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UNA SEMANA ENTRE FOTOS Y UN CORAZÓN ROTO por CheerioFan

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Notas del capitulo:

Bien, seré sincera, esto de los capítulos largos toma tiempo pero es divertido, no me quejo. En fin, aquí está por fin el quinto capítulo y de verdad lamento la demora... He contestado todos y cada uno de los comentarios que me han enviado y espero recibir más con críticas constructivas y ¿por qué no? también destructivas.

 

Esa segunda noche parecía que sería una atrocidad, luego de que Brittany no había podido evitar su vómito verbal. Sin embargo, la noche dio un giro inesperado gracias al buen Mike Chang y su ligera obsesión por la rubia, logrando neutralizar la presencia de Santana. Durante ese rato, cerca de la chimenea, ambos chicos recordaron y hablaron de temas como su momento en la preparatoria y la vida después de ella. Eventualmente, y como era de esperarse, la charla se detuvo en cierta cuestión que incomodaba a Brittany: su breve noviazgo.

Mike parecía estar convencido de que él había convertido a la rubia en lesbiana. Una cosa era cierta, si ella no hubiera sido fan de las boobies y, por lo tanto, gay, su relación hubiera sido épica. El clásico noviazgo que se muestra en las películas románticas porque el asiático resultaba ser encantador, súper simpático, buen bailarín, el clásico caballero que suele abrirle la puerta a la chica y por todas estas cualidades y más, Brittany se sintió obligada a retribuirle de la única manera en la que sabía que era buena – al menos en ese entonces: con una noche de sexo aburrido. No es que Mike fuera malo en eso – o al menos eso pensaba la rubia. El problema era que ella nunca encontró placer con él o con todos los otros hombres con los que estuvo, ninguno de ellos le provocó esa emoción que se siente cuando hay una revolución de hormonas que indican excitación y deseo. Esa tal emoción la sintió por primera vez cuando besó a una de sus compañeras del equipo de animadoras y vaya que fue… indescriptible. Es por eso que no pudo seguir con esa mentira. No era justo para Mike ni para ella, así que un martes, luego del ensayo del Glee Club, Brittany rompió con el chico y su noviazgo de un mes y tres semanas se terminó.

Luego de ocho años, el tema resurgió porque Mike no aceptaba la simple explicación de ‘soy gay,’ le era difícil aceptarla, porque Brittany era popular en la preparatoria por algo en especial: su record perfecto en seducción de hombres.

“Una mujer lesbiana no anda por los pasillos de su preparatoria cazando a los pocos hombres atractivos o semi-atractivos con quienes no se hubiera besado, aún.” Fue la lógica que expuso el chico.

La respuesta de Brittany no sorprendió a Mike: REPUTACIÓN. La chica solía ser animadora y cuando se era parte de las Cheerios se adoptaban ciertas reglas no-escritas que daban beneficios y una de ellas era tener novio. Como porrista y chica popular, siempre se debía caminar de la mano con un chico igual o más popular.

Brittany, en ese entonces, estaba descubriendo su sexualidad y, aún siendo súper despistada, sabía que su gusto por las mujeres no era algo “bueno” y experimentó lo que toda adolescente de pueblo pequeño siente cuando se es diferente: miedo. Lima, Ohio era el clásico pueblo puritano en el que los chismes más escandalosos se saben en menos de 12 horas y la rubia simplemente se negaba a ser gay. Eso hubiera implicado su expulsión del equipo de porristas, perder sus beneficios en las camas de bronceado y toda la ropa y zapatos gratis y, peor aún, ser etiquetada de enferma, pervertida y anormal. Su record de seducción evitaría que alguien cuestionara sus preferencias y lo único que debía hacer era esperar pacientemente la graduación para huir de ese funesto pueblo y, por fin poder sincerarse consigo misma y disfrutar del buen sexo.

“Pero no bastó con escapar de Lima.” Añadió Brittany luego de un momento de silencio reflexivo.

“Creí que Los Ángeles era como una de las capitales gays.”

“Lo es,” los ojos azules de la chica miraban al fuego, “pero, creo que ser lesbiana no va conmigo.”

“¿Lo dices por Caroline?” Brittany asintió. “Nunca dijiste qué fue lo que sucedió ¿Tan malo fue?”

