Mokuba estaba en la planta de una de las islas por viaje corporativo según supo Seto al llamarlo del avión.
*Perfecto*pensó y miro al rubio a su lado, deslizo sus dedos por su tersa mejilla pero no percibió nada en respuesta.
Se preocupo.
Hubiera pensado que tras un día de no ingerir la droga hubiera sucedido algun progreso pero su mirada continuaba sin vida.
Lo llevo directo a la casa de invitados tras la mansión.Una casa nada chica en donde contaba con dos plantas y trece habitaciones ademas de living, comedor, cocina y pileta.Estaba hecha para los invitados que sobraban o eran ruidosos tras una fiesta.
Seto llamo doctores y contrato una enfermera antes de que los empleados de la casa siquiera notaran su presencia.
No se aparto del lado del otro hasta después de que el doctor viera al rubio dando un diagnóstico alarmante.
+-El daño es severo señor Kaiba.Me temo que la droga a la que ha sido sometido el joven no solo anula su voluntad sino que causa un severo daño a las capacidades cognoscitivas de su cerebro-dijo el médico.
-En otras palabras ya no es capaz de pensar por si mismo-dijo Kaiba y el otro asintió.
-¿Hay cura?-pregunto el CEO y el doctor le respondió-Como he dicho el daño es grave mas tal vez no sea irreversible.Con el tratamiento apropiado el podría…..-
-Entiendo.¿Cuando comenzará?-pregunto el de ojos azules y el otro lo miró con asombro.Kaiba sostuvo su mirada y supo que ese hombre era serio.Despues de una leve inclinación dijo-Volveré mañana-y se fue.
Seto entro a la habitación donde el doctor había dejado su inanimado cuerpo que permanecía con la vista fija en la pared viendo a la nada sin importarle.Por un minuto vio al Joey de antes sentado ahí parandose y diciendole-Oye engreído, me dejaron aquí sentado mirando una pared.¡UNA PARED!¿Que soy yo¿Un maniquí?Tengo mis derechos ¿sabes?-
Pero el seguía ahí sin mover un músculo.
-Idiota reacciona-le insulto con furia para que el otro le correspondiera de igual manera pero los ojos mieles permanecieron ciegos a su presencia.
Que rabia saberlo tan cerca y tan alejado al mismo tiempo y no poder hacer nada por tenerlo de vuelta tal como el siempre fue.Un perro revoltoso.
Furioso busco la unica caricia tierna que conocía para sí y lo besó mientras lo abrazaba fuerte.
Mokuba desperto al día siguiente después del regreso de Seto.El mismo regreso tarde en la noche de la planta después de un convite con los técnicos aunque estaba ansioso por ver a su hermano mayor quien no parecía sentirse bien pues en toda la cena no hablo.
Mokuba se levanto temprano aunque no debía ir a trabajar.Asi lo había dispuesto con su asistente cuando supo de la llegada de su hermano y todas sus citas fueron aplazadas un día.
Miro por la ventana y vio que Seto caminaba cruzando el camino trasero hasta la casa de invitados que se suponía estaba deshabitada.
Con asombro vio de pronto que un auto aparcaba en el camino de acceso y un hombre con un maletín medico bajaba de el auto para dirigirse a la casa.Vio que golpeaba a la puerta que momentos antes Seto habia traspasado y que era atendido por una señora que no reconoció.
De pronto por detrás de la casa, a traves de una puerta en el muro que el no conocía entro una joven con un pañuelo, lentes negros y un vestido y se perdió detrás de la construcción y mas tarde aun intrigado el vio a su hermano salir acompañado por el trajeado hombre que juraría era un médico.Mas alla en una ventana logró ver a una señorita vestida con un conjunto como de enfermera alisarse el uniforme mientras otra chica le saludaba con la mano después de pasar por ella para perderse de nuevo dentro de la casa pero no por mucho porque por detrás de esta vio aparecer su figura para luego verla desaparecer por la misma entrada secreta en el muro.
*¿Qué esta pasando ahí?*se pregunto el menor de los hermanos Kaiba.
-He decidido dar una pequeña fiesta para celebrar tu regreso hermano¿Te parece?-preguntó Mokuba Kaiba a su hermano mientras almorzaban.
-Si eso quieres-dijo Seto sin apartar la atención de su comida.
El pelinegro entrecerro los ojos.Esto no era típico de Seto.Esa actitud de realmente no estoy aquí.
-Y si la fiesta se pasa de hora podremos enviar a los invitados a la casa del fondo para que no lmolesten.
Ese si era Seto.
Los ojos fríos mirandolo directamente a los suyos.
-No será necesario.Tenemos habitaciones suficientes en la mansión-dijo.
-Pero Seto…-sus palabras no obtuvieron ni el atisbo de una contestación.El castaño se levanto de la mesa y se fue con un helado “hasta luego”.
Esa tarde en la oficina Mokuba mando llamar a un investigador que la empresa contrataba a veces cuando se dudaba de la seriedad de un empleado de alto rango.Era capaz, fiable y efectivo.
Su misión le informo el menor de los Kaibas era descubrir que escondía su hermano en esa casa.
El otro temía por el objetivo que le tocaba y el moreno le tuvo que asegurar que el se encargaría de que nada malo le pasara.
El hombre siguió a Kaiba y muy efectivamente tomo fotos que un paparazzi no hubiera podido.
Llego con su informe.
Tenía razón.Seto Kaiba esconde algo en esa casa de invitados.
-Lo sabía-dijo con desazón su hermano menor temiendo lo peor.Un laboratorio ilegal, tal vez narcotrafico.¿Por que la gente con bata?¿Las entradas secretas?¿Los engaños?
-Pero sospecho que tal vez no sea lo que piensa.Mire el informe-le señalo el investigador y Moki que no había dejado de sostener la cerrada carpeta en sus manos la abrió para ver una foto que lo impresionó.
-Eso es lo que guarda su hermano en esa casa-indicó el investigador helandole la sangre pues la foto era de Joey Wheeler sentadoi en una silla frente a una ventana mientras Seto arrodillado frente a el le tocaba la cara con la mano.-Hay una enfermera por turno que cuida del muchacho.Lo baña.Le da de comer, lo viste, lo medica y su hermano lo visita regularmente.Tambien va un doctor a verle.Su hermano le dedica siempre algo de tiempo y es concienzudo con su rutina-añadio.
-Como siempre-exclamo Mokuba mientras su mente fabricaba miles de explicaciones posibles para todo eso.El rubio habia visto algo y estaba medicado y encerrado para no contarlo.O el castaño lo había dañado de tal forma que no quería que nadie lo supiera.