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UNA SEMANA ENTRE FOTOS Y UN CORAZÓN ROTO por CheerioFan

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Notas del capitulo:

Muy bien, aquí les dejo la continuación, y como podrán darse cuenta es un capítulo largo. He contestado a sus comentarios y espero recibir más para que me digan que les pareció, ustedes son quienes me ayudan a mejorar, no lo olviden... Saludos!!!

 

Brittany abrió los ojos involuntariamente, topándose con la luz del sol que lograba filtrarse por la delgada y traslúcida cortina blanca; podía escuchar el cantar de las aves y, por un momento, se sintió desorientada. Giró sobre sí misma para poder descansar sobre su espalda y mirar a su alrededor, reconociendo la habitación de inmediato mientras sentía los párpados pesados. Aún se sentía cansada porque la noche anterior había tenido problemas para conciliar el sueño, eso de tenerla a su lado en una cama tan pequeña le había resultado difícil. Después de decirse ‘buenas noches,’ la rubia libró una batalla contra sus deseos de volverse y mirar a su compañera de cama, una batalla que perdió en menos de cinco minutos porque, de un momento a otro, se encontraba cara a cara con una Santana que se dejaba abrazar por el cansancio; su semblante era muy distinto a cuando la conoció, en ese momento ella estaba enfadada y, luego de eso, no había tenido la oportunidad de observarla con detenimiento, ya fuera por el nerviosismo que la chica le provocaba o porque, cuando se miraban, Brittany se perdía en esos ojos cafés. Pero verla dormir, era algo totalmente nuevo y se permitió admirar su rostro sereno, sus labios ligeramente entreabiertos, sus ojos suavemente cerrados, sus mejillas, su nariz, su cabello graciosamente esparcido sobre la almohada y justo en ese momento, un travieso mechón de cabello negro invadió su rostro y, una vez más, Brittany luchó contra la tentación de removerlo, su cuerpo le gritaba y exigía quitarlo, pero de alguna manera logró abstenerse de realizar esa acción, era algo arriesgado atreverse, por lo que se limitó a mirarla muy de cerca, se limitó a percibir su aroma a vainilla, tan suave que sólo a esa pequeña distancia era posible disfrutarlo. La rubia no supo cuanto tiempo pasó antes de quedarse dormida, pero sí lograba recordar el calor que emanaba de la morena, un calor arrullador y por primera vez, en quien sabe cuánto tiempo, no se sintió deprimida antes de caer dormida, porque esta vez la última imagen que tuvo fue la de Santana a su lado.

Brittany se volvió hacia el lugar que la latina había ocupado durante la noche y tristemente notó que ella ya no estaba ahí, en realidad, ninguna de las chicas se encontraba en la habitación y eso la obligó a por fin levantarse de la cama y emprender su camino escaleras abajo. Todos ya se encontraban ahí, mientras Rachel, Quinn y Kurt preparaban el desayuno, el resto ayudaba a acomodar los platos y vasos en la mesa.

“Buenos días, bella durmiente.” Saludó Mercedes mientras acomodaba los cubiertos.

“Hola,” respondió Brittany con voz rasposa y encamorrada “¿Por qué no me despertaron?”

Quinn salió de la cocina con una jarra de leche y jugo de naranja en cada mano. “Parecía que estabas muy agotada porque intentamos despertarte varias veces pero no reaccionaste,” la chica miró a Brittany de manera suspicaz, “algo raro en ti, porque siempre eres la primera en despertar.”

Después de dejar California y haber viajado dos días y medio, casi sin descansar, hasta llegar a Illinois, Brittany cambió en muchos aspectos de su vida y la rutina fue uno de ellos. Quinn estaba en lo cierto, años atrás, la rubia era una persona extremadamente activa, todas las mañanas se despertaba con una energía incontenible que debía ser utilizada, en las mañanas se ejercitaba, al medio día corría y en las tardes bailaba, esa misma energía era la que la hacía sonreír y estar de buen humor todo el día. Pero dos años atrás, cuando su vida cambió, cuando se le agrietó el alma y se le rompió el corazón, toda esa energía desapareció y ya no encontraba razón alguna para querer despertar, para querer vivir.