Nadie sabía que había sucedido, ni su familia. La rubia trató de esconder la situación como si fuera el más grande de sus secretos. Era algo que consideraba vergonzoso.

“Me engañó,” Brittany dejó escapar una risa amarga, “dos veces.”  Mike no supo que decir, trató de tomar la mano de la chica, pero ella escapó al gesto. Era un tema que aún la hacía temblar y querer gritar de desesperación. “La adoraba tanto que la perdoné la primera vez y estuve decidida a arreglar lo que sea que estuviera mal, creí que había sido mi culpa pero no, porque lo volvió a hacer y lo único que se me ocurrió fue huir.” La rubia suspiró hondo, aliviada de alguna manera por sacar eso de su sistema. “Arruiné mi vida por querer estar a su lado, por quererla desmedidamente.”

“No arruinaste tu vida…”

Brittany lo interrumpió con una profunda mirada que el chico nunca había visto. “La segunda vez que la sorprendí… ese día, me ofrecieron un trabajo para ser bailarina en un tour pero estaba tan destrozada que simplemente me fui, no quise saber nada. Era como si ella me hubiera arrebatado todo.”

“¿Has pensado, tal vez, que tú nunca la amaste?”

La rubia frunció el ceño y miró al asiático como si acabara de haber dicho que el cielo era verde y los cerdos volaban.

“No me mires así,” se apresuró a decir Mike, “Piénsalo. Fue tu primera novia y te cautivó porque, por lo que me dijiste, eso era lo que buscabas: tener una novia. No te diste la oportunidad de conocer a otras chicas. Es como si sólo hubieras probado el helado de pistache,” era una pobre comparación, sobre todo porque Brittany era alérgica al pistache, “y no supieras que hay más y mejores sabores, como el de mocca.”

Brittany sonrió. Sí, era una comparación algo patética, pero ¿qué se le pude pedir a un hombre? Sin embargo, comprendió el punto y Mike tenía razón, de alguna manera. Tal vez por eso se sintió tan destrozada, Caroline fue su primera decepción amorosa y no supo cómo lidiar con ella.

“Pero si consideras que ser gay no es lo tuyo,” el asiático se encogió en hombros de manera algo infantil y confidente, “yo puedo ser quien te regrese al camino de la rectitud.”

Esta vez, ambos chicos rieron abiertamente, aunque la rubia sabía que parte de esas palabras las decía con sinceridad. “Eh, creo que primero probaré los demás sabores y si eso no funciona, entonces serás al primero que llame.”

Cerca de las 2am, Mike se despidió de Brittany con un abrazo y se retiró a su habitación, dejando a su amiga en la ya vacía sala, reflexionando. Además, no quería irse y acostarse junto al helado de moca marca Santana…

*****

La ayuda de Mike no sólo se limitó a distraerla de la presencia de la latina y deshacerse de la opresión que el recuerdo de su ex ejercía, sino también a que su plan – por llamarlo de alguna manera – empezara a marchar como ella quería.

Luego de que el chico se retirara, Brittany se quedó profundamente dormida en el sofá, mismo sofá en el que despertó la mañana siguiente con una sensación diferente. Así es, la rubia sentía que algo había cambiado en ella, o mejor dicho, que algo había regresado y podía sentirlo crecer en su interior. Energía. Sin embargo, decidió permanecer recostada, sintiéndola placenteramente y recibiéndola con una sonrisa en sus labios.

El silencio en el que se encontraba la cabaña se vio interrumpida por unos enérgicos pasos y una voz que entonaba My life would suck without you. Wow, parecían haber pasado siglos desde la última vez que Brittany escuchó esa canción en voz de Rachel Berry.

“Oh. Hey.” Rachel reparó en la presencia de la rubia. “¿Pasaste aquí toda la noche?”

“Buenos días,” respondió la chica con una amplia sonrisa. “Sí, creo que estaba muy cansada y el sueño me venció.”

La castaña miró suspicaz a su amiga, mientras calentaba para su rutina de ejercicios matutinos.

“¿Es eso o…?” Rachel se acercó con una expresión inquisidora. “¿Querrás decir que no querías dormir a lado de Santana?”

