener cuidado. Aunque seas bueno para pasar desapercibido, bien podrían descubrirte también. Ya llegará el momento en que seas libre de ir adonde quieras, pero entretanto tenemos que cuidarnos. No pierdas la calma.

Defteros sintió la mano de su hermano apoyarse sobre su hombro, e intentó luchar contra las ansias de contarle todo lo que estaba ocurriendo.

-¿Estás bien? -preguntó Aspros. El aludido levantó la cabeza y miró a su hermano a los ojos. Su mirada era clara y sincera, llena de preocupación. Era la hora de definir cómo actuaría, y Defteros tomó una decisión irreversible.

 

El presente.

Los dedos de la mano derecha de Saga treparon por el cuello de Kardia e inmovilizaron su rostro apretando sus mejillas como si fueran garras.

-No respondes. Y no tienes idea de quién soy -observó Saga, acompañando sus palabras con una sonrisa displicente. Le divertía la intensidad de la furia contenida en los ojos de Kardia, su lucha evidente por no dejar escapar su bestia interna.

-Géminis desapareció hace años... -murmuró Kardia. Repetía las mismas palabras que le habían dicho Shaka y Camus, pero de poco le servía ahora saber aquello cuando no había recibido ningún otro tipo de explicaciones sobre lo ocurrido. ¿Acaso le habían dicho eso para no revelarle que él era ahora el patriarca? ¿Qué sentido tenía?

-Y sin embargo, no te sorprende verme -continuó Saga, sin aflojar la presión-. Estás preguntándote cómo reaccionar, ¿verdad? ¿Qué deberías hacer? ¿Qué deberías decir? ¿Qué haría Milo si me viera? ¿Cuánto sabe él?

Kardia apretó los dientes, tragándose su frustración. Desde su llegada a ese santuario había podido sentir que el lugar estaba rodeado por una atmósfera enrarecida. Con la excusa de no influir en él y en su manera de actuar cuando volviera al pasado, Camus y Shaka le habían explicado muy pocas cosas: solamente aquellas que consideraban imprescindibles que supiera para manejarse. Pero no se necesitaba saber demasiado para darse cuenta de que ese santuario estaba construido sobre la desconfianza y el miedo.

La persona que ahora lo interrogaba despertaba algo en él. Un cosquilleo de excitación que le hacía brillar los ojos y sonreír a pesar de estar en las manos del otro. Una sensación de adrenalina que aparecía pocas veces, cuando sentía que algo realmente lo desafiaba. Saga destilaba poder, aunque no portara en ese momento ninguna armadura. Y Kardia no podía dejar de pensar en qué rival maravilloso sería aquel, si tuviera oportunidad de enfrentarlo. En la rojiza mirada enigmática de Saga, estaba viendo lo que nadie más podía ver: aquella era la fuente de la oscuridad que rodeaba el santuario. Aquel era un enemigo. ¿Cómo podían vivir allí sin notarlo?

-¿De qué te ríes? -preguntó Saga con imponencia-. ¿Quieres que te arranque las respuestas a la fuerza?

-Eso suena interesante -contestó Kardia. La actitud de Saga no lo intimidaba, sino que le generaba aún más entusiasmo. Miró directamente a sus ojos, y notó la molestia que eso producía en el otro, que quiso dejar en claro su supremacía.

-Creo que necesitas que te enseñen quién manda.

En cuestión de segundos Kardia fue despedido por el aire y cayó en aguas más profundas, donde tuvo que luchar por volver a flote. El balneario del patriarca era ridículamente amplio. Cuando lo consiguió vio que Saga estaba a cierta distancia. Había caído con tanta violencia que la fuerza del impacto contra el agua le había dado la impresión de haber sido atravesado por varios cuchillos a la vez, y se había sentido bien. Kardia sonrió. La sangre correr por sus venas con un ímpetu que hacía arder sus emociones.