“Bueno, el viaje fue largo y cansado, además las cosas cambian.” La voz de Brittany expresaba vacío y algo de frialdad. Fue en ese momento que Kurt y Rachel entraron en el comedor y todos tomaron asiento, pero faltaba alguien. “¿Y Santana?” La rubia trató de sonar casual, preguntando por mera cortesía, no porque la curiosidad la devorara, ni nada por el estilo.

“Se fue hace como 45 minutos.” Respondió Tina sin darle mucha importancia al tema.

“Dijo que quería ir a reconocer el lugar y tomar algunas fotos,” añadió Noah, “fue una suerte que la revista en la que trabaja la enviara aquí. Aunque creo que eso de ir a ‘reconocer el lugar’ fue un pretexto, Santana no es muy sociable en las mañanas y tal vez les quiso evitar su humor matutino.”

“Tal vez eso me lo pudiste haber advertido ayer,” intervino Rachel con reproche. “como ustedes saben, todas las mañanas trato de despertarme temprano para realizar mis estrictas rutinas de yoga para armonizar mi cuerpo y mente, y mientras realizaba mis ejercicios, ella bajó sin dirigirme la palabra. Pensé que no hablaba para no distraerme pero aún así la saludé y le traté de explicar el mantra que sigo para poder ser la Rachel que todos ustedes admiran y aman y tu querida Santana ¿sabes qué dijo?”

Puck para ese momento se encontraba más entretenido en su omelette que los quejidos de su amiga. “No ¿qué te dijo?”

“¡Nada! Lo que hizo fue gruñir, tu novia ¡me gruñó!”

Todos en la mesa empezaron a reír, claro a excepción de Rachel, que miraba a sus amigos con la boca abierta por su poca consideración y apoyo.

“Vamos Rach, ella no es la primera ni última que hará eso, de hecho todos en esta mesa lo hemos hecho alguna vez o más.” Puck miraba a la castaña con simpatía “ella es lo contrario a ti, no es de muchas palabras y tú… bueno, tú hablas de más… a veces.”

Brittany miraba atenta a Noah, escuchando cada palabra con detenimiento y no estaba totalmente de acuerdo con lo que decía, porque el día anterior pudo ver – no es que le estuviera poniendo mucha atención a su novia – que platicaba animadamente con Quinn, con Matt y con Kurt, además las pequeñas conversaciones que sostuvo con ella le indicaban todo lo contrario a lo que decía Noah, Santana sabía qué decir y cuándo decirlo. Sí, es verdad que era algo ruda – bastaba con verla patear y gritarle a objetos inanimados – y tal vez Rachel la había tomado por sorpresa o algo así, y tal vez, sólo tal vez, Santana era de pocas palabas con Noah porque quizás, no tenían mucho en común, pero eso era sólo una suposición.

“Oye Puck,” Finn llamó a su mejor amigo con la boca semi-llena de algo difícil de identificar “¿Tú y ella ya…?” el chico levantaba y bajaba las cejas de manera insinuadora.

“¡FINN!” Exclamó Quinn al mismo tiempo que Brittany dejaba caer prácticamente todo el cereal sobre su plato, mantel y regazo.

Puck hizo una mueca rara, queriendo expresar obviedad “Pss, ¿qué clase de pregunta es esa? Estás hablando de mí, un depredador sexual…”

“Es obvio que no.” Respondió Quinn por el chico con una sonrisa burlona “¿o me equivoco?”

Noah frunció el ceño. “Bueno, es que ambos queremos esperar al momento perfecto. Ustedes saben, que sea romántico y especial.”

Quinn no pudo evitar reírse descaradamente, conocía a Puck demasiado bien como para creerle esa farsa, él nunca había ‘esperado el momento especial’ “Traducción: Santana no quiere tener sexo con él. Vaya, quién diría que llegaría el día en que el depredador sexual se convirtiera en una mascota bien domesticada.”

Brittany se sintió aliviada por alguna razón incompresible. Durante esa conversación, comenzaba a experimentar – celos no – algo que la hacía sentir molesta, incómoda, enojada y es que esa plática había hecho que su imaginación creara diferentes escenas de Santana y Puck, escenas que le resultaban desagradables. Pero, cuando la verdad se destapó, las escenas no se borraron, simplemente suprimieron la imagen de Puck y ahora había una vacante.