‘¿Cómo se dio cuenta?’ Fue el pensamiento automático de Brittany. Su corazón se aceleró, sintió que sus mejillas ardían de vergüenza, sentía que en cualquier instante sus ojos saltarían de sus órbitas y, como si esa declaración fuera un potente resorte, de inmediato se sentó. ¿Era posible que Rachel hubiera sido capaz de leer las señales que Brittany sin querer emitía cuando estaba cerca de Santana? Sinceramente, era algo casi imposible, porque la chica resultaba ser muy despistada con esa clase de señales, sobre todo con las que le lanzaba Quinn prácticamente en la cara.

“¿Qué?” El monosílabo fue un profundo tartamudeo. “No sé de qué estás hablando.”

La castaña, para ese momento, yacía en el suelo haciendo sus estiramientos de yoga. “No pongas esa cara. Sabes de qué estoy hablando exactamente. Luego de esa escena de anoche, cualquiera se avergonzaría de dormir con Santana, es decir, ella es la novia de Puck y tú prácticamente le escupiste en la cara la vida sexual de su novio. Eso siempre resulta ser algo incómodo.”

‘Ah, eso.’ Brittany dejó salir un suspiro de alivio que parecía que estaba obstruyendo su respiración sin que ella se percatara y, con ese mismo alivio, se dejó caer sobre el cómodo cojín.

“Es en serio ¿qué fue lo que pasó por tu rubia cabecita para hacer algo así?” La voz de Rachel sonaba preocupada y molesta.

‘Santana’ “Realmente no lo sé.” Respondió la rubia tratando de esconder su sonrisa al recordar a la morena.”No sé que me pasó.”

“Como sea, espero que esta falta de sensatez tuya no se repita, porque luego de tu pequeña intervención de anoche, Santana tuvo una seria plática con Puck y sabemos que no terminó del todo bien y, bueno, ya escuchaste a Noah, él cree que Santana es la indicada.”

Brittany desvió su mirada con fastidio, algo que no hacía desde la primera vez que la escuchó hablar con esas palabras ostentosas y que, hasta la fecha, no sabía su significado. Pero la rubia se vio distraída por esas palabras, realmente se detuvo a analizar esas palabras ¿acaso Rachel dijo él cree? Debía sacar esa duda ya.

“¿Qué quieres decir con eso de que ‘él cree’?”

Los ojos cafés de la chica miraron a todo lados excepto a la rubia. “Bu-bueno, me refiero a que no sé como sea su relación, por eso usé esa expresión.”

“Por favor Rach, no me menosprecies, sé cuando estás mintiendo y me parece que lo que tú crees es que Santana no es la indicada,” Brittany gesticuló con sus dedos las comillas en esa última palabra con un halo sarcástico, “y para serte sincera, yo pienso igual que tú.” En sus labios se dibujó una sonrisa triunfal, la cual no pasó inadvertida para su amiga.

“¿Por qué parece que te alegras? ¿Acaso tienes alguna clase de…?” Rachel frunció confundida el ceño. “¿Te gusta Puck? ¿Qué no eres gay?”

Menos mal que dijo Puck y no Santana, eso hubiese sido algo incómodo y a la rubia le costaba mucho trabajo pretender algo que es 100% cierto.

“Un minuto,” la castaña parecía que había sido iluminada con la verdad más grande del universo, una verdad que no parecía entender del todo o que aún no quería entender, “tú eres gay.” Afirmó la chica.

Esto era lo único que le faltaba a Brittany, que sus amigos empezaran a percatarse de su cómo-sea-que-se-llame por Santana y había olvidado lo buena que era Rachel en eso de asumir cosas, era como su sexto sentido y a veces daba miedo. Debía desviar la conversación, buscar una ruta de escape o algo que alejara a la castaña de la realidad, de la realidad de Brittany.

Duh, eso todos los sabemos Rach, pero dime ¿qué pasa con Quinn?”

Los ojos de Rachel se abrieron de par en par al escuchar ese nombre, esa expresión de terror y asombro se traducía como un desahogo para la rubia.

“¿Qué Quinn?”

Brittany dejó escapar una ligera risa. “Ya te dije que no me menosprecies, sé que soy muy despistada pero sé de estas cositas que suceden entre mujeres y lo que pasó durante el juego, en la habitación y durante la cena, es súper obvio que pasa algo entre ustedes dos, algo grande y romántico.”