-Soy Kardia de Escorpio. Quiero que sepas eso y que lo recuerdes bien después. -Se preparó para atacar, relamiéndose los labios.

Lo que ni él ni los otros sabían era que Saga tenía ya una cierta idea de lo que estaba ocurriendo. Su intención verdadera no era más que asegurarse que quien estaba allí era alguien igual de fuerte que Milo, alguien a quien pudiera utilizar en su ejército. Eso era lo que importaba. Si quería respuestas podría obtenerlas de otra manera. Cualquier otro problema que surgiera era manipulable, porque las personas lo eran. Probaría su fuerza para decidir qué hacer con él.

-Veamos si eres digno de esa posición -dijo Saga.

-Me parece bien -respondió Kardia, desprendiéndose de su armadura con un gesto que ella obedeció al instante. Si iba a pelear, que fuera en igualdad de condiciones. De lo contrario, no tendría gracia ganar.

Se tomó un tiempo para sentir su cuerpo, tan diferente al que manejaba en su época. La primera vez le había dado problemas, pero ahora estaba seguro de saber cómo aprovechar la ventaja de estar sano. Era el momento de poner a prueba la fuerza que podía alcanzar. Avanzó hacia Saga con una rapidez que lo volvió invisible.

Pero Saga conocía los movimientos de Milo, y a pesar de las diferencias pudo lograr evitar a Kardia y contraatacar con un golpe de cosmos. Kardia consiguió escaparse, y Saga lo vio proyectarse poco después hacia él con la misma sonrisa demente de antes. Al percibir el destello especial de sus ojos entendió cuál era su plan: buscaba inmovilizarlo utilizando "Restricción".

La técnica arrastraba al oponente hacia un pánico que lo paralizaba. Saga había visto a Milo aplicarla antes, y Kardia iba en camino a intentar usarla contra él. Sin embargo, para sorpresa de Kardia, antes de llegar a ponerla en práctica fueron sus propios movimientos los que terminaron siendo trancados por cadenas invisibles que lo atrajeron hacia algo que estaba detrás. La voz de Saga se escuchó, pero no pareció venir de la persona que estaba frente a él.

-¿Intentas aplicar "Restricción"?¿Contra mí? -preguntó Saga, apoyando la boca contra su oído. Era Saga quien trababa su avance y lo detenía. El cuerpo del gemelo, sus músculos, su piel mojada, se estaban materializando contra su espalda. Estaba atrapado en una telaraña de cosmos creada por él, y sus manos detenían las suyas. Lo que estaba adelante no era el verdadero Saga, sino una ilusión-. No fuiste lo suficientemente rápido. Vi crecer a Milo y conozco sus técnicas. Esperaba que tuvieras algo más que ofrecer.

-Si prefieres que sea diferente, está bien -dijo Kardia intentando volver la cabeza para ver a Saga, sin éxito. Saga estaba teniendo problemas para mantenerlo quieto, pero sin embargo tenía al mismo tiempo la incómoda sensación de que Kardia no estaba realmente resistiéndose a máxima potencia.

Algo fallaba. Su cuerpo reaccionaba más lento. Se dio cuenta de que estaba ejerciendo muy poca fuerza sobre Kardia. El vapor del agua caliente se había vuelto mucho más denso y estaba tomando un color diferente.

-Qué es esto...

-Niebla tóxica. El veneno puede venir en diferentes formas. A mí no me afecta. Ahora, a ti...

Saga se despegó de Kardia, empujándolo hacia adelante. Kardia se levantó con rapidez, buscando hacia dónde había ido a su oponente, pero el vapor mismo le impidió encontrarlo enseguida. Una vez que se disipó, Kardia pudo distinguir que estaba rodeado por un grupo de figuras que formaban un círculo a su alrededor. Todas se veían como Saga.

-¿Te vas a quedar allí? -preguntó una de las imágenes.

-¿Qué significa esto...?