*****

El otoño estaba próximo, para ser exactos: a dos semanas de distancia; se podía predecir a simple vista porque las hojas de los árboles ya empezaban a adquirir un color más cobrizo pero aún se aferraban a las ramas con fuerza, el viento que soplaba durante la noche era un poco más frío pero el Sol que se dejaba sentir aún recordaba que quedaban algunos días más de verano, el día todavía era perfecto para pasar un buen rato a orillas de lago Erie. El cielo estaba totalmente despejado, el aire que se respiraba estaba limpio y el agua cristalina reflejaba los rayos de sol. Era casi medio día y todos los chicos se dejaban llevar por el momento, jugaban en el agua como si fueran niños de nuevo, se salpicaban juguetonamente, mientras Finn y Noah molestaban a Kurt, recordando sus años en preparatoria, incluso Artie se había tomado un respiro de su silla de ruedas y se encontraba sentado a la orilla acompañado por Tina, riéndose de cada travesura. Sin embargo, Brittany se había apartado de ellos algunos metros, pretendiendo tomar el sol pero, en realidad, observaba la felicidad que irradiaban sus amigos y de la que no se sentía parte por razones que ella sólo podía entender. Se sentía rara de estar ahí porque su mente saltaba de un pensamiento a otro a gran velocidad y eso le causaba dolor de cabeza, estaba tan absorta en sus propios pensamientos que no se percató de una presencia justo a su lado, fue hasta que escuchó el disparador de una cámara fotográfica que alzó la mirada y ahí estaba ella, ahí estaba Santana mirando la agradable escena que se estaba dando a unos metros de distancia. Brittany la miró de arriba abajo: su cabello estaba recogido en una coleta, presumiendo todo su rostro, usaba unos shorts blancos ajustados – demasiado ajustados – a sus torneadas y bronceadas piernas (suertudo pedazo de tela), calzaba unas sandalias negras y una playera sin mangas del mismo color. La morena acercó la cámara a su rostro y tomó otra foto.

Santana se sentó junto a Brittany, para luego meter el artefacto en una maleta negra. La rubia observó detenidamente cada movimiento, como si esa simple acción fuera un arte exótico; los minutos que pasaron fueron silenciosos hasta que la latina se atrevió a romper el mudo momento. “Deberías estar allá con ellos y no aquí sola.” Santana no miró a la chica a su lado mientras continuaba la oración, “Se nota que están pasando un buen rato.”

Brittany se encogió en hombros, no estaba segura de cómo llevar a cabo una conversación con la mujer que se estaba apoderando de cada uno de sus pensamientos lentamente. “Debería. Es sólo que… no sé, aún trato de acostumbrarme, creo.”

La chica sonrió y por fin miró a su compañera. “No hay nada que pensar, son tus amigos ¿por qué habrías de acostumbrarte?”

Sus ojos azules miraron a los cafés con una inseguridad casi palpable, no podía platicar así como así con ella, la misma Santana lo había dicho la noche anterior, no se conocían en absoluto y lo que pasaba con ella era algo muy doloroso o al menos así era antes de conocerla. Lo que debía hacer era redirigir la plática, cualquier tema era bueno, cualquiera excepto ese. “Veo que ya estás de mejor humor.”

La latina frunció el ceño. “¿A qué te refieres?”

Brittany desvió su mirada hacia sus amigos. “Rachel se estuvo quejando toda la mañana de que le diste un gruñido matutino.” En sus labios se dibujó una sonrisa tierna. “¿Esa es tu manera de decir buenos días?”

Santana rió animadamente. “OK, ya entendí. Fui imprudente en preguntarte tan directamente,” la morena observó como Brittany adquiría un rubor en sus mejillas, “y no es mi manera de decir buenos días, es sólo que ella habla mucho, es algo extraña ¿Siempre es así?”

