Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a su autor Kishimoto-sama, este fic lo hice solo y únicamente como diversión.
Parejas: OCxNaru SasuxNaru.
Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene Mpreg, Violación, Violencia y lo que se me ocurra nnU
Beta: Usarechan
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Capitulo 19.- Como el fuego y el viento
Hikawa había logrado convencer por completo a los kages; era entendible, el kitsune sensei tenía un aura muy tranquila y dulce que era capaz de tranquilizar a la mayoría de seres. Sus ojos reflejaban un alma pura y sus palabras siempre eran sinceras, todo ello lo convertía en un líder espiritual ejemplar.
—Hikawa-sama —Mei Terumi, la Mizukage. Todos los kages se encontraban en el templo por invitación del zorro maestro con motivo de que ellos se convencieran que sus intenciones y las de su pueblo eran verdaderas —, ¿En verdad los youkai y humanos conviven juntos?
—Si, al menos en este reino —respondió con una dulce sonrisa —, desgraciadamente, fuera de aquí, los youkai no comparten nuestras creencias —comentó con tristeza.
—Si los demonios consideran a los humanos como alimento —dijo Tsunade —. ¿Cómo es que ustedes actúan diferente?
Hikawa le sonrió, invitándolos a ir al lugar donde se encontraba el árbol sagrado y con paciencia y dedicación les explicó la historia del templo, el tesoro y el por qué Eien era distinto a todos los otros reinos.
Mientras tanto, Sasuke se encontraba en los jardines de su casa junto a la pequeña Mikoto que ya tenía la apariencia de una niña de diez años. La pequeña youkai, ahora crecía lo de un año en dos días.
—Niichan, ¿Qué me enseñaras hoy? —preguntó la niña entusiasmada. Mikoto se había peinado de tal forma que se parecía a Sasuke; usaba unos shorts color crema y una playera azul marino con el cuello alto. La pequeña princesita youkai admiraba tanto a su “hermano mayor” que vestía igual a como cuando éste tenía su edad.
Sasuke miró a la niña que movía la cola de un lado a otro. Esa niña era toda una bendición para él, mucho más grande de la que los youkai creían. Ella era un tesoro, un regalo que los dioses le habían dado en la forma de un infante y que logró derretir su corazón completamente.
—Mikoto, ¿te gustaría hacer el examen para convertirte en genin? —la cuestionó el azabache.
— ¿Genin? —la niña movió su colita de un lado a otro antes de asentir — ¡Sí! ¿Si me vuelvo ninja seré igual a ti?
Sasuke sonrió, no una de sus acostumbradas sonrisas prepotentes o falsas, si no una verdadera; y es que esa niña se había ganado al Uchiha completamente al punto de cambiar completamente con la sola presencia de ella. Continuaron con el entrenamiento, Mikoto era realmente fuerte y aprendía con gran rapidez.
En esos momentos, Sasuke y Mikoto mantenían una pelea, que si bien solo era un calentamiento; ambos parecían tomarlo muy enserio.
— ¡Naruto-nii! —chillo la niña percatándose de la presencia del rubio, bajó la guardia ocasionando que no viera el katon que Sasuke le había lanzado un segundo antes.
— ¡Mikoto!
Todo fue muy rápido; la enorme bola de fuego envolvió a la niña quien tan solo alcanzó a cubrirse el rostro con las manos; las llamas comenzaron a formar un enorme tubo que se arremolinaba violentamente impidiendo que los dos shinobis pudieran acercarse.
— ¡Mikoto! —gritó Sasuke. Iba a arrojarse a las llamas junto con Naruto pero una ráfaga de viento detuvo sus intenciones.
—Deténganse —Kagura apareció frente a ellos con ese porte de la reina que era.
— ¡Kagura-neechan tenemos que salvarla! —le gritó Naruto desesperado. Ella miró a los dos chicos, se veían tan preocupados
—Ella se encuentra bien —dio unos pasos quedando a pocos centímetros de la columna de fuego que seguramente se veía en toda Konoha.
