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Naruto no Kokoro por lizerg_chan

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Notas del capitulo:

Hola!!! Espero les guste el capitulo n____n

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Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión.

Parejas: OCxNaru SasuxNaru.

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene Mpreg, Violación, Violencia y lo que se me ocurra nnU

Beta: Usarechan

 

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Capitulo 16.- Mikoto

 

 

 

Quizás la idea de pedirle a Kagura que fuese su pareja no había sido el mejor plan del youkai de fuego. La loba le había mirado con desdén y dejado en claro que ella no tenía intenciones de hacer el ritual de unión, pues aun pensaba que él se sentía obligado para con ella por dejarla en estado, cuando en verdad la amaba.

 

Hien dejó escapar un ligero y sonoro suspiro en el momento que Kagura y los demás entraron al portar creado por Hikawa. Quería acompañarla pero sabía bien que ambos no podían dejar el templo y menos en esos momentos.

 

 

Hikawa pudo darse cuenta de la congoja que invadía a su hijo; le comprendió, pero también comprendía a su hija. Aunque los dos eran complementos del otro, también eran muy diferentes como el agua y el aceite. Él, en sus tiempos como amo de la tierra, se había enamorado del amo del viento, el elemento que era su completo contrario, aun así se querían y nunca perdían oportunidad de demostrárselo.

 

 

—No te preocupes, Hien —le dijo posando su delicada y fina garra sobre el hombro del menor —. Kagura te ama pero su orgullo no le deja demostrarlo abiertamente.

 

Hien asintió, conocía a Kagura desde que eran casi unos bebés y sabía lo terca y orgullosa que era, aun así le dolía, pero debía ser paciente y esperar.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

No se lo esperaba, simplemente era inaudito. Tan pronto los pies de Kagura tocaron el suelo del mundo humano, había entrado en trabajo de parto dejando a todos asustados. Se suponía que el bebé nacería dentro de un mes y no se tenía muchos indicios de que se dieran nacimientos prematuros entre los youkai y si existían, terminaban siempre en la muerte del recién nacido.

 

 

Ahora los ninjas se encontraban junto a los youkai, mientras Tsunade y las maestras agua se encargaban de asistir a la segunda shinhan. Todos estaban preocupados por la loba y por su bebé, rogando y suplicando a los dioses que tanto la criatura como su madre salieran bien librados de esto.

 

 

—Byakko está preocupado por Kagura-shinhan —comentó Yoru con los ojos cerrados y la voz cargada de preocupación. Estaba recargado en la pared en pose tranquila, aunque por dentro era un manojo de nervios.

—También Seiryuu —dijo una maestra viento sin ocultar su congoja. Era una joven de cabello corto de un tono verde y ojos violetas.

— ¿Por qué lo dicen? —cuestionó Naruto mirando a su novio y luego a la youkai.

—Los elementos sienten el dolor de Kagura-shinhan y se están desbocando —explicó un maestro fuego. Era un hombre delgado de cabello rojo y naranja con unos extraños ojos rojos y negros.

—Espero que Mizuno-sama y las demás logren salvar a Kagura-hime y a su bebé —comentó Paris rogando con todas sus fuerzas que todo saliera bien.

 

 

Las maestras agua y Tsunade no la estaban pasando mejor que los otros. El viento que parecía surgir de la nada, se arremolinaba alrededor de Kagura a modo de protección impidiendo que se acercaran a ella tan fácilmente.

Kagura soltó un pequeño gemido de dolor pero se resistió a gritar a causa del mismo –aun cuando sentía que se partía en dos –, en lugar de eso se conformaba con soltar ofensas o maldiciones contra el causante de su actual suplicio, mientras apretaba la mano de la única persona a la que el viento permitía estar con ella sin dificultad alguna.

 

 

—Shinhan-sama por favor cálmese —le suplicó Mizuno.

— ¿Crees que es fácil? —dijo entre dientes. Su rostro estaba perlado de sudor a pesar del viento que la rodeaba —. Es éste cachorro el que lo está causando.

 

 

El único que parecía ajeno a todo era Sasuke, ¿Cómo es que había terminado en medio de todo? No tenía idea, solo recordaba ser arrastrado por las maestras agua argumentando: “a falta de padre, el estudiante”. Entre todo el barullo podía escuchar la voz de Tsunade (que había logrado colocarse entre las piernas abiertas de su maestra), pidiéndole que pujara y a Kagura respondiéndole molesta.

 

 

Fueron dos angustiantes y agotadoras horas antes de que pudieran escuchar el llanto de un bebé. Era pequeña, tenía una pelusa de cabello gris con dos mechones blancos, sus ojitos eran de color rojo y tenía una pequeña colita gris que movía de un lado a otro de forma frenética.

 

—Sasuke-kun, corta el cordón —le dijo Mizuno sonriéndole. Sasuke miró las tijeras quirúrgicas que la heredera del agua le extendía para luego posar su mirada en Kagura; su mente se había vuelto a desconectar totalmente de su cuerpo.