“Siempre ha sido así, si dejara de serlo no sería nuestra Rachel.” La rubia suspiró, su mente otra vez estaba trabajando de más, pero esta vez sólo en un pensamiento: Santana. Por razones que no podía entender o explicar, se sentía en confianza, sentía que si volvía preguntar cualquier cosa, incluso si le preguntara el origen del Universo, Brittany se lo respondería – ok, tal vez no lo del origen del Universo, pero intentaría responderlo.

“Uhm, me siento extraña,” dijo de pronto la rubia provocando en la morena algo de confusión, “me siento extraña cuando estoy con ellos, como si ya no perteneciera aquí ¿me entiendes?” Santana fue sincera cuando negó con la cabeza. “Siento que soy una persona diferente a la que ellos conocieron en preparatoria. Dejé de venir a las últimas reuniones y me he perdido de tanto que siento que no merezco estar aquí con ellos y que cometí un error al venir aquí como si nada, como si todo estuviera bien, como si yo fuera la misma de antes, cuando sé que simplemente no los soy.” Brittany estaba sorprendida consigo misma porque las palabras habían salido de manera ordenada y eran fáciles de entender, características que nunca poseyó porque sus pensamientos eran tan rápidos que era fácil perderse en ellos.

La morena permaneció callada por unos cuantos segundos, parecía que no sabía qué decir. “Si me permites, yo creo que no fue un error que hayas venido, porque entonces no te hubiera conocido,” Brittany miró a Santana con los ojos bien abiertos, provocando que la otra chica desviara la mirada, “es decir, tú fuiste la que me ayudó en la carretera, sin ti no sé cuánto tiempo hubiera estado atascada ahí, no estaríamos aquí, hablando de lo molesta que es Rachel,” la rubia dejó salir una carcajada “y sin duda no fue un error, porque ahora estás rodeada de diez personas que te quieren y se preocupan por ti. Te garantizo que todo se solucionará.” Santana finalizó su discurso con una media sonrisa que pretendía ser presuntuosa pero que en realidad expresaba otra cosa, algo que Brittany no podía identificar.

“¡HEY NENA!” Exclamó Puck al notar que su novia al fin había llegado y provocando en Brittany un sentimiento incómodo, es decir, estaba interrumpiendo un momento ¿íntimo? NO, para nada, sólo estaba interrumpiendo una plática terapéutica. “Ven, al agua está perfecta.”

Santana no respondió, se limitó a ponerse de pie y comenzó a deshacerse de su ropa. OH.DIOS. fue el único pensamiento de Brittany, mientras que sus ojos azules se abrían de par en par, captando los movimientos en cámara lenta, muy lenta. La morena se deshizo de su playera negra que mientras iba subiendo, descubría un abdomen plano y un top azul que se ceñía a su perfecto par de… No mires, no mires… aventó la prenda cerca de su maleta y ahora sus manos de dirigían al botón y zipper de sus shorts, el movimiento de sus dedos era elegante y la prenda resbaló por sus largas piernas… Brittany tragó saliva con dificultad cuando sintió que un calor familiar comenzaba a nacer en la parte baja de su abdomen. Tranquila, no es nada que no hayas visto antes, no es nada extraordinario.

La latina extendió su mano “¿Vamos?” fue entonces que el tiempo volvió a correr normal.

 Brittany negó con la cabeza. “Ya te expliqué.”

La mano morena no se inmutó, permaneció ahí y la rubia pudo ver en los ojos cafés de la chica determinación, entendió que no se movería de ahí hasta que accediera. Esa determinación era hipnotizante y le gustaba. “Míralo de esta manera: tú eres una extraña, yo soy una extraña y en esto momento vamos a conocer a esos extraños, juntas.”

Juntas, esa palabra sonaba como una promesa y por eso, Brittany no lo pensó más, tomó la mano suave y delicada de Santana y experimentó algo que realmente desconocía, pero ya no se detuvo a seguir pensando, no era su fuerte y, de verdad, la jaqueca era fastidiosa. Ambas chicas se dirigieron al lago, a unirse a la diversión sin soltarse hasta que ambas estaban ahí. Entre risas y diversión, Brittany se sintió relajada y fue como si Santana lo sintiera, porque le ofreció una tímida sonrisa y dejó ir la mano pálida de la rubia.