Dentro, la pequeña estaba asustada; las llamas no la tocaban, ni siquiera sentía el calor abrazador pero el solo hecho de estar encerrada en ese infierno era motivo para asustarse. Estaba en el suelo hecha un novillo, sus orejas estaba hacia atrás y su colita enrollada en su cuerpo.
—Mikoto —la llamó Kagura tan seria que no parecía preocupada por su hija.
— ¿Mami? —Mikoto se levanto quedando sentada en el suelo — ¡Ayúdame!
Kagura cerró los ojos soltando un enérgico no; la pequeña debía ser capaz de liberarse ella sola de ese pequeño inconveniente –porque eso era –. Mikoto era en parte un demonio de fuego y debía ser capaz de controlarlo. La segunda shinhan podría parecer cruel con su propia hija pero lo hacía por su propio bien. Le dijo que se concentrara en el fuego, que dejara de alimentarlo pues era ella quien le alimentaba. Aún con el miedo que sentía, Mikoto obedeció a su madre. Cerró los ojos, se puso en posición de loto y se concentró en las llamas que lentamente comenzaron a desaparecer.
— ¡Mikoto! —chilló Naruto cuando el fuego se extinguió por completo, corrió a abrazar a la niña que rompió en llanto en el momento que el rubio la atrapo. Sasuke se acercó a ellos para revisar a la youkai con una minuciosa demencia, cuando estuvo seguro que no tenía ni un solo rasguño se levantó para enfrentar a su maestra por no ayudar a su propia hija. A Kagura realmente no le importaban los reproches del azabache; ignorándolo olímpicamente, se acercó a la menor que ya había dejado de llorar.
—Mami —se quedó callada al darse cuenta de la severidad con la que su progenitora la veía.
—Mikoto, nunca más bajes la guardia, aún si es solo un entrenamiento —la reprendió —, eso puede ser la muerte —la niña debía comprender lo importante que era, no sólo por el hecho de ser el tesoro, también por ser su hija. Kagura también quería hacerle entender que el fuego –como los otros elementos –, jamás la lastimarían pues estos formaban parte de ella.
Aún cuando Mikoto era una niña comprendía bien las palabras de su madre; se despidió de ella y de los dos shinobi para irse a su habitación, debía darse un baño y cambiarse de ropa.
Cuando quedaron solos Kagura miró a los dos con seriedad, también ellos debían entenderlo.
—Estoy consciente de que ustedes creen erróneamente que Mikoto es una niña normal de diez años —afirmó tratando de no sonar muy molesta —. Dentro de un par de días más tendrá once y dos después tendrá doce —Kagura dejó escapar un pequeño suspiro. Ella era la madre y a la que más le afectada lo que sucedía con Mikoto —, mi hija seguirá creciendo a un paso acelerado hasta que tenga la edad de su contraparte.
— ¿Cómo estás tan segura? —la cuestionó Naruto. Kagura dejó escapar otro suspiro, miró el cielo y respondió un escueto “el viento”. Posó sus ojos en Sasuke y luego en Naruto, tan jóvenes y desconocían tanto (aun sus propios corazones).
—Ustedes son humanos y nosotras demonios —soltó de pronto haciendo que los dos la miraran sorprendidos, no esperaban que la segunda Shinhan les hablara en ese tono —. Sé que ustedes ven a mi cachorro como si fuese una humana pero no lo es —suspiró —, Mikoto es una youkai y debe ser tratada como tal.
—Pero apenas es una bebé —refutó Naruto con severidad.
—No es humana —repitió enojada —, es un demonio que vivirá mas años de los que ustedes o sus descendientes puedan vivir.
Kagura soltó nuevamente un suspiro; no era su intención decir aquello pero era necesario para que esos dos no fuesen débiles ante Mikoto pues podría ser un arma de doble filo.
—Desde mañana comenzaran con su entrenamiento —soltó de pronto dejando a los dos con la boca abierta —, ustedes dos deberán ser como el fuego y el viento.
Continuará…