—Hazlo —aceptó la loba —. Se acostumbra que el estudiante más cercano sea quien corte el cordón en caso de faltar el irresponsable padre —masculló Kagura cruzándose de brazos.

 

Sasuke tan solo cabeceó no muy seguro, tomó el filoso objeto y cortó la unión entre madre e hija.

 

—Es una hermosa niña, ¿no crees, Sasuke-kun? —le cuestionó Mizuno al tiempo que colocaba el bultito en sus brazos sin que el azabache se diera cuenta.

— ¿Una niña? —se sentía tan estúpido, tan fuera de lugar y las burlas de Tsunade sobre “lo bien que se veía cargando un bebé” no ayudaban en nada. Kagura pareció darse cuenta pues había pedido que los dejaran solos con la excusa de querer descansar un poco.

 

—Te veo perturbado —comentó Kagura en tono calmó —. Supongo que debe haber sido difícil presenciar el nacimiento de éste bodoque y aun más, ser quien le cortara el cordón umbilical.

 

Sasuke tan solo asintió sin saber realmente que decía pues toda su atención se hallaba en el pequeño bultito entre sus brazos.

 

 

La niña era realmente linda; tenía unos hermosos ojos rojos y una piel blanquita, sus orejitas eran puntiagudas como las de su madre y por la forma en que lo miraba también había heredado su temperamento.

 

Afuera, ya todos se habían enterado del nacimiento de la pequeña princesita y los youkai no cabían de alegría.

 

—Avisare a Hien-sama y Hikawa-dono —dijo uno de los maestros viento antes de desvanecerse en el aire.

— ¿Podemos ver a Kagura-neechan? —preguntó Naruto ansioso por ver a la recién nacida.

—Por el momento no —respondió Mizuno sonriendo —. Sasuke-kun está con ella.

 

 

Por alguna razón, el saber que Sasuke estaba a solas con Kagura hacía que le doliera el pecho. Desde que el azabache se convirtió en el estudiante de la segunda shinhan, había cambiado radicalmente. Si bien aún seguía siendo orgulloso, ya no tenía ese carácter prepotente e incluso era más “sociable”.

 

¿Estaba celoso? No, eso no podía ser, él quería a Yoru. Sonrió con melancolía al darse cuenta de eso; lo quería pero no lo amaba, entonces…

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Kagura y los otros youkai fueron trasladados al barrio Uchiha donde pasarían su estancia en el Ningenkai, la segunda shinhan se quedaría en la casa de Sasuke mientras los otros ocuparían las demás viviendas.

 

Esa mañana se encontraban en la casa principal disfrutando de un delicioso desayuno; Kagura terminaba de alimentar a su niña, mientras que Naruto, Sasuke, Mizu y Yoru comían su desayuno.

 

— ¿Ya has pensado en cómo llamarla? —le preguntó Naruto quien miraba embelesado a la nenita, que dormía plácidamente después de comer en brazos de su madre. La loba sonrió y miró de reojo a Sasuke.

—Es tradición entre nuestra gente que la persona que cortó el cordón sea quien le dé nombre al recién nacido —de pronto, todas las miradas se centraron en Sasuke.

 

Yoru miró al Uchiha con el ceño fruncido, ¿Por qué Kagura-shinhan le había dado tal honor a ese bastardo cuando bien pudo llamar a Hien-shinhan para que estuviera con ella cuando naciera la hija de ambos? No lo entendía, simplemente no lo entendía y no quería entender.

Por otro lado, Sasuke estaba experimentando una serie de sentimientos encontrados, por un lado, se sentía halagado por el gesto de su maestra para con él; por otro quería estrangularla por semejante dilema en el que le metía y finalmente, tenía miedo de no escoger un nombre adecuado para la niña, después de todo, esa niña no era humana, era un youkai y no uno cualquiera, era prácticamente una princesa o diosa para su pueblo.

 

—Mikoto… —el nombre de su madre abandonó sus labios sin darse cuenta y en un susurro apenas audible para los oídos de las dos hembras youkai. Kagura sonrió y miró a su niña antes de ponerla en los brazos de su padrino y hermano postizo.

—Mikoto me parece un lindo nombre —dijo Kagura sonriendo, entonces sucedió algo que dejó a todos (con excepción de la loba), sin aliento. Sasuke estaba sonriendo, una sonrisa dulce e inocente, ajena al sarcasmo o malicia acostumbrados.

 

Naruto sentía que estaba en un sueño; el semblante de Sasuke era tan dulce y tierno, algo que jamás creyó ver y al contemplarlo solo se le ocurría una sola palabra: hermoso.

 

A la mañana siguiente, se les informó que los Kages iban en camino a Konoha y que tardarían, al menos unos cuatro días en llegar.

Ese día Kagura decidió permanecer en su habitación con su hija que dormía plácidamente en el futón. El viento no le había traído noticias del enemigo, lo que le hacía pensar que quizás, al menos por el momento, no harían movimiento alguno.

 

—Kagura-sama —la llamó Kaze desde la puerta. Traía en sus manos algunos cuantos paquetes. La aludida bufó molesta ya imaginándose quien había enviado todo eso y cuál era su contenido.