Brittany debía admitir que no era lo mismo ver la diversión desde lejos, que estar en la diversión. El agua era perfecta, era refrescante estar ahí, sentir el líquido en su piel y el sol en sus hombros, tal vez más tarde se arrepentiría de haber olvidado el bloqueador, pero por ahora eso no importaba mucho. Las risas que nacían de su garganta eran genuinas, aún se sentían extrañas, pero se sentían bien, la hacían sentir como la antigua Brittany, incluso los empujones y los juegos pesados eran agradables. Pero lo más increíble de esta situación, era que Santana no se había separado de su lado, estaban juntas, disfrutando el momento, los roces de su piel podrían haber pasado inadvertidos por la morena, pero no para Brittany, porque con cada roce, la piel se le erizaba.

*****

La hora del almuerzo fue un momento indescriptible, había un gran bullicio a pesar de que solamente eran doce personas, las risas se habían vuelto carcajadas y parecía que cada quien estaba en una conversación pero en realidad todos eran partícipes de todas las charlas. Quinn y Santana habían capturado la atención de Brittany, parecía que la latina había encontrado a alguien con quien charlar animadamente, obviamente, además de Brittany. Por lo que pudo escuchar, ambas habían sido capitanas de porristas en su momento y sus equipos habían coincidido en varias competiciones. Había una gran posibilidad de que en algún punto de la historia se hubieran visto o topado o algo y quizás… ¿algo pudo ser diferente? Eso era algo remoto, porque Sue Sylvester les tenía prohibido interactuar con el enemigo, la única relación que podían hacer era cuando destruyeran a la competencia. Como sea, Quinn y Santana parecían tener mucho en común, a diferencia de Brittany, porque en realidad su amistad con la otra rubia había sido ficticia en un principio, una amistad a la fuerza porque una era capitana y la otra la mejor bailarina. No había mucho en común más que ser porrista y que ambas eran rubias, Brittany no era astuta ni mucho menos, lo que muchos llamaban, inteligente. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando se unieron al coro, fue ahí que supieron lo que realmente la amistad era.

Sus ojos azules miraron a la morena. Naturalmente, Noah estaba a su lado, dándole besos de vez en cuando y ahí estaba de nuevo, ese algo incómodo – que no eran celos – pero vio con beneplácito algo nuevo, algo que le provocaba un poco de satisfacción, Santana estaba renuente al afecto de su novio, no era una actitud obvia, porque ni el mismo Puck lo notó. Pero Brittany, por alguna razón, sabía que la latina estaba incómoda y, cada vez que se negaba, sus ojos oscuros la miraban tímidos, culpables… no, para nada, eso eran alucinaciones de la rubia; quizás la cercanía que comenzaba a surgir entre ellas la estaba confundiendo, sin duda era eso.

“Bueno, es hora de un partido de americano ¿no les parece?” Dijo Finn con emoción media hora después de terminado el almuerzo. El clásico partido de cada año. “¿Puck? Eliges tú primero.” Y como cada año, Finn y Noah eran los capitanes.

“Santana.” Dijo el chico sin pensar.

“Sé objetivo, hermano.”

“Disculpa ¿tienes algún problema?” Santana se acercó a Finn de manera acechadora, sus ojos oscuros lo miraban con algo de fastidio, lo que provocó que chico balbuceara incoherencias. “Eso pensé.”

“Te va a hacer llorar.” Susurró Noah con tono burlón a su amigo.

“Mike.” Se apresuró a decir Finn.

“Quinn.”

“Uhm, Rachel.”

“Ven aquí Matt.” El moreno sonrió, le gustaba pertenecer al equipo ganador.

“Brittany.”

Puck sonrió victorioso. “¿Kurt?” El castaño miró aburrido al chico que pronunciaba su nombre y cuando dio su primer paso, Noah continuó. “Al equipo de Finn porque elijo a Tina.” La asiática levantó un poco el puño mientras murmuraba un casi inaudible ‘¡SÍ!’ tenían 25 años, pero a nadie le gustaba ser elegido al final ¿cierto? Y menos pertenecer al equipo que llevaba seis derrotas consecutivas.