Rachel desvió la mirada mientras seguía ejercitándose pero su rostro y orejas habían adquirido un rubor brillante. Brittany sonrió para sí, esa era una respuesta no-verbal de aceptación.

“No sucede nada entre nosotras.” Sus palabras eran firmes pero estaban llenas de decepción. “Absolutamente nada,” reiteró la castaña, como si tratara de convencerse más a sí misma que a Brittany.

“Pero ¿tú quieres que pasé?”

Rachel sonrió resignadamente, “Eso es algo imposible, ella se quedó en Ohio y yo ya tengo una vida en Nueva York – una exitosa vida debo añadir – y por eso no renunciaría a mi carrera en Broadway. Sería algo absurdo regresar a ese odioso pueblo que nunca apreció mi talento.”

“No es necesario que tú regreses, en Nueva York también hay escuelas en donde Quinn puede seguir con su carrera de maestra…”

“Olvídalo Britt,” interrumpió la castaña “ya me hice a la idea y es mejor así.”

Los siguientes minutos fueron de completo silencio, algo inusual en Rachel y Brittany se limitaba a mirar la rutina de yoga que no había cambiado en los últimos tres años.

“Tenía la ligera esperanza de que hoy decidieras ejercitarte afuera.”

Esa voz ya estaba grabada en su cerebro, esa voz era la culpable de que su cuerpo experimentara sensaciones extremas, la fantaseaba durante el día y – para ser sincera – la había soñado esa noche. Brittany quería hundirse y perderse en el sofá, luego de lo sucedido con Puck, no tenía cara para ver a Santana ¿qué le podía decir? ¿qué le podía inventar para justificar su terrible comportamiento? Dios, su cuerpo sólo era consciente de la profunda vergüenza que sentía.

“¿Estás loca?” Gritó prácticamente Rachel. “¡Está helando afuera! Y para tu conocimiento y pobres habilidades musicales, mi voz es invaluable y se podría ver afectada. Es más, tan sólo hablar contigo es un desperdicio de talento.”

“Dios ¿siempre eres así de narcisista? ¿Sabes que eso es un pecado?” Al parecer, Santana no se había movido del pie de la escalera y eso era algo bueno, al menos para Brittany, porque de esa manera le era imposible verla.

“El simple hecho de que tenga pleno conocimiento de mis habilidades artísticas no quiere decir que sea narcisista y, sólo para que lo sepas pero está por demás decir, soy judía.” Rachel prosiguió con sus ejercicios hasta que se escuchó un audible y claro UGH “¿Acaso me gruñiste de nuevo?”

“Es para que esta mañana tengas algo más que platicar – o quejarte – en lugar de atormentar a los demás con las charlas de ti misma.” Santana dejó salir una risa sarcástica. “Obviamente, con la excepción de Quinn.”

Era natural que Brittany se encontrara en una situación incómoda, pero al mismo tiempo, era bastante divertida. Ver a Rachel abrir y cerrar la boca sin saber que responder era muy, muy cómico y es que todos – o al menos Santana y ella – estaban conscientes de esa atracción. Sin embargo, Brittany se admiraba de la forma en cómo Santana interactuaba con todos sus amigos, sabía cómo acercarse y, era obvio que no odiaba a Rachel, simplemente le gustaba desafiarla – bueno, eso es lo que creía la rubia.

“¿No deberías prepararte para ir a retratar lo que sea que retrates?” Ese era el argumento defensivo más pobre que Rachel Berry haya usado en su vida.

“¿Estás loca? Está helando afuera y para tu información mi fastidiosa voz se puede ver afectada,” Santana arremedó la voz de la castaña, “oh, espera ¿dónde escuché eso?”

La rubia dejó escapar una risa divertida que abandonó su cuerpo sin querer y por lo que no se dio cuenta de que la morena había avanzado para encontrarse con ella.

“Hola.” La voz de la latina de inmediato cambió su tono mordaz a uno más suave y eso petrificó a la chica en el sofá.

“Hey.” Fue lo único que logró salir de sus labios.

“¿Por qué dormiste aquí y no conmigo?” Los ojos azules de Brittany miraron a Santana con cierto brillo de esperanza. “Es decir, en la habitación… con todas.” Rectificó la chica al recordar que no estaban solas y, de hecho, Rachel ahora las miraba curiosa.