-¿No piensas atacar? -dijo otro de los Sagas, desde atrás. Kardia apretó los puños. Le molestaba sentirse acorralado por una técnica que consideraba cobarde, pero al mismo tiempo el progreso de la situación le resultaba apasionante.

-¿Tienes miedo? -intervino un tercero. Kardia giró sobre sí mismo, analizando a cada uno de los personajes.

-Al contrario -dijo Kardia, trazando una huella sobre el agua con su afilada uña-. Nunca me había sentido mejor.

Miró hacia atrás por encima de su hombro y avanzó con rapidez hacia una de las figuras con la intención de atacarla, pero justo antes de llegar a ella desvió su trayectoria para impulsarse hacia el costado, donde estaba el verdadero Saga. Aunque sorprendido por el movimiento, Saga llegó a reaccionar a tiempo, y levantó una mano. Desde la palma, Kardia sintió brotar una energía que le atravesaba directamente el cráneo hasta internarse en su cabeza, quitándole el control de sobre su cuerpo y sus pensamientos, como si estuviera siendo manejado por un titiritero perverso.

-Suficiente -declaró Saga, acercándose con solemnidad a Kardia, que no tenía cómo resistirse.

Lentamente, Saga recorrió con sus dedos el contorno de los músculos del escorpiano, examinándolo. Acarició su cara y miró dentro de sus ojos vacíos. Ya tenía la respuesta que más le interesaba, una idea de su fuerza. Cualquier otra cosa que quisiera saber podría buscarla en su mente, y luego manipular sus recuerdos para asegurarse de que olvidara el incidente.

Cada santo tenía su especialidad. Géminis podía manejar la mente de sus enemigos y utilizar ataques psíquicos de un nivel solamente comparable al de Virgo. Y él contaba además con el secreto de una técnica prohibida que le daba aún más ventaja. Kardia estaba a su merced, y no había habido nada que hubiera podido hacer para evitarlo.

Poco a poco, en sus brazos, Kardia fue hundiéndose en una oscuridad extraña e incómoda, un sueño del que temía no poder escapar, y donde todo se confundía. Le pareció sentir frío, y después calor. Le pareció escuchar la voz de Dégel llegando hasta él a través del espacio denso donde se encontraba. Le pareció que su corazón se detenía, que algo se lo tragaba...

-¡Milo!

El grito atravesó el cerebro de Kardia y lo arrancó del lugar tibio en el que estaba. Su cabeza estaba siendo levantada fuera del agua por alguien más. Primero buscó desesperadamente tomar una bocanada de aire, como si acabara de darse cuenta de que lo necesitaba, y al recomponerse un poco miró a su alrededor.

Reconoció el escenario como una de las salas del templo de Escorpio. Estaba en la piscina que servía como balneario, y la persona que lo sostenía, quien acababa de sacarlo del agua, era Aiolia de Leo.

-¿Qué es esto...? ¿Qué está pasando...? -Kardia apartó a Aiolia violentamente, tosió parte del líquido que accidentalmente había ingerido y retrocedió, deteniéndose a respirar profundamente para recuperar el aliento. Su cuerpo se sentía como si hubiera llegado de una sesión de entrenamiento intenso, pero su mente estaba vacía. No entendía demasiado lo que estaba haciendo allí.

-Eso me pregunto yo. Podrías haberte ahogado. Actué porque no respondías. Estabas bajo el agua -intentó explicar Aiolia a los tumbos.

-¿Pero de qué hablas? ¡¿Qué diablos haces aquí metiéndote donde nadie te llama?! -exclamó Kardia indignado.

-Supe lo de Cabo Sunion -Aiolia habló por lo bajo y sin mirarlo directamente a los ojos. No quería dejar al descubierto su preocupación, que era la que lo había llevado hasta allí, ni confesar que un mal presentimiento lo había urgido a buscar a Escorpio hasta dar con él.

-¿Y qué? No es tu problema. No pasó nada allí.