El juego empezaba, como siempre, de manera inocente y amistosa, pero después de la primera anotación – que siempre era hecha por el equipo de Puck – las cosas se iban poniendo un poco más agresivas. Noah ya había derribado unas cuantas veces a Finn, Mike y, por desgracia, a Kurt; Matt seguía el mismo patrón que su capitán y las chicas no se quedaban atrás. Quinn adoraba taclear a Rachel aún cuando no tuviera el balón – Brittany no renunciaba a la idea de que entre esas dos había una atracción que ninguna se atrevería a declarar – y Santana, bueno, ella demostraba agilidad y fortaleza, había derribado a Finn tres veces.

“¡Atrápala, Brittany!” Exclamó Mike, al mismo tiempo que lanzaba el balón.

La rubia lo atrapó y comenzó a correr, estaba a unos cuantos metros de la zona de anotación, pensaba que por fin su equipo haría su primera anotación pero se vio frenada por una fuerza que la lanzó al suelo; fue algo doloroso pero de inmediato la sensación se disipó cuando vio a Santana sobre ella quien le sonrió. “No porque tengas lindos ojos seré suave contigo” susurró antes de ponerse de pie y alejarse.

A Brittany le costó trabajo levantarse, no estaba segura si era por el ligero dolor en su costilla derecha o por la cercanía que había experimentado ¿le estaba coqueteando? Imposible, pero estaba totalmente segura que la próxima vez, sería Santana la que estuviera bajo ella.

El marcador era: 10 anotaciones a favor del equipo de Puck y 3 del de Finn y ya se acercaba el final del encuentro. Santana tenía el balón y corría con agilidad mientras Brittany la miraba, la cazaba y se decidió a ponerle fin al juego, de todos modos su equipo ya había perdido y justo cuando la morena lanzó el pase, la rubia la tacleó, cayendo fuertemente en el suelo.

“Ouch” fue lo único que logró salir de los labios de Santana, sus ojos estaban cerrados por el dolor del impacto pero, al mismo tiempo, reía divertida. Los ojos azules de Brittany estudiaron su rostro, la manera en como reía, la forma en cómo sus labios se curvaban placenteramente, en cómo fruncía la nariz por el dolor del golpe y cómo un mechón de cabello se había escapado de la coleta. No habían pasado más que dos segundos cuando la latina abrió los ojos y Brittany no pudo evitar perderse en ellos, en dejarse enredar por ese tenue olor a vainilla. Santana estaba inmóvil, pero no parecía incómoda, su sonrisa no se había borrado y sin siquiera pensar, la rubia acercó su sus dedos para acomodar el cabello negro detrás de su oreja, sonrió al sentir la textura. “Tan suave como lo imaginé.”

“¡Hey ustedes dos! ¿Están bien?” Gritó Mercedes, obligándolas a salir de ese ensimismamiento.

Brittany se puso de pie, dándose cuenta de lo que acaba de suceder. “¿Estás bien?” preguntó sin hacer contacto visual.

“De maravilla.”

*****

Por séptimo año consecutivo, el equipo de Noah Puckerman ganó el juego y, como cada año, debían celebrar. La tarde aún era cálida y se antojaba algo de alcohol en el sistema, no mucho, por ahora, sólo un par de cervezas antes de emprender el camino de regreso a la cabaña. Brittany, sin duda, necesitaba una de esas bebidas, quizás la cerveza le quitaría el calor y disiparía la niebla de su mente, una niebla llamada Santana la-novia-de-mi-amigo-Puck López, la mujer con la que había coqueteado unos minutos atrás. Todo esto estaba mal, no le podía estar pasando esto, no a Brittany, no otra vez. Claro, no estaba en la misma situación que hace tres o dos años, Noah estaba en su lugar y la rubia sabía lo doloroso que era… no, esto debía detenerse aquí y ahora. No importaba que Santana fuera la única que parecía entenderla, no importaba lo comprensiva que era o que tuviera una piel que olía tan bien, o que su cabello fuera tan suave como la seda o que fuera súper atractiva. Brittany no podía irrumpir en esa relación, se negaba a ser la tercera en discordia, definitivamente NO…

 

Notas finales:

Bien, ya no pueden llamarme floja, me esforcé... espero sus comentarios con gusto!!!!


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