“Eh…” ¿Cómo podía contestar a eso?

“Tal vez ella no quiso pasar la noche contigo porque quería evitar dormir con alguien cuyo humor es bastante reprochable.” Intervino Rachel, casi dispuesta a tomar venganza por los comentarios anteriores.

“¿Tú crees? Yo creo que no quiso pasar la noche conmi… con nosotras porque no soporta tus ronquidos de leñador.” Esas palabras parecían lejanas, porque la atención de Brittany se perdía en el atuendo de Santana.

“¡¿Cómo te atreves?! ¡Yo no ronco!”

Y fue ahí donde Brittany perdió la hilatura de esa pelea por completo pero no era su culpa ¿quién no se perdería al tener a una chica de piel bronceada vestida tan sólo con un par de bóxers negros mega ajustados y un tank top blanco que seguía el mismo ejemplo que la otra prenda? Era difícil no quedarse sin aliento al mirar semejante imagen y la rubia se reclamó a sí misma por la estúpida decisión de dormir en el sofá, cuando pudo haber tenido a esa mujer junto a ella, otra vez. Sí, es verdad que ya había tenido la oportunidad de dormir con ella, es decir, junto a ella pero ahora era diferente, porque la luz iluminada su cuerpo y verla vestida así, con su cabello algo despeinado… bueno, provocaba que Brittany deseara despertar junto a esa chica todas las mañanas, vestida así y poder dormir con ella con esas mismas prendas, pero en el suelo, disfrutando de su piel contra la suya, sin barrera alguna.

“Como sea.” Esta fue la declaración que despertó a la rubia de su sugestiva fantasía y se percató de que Santana se alejaba para perderse en la cocina, no sin antes ofrecerle una muy buena vista de su espalda y más abajo. Brittany de inmediato se sentó en el sofá, para poder disfrutar mejor de esa chica y con la duda de si debía seguirla o no.

“Eventualmente, deberás hablar con ella para discutir lo que sea que deban aclarar.” La voz de Rachel obligó a la rubia a enfrentarla, directamente a los ojos, sin saber que responder a eso.” Dios Britt, sí que eres muy gay.”

*****

El desayuno. El momento más incómodo y satisfactorio que Brittany hubiera experimentado. Incómodo porque era bastante claro que Santana aún estaba molesta con Noah ya que no había tomado su habitual lugar junto a él. No, ahora había tomado la silla al lado derecho de la rubia y por un instante la mesa para ocho personas parecía insuficiente para ellas dos y ahí es donde radicaba el momento satisfactorio, porque Santana era zurda y, tal vez inconscientemente, su brazo desnudo rozaba la piel de Brittany mientras comían y, sí, el espacio era insuficiente porque sus piernas seguían el mismo ejemplo y también era probable que su mano bronceada tocara la suya por accidente cuando le pidió cortésmente que le pasara la jarra de jugo. Sin embargo, también cabía la posibilidad que todo fuera a propósito, idea que desestabilizó a la ya confundida Brittany. Esos inocentes roces eran potentes descargas eléctricas en su espina dorsal, eran potentes estimulantes para otras partes de su cuerpo en las cuales no quería pensar y menos durante el desayuno, por el amor de Dios, eso era una locura.

“¿Podemos hablar?” Preguntó Santana cuando el desayuno había terminado. “Es importante.” Añadió la chica mientras buscaba la mano de Brittany.

“Ahora no.” Respondió la rubia sin hacer contacto visual y sin aviso alguno, corrió prácticamente al baño.

Se lavó la cara con desesperación, sentía que esa hora en el comedor, estando junto a ella, había sido como si hubiera corrido un maratón. Esta chica le gustaba terriblemente y ya no sabía cómo actuar cuando estaba con ella, no después de su ataque de celos. Brittany escuchó como la puerta se cerraba y, de inmediato, el click del pasador y fue cuando vio a Santana, con ella, en el baño, las dos, solas… después de esto, jamás olvidaría poner el pasador de nuevo.

La latina no tenía expresión alguna en su rostro pero sus ojos oscuros no dejaban de ver curiosos a la chica frente a ella.

“De verdad creo que me debes una explicación.” Dijo sin preámbulo, apoyando su espalda contra la puerta y cruzando sus brazos.