-No te veías nada bien ayer.

-¿Crees que me interesa lo que pienses sobre cómo me veo? -rió Kardia. Aiolia permanecía serio. No llevaba puesta su armadura, sino ropa civil que estaba completamente empapada y lo hacía verse como un gato desorientado luego de haber sido sorprendido por la lluvia.

-Te veías... muerto, Milo. -Aunque no estuviera dispuesto a admitirlo, le preocupaba que lo que fuera que había pasado el día anterior tuviera consecuencias negativas, y aún más después de llegar a Escorpio y encontrarse con aquel panorama. Quizás habría que vigilarlo de cerca.

-Ya ves que no lo estoy. No tienes derecho a meterte en lo que no te concierne.

-¡Claro que me concierne! ¡Somos compañeros de armas! Si mueres de una forma tan estúpida nos avergonzarás a todos. -Escuchar esto hizo que Kardia apretara los puños. Estaba tentado a enterrar uno en el rostro de Aiolia-. Aunque digas que no es mi problema, parece que no estás bien todavía. Deberías descansar.

Kardia tenía un recuerdo borroso de haber entrado al agua, pero había un espacio en blanco entre ese momento y el extraño despertar que acababa de experimentar. Frente a él, Aiolia esperaba por una respuesta, y a juzgar por su actitud inquisitiva, no se iría hasta obtenerla.

 -Descansaré, tienes razón. -Kardia sentía que llegaba el momento de intentar sacarse de encima al león dorado de una vez, así que decidió tragarse su orgullo para conseguirlo-. No volverá a pasar. Vete.

Aiolia abrió la boca para decir algo más, pero no llegó a hablar. Kardia le dio la espalda y se acercó a la orilla de la pequeña piscina, donde apoyó el mentón en los antebrazos, respirando hondo. Escuchó a Aiolia salir del agua y alejarse, y se sintió aliviado. Esta vez no estaba con ánimos de pelear ni de responder nada. Él mismo tenía la impresión de que necesitaba respuestas a preguntas que ni siquiera podía recordar.

Antes de abandonar también la piscina, se detuvo unos momentos a ver su reflejo en el agua. Le llamó la atención la claridad con la que su imagen se reflejaba. Sus ojos tenían un brillo inusitado, y el color era de un azul más claro, un celeste pálido. Entendió de repente que no eran sus ojos los que lo miraban, y los reconoció. Eran los ojos de Shaka, que solamente había visto una vez, poco después de llegar. Dentro de su cabeza, la voz de Shaka tomó forma sonora. La sintió distante, pero a pesar de eso fue capaz de percibir de qué dirección provenía.

"Sigue mi voz para llegar hasta donde estoy. Se acerca la hora."

 

Continúa :P

 

 

 

 

Notas finales:

 

Pido disculpas para los... hmmm... 3 que leen porque tardé bastante T_T He tenido problemas para encontrar inspiración, a pesar de tener claro cómo sigue y termina la historia.

Para refrescar la historia de Aspros y Defteros para quienes no la hayan leído en el manga, Aspros quería convertirse en patriarca para poder liberar a su hermano Defteros del tipo de vida a escondidas que tenía que llevar, usando una máscara.

Después, Virgo y Géminis tienen la capacidad de manipular la memoria. Shaka lo hizo con Ikki en Saint Seiya clásico, cuando le hizo olvidar que se habían conocido antes de la batalla de las 12 Casas. Saga tiene además el Satán Imperial que es todavía más pesado, a eso se refería.

La técnica de la niebla tóxica NO existe... aunque lean que sí en algunos sitios, no existe. Sin embargo, me pareció interesante así que me tomo la licencia de tomar la idea porque me niego a creer que Escorpio tenga tan poca variedad de ataques XD

Ah, en este capítulo Saga envió a Kardia de vuelta al templo de Escorpio usando Another Dimension y le borró la memoria.

PD: El título es medio en joda XD

 

 


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