— ¿Si? —habló en tono aburrido. Su cola se movía de un lado a otro de forma perezosa.

—Hien-shinhan le envió esto —Kagura resopló enfadada. Desde el día anterior, Hien había estado enviándole ropa y juguetes para su hija, usando a Kaze y la heredera del viento como mensajeros y eso molestaba a la loba. ¡Estaban en una guerra por todos los dioses!

—Gracias Kaze —murmuró la loba en tono ácido. El youkai de las alas asintió con la cabeza.

—Y también tengo un mensaje —la loba soltó otro bufido —A Hien-sama y Hikawa-dono les gustaría que le enviara mas de esas… fotos de Mikoto-hime.

 

Kagura rodo los ojos maldiciendo internamente a las kunoichi (Sakura e Ino), por ser las responsables de todo ese drama… no quería ni imaginar cómo estaría la habitación que ahora compartía con el tarado de Hien, seguramente a esas alturas ya estaba tapizada con fotos de Mikoto.

 

—Dile a ese par de tarados que dejen de molestar y se comporten —gruñó por lo bajo —, ¡Estamos en una maldita guerra, por los dioses! —por suerte y a pesar que Kagura habló con voz alta, la niña no se despertó.

 

Kaze asintió con la cabeza pero no se movió de su lugar; parecía querer decirle algo pero simplemente no se atrevía a hacerlo.

 

—Yo… ¿por qué Uchiha-san? —la loba comprendió por donde iba el asunto, se levantó para abrazar al menor.

—Kaze, eres como un hijo para mí —le aseguró —. Haz crecido y convertido en un gran amo: poderoso y fuerte y estoy muy orgullosa de ti. Siento mucho que no estuvieses conmigo cuando Mikoto nació, pero eso no significa que tú o Fuuma no sean importantes para el dobe de Hien y para mí. Son nuestros hijos y los hermanos mayores de Mikoto —Kaze abrazó a su antigua maestra, escondiendo su rostro en el pecho de ella como no hacía desde que era un niño y cuando Fuuma lo molestaba.

—Yo… gracias… mamá

 

 

 

Pasó una semana desde el arribo de los youkai al ningenkai. Los kages y Kagura se encontraban reunidos en la torre de la Hokage discutiendo sobre los recientes asuntos; mientras Sasuke (aunque no muy conforme), cuidaba de la pequeña Mikoto que ya tenía la apariencia de una niña de siete meses.

La pequeña resultó ser muy tranquila; se había vuelto muy apegada a Sasuke e incluso había sido su primera palabra.

 

— ¡Uto! —exclamó la niña, moviendo su colita de un lado a otro cuando vio a Naruto acercarse a ellos.

 

Se encontraban en los columpios que estaban frente a la academia.

 

—Hola Mikoto-chan —la saludó cargándola mientras la niña reía divertida moviendo su cola de un lado a otro demostrando su emoción.

— ¿Uro? —preguntó la niña por el híbrido bicolor. Naruto le sonrió dulcemente.

 

Desde que llegaron los otros kages, dos días atrás; Kagura les había ordenado a Yoru y a los otros formar equipos con los ninjas para aumentar la seguridad y evitar cualquier ataque del enemigo.

—Vendrá después —le dijo sonriendo. Sasuke sonrió internamente, su maestra era malvada cuando quería: le había ordenado a Yoru que fuese con los ninjas que venían como guardaespaldas de los kages para ayudarlos y permanecer con ellos, lo que significaba que el tiempo con Naruto se reducía a solo unas cuantas horas y que el azabache aprovechaba bastante bien gracias a Mikoto.

— ¡Uto, mano besho! —chilló la niña dando pequeños aplausos de entusiasmo al ver a Naruto y Sasuke uno al lado del otro. Desde que la pequeña youkai aprendió hablar (tres días después de su nacimiento), se había posesionado de la idea de que Sasuke y Naruto se besaran o abrazaran y si el rubio se negaba comenzaba a llorar.

 

El de ojos azules se sonrojó, mientras que Sasuke sonrió de medio lado; en verdad que quería a esa niña, en especial cuando hacía esa clase de peticiones pues Naruto era incapaz de negarse a esa dulce carita, en especial cuando esa “tierna” niña se enojaba dejando que algún elemento expresara su disconformidad.

 

— ¡Gu, gu, gu! —dijo el dragoncito revoloteando alrededor de la niña como un vano intento para que se olvidara de su petición y su amo no se viese obligado a cumplirla, pero a la niña simplemente no le interesaba el tierno dragón y seguía canturreando “besho, besho” mientras reía y aplaudía alegremente.

 

Naruto suspiró pesadamente al ver su última esperanza ser ignorada. Se acercó a Sasuke con intenciones de besarlo en la mejilla pero el azabache fue más rápido y movió la cabeza ocasionando que sus labios se unieron en un tímido roce que lentamente y sin que ambos se dieran cuenta, se convirtiera en uno apasionado.

 

Definitivamente, Sasuke amaba a esa niña que se había ganado un helado y muchos juguetes.

 

 

Continuará…

 


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