“Eh… no sé qué decir.” Fueron las palabras más sinceras en las que pudo pensar la rubia. ¿Qué le podía decir? ¿Me encantas, deja a tu novio y huye conmigo?

Santana dejó caer sus brazos y suspiró resignadamente al notar que la chica estaba confundida. Su mirada se suavizó. “Britt, yo…”

“Por favor, no hagas eso.” Susurró Brittany con la ya fastidiosa desesperación que sentía.

La latina frunció el ceño. “¿Hacer qué?” Preguntó, mientras se empezaba a acercar a la otra chica, lentamente, casi como si la estuviera acechando, mirándola con ese par de ojos que parecían atravesar cada célula, que parecía llegar hasta la parte más profunda de su ser.

“¡Eso!” Exclamó Brittany sin saber a dónde huir o esconderse, se vio acorralada entre el cuerpo de Santana frente a ella y el lavabo en su espalda. La mirada de Santana ahora expresaba preocupación, tal vez pensaba que la chica se había vuelto loca o algo así. “Deja de mirarme de esa manera.” Rogó la rubia.

“¿De qué manera?”

“Tú sabes a qué me refiero, sólo deja de mirarme de esa manera. ¡No puedo explicarlo!” La situación se tensaba, pero no era una tención que incomodara, era más bien una tención íntima, confidente, peligrosa.

“¿Qué propones? ¿Qué me saque los ojos?”

“Eso sería un buen inicio.”

Santana no pudo evitar reír ante la absurda respuesta, lo que provocó que siguiera acortando el espacio entre ellas hasta estar muy cerca del cuerpo de Brittany, deteniéndose a escasos centímetros, evitando cualquier contacto físico. Colocó sus manos a ambos lados de ese esbelto cuerpo, apoyándolas en el lavabo, impidiendo cualquier intento de escape.

A pesar de que la morena era varios centímetros más pequeña que Brittany, su presencia era poderosa y, ahora más que nunca,porque parecía saber perfectamente lo que sucedía con la otra chica. “¿Por qué no simplemente me dices lo que tienes en mente?” Susurró.

“Yo…” La rubia cerró los ojos con fuerza. “No puedo.”

“¿Por qué no me dices exactamente lo que dijiste el otro día? Que estoy buena.” Sus palabras no expresaban sarcasmo ni ironía, eran más bien expectantes, podría decirse que estaban deseosas.

Brittany abrió los ojos sorprendida ante tal atrevimiento. “Yo nunca dije eso.”

“Cierto,” Santana sonrió tiernamente mientras su rostro se seguía acercando y al parecer, se había puesto de puntas para estar cara a cara con la rubia, “entonces dime que soy la mujer más sensual que jamás hayas visto.”

La chica acorralada podía sentir el aliento de la latina demasiado cerca, mezclándose con el suyo y ahora no podía dejar de ver esos labios que le estaban invitando a renunciar a todo lo que previamente había pensando, a renunciar a su idea de lo que estaba mal, porque esta chica ya había dejado de ser prohibida, y ahora, más que nunca, la deseó con todas sus fuerzas, esta era su oportunidad pero la minúscula parte de razón que aún sobrevivía habló. “Esto… está mal. Tú y Noah… yo no…” parte de razón que había perdido la capacidad de hablar coherentemente.

“Sólo basta decir,” definitivamente sus labios estaban siendo separados por una delgada pared de aire, que cualquiera de las dos podría atreverse a romper en cualquier instante. La latina se lamió los labios, tal vez sería ella quien tomara la iniciativa una vez que escuchara lo que quería, “sólo basta con decir ‘Santana me gus…’”

“¿Santana?” Salvación. Amabas chicas miraron hacia la puerta con algo de nerviosismo. “Uhm ¿puedes abrir?”

“Es Quinn.” Susurró Brittany sin saber qué hacer. Si la otra rubia se llegara a enterar o ver que ambas estaban solas sería un momento muy, muy incómodo.

“La regadera,” apuntó Santana con el dedo y de inmediato la rubia siguió la orden. “Pero aún me debes una explicación.” Puntualizó la morena antes de correr la cortina de baño.

Brittany se sentó en el suelo, apoyando su espalda en la esquina más alejada. Tal vez esto había sido una idea infantil porque si Quinn la descubriera entonces las cosas sí se podrían mal interpretar. Escuchó cómo la puerta se abría.

“¿Puedo pasar?” La voz de Quinn sonaba con una inseguridad poco característica de ella.

“¿Disculpa? Es que yo…”

“Quisiera hablar contigo, a solas. De verdad es importante.”

“Uhm,” Santana hizo una pausa, el sonido que salía de su garganta realmente expresaba confusión. “Si es muy importante ¿no deberías hablar con tus amigos, tal vez con Mercedes, Kurt o Rachel?”

“Oh Dios no y menos con Rachel.” La puerta se cerró con discreción. “Te seré franca Santana, no sé por qué, pero tú me brindas una confianza que nunca he sentido. Sé que sonará algo cruel, pero a pesar de que conozco a estos chicos desde hace años, aún me cuesta ser… sincera, sincera y más en lo que te quiero decir.”

Esas palabras fueron dolorosas para Brittany, porque se supone que eran una familia y en las familias debería existir confianza ¿cierto? Y Quinn, prefería confiar en una desconocida, no es que Santana fuera mala o tuviera malas intenciones, Brittany estaba segura de eso, pero el punto era que Quinn conocía a cada chico desde hace más de 10 años y a Santana la había conocido apenas hace dos días y, no, no era la misma situación que estaba experimentando la rubia, porque todo mundo sabe que uno se puede enamorar a primera vista. Sin embargo, Brittany no le podía exigir confianza a su amiga, porque cuando ella se declaró gay ante el Glee Club, y solamente ante ellos, Quinn fue la última en enterarse y no por boca de Brittany, sino porque Rachel se lo había dicho. La otra rubia le dejó de hablar durante una semana y, en un principio, Brittany pensó que su molestia era causada por su homosexualidad y cuando al fin confrontó a Quinn, la chica le reclamó su falta de confianza.

“Quinn, no me digas eso,” suplicó Santana por el bien de la chica que se escondía, “puedes confiar en mí, pero tal vez debamos hablar en otro momento.”

“No, porque en otro momento no tendré el valor de admitir lo que siento y de verdad necesito un consejo.” Quinn suspiró. “Uhm, está esta persona por quien siento algo… algo que no puedo explicar pero que va creciendo y es un poco aterrador porque no sé si me corresponde. A veces parece que sí y se siente bien pero luego parece que me rechaza y es algo confuso. No nos frecuentamos mucho porque ella… esta persona vive en Nueva York y yo en Ohio, pero las veces que estamos juntas es nuevo pero a la vez familiar y no sé como rayos decirle que… no sé ni siquiera que debo decirle.”

Hubo un momento de silencio, Quinn no sabía cómo continuar y Santana no sabía qué decir.

“Tal vez sólo debas decirle a esta persona – que no le pondremos el nombre de Rachel Berry – lo que sientes. No sé qué es lo complicado porque esa pequeña y fastidiosa chica está tan enamorada de ti como tú de ella.” Brittany no podía ver nada, pero de alguna manera sabía que la morena estaba sonriendo. “Sólo debes tener valor de decirle y ya ¿qué puede pasar? Lo peor sería que empezara a cantar como una de esas princesas de las películas de Disney.”

“¿Tú crees que me corresponda?”

“Totalmente. Es súper obvio por la forma en cómo te ve, cómo te habla. La chica te adora pero para serte sincera, ella no tomará el primer paso, así que tienes menos de una semana para decirle todo lo que sientes.”

Brittany sonrió. Menos de una semana para que algo maravilloso suceda. Bastó menos de una semana para que la rubia se reencontrara, para que se enamorara, para que su amiga tomara valor… bastó sólo una hermosa chica para despertar cosas inexplicables… Brittany tal vez también encontraría la manera de renunciar completamente a esa chica o encontrar la manera de apoderarse de ella, como ella ya lo había hecho de la rubia.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Pueden decirlo con sus cmentarios que nunca están de más... Uhm, sólo tengo una duda ¿qué les parece que haya introducido la pareja de Rachel y Quinn? ¿Creen que les roban cámara a Brittany y Santana? Espero respondan a mi duda para que así defina bien bien el fic...


Pues bien, creo que eso es todo por ahora... Oh sí, la canción:


My life would suck without you by Kelly Clarkson y el cover es del capítulo 13 del Glee.


Les mando saludos!!!!!